lunes, 15 de octubre de 2012

MUJER












Wikipedia - La Enciclopedia Libre

Mujer (del latín mulier, -eris) es la persona del sexo femenino. Mujer también remite a distinciones de género de carácter cultural y social que se le atribuyen así como a las diferencias sexuales y biológicas de la hembra en la especie humana frente al macho. Mujer hace referencia a lo femenino y en el aspecto reivindicativo a la igualdad de derechos defendida por el feminismo.

Transición demográfica y Segunda transición demográfica: la población mundial ha crecido lentamente a lo largo de la historia, pero este crecimiento se ha acelerado en los últimos 200 años. En las sociedades más desarrolladas se ha producido además una revolución reproductiva: alta supervivencia debida a bajas tasas de mortalidad (por mejoras en la alimentación y sanitarias) y bajas tasas de natalidad (por la generalización de los métodos anticonceptivos). Cuando éste último fenómeno se produce y la eficiencia reproductiva es un hecho, la mujer se ve liberada de buena parte del esfuerzo reproductivo que tradicionalmente había desempeñado haciendo posible su incorporación plena a la sociedad.

La mujer ha realizado y realiza el esfuerzo reproductivo que permite la supervivencia de individuos y sociedades. A lo largo de la historia y hasta fechas recientes, con el objeto de garantizar la supervivencia social y en un contexto de altísima mortalidad (tanto en tasa bruta de mortalidad como en mortalidad infantil), ha sido necesario mantener una muy alta natalidad (tanto en la tasa bruta de natalidad como en la tasa de fecundidad) para garantizar un reemplazo suficiente de las poblaciones.

La mejora en la alimentación, la generalización de la higiene, la sanidad y la difusión de medicamentos han sido decisivos para el fuerte crecimiento de la población mundial que ha pasado de los casi 1.000 millones en el año 1800 a más de 6.000 millones en el año 2000 y a 7.000 millones a finales de 2011.  La necesidad de una alta reproducción ha dejado de ser uno de los tradicionales problemas de las sociedades -y por supuesto del mundo en su conjunto- para incluso convertirse, para algunos autores de corte neomalthusiano, como Paul R. Ehrlich, en un nuevo problema, la superpoblación.

La reducción de la tasa bruta de mortalidad es característica de la denominada transición demográfica así como una fuerte reducción de las tasa de natalidad es característica de la segunda transición demográfica junto con cambios sociológicos que afectan básicamente al papel tradicional de la mujer.

Los avances y difusión de los métodos anticonceptivos junto con la reducción de la presión social sobre la mujer para mantener la población -al alcanzarse una alta supervivencia de las poblaciones- permiten que se produzca lo que algunos autores como John MacInnes y Julio Pérez Díaz denominan revolución reproductiva. El esfuerzo reproductivo se reduce, la supervivencia de los individuos -la baja mortalidad- permite entonces reducir sustancialmente el número de hijos. En las sociedades modernas se da una alta eficiencia reproductiva que libera a la mujer de buena parte del trabajo que desarrollaba tradicionalmente y la permite incorporarse al mercado de trabajo modificándose sustancialmente las relaciones sociales antes establecidas y advirtiéndose cambios sustanciales: declive del trabajo reproductivo (fundamentalmente en la mujer), derrumbamiento del patriarcado, privatización de la sexualidad y reducción del control social sobre la sexualidad; desaparición de la punibilidad de las relaciones sexuales no reproductivas; alto control sobre la procreación con el uso de métodos anticonceptivos y apoyo intergeneracional muy amplio a hijos y nietos, reforzamiento de los lazos familiares profundos; aumento de los años vividos o madurez de masas; centralidad de la familia y reforzamiento de los lazos e importancia de la misma.

Aunque existe gran diversidad, dependiendo del tipo de sociedad -matriarcado, patriarcado, cazadores recolectores, agrícola, etc- y de la filiación, puede decirse que desde la prehistoria, las mujeres, como los varones, han asumido un papel cultural particular normalmente diferenciado. En sociedades de caza y recolección, las mujeres casi siempre eran las que recogían los productos vegetales, mientras que los varones suministraban la carne mediante la caza. A causa de su conocimiento profundo de la flora, la mayor parte de los antropólogos creen que fueron las mujeres quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el Neolítico y se convirtieron en las primeras agricultoras.

