La infidelidad se refiere, popularmente, a las relaciones
amorosas, a corto o largo plazo, establecidas con personas distintas del
vínculo oficial que a menudo se mantienen en secreto por considerarse como
una amenaza a la institución familiar. Aunque de acuerdo con el DRAE el vocablo
(proveniente del latín infidelĭtas, -ātis) denota el incumplimiento del
compromiso de fidelidad o la falta de ésta. Por consiguiente, puede significar
la carencia de lealtad o quebrantamiento de la misma hacia cualquier compromiso
moral como la religión, la amistad, el matrimonio (situación que se conoce como
adulterio) o cualquier otra relación amorosa o erótica.
La infidelidad amorosa, acepción con la que frecuentemente
se asocia el término, es descrita, grosso modo, como la falta al pacto
normativo que limita el número de personas involucradas en una relación amorosa
o erótica y, por tanto, la prohibición de mantener otras de forma paralela,
sean ocasionales o continuas. De forma que, en las relaciones con tradición
monogámica la inclusión de un tercero supone una violación del acuerdo, mientras
que en relaciones poliamorosas se produce al involucrar a personas ajenas al
círculo aceptado. Bajo esta definición, ser infiel es romper de forma
consciente un acuerdo afectivo o sexual preestablecido para el tipo de relación
escogida.
Tanto en humanos como otros animales se suelen combinar las
dos tácticas reproductivas opuestas: la monogamia y la poligamia, aunque
históricamente muchas sociedades se oponen a esta última. Las causas de la
infidelidad humana son múltiples, están relacionadas con la personalidad y la
historia erótica individual; pueden ser insatisfacción, aburrimiento,
curiosidad, búsqueda de novedad, narcisismo, venganza, desenamoramiento,
soledad, la habilidad de conquista del tercero involucrado, necesidad de amor,
comunicación deficiente, crisis, etcétera.
Vale resaltar que la tipificación de la conducta infiel, así
como sus sanciones, varían conforme a los consensos individuales y sociales.
Esto da píe a clasificar como infidelidad tanto a las relaciones basadas únicamente
en atracción y relaciones sexuales, por un lado (infidelidad sexual); o
relaciones afectivas de índole erótica sin contacto sexual, por el otro
(infidelidad emocional).
Frecuentemente se refiere a la infidelidad como una de las
principales situaciones que conflictúan las relaciones amorosas monógamas. Su
descubrimiento generalmente trae emociones desagradables como tristeza, baja
autoestima e ira para el miembro «engañado», quien en muchos casos suele
retirar toda la confianza depositada en la pareja. Aunque es considerada una de
las principales causas de divorcio, no necesariamente significa el final de la
relación. Entre las principales causas que evitan el rompimiento, además de los
fuertes vínculos afectivos, se encuentran el temor a la soledad, evitar un daño
al otro, no conflictuar a los hijos y no modificar la calidad de vida.
A menudo uno de los síntomas asociados a la infidelidad son
los celos, si existe la presencia de una
infidelidad real, éstos son parte de los síntomas asociados y tienen una
cualidad «objetiva»; si por el contrario, no existe una infidelidad, consisten
en una celopatía. Sobre esto, el Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la APA señala que
aunque pueden existir evidencias para sospechar que la pareja es infiel,
también dichas conjeturas pueden ser de carácter imaginario, provocando en los
sujetos celos infundados e incluso delirantes. Estos celos aparecen sin motivo
y conllevan a acusaciones y conductas encaminadas a coartar la libertad de la
pareja, búsqueda afanosa de indicios que
comprueben la sospecha, preguntas asediantes, interpretaciones erróneas y
recuerdos falsos.
El psicólogo estadounidense Aaron T. Beck señaló que la
infidelidad conyugal, a pesar de ser bastante común, causa un efecto tan
traumático en el consorte ofendido debido al significado simbólico de la
«aventura». Esto debido al pensamiento polar de todo-o-nada, en donde se
concluye que una pareja es totalmente fiel o totalmente infiel sin cabida a
puntos intermedios. También destacó que es común una visión negativa de la
infidelidad, pues suele ser equiparada con palabras descriptivas como:
traición, engaño, perfidia; lo que genera una «percepción catastrófica» de
ocurrir. Además, expuso que un efecto frecuente tras descubrir una infidelidad
es la devaluación no de la pareja sino de la propia persona, manifestando dudas
sobre el atractivo y la suficiencia mediante pensamientos automáticos como
«fracasé», «no sirvo para nada», «nadie me necesita», etc. Por otra parte,
afirmó que la infidelidad no necesariamente es la causa de debilitamiento de
una relación, sino que incluso puede ser el síntoma de una relación ya
vacilante. Finalmente, él apuntó que, como muchos otros trastornos emocionales,
los síntomas asociados a la infidelidad son tratados con el replanteamiento de
los significados personales mediante el trabajo en terapia.
