miércoles, 24 de octubre de 2012

BUDA GAUTAMA










Buda Gautama

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Buda Gautama

Estatua de Buda en Seokguram (Corea del Sur).
Fecha de nacimiento
c. 563 a. C.[1]
Fecha de defunción
c. 483 a. C. (80 años) o 411 y 400 a. C.
Lugar de nacimiento
Lumbini (hoy en Nepal)
Lugar de defunción
सिद्धार्थ गौतम बुद्ध (Siddhartha Gautamá)
Siddattha Gótama
Información
Venerado por
Atributos
Sabio de los Sakya
Precedido por
Sucedido por

Siddhartha Gautamá (Lumbiní, hacia el siglo Vsiglo IV a. C.) también llamado Sakyamuni (śākya-muni, el ‘sabio de los Sakya’) fue un importante religioso nepalí considerado el último buda histórico y fundador del budismo.

En idioma sánscrito, el término buddha (बुद्ध) significa ‘despierto, iluminado, inteligente’.[2] [3]

Es una figura religiosa sagrada para dos de las religiones con mayor número de adeptos, el budismo (fue fundador del dharma budista y primer «gran iluminado») y el hinduismo, en el que se lo considera como la novena encarnación del dios Visnú, de acuerdo con el Garuda-purana y la vigesimoprimera y penúltima según el Bhāgavata purāna hacia el siglo XI d. C..

Aunque existen muchas leyendas, se concuerda en que fue un líder religioso conocido como Siddhartha Gautamá. Vivió en una época de cambio cultural en que se atacaban los procedimientos religiosos tradicionales de la India. Fue uno de los reformadores que dio un impulso renovador en el ámbito religioso dhármico que se propagó más allá de las fronteras de la India y terminó transformándose en una de las grandes religiones del mundo, el budismo.

Buda vivió a finales de lo que se conoce como periodo védico, esto es, cuando se fijó la composición del texto sagrado hinduista Rig-veda (creado hacia el 1500 a. C.).

La tradición considera que vivió entre el 543 (566 según otros) y el 478 a. C. aproximadamente.

El budismo posee su propio calendario lunar, que se inicia en el 543 a. C.

Sin embargo, publicaciones recientes no aceptan esa datación y fijan su muerte entre el 420 y el 368 a. C.[4]

Nacimiento

 

Estatua de Gautamá mostrando el mudrá del vashra (rayo). Originalmente de Gandhara (siglo II), actualmente en poder del Museo Nacional de Tokio.

Siddhartha nació en el seno de una familia noble del clan de los Sakya. Su lugar de nacimiento fue en Lumbiní, el reino de Kapilavatthu, una aldea del Terai (en el actual Nepal) que está a los pies de los montes Himalayas.

Según la tradición oral, Śuddhodana, el padre de Siddhartha, era el rey que gobernaba el clan de los Sakya. Por este motivo Buda también es conocido como SakyaMuni (śākya-muni, el ‘sabio de los Sakya’).[5]

Su madre Maia Deví era una de las esposas del rey. Siddhartha fue el nombre escogido para el recién nacido, que significa ‘la meta perfecta’ o ‘la meta de los perfectos’. La reina Maia, madre de Siddhartha, murió justo al nacer su hijo, que fue educado por su tía Payapati

Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddhartha llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.

Dice la leyenda que Maia fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddhartha habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: «Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano».

Según otra versión, Maia soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Ocho sacerdotes le explicaron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta. Más tarde ella salió al jardín con sus sirvientas y caminó bajo un árbol sala, el cual se inclinó. La reina se colgó de una rama y miró a los cielos. En ese momento Siddhartha surgió de su lado.

Dice también la leyenda, que cuando Gautamá nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.

 

 

Huella del Buda.

Los primeros 29 años de la vida del príncipe Siddhartha Gautamá Buddha, transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia. Los detalles de la infancia y juventud de Siddhartha narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.

Siddhartha comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Śuddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe. No obstante, sus cuidadosos arreglos fracasaron pues Siddhartha, aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el dolor bajo sus formas más agudas, por primera vez se percató de la vejez, enfermedad y muerte.

 

 

Una de las primeras representaciones de Buda Gautamá.