Por su parte, los sociólogos Philip Blumstein y Pepper
Schwartz, en su libro American Couples, también citados por Beck, estimaron que
por lo menos el 21% de mujeres y el 37% de hombres había tenido una aventura
extramarital en diez años de matrimonio (datos de Estados Unidos en 1983), y
que aún consideraban a la monogamia como un ideal. Además, ellos observaron que
(dadas ciertas diferencias de género socialmente establecidas) en las parejas
heterosexuales los hombres y las mujeres tienden a interpretar las
conversaciones sobre la infidelidad de modo distinto: los esposos creen que han
recibido el consentimiento de sus esposas, mientras que éstas suponen que les han
reiterado su oposición.
El también psicólogo estadounidense Albert Ellis opinó que
la infidelidad generalmente no «destruye» un matrimonio y que es un motivo
exagerado para terminar una relación. Para él, el sexo extramarital sólo es
dañino cuando a las personas involucradas realmente no les gusta convivir. Es decir, la perspectiva de la TREC sobre la
infidelidad es que ésta sólo es conflictiva cuando va acompañada de creencias
irracionales que desencadenan emociones inapropiadas. Bajo el modelo A-B-C, el
descubrimiento de la infidelidad sería el activante, el enojo y la tristeza
serían la consecuencia indeseable, en medio de estas dos habría un sistema de
creencias racionales (por ejemplo: «no es grato que mi pareja haya tenido
relaciones sexuales con otra persona»), pero sobre todo ideas irracionales
como: «esto no puede estar pasando», «es horrible», «no puedo lidiar con esto»,
«soy indigno de ser amado», etc. También se presentarían exigencias
absolutistas de ser amado y aprobado (por todos y en todo momento). De igual
manera, la conmoción generada por el proceso vendría a distorsionar la
percepción; así, por ejemplo se vería a la pareja como un completo desconocido
y se sesgaría u omitiría los momentos agradables con la pareja. De este modo,
la persona iría creando conclusiones rápidas y precipitadas que lo llevarían
incluso a un estado depresivo y autoderrotista. Para el tratamiento de estos
síntomas, Ellis y los terapeutas racionales debaten con el cliente cuestionando
sus ideas rígidas y tendenciosas, demostrando la ausencia de evidencias y
buscando generar ideas más lógicas. Al final, la persona podría aceptar que la
infidelidad de su pareja, aunque dolorosa, no es «catastrófica» y que aunque
ésta pueda ser considerada moralmente «mala» no haría a quién la cometió una
mala persona (pues para Ellis, el ser no es definido por la conducta).
Desde la perspectiva biológica, un estudio en ratones reveló
una estrecha relación entre la exclusividad de las parejas y la regulación,
determinada genéticamente, de oxitocina y vasopresina.19 La disminución de
dichas sustancias podrían traer como consecuencia el fenómeno descrito como
infidelidad. Asimismo, es probable que las sustancias encontradas en los
ratones también jueguen un papel importante en la fidelidad/infidelidad
humana.20 21 Igualmente, algunos biólogos suponen que la tendencia a la
infidelidad tendría un origen adaptativo: en las hembras vendría a asegurar
mayor protección y recursos para los hijos cuando se cuenta con varios amantes;
mientras que para los machos, aseguraría una mayor contribución genética para
la próxima generación.
Para el psicoanálisis y la terapia psicodinámica, la
infidelidad proviene de fijación en la etapa sádico-anal, dando la variante
dominante/dominado, sádico/masoquista y celos/ infidelidad, además consiste en
un reflejo del triángulo edípico. Se puede manifestar de dos formas: una
«benigna» y otra «maligna». En la primera, el tercero involucrado funge como un
objeto transicional, es decir, pasajero y en función de las propias necesidades
conscientes o inconscientes de la pareja formal. En la otra forma, el tercero
funciona como un facilitador de agresión, menosprecio, rechazo o venganza.