Siddhartha Gautamá representa a la perfección el concepto de «búsqueda espiritual» según las antiguas creencias, sobre todo de naturaleza oriental. Es decir, el incansable esfuerzo interno o la catarsis que conduce a la unión liberadora con la divinidad o nirvana y por la que todos los seres humanos tarde o temprano se verán obligados a realizar (autorrealización) para alcanzar algún día la iluminación, después, eso sí, de experimentar las necesarias y aleccionadoras reencarnaciones. Asimismo, la figura de Siddharta convertido finalmente en el Iluminado (o Buda) viene a expresar la idea mística de que el camino hacia la propia luz y por consiguiente la obtención de la paz interior implica enorme sacrificio y suele comenzar con una provocadora e inquietante duda.

La historia de Barlaam y Josafat nos cuenta que el descubrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte fue traumático para Siddhartha. Se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo se tornó sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. En una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.

Siddhartha vivió como un príncipe hasta los 29 años; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa Yasodhara y a su hijo. Partió con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación. Más tarde descubrió que todo extremo es malo[cita requerida].

Maestros

En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros. Con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo (Atman) con un absoluto (Brahman) para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.

Aprendió dos cosas de suma importancia[cita requerida]: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhartha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.

Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddhartha, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la cítara. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda de la cítara se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Nirvana

 

 

Busto de Siddhartha Gautamá de Gandhara, siglos I-II. Musee Guimet, París.

Al final de su periplo Siddhartha caminó a un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría.

Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. Pasó varias semanas debajo de este árbol. Como empezó una terrible tormenta, de debajo de las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas (serpientes), se enroscó alrededor de Gautamá y lo cubrió con su caperuza. Finalmente Gautamá tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el nirvana.

Contando para entonces 35 años, según la leyenda, Siddhartha despertó de sus meditaciones como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’) y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.

Paranirvana (muerte)

Siddhartha Gautamá murió a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el para nirvana. Este es un estado al que solo acceden después de morir los que han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.

Tras su muerte

El rey Asoka (siglo III a. C.) difundió la religión budista por todo su imperio, llenando el norte de la India con templos y monasterios budistas.

El budismo prácticamente desapareció de la India hace mil años. La enseñanza se expandió hacia el sur a Sri Lanka y el sudeste de Asia, donde la forma theravada de budismo aún sigue floreciendo. También se difundió al norte al Tíbet, China, Mongolia y Japón. Las formas majaianas de budismo se practican en estos países. En el siglo XX el budismo empezó a perder adeptos en Oriente, mientras que se ha difundido en Occidente.

Buda, el concepto.

El término proviene del sánscrito बुद्ध, buddha: ‘inteligente’, ‘iluminado’. Etimológicamente deriva del verbo budh: ‘despertar, prestar atención, darse cuenta, entender, recuperar la conciencia después de un desmayo’. Según el budismo, Buda es la denominación que reciben aquellos individuos que han realizado su naturaleza bodhi.

Siddharta Gautamá, Buda, se considera «el Buda de nuestra era», uno de los budas principales que definen eras cíclicas de enseñanza y olvido del dharma (la verdad; la naturaleza de la realidad, de la mente, de la aflicción del ser humano y del camino correcto para la liberación).

Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no solo lo aseguró el mismo Buda Gautamá, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del budha únicamente lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación.

Siddharta Gautamá también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (dioses o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma, cuyas leyes dictan que la compasión y el amor por la existencia generan provecho tanto para las demás criaturas como para el que las ejerce, purificando su karma. El Buda es tan solo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son. El sistema budista de filosofía y práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse.

Buda en otras religiones

Buda Gautamá
Buda
Precedido por Kasyapa
Sucedido por Maitreya
Avatar de Visnú
Precedido por Krisná
Sucedido por Kalki

En general, Buda es considerado una de las figuras más importantes de la historia religiosa junto con otros reformadores religiosos. Si bien Buda es la figura central del budismo, no es exclusiva de él.


Nombres de los 28 budas
Nombre en sánscrito
Nombre en pāḷi
1
Tṛṣṇaṃkara
Taḥaṃkara
2
Medhaṃkara
Medhaṃkara
3
Śaraṇaṃkara
Saraṇaṃkara
4
Dīpaṃkara
5
Kauṇḍinya
6
Maṃgala
7
Sumanas
8
Raivata
9
Śobhita
10
Anavamadarśin
11
Padma
12
Nārada
13
Padmottara
14
Sumedha
15
Sujāta
16
Priyadarśin
17
Arthadarśin
18
Dharmadarśin
19
Siddhārtha
20
Tiṣya
21
Puṣya
22
Vipaśyin
23
Śikhin
24
Viśvabhū
25
Krakucchanda
26
Koṇāgamana
27
Kāśyapa
28
Gautama

 

Referencias

1.      «Lumbini, the Birthplace of the Lord Buddha». UNESCO. Consultado el 26 de mayo de 2011.