Para el marxismo tanto la fidelidad como la infidelidad son
vistas como el resultado de las condiciones sociales e históricas que legitiman
o prohíben las relaciones monogámicas o poligámicas. Friedrich Engels en El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado sostuvo que en las
sociedades patriarcales, donde la mujer pasa a ser propiedad privada del
hombre, la infidelidad femenina es vista con desprecio e incluso castigada,
mientras que la infidelidad masculina puede ser incluso un derecho. Esto debido
a que la fidelidad femenina asegura la paternidad y por tanto la herencia de
bienes a la progenie ligada a un único varón. Sin embargo, Engels señaló que
las relaciones basadas en los derechos de propiedad y la monogamia obligatoria
sólo pueden conducir a la proliferación de la inmoralidad y la prostitución.
Partiendo de un análisis microeconómico, el sujeto infiel,
que mantiene una relación ilegal o informal, en contraposición a una legal,
oficial o principal, oscila de una relación a otra dependiendo de la
satisfacción sexual y emocional obtenida en cada una. Es decir, a medida que el
beneficio disminuye y el costo aumenta en la pareja legal, se recurre a la
ilegal, y cuando la calidad de ésta decrece se vuelve a la principal.
Persiguiendo así el máximo de beneficios.
Es frecuente que algunas personas, apoyadas en parte desde
la visión de la medicina preventiva, consideren a la infidelidad sexual en
combinación con la promiscuidad como factores contribuyentes a la transmisión
de enfermedades infecciosas, como gonorrea, sífilis, VPH, VIH/sida, etc. Esto
bajo la suposición de que un individuo con mayor estabilidad sexual tendría
menos probabilidad de contraer dichas enfermedades que uno con menor
estabilidad. Sin embargo, no se debe obviar dicha relación, pues no
necesariamente la infidelidad sexual conlleva a contraer ITS, ni mucho menos
significa que quienes tengan estas enfermedades forzosamente fueron infieles o
promiscuos. Además que las principales causas de las ITS son el sexo sin
protección y la falta de educación sexual. De tal manera que la infidelidad no es por sí
misma causa de enfermedades de transmisión sexual, sino sólo si se presenta con
otras conductas de riesgo (como es la ausencia de preservativos durante las
relaciones sexuales).
Asimismo, el término es comúnmente asociado con un carácter
moral de «pecado»; esto ocurre principalmente en las religiones abrahámicas.
Cabe destacar que bajo esta concepción adulterio e infidelidad son sinónimos,
pues cualquier relación sexual fuera del matrimonio es ya de por sí una acto de
fornicación. En el Éxodo el adulterio es vetado en el séptimo mandamiento judío
(Éxodo 20:14). También en el Antiguo Testamento, específicamente en el libro de
Proverbios (Proverbios 5:18-20 y Proverbios 6:27-32) se anima a los esposos a
ser fieles a sus esposas, pues no hay motivo para buscar el amor en otra mujer;
indicando las consecuencias negativas de hacerlo. En el Nuevo Testamento se señala en la Primera
epístola a Timoteo (1 Timoteo 3:2) que el hombre debe ser esposo de una sola
mujer, y en Epístola a los hebreos (Hebreos 13:4) recalca que los cónyuges se
deben fidelidad y que el adulterio es un pecado contra Dios; por otra parte, según el Evangelio de Mateo
(Mateo 19:9) quien se divorcie por la infidelidad sexual de su pareja tiene la
posibilidad de casarse de nuevo sin cometer adulterio.
En el Corán la expresión infidelidad es usada para referirse
a los que niegan o no aceptan el Islam, mientras que el adulterio/fornicación
es definido como «una cosa fea y un mal camino» (Sura 17:32) y una razón para
repudiar a una mujer (Sura 65:1); así como una conducta que trae como
consecuencia el castigo de Dios (Sura 25:68). Se destaca que para la tradición
poligámica musulmana, que un hombre mantenga relaciones con sus esposas no es
considerado infidelidad (Sura 4:23 -25). En otro apartado del libro de Mahoma se
indica la pena al adulterio:
(24:2) Aplicaréis al hombre o a la mujer adúlteros cien
latigazos a cada uno. Que la compasión no os contenga en el cumplimiento de
este precepto de Dios, si creéis en Dios y en el día final. Que el suplicio
tenga lugar en presencia de un cierto número de creyentes.
(24:3) Un hombre
adúltero no debe casarse más que con una mujér adúltera o con una idólatra, y
una mujer adúltera no debe casarse más que con un hombre adúltero o con una
idólatra. Estas alianzas están prohibidas a los creyentes.
Análogamente, para el budismo el rol de los esposos debe ser
el trato respetuoso y fiel; conductas contrarias a éstas son desaconsejadas,
porque consisten en actos motivados por la lujuria que conllevan al
sufrimiento. Desde esta visión, las relaciones con otras personas más allá de
la propia pareja traen como consecuencia el deterioro de la misma, así como una
serié de conductas dañinas como la mentira y el enojo. Para la ética budista la
infidelidad es producto de la ignorancia, la necedad, la insatisfacción y el
deseo de eliminarla, que conllevan a la avaricia. Este deseo sexual vehemente
es combatido con la práctica de la Óctuple senda.
El noble óctuple sendero (en sánscrito: āria sṭāṅga mārga y
en pali: Ariya aṭṭhaṅgika magga) es considerado, según el budismo, como la vía
que lleva al cese de dukkha (‘sufrimiento’). Este cese del sufrimiento se
conoce como nirvana.
El noble camino es una de las enseñanzas budistas
fundamentales; la cuarta parte de las Cuatro Nobles Verdades. En la simbología
budista, el noble camino es usualmente representado con la rueda del dharma,
donde cada rayo representa un elemento del sendero. Este símbolo también se
utiliza para el budismo en general.
Los elementos del noble camino óctuple se subdividen en tres
categorías básicas: sabiduría, conducta ética y entrenamiento de la mente (o
meditación); para rehabilitar y desacondicionar la mente. En todos los
elementos del noble camino, la palabra «correcta» o «recta» es una traducción
de la palabra "sammā" (en pali), que significa ‘plenitud’, ‘coherencia’,
‘perfección’ o ‘ideal’. El noble camino es:
(pali: paññā) Sabiduría
1 (sánscrito: dṛṣṭi • pali: diṭṭhi) visión o comprensión
correcta (saṃkalpa • saṅkappa)
pensamiento o determinación correcta(Sīla) Conducta ética
3 (vāc • vācā) Hablar correcto4 (karmānta • kammanta) Actuar
correcto5 (ājīva • ājīva) Medio de vida correcto(samadhi) Entrenamiento de la
mente
6 (viāiāma • vāiāma) Esfuerzo correcto (smriti • sati) Estar-Presente o Consciencia
del momento correcta8 (samādhi • samādhi) Concentración o Meditación correcta
Aunque el camino está enumerado del uno al ocho, normalmente
no es considerado como una serie de pasos lineales por los cuales uno debe
progresar; más bien, como señala el monje budista y erudito Walpola Rahula, los
ocho elementos del Noble Camino «deben ser desarrollados de manera más o menos
simultánea, dentro de lo que sea posible de acuerdo a la capacidad de cada
individuo. Todos están unidos y cada uno ayuda a la cultivación de los otros»; siendo
esta una guía práctica que se hace en paralelo.
El Noble Camino Óctuple, por la forma en que está escrito,
puede comprenderse de manera ordinaria o práctica por personas no budistas o de
manera trascendental y sagrada para budistas.
La categoría de la sabiduría del Noble Sendero está
constituida por aquellos elementos que se refieren a aspectos mentales o
cognitivos de la práctica del budista. Se dice que cuando alguien empezó a
caminar en este noble sendero y además ha destruido las tres primeras cadenas
abre el ojo del dharma, siendo ahora un sotāpanna. En general, es la búsqueda de conocimiento
trascendental, para así no perderse en los caminos de la ignorancia y creencia
en mentiras.
La visión o comprensión, a veces traducida como
‘perspectiva’, es el paradigma o filosofía que una persona tiene acerca de la
realidad. La visión correcta se refiere
al entendimiento y comprensión de las Cuatro Nobles Verdades del budismo. En el
Mahāsatipaṭṭhāna Sutta, el Buda Śākyamuni explica esta faceta:
entender el sufrimiento (El sufrimiento existe)
entender su origen (El deseo es el origen del sufrimiento)
entender su extinción (El cese del deseo erradica el
sufrimiento)
En el Sammādiṭṭhi Sutta, el Buda Sariputra instruye que
Correcto Entendimiento puede ser logrado alternativamente a través del
entendimiento de: lo sano y lo malsano, los cuatro nutrimentos, las Doce Nidanas
o las tres corrupciones.