2.      Monier-Williams, Monier (1899), «Buddha» (en inglés, pdf), Sanskrit-English Dictionary, Oxford, p. 73, http://www.sanskrit-lexicon.uni-koeln.de/cgi-bin/monier/serveimg.pl?file=/scans/MWScan/MWScanjpg/mw0733-bIjya.jpg, consultado el 22 de junio 2011 . en Cologne Digital Sanskrit Dictionaries de la Universidad de Colonia, Alemania.

3.      Macdonell, Arthur Anthony (1929), «Buddha» (en inglés), A practical Sanskrit dictionary with transliteration, accentuation, and etymological analysis throughout, Londres: Oxford University Press, p. 193, http://dsal.uchicago.edu/cgi-bin/romadict.pl?page=109&table=macdonell&display=simple, consultado el 22 de junio 2011 . en Digital Dictionaries of South Asia de la Universidad de Chicago.

4.      Heinz Bechert: «The date of the Buddha reconsidered», en: Indologica Taurinensia, 10, 1982, S. 29-36 y «Die Lebenszeit des Buddha - das älteste feststehende Datum der indischen Geschichte?», en Nachrichten der Akademie der Wissenschaften in Göttingen, Philologisch-Historische Klasse, n.º 4, 1986; Richard Gombrich: «Recensión de Heinz Bechert: “Die Lebenszeit des Buddha”», en Göttingische gelehrte Anzeigen, 246, n.º 1/2, pág. 86-96, 1994; la discusión sobre este tema se encuentra recogida en Heinz Bechert (ed.): The dating of the historical Buddha (3 vol.), Göttingen, 1991-1997.

5.      Monier-Williams, Monier (1899), «śākya-muni» (en inglés, pdf), Sanskrit-English Dictionary, Oxford, p. 1062, http://www.sanskrit-lexicon.uni-koeln.de/cgi-bin/monier/serveimg.pl?file=/scans/MWScan/MWScanjpg/mw1062-zAkaMdheya.jpg, consultado el 23 de septiembre 2011 .

 

Camino medio

El Camino Medio o Camino del Medio (sánscrito: madhyamā-pratipad; Pali: majjhimā patipadā)[1] es la práctica budista del No Extremismo.[2]

 

 

Rueda del Dharma.

Específicamente, en el Budismo Theravada, el camino del medio cristaliza el camino por el que Gautama Buda alcanzó el estado de Nirvana a través de la moderación que supone la huida de los extremos, tanto la indulgencia con los sentidos como la auto-mortificación y a través de la práctica de la sabiduría, la moralidad y el cultivo de la mente.

En el Budismo Mahayana y Vajrayāna, el Camino del Medio hace referencia a la aproximación aparentemente antiética de la realidad.

En budismo theravada

En el Canon Pali del Budismo Theravada, la frase Camino Medio se adscribe a la descripción que Buda da sobre el Noble sendero óctuple, como una forma de actuación entre extremos de austeridad e indulgencia sensual. Filósofos posteriores también han utilizado la denominación Camino Medio para referirse a las enseñanzas del Buda como un punto de vista entre los extremos de la existencia y la no existencia.

En budismo mahayana

En el budismo Mahāyāna, la escuela Madhyamaka (Camino medio) coloca el camino del medio entre las afirmaciones metafísicas que hace que las cosas existan o no.[3]

En la escuela del Tendaishū, el camino medio hace referencia a la síntesis de la idea de que todas las cosas son el vacío (Shunyata) con la antítesis de que todas las cosas tienen existencia fenoménica.[4]

Notas

1.      Kohn (1991), p. 143. Ver también la versión Pali del Dhammacakkappavattana Sutta (on-line en SLTP, n.d.-b, sutta 12.2.1) donde la frase majjhimā patipadā se repite frecuentemente.

2.      Kohn (1991), p. 143.

3.      Kohn (1991), pp. 131, 143.

4.      Kohn (1991), pp. 143-144.

Bibliografía


 



Nirvana (espiritualidad)

 


Estatua de Buda Sakyamuni, de la dinastía Tang, en la provincia de Hebei.