Para el conocimiento de las Cuatro Nobles Verdades se tienen
que entender otros fundamentos budistas como: tri-laksana, anatta, nirvana,
pratitya-samutpada, skandha y karma.
Esta faceta, a veces traducida como ‘intención’, ‘motivación’,
‘aspiración’ o ‘nuestra voluntad para cambiar’ es explicada en el Magga
Vibhanga Sutta. Un Correcto pensamiento
es:
intención de nekkhamma: renuncia del camino mundano para así
poder alcanzar el nirvana, dejar ir; porque nada es constante
intención de buena fe o voluntad
intención de ajimsá: no-violencia hacia otros organismos
El pensamiento correcto se refiere a las emociones, y
consiste en canalizar correctamente el pensamiento para conseguir una serena
libertad respecto de la sensualidad, que se aparte de la mala voluntad y de la
crueldad, y que se dirija hacia la bondad y la compasión.
Esta faceta del Noble Camino es el entender que cada vez que
hablamos o actuamos agregamos una carga kármica como consecuencia. La ética es
considerada la base o fundación sobre la que los pensamientos y prácticas
insanas terminan y los estados meditativos superiores empiezan.
Este aspecto del Noble Camino Óctuple es el más
extrovertido, porque trata directamente con la relación entre budistas y demás
miembros de su sociedad. Además este subgrupo del Noble Camino Óctuple
constituye los Cinco Preceptos (sánscrito: pañcha śīla, pali: pañcha sīla), la
base de la ética budista:
Abstenerse de destruir la vida.
Abstenerse de tomar lo que no nos es dado.
Abstenerse de conductas sexuales inapropiadas o dañinas.
Abstenerse de no decir lo que es propio.
Abstenerse de mantener visiones equivocadas de la realidad.
En AN 11.2 (un acto de voluntad) del Cetana Sutta (sutra
sobre la conciencia), el Buda Gautama dice que la ética es virtud (sin
aferrarse a la virtud) que da libertad de remordimiento, la cual lleva a la
alegría, serenidad y otras características de la naturaleza boddhi.
Es en la naturaleza de la realidad que la libertad del
remordimiento surge en la persona dotada de virtud, consumada en virtud.
En el budismo, esto es también uno de los Diez Recuerdos
junto con las Tres Gemas.
Está el caso del noble discípulo que recuerda sus propias virtudes,
entonces irrompibles, sin mancha, sin
salpicadura, liberadas, elogiadas por sabios, sin suciedad, propicias para la
contemplación.
Es la forma en que los budistas hacen el mejor uso de su
hablar o lenguaje. En el Canon Pali, este aspecto del Noble Camino es explicado
de la siguiente forma:
Abstenerse de mentir.-
Abandonando la mentira, se abstiene de mentir. Habla la verdad, se
mantiene con la verdad, es firme, fiable, no alguien que engaña a los
demás...abstenerse del hablar calumnioso, difamador
Abandonando el hablar calumnioso, difamador se abstiene del
hablar calumnioso, difamador. Lo que ha oído aquí no dice allá para separar esa
gente de la gente de aquí. Lo que ha oído allá no dice aquí para separar esa
gente de la gente de allá. Así, reconciliando a quienes se hubieran separado o
fortaleciendo quienes están en unión, ama la concordia, le place la concordia,
disfruta la concordia, habla creando concordia...abstenerse del hablar
irrespetuoso
Abandonando el hablar irrespetuoso, se abstiene de hablar
irrespetuoso. Habla palabras que son tranquilizadoras para el oído, que son
afectivas, que van al corazón, que son educadas, atractivas y placenteras para
la gente en general...abstenerse del hablar frívolo
Abandonando el hablar frívolo, se abstiene de hablar
frívolo. Habla lo que conviene, habla lo que es un hecho, lo que está de
acuerdo con la meta, el Dharma y la Vinaya. Habla palabras que valen atesorar,
convenientes, razonables, circunscritas, conectadas a la meta.
Con respecto a decir la verdad sobre conocimiento mundano,
la Cunda Kammaraputta Sutta (AN 10.176) atribuye a Gautama lo siguiente:
«Está el caso en que cierta persona, abandonando la mentira,
se abstiene de la mentira. Cuando alguien ha sido llamado [...], si se le
pregunta como testigo: “Venga y diga, buena persona, lo que usted sabe”: Si no
sabe, dice, “No sé”. Si sabe, dice, “Sí sé”. Si no vio, dice, “No vi”. Si vio,
dice, “Sí vi”. Entonces nunca dice conscientemente una mentira por su propio
bien, ni por el bien de otra persona, ni por alguna recompensa. Abandonando el
falso hablar, se abstiene del falso hablar».
Con respecto a decir la verdad sobre conocimiento espiritual,
la Canki Sutta (MN 95) atribuye a Gautama las siguientes prevenciones:
«Si una persona tiene convicción, declara: “Esta es mi
convicción”, salvaguarda la verdad. Pero no llega a la conclusión definitiva
“sólo esto es verdad; todo lo demás no tiene valor”». «Si a una persona le gusta algo [...]
sostiene una tradición irrompible [...] tiene algo razonado a través de la
analogía [...] tiene algo en lo que está de acuerdo, habiendo analizado
distintos puntos de vista, declara: “Esto es algo en lo que estoy de acuerdo,
habiendo analizado distintos puntos de vista”. Así salvaguarda la verdad. Pero
no llega a la conclusión definitiva “sólo esto es verdad; todo lo demás no
tiene valor”».
Walpola Rahula resume este factor del camino diciendo que
absteniéndose de participar en "formas de hablar malas y dañinas"
significa que "uno naturalmente tiene que decir la verdad, tiene que usar
palabras amigables y benevolentes, placenteras y amables, significativas y
útiles".
"Actuar correcto" o "conducta correcta"
trata con la manera apropiada en que budistas deberían actuar en su vida
diaria. En la Sutra Cunda Kammaraputta (AN 10.176), este aspecto del Noble
Camino es explicado así:
Abstenerse de tomar la vida.- Está el caso de cierta persona que,
abandonando la toma de la vida, se abstiene de tomar la vida. Medita con su
caña de pescar en descanso, su cuchillo en descanso, escrupuloso,
misericordioso, compasivo por el bienestar de todos los seres vivos. abstenerse
de tomar lo que no es dado, de robar
Absteniéndose de tomar lo que no es dado, se abstiene de
tomar lo que no es dado. No toma, como un ladrón, cosas en una aldea o en la
naturaleza, que pertenezcan a otros y no se las han dado. abstenerse de
conductas sensuales inapropiadas, dañinas
El "sustento" o "modo de subsistencia
correcto" está basado en el concepto de ajimsá, o inofensividad, y
esencialmente declara que un budista no debería optar por oficios o profesiones
en los que, de forma directa o indirectamente, dañe otros seres vivos o
sistemas. Estas ocupaciones incluyen "comerciar armas letales, bebidas
intoxicantes, venenos, matar animales", entre otros. "Comerciar con humanos" —tales como
comercio de esclavos y prostitución— es también incorrecto, así como también otras formas deshonestas de
ganar riqueza, tales como "corrupción, estafas, engaños, robos,
intrigando, persuadiendo, insinuando, subvalorando, [y] persiguiendo ganancias
con ganancias". En resumen Medio de
vida Correcto consta de:
Renunciar a un vivir incorrecto
Ganarse la vida de una manera correcta
En adición, para un ejemplo en el cual el Buda Gautama
instruye a un laico en la forma propicia para ganar y proteger las riquezas
materiales, incluyendo consejos para ahorrar, ver la Dighajanu Sutta.
Samādhi; Entrenamiento de la mente.- Esta agrupación de los tres últimos eslabones
del sendero (samādhi) es la que recibe una mayor variedad de traducciones por
parte de distintos autores, que pueden referirse a él también como
‘meditación’, ‘concentración’, ‘disciplina mental’, ‘cultivo de la mente y
corazón’ o ‘estar presente’. Esta sección está constituida por los elementos
que tratan sobre como el practicante budista puede ir transformando la
actividad de su mente, sus emociones, y la forma de ver la realidad.