En la filosofía shramánica, nirvana es el estado de liberación tanto del sufrimiento (dukkha) como del ciclo de renacimientos.

Es un concepto importante en el hinduismo, jainismo y budismo y suele alcanzarse mediante diferentes prácticas y técnicas espirituales.

Etimología

Nirvāṇa (निर्वाण) es una palabra sánscrita que se puede traducir como ‘desatar’ (en referencia a los nudos de la mente)[1] o como extinción, calma, quietud, desaparecer, cese, soplo de una vela (en donde la llama representa las pasiones incontroladas y se apaga). Se utilizaba comúnmente para designar un enfriamiento de algo, por ejemplo de la comida.[2]

En otros idiomas se dice:


Definición

En el contexto religioso, este término pasa a aplicarse en las religiones surgidas en India como el hinduismo, budismo, jainismo, para así indicar un estado de cese de la actividad mental corriente y que significará una liberación espiritual. Dependiendo de cada contexto religioso, el nirvana tiene diferentes implicaciones. Las dos religiones más importantes respecto a su influencia en Occidente son la hinduista y la budista (fundada por el Buda Gautama).

En todas estas religiones, la palabra nirvana tiene connotaciones de quietud y paz. La persona que experimenta el nirvana se compara con un fuego apagado cuando su provisión de combustible se ha extinguido. En todas ellas también este combustible sería la falsa idea del Yo, que causa (y es causada por) el deseo, la necesidad, la conciencia, el nacimiento, la muerte, la codicia, el odio, la confusión, la ignorancia. Entonces el nirvana no sería un sitio ni un estado, sino una verdad absoluta que debe ser experimentada.

Según sus practicantes, la experiencia del nirvana es posible mediante:

  • el trabajo y el estudio de uno mismo,
  • las prácticas en sí (sin necesidad de un contenido religioso),[cita requerida]
  • la metafísica.

Cada uno de estos senderos considera que es el único que permite alcanzar el nirvana y considera que los demás senderos son seudorreligiosos y dirigidos por maestros o gurús falsos.

El nirvana en el hinduismo

El nirvana es el estado transcendente libre de sufrimiento y de la existencia fenoménica individual; es la experiencia religiosa más identificada con el budismo. La palabra procede de un verbo que significa enfriarse o apagarse, como el final de una vela. La connotación es que sólo en el nirvana están extinguidas las llamas de la lujuria, el odio, la codicia y la ignorancia. En estado de nirvana se rompe el ciclo de la transmigración, que de otra manera sería eterno. Su naturaleza ha sido muy debatida por el pensamiento occidental, algunos de cuyos investigadores sostienen que implica una total aniquilación aunque otros lo interpretan como beatitud eterna. Ambos puntos de vista son problemáticos en ocasiones, ya que el nirvana es indescriptible y sólo puede conocerse desde su experiencia.

En el hinduismo se habla de la unión con el uno absoluto (Brahman), por tanto aunque el nirvana apunta a un mismo suceso de paz interior, no se debe considerar exactamente con las mismas consecuencias que en el budismo, ya que de hecho el budismo redefinió el concepto de nirvana según sus propios postulados. Cada una por tanto tiene su propio marco religioso.

El hinduismo utiliza el término nirvana en su contexto de mokṣa (liberación del samsara o del ciclo de nacimientos y muertes repetidos), en el que el alma o ātmān se fundirá con la divinidad o lo absoluto. Esta liberación es por tanto una fusión del alma con la divinidad.

A su vez dentro del hinduismo este concepto de liberación es concebido de manera diferente por los distintos credos (dárśanas) hindúes. Los vaishnavas (vishnuistas, o devotos del dios Vishnú) consideran que mokṣa no implica la fusión monista del alma dentro de Dios, sino la aceptación del alma para servirlo. Por eso en el vaishnavismo no se desea realmente abandonar la reencarnación, sino servir a Dios, aunque sea sufriendo en este mundo lejos de él.