Esfuerzo correcto.- Este
apartado (en sánscrito: vyāyāma) forma parte de samādhi por lo que se entiende
que el esfuerzo es mental. Vyāyāma involucra el esfuerzo continuo, la práctica
consciente para, esencialmente, mantener la mente libre de pensamientos que
podrían perjudicar la habilidad para realizar o poner en práctica los otros
elementos del Noble Camino. Por ejemplo, desearle el mal a otro organismo
contradice el precepto —contenido en el pensamiento correcto— de desear lo
mejor para los demás (inclusive que todos alcancen el nirvana). Este elemento
se refiere al proceso de intentar desarraigar tales pensamientos malsanos y
reemplazarlos.
El esfuerzo (a veces también llamado diligencia o energía)
correcto, para un budista es considerado involucrarse en un esfuerzo que es
sano en términos del karma; esto significa, en términos de las consecuencias
que tengan esos esfuerzos. Para lograr
un correcto esfuerzo es necesario (vīria) o energía espiritual. Las cuatro
etapas de esta faceta son explicadas en el sutra SN 45.8:16
esforzarse en prevenir lo insano que no ha surgido todavía.
genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su
intencionalidad de que el mal no surja; antes de que estas cualidades insanas
surjan. esforzarse en destruir lo insano que ha venido.
genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su
intencionalidad de que el mal sea abandonado; cuando estas cualidades insanas
ya han surgido. esforzarse en producir lo sano que no ha surgido todavía.
genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su
intencionalidad de que el bien surja; antes de que estas cualidades sanas
surjan. esforzarse en cultivar lo sano que ha venido.
genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su
intencionalidad para el mantenimiento, no-confusión, incremento, plenitud,
desarrollo y culminación del bien; cuando estas cualidades sanas ya han
surgido.
Smrti; atención
consciente correcta.- Este elemento
trata en detalle sobre la contemplación atenta y consciente en el budismo y se
refiere a la práctica de mantener la mente en el instante presente (el estar en
el ahora, el presente), atenta de fenómenos conforme vayan afectando el cuerpo
y la mente. En la Magga-vibhanga Sutta, y otros sutras DN 22 (Thanissaro,
2000), MN 141 (Thanissaro, 2005) y SN 45.8 (Thanissaro, 1996). Este aspecto se
explica de la siguiente manera:
kayanupassana: atenta, consciente contemplación del cuerpo
contempla su propio cuerpo... consciente, atento,
contemplando... habiéndose ya liberado, desarraigado del deseo y aversión mundanos.
vedananupassana: atenta, consciente contemplación de la percepción de su
entorno
contempla la propia percepción de su entorno.17 consciente,
atento, contemplando... habiéndose ya liberado, desarraigado del deseo y
aversión mundanos. cittanupassana: atenta, consciente contemplación de la mente
contempla su propia mente.17 consciente, atento,
contemplando... habiéndose ya liberado, desarraigado del deseo y aversión
mundanos. dhammanupassana: atenta, consciente contemplación de sus pensamientos
contempla la percepción de sus pensamientos.17 consciente,
atento, contemplando... habiéndose ya liberado, desarraigado del deseo y
aversión mundanos.
La Maha-parinibbana Sutta (DN 16) explica:
"Y cómo, Ananda, es una persona una isla en si misma,
refugiándose en si misma, sin necesidad de buscar refugio externo; con el
dhamma como su isla, el Dhamma como su refugio, sin necesidad de buscar otro
refugio"
Concentración, meditación o absorción correcta.- Este aspecto se explica en términos de los
jhānas;8 niveles de absorción en la meditación:
Primer jhāna (pathamajjhana)
Bastante distanciado de la sensualidad, distanciado de
estados insanos, una persona entra en la primera absorción (jhāna): éxtasis
(piti) y felicidad (sukha) nacen del desarraigo, acompañados por el pensar
discursivo y verbal (vitakka y vicara).segundo jhanna (dutiyajjhana)
Tranquilizando y relajando la mente, una persona entra en la
segunda absorción (jhāna): éxtasis (piti) y felicidad (sukha) nacen de la
concentración en la propia consciencia (ekaggata) libre del pensar discursivo y
verbal (vitakka y vichara).tercer jhanna (tatiyajjhana)
Con el éxtasis desvanecido, una persona se mantiene
ecuánime, atenta, consciente, contemplando, físicamente sensitiva al placer.
Entra y se mantiene en la tercera absorción (jhāna); llamado ahora por personas
nobles como "ecuánime y contemplativo, alguien que tiene una morada
placentera" cuarto jhanna (catutthajjhana)
Con el abandono del placer y el dolor... como con la
desaparición anterior del éxtasis y del estrés... entra y se mantiene en la
cuarta absorción (jhāna): pureza en ecuanimidad (upeksa) y contemplación, ni en
placer ni en dolor.
El noble camino y la
psicología cognitiva.- El noble camino,
en especial los tres últimos aspectos (samādhi), se relaciona con la psicología
cognitiva porque prescribe una disciplina mental. El aspecto de esfuerzo
(vyāyāma) correcto, en psicología cognitiva, se llama o está relacionado con la
intencionalidad.
En el ensayo "Buddhism Meets Western Science", Gay
Watson explica (traducción):
El budismo siempre se ha interesado en los sentimientos,
emociones, sensaciones y cognición. El Buda señala tanto a las causas
cognitivas como emocionales del sufrimiento. La causa emocional es el deseo y
su opuesto negativo, la aversión. La causa cognitiva es la ignorancia de la
manera en que las cosas realmente ocurren, o de las Tres Marcas de la
Existencia: que todas las cosas son insatisfactorias, impermanentes y sin un
ser esencial.
El Noble Óctuple Sendero es, desde un punto de vista
psicológico, un intento para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento.
Es por esta razón que el primer elemento del camino es Entendimiento Correcto
(sammā-diṭṭhi), que es como la mente de uno mismo ve el mundo. En el segundo
elemento de la categoría de sabiduría (paññā) del Noble Camino, esta visión del
mundo es conectada íntimamente con el segundo elemento, Pensamiento Correcto
(sammā-saṅkappa), que concierne a los patrones de pensamiento e intencionalidad
que controlan nuestras propias acciones. Estos elementos se pueden leer en los
versos iniciales de la Dhammapada:
Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente
es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un
pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la
rueda sigue la pezuña del buey...Todos los estados encuentran su origen en la
mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o
actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra
que jamás le abandona.
Entonces, alterando la distorsionada visión del mundo de
uno, con una "percepción tranquila" en vez de una "percepción
contaminada", uno es capaz de mitigar el sufrimiento. Watson explica esto
desde un punto de vista sicológico (traducción):
Hay investigaciones que han demostrado que acciones,
aprendizaje y memorias repetidas pueden en efecto cambiar el sistema nervioso
físicamente, alterando tanto la fuerza y conexiones sinápticas. Tales cambios
pueden realizarse cultivando cambio en emoción y acción; que hicieron
subsecuentes cambios de experiencias.
En la Gran Sutra Cuarenta (Mahācattārīsaka Sutta),19 del
canon pali, Sidharta explica que la cultivación del Noble Camino conduce a otra
etapa después de alcanzar el nirvana. Esta es parte de la categoría sabiduría y
es correcta liberación (sammā vimutti). Puede haber desde una hasta ocho
liberaciones, pero esto no es claro todavía y se continúa estudiando.
En algunos países de América Latina y en algunas zonas de
Europa se usa regularmente la palabra cornudo o la expresión «poner los
cuernos», así como los nombres de animales con cuernos o astas (como el buey
[en México: güey], el cabrón, el venado, etc.) para referirse al marido (o a
cualquier persona) cuya esposa (o pareja) le ha sido infiel. Sin embargo, este
término no sólo hace referencia al amante engañado como una muestra de
desprecio social, sino también a la parafilia en la que el «cornudo» se excita
e incluso consigue a los amantes para las escenas de triolismo.
El origen de la relación es incierta, probablemente sea una
alusión a los hábitos de apareamiento de los ciervos que pierden a sus
compañeras cuando son derrotados por otro macho.
En francés, el término es «porter des cornes» que es una
mofa o un insulto. Fue usado por Molière
para describir a alguien a quien su concerté le fue infiel en su obra La
escuela de las mujeres, historia de un hombre que se burla de los cornudos y se
convierte en uno al final. Para Molière existen tres tipos de «cornudos»:
El «complaciente», quien se alegra de la situación y la
presume.
El «protestatario», quien se queja abiertamente de su
desgracia.
El «juicioso», quien toma el asunto con calma.
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