El nirvana en el budismo

Siddhartha Gautama se refería al nirvana de la siguiente manera: «Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del sufrimiento.» (Udana, VIII, 2)

Como no se puede definir el nirvana con palabras, se lo suele delimitar por lo que no es:

  • No es la existencia común a la que está sujeto el ser humano.
  • No tiene principio ni fin (no se encuentra dentro del tiempo medible).
  • No se puede generar o fabricar.
  • No tiene dualidad, por lo que no puede ser descrito con palabras.
  • No es un estado subjetivo de conciencia.
  • No está condicionado a nada o por nada.
  • No es ningún tipo de desarrollo o conversión.[cita requerida]
  • No tiene partes o etapas que se puedan distinguir unas de otras.[cita requerida]

Buda Gautama redefinió la consecución del nirvana presente en el hinduismo mediante un proceso de meditación en el que se analiza el cuerpo y la mente como carentes de una individualidad intrínseca. En ese proceso existe un vacío de individualidad (śūnyatā) de todo lo presente en el cuerpo y mente del sujeto. Esta falta de una individualidad es también común en todos los fenómenos del universo.

Al igual que en el hinduismo, la realización del nirvana budista implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los diferentes estados de reencarnación a los que todos los seres están sujetos. Pero en el budismo esta idea será llevada hasta sus últimas consecuencias. La diferencia en el contexto hinduista es que esto ocurre por la unión a un absoluto (Brahman) a semejanza de lo que expone la mística de las religiones teístas occidentales.

La afirmación de que el budismo considera el nirvana como lo opuesto al samsāra (el mundo tal como lo vivimos ahora) no es correcta desde el punto de vista de la doctrina budista, toda vez que dioses y hombres están sujetos al karma y Buda expresó la liberación final de dioses y hombres en medio del mundo de los fenómenos. Por lo tanto, se distanció de ese estado de absorción en la divinidad o unión a un absoluto como vía de liberación definitiva tal como estaba presente en el hinduismo.[cita requerida]

Śūnyatā es por tanto la naturaleza final de la realidad según el budismo y que Buda aplicó a cualquier estado de conciencia y existencia concebibles. En el budismo también aparece la idea de parinirvāṇa o liberación definitiva tras la muerte. El budismo mahāyāna de Asia Oriental entiende el nirvana no como un objetivo externo sino como el encuentro con la naturaleza más profunda de uno mismo, que solo necesita ser reconocida. Se refieren a él como hermandad budista, condición intrínseca, y vacío.

El nirvana en el jainismo

 

Imagen del nirvana de Mahavira procedente del Kalpasutra. En ella se aprecia el Siddhashila, lugar al que acuden las almas de los que logran el nirvana.

En el jainismo se refiere a la liberación de las ataduras del karma. Cuando un ser humano como un Tirthankara se libera de sus karmas finaliza su experiencia en el mundo logrando el nirvāṇa. Técnicamente, el final del período de vida es llamado nirvana en tanto que ha acabado la existencia terrenal y ha alcanzado la liberación. El Moksa sería entonces la liberación que sigue al nirvana. Así tendríamos un primer paso, el nirvana, que realiza el Arhat y que solo después y mediante el Moksa pasa a convertirse en siddha, el liberado.

Los jainas celebran el Diwali como el día en que Mahavira logró su nirvana. El Kalpasutra narra detalladamente el nirvana de Mahavira.[3]

Referencias

1.      Thanissaro Bhikkhu, [1]

2.      Sanskrit-English Dictionary, de Monier Monier-Williams


Bibliografía

  • Arnau, Juan (2008). Arte de probar. Ironía y lógica en India antigua. Fondo de Cultura Económica. ISBN 978-84-375-0621-0.
  • — (2007). Antropología del budismo. Barcelona: Kairós. ISBN 978-84-7245-645-7.
  • — (2006). Abandono de la discusión. (Traducción directa del sánscrito). Madrid: Siruela. ISBN 84-7844-247-2.
  • — (2005). La palabra frente al vacío. Filosofía de Nagarjuna. México: Fondo de Cultura Económica. ISBN 968-16-7517-7.
  • — (2004). Fundamentos de la vía media. (Traducción directa del sánscrito). Madrid: Siruela. ISBN 84-7844-762-8.
  • Dragonetti, Carmen, y Fernando Tola: La filosofía yoga: un camino místico universal. Barcelona: Kairós, 2006.
  • Flood, Gavin: El hinduismo. Madrid: Cambridge University Press, 1998.
  • Harvey, Peter: El budismo. Madrid: Cambridge University Press, 1998.
  • Mascaró, Juan: The Upanishad. Nueva York: Penguin, 1972.

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