 . La incorporación de la mujer a trabajos tradicionalmente masculinos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial ante la ausencia de varones que estaban en el frente fue un paso decisivo para la incorporación plena de la mujer al mercado de trabajo.

En la Edad Media, los autores masculinos, pertenecientes a una estirpe, religiosos, tratadistas laicos y sobre todo, predicadores, hablaron de las condiciones y conductas que les exigen a las niñas, a las jóvenes y a las mayores. La conducta femenina fue pautada para cada momento y situación de la vida. Casi siempre la edad corresponde a un estado civil y a una función de acuerdo a ella. Tal es así que la mujer se representaba en la imagen de la novia, la prometida, la casada, la viuda, es decir, siempre ligada inexorablemente a un varón que debía responsabilizarse de ella y su conducta. El papel más importante atribuido a la mujer era el de esposa y madre.[

En la historia reciente, las funciones de las mujeres han cambiado enormemente. La burguesía trajo consigo una nueva concepción de la familia donde la mujer desempeñaba un papel restringido al hogar. Hasta entonces la mujer había participado, aunque de modo distinto al hombre, en tareas de aprovisionamiento y trabajo para la supervivencia familiar fuera del domicilio u hogar. Las funciones sociales tradicionales de las mujeres de la clase media consistían en las tareas domésticas, acentuando el cuidado de niños, y no solían acceder a un puesto de trabajo remunerado. Para las mujeres más pobres, sobre todo entre las clases obreras, esta situación era a veces un objetivo, ya que la necesidad económica las ha obligado durante mucho tiempo a buscar un empleo fuera de casa, aunque las ocupaciones en que se empleaban tradicionalmente las mujeres de clase obrera eran inferiores en prestigio y salario que aquellas que llevaban a cabo los varones. Eventualmente, el liberar a las mujeres de la necesidad de un trabajo remunerado se convirtió en una señal de riqueza y prestigio familiar, mientras que la presencia de mujeres trabajadoras en una casa denotaba a una familia de clase inferior.

Feminismo

El movimiento feminista ha perseguido el reconocimiento de la igualdad de oportunidades y la igualdad de derechos para las mujeres. Las dificultades para obtener este reconocimiento se han debido a factores históricos, en combinación con las costumbres y las tradiciones sociales. Actualmente, debido a los cambios económicos, el apoyo del poder económico y las reivindicaciones del movimiento feminista y otros movimientos de derechos humanos, las mujeres tienen acceso a carreras profesionales y trabajos similares a los de los hombres en la mayor parte de las sociedades. En muchas sociedades modernas las mujeres tienen plena igualdad jurídica tanto en el ámbito laboral como en el familiar, pudiendo ser cabezas de familia, detentar cargos altos tanto en política como en grandes empresas. Así que se podría decir que las condiciones de las mujeres han mejorado.

Algunas corrientes feministas resignifican la palabra mujer, entendiéndose que la categoría mujer esta estrechamente vinculada a la expresión de genitalidad, por lo que frecuentemente se presupone que mujer es aquella cuya expresión gonádica es igual a XX. Esta articulación discursiva se soporta sobre fundamentos biológicos y esencialistas. La naturalización del concepto impide su cuestionamiento, dogmatizándolo. Sin embargo, desde diferentes corrientes feministas, esto ha sido criticado. El rol sexual y el ejercicio de la sexualidad son en sí mismo, construcciones socioculturales motivadas por un mecanismo de control social, y de una reproducción de las estructuras de poder. Además, la categoría mujer se conceptualiza en tanto que opuesta a la categoría hombre, formando así un binomio, mutuamente excluyente, a partir del cual se articula la distinción de sexo (femenino - masculino, respectivamente). En esta situación existe opresión social cuando las personas no reproducen los esquemas preestablecidos de acuerdo a lo esperado, limitando la diversidad sexual, omitiendo y dejando al margen fenómenos como la transexualidad y la intersexualidad.

 

 

La bañista, pintura de William Bouguereau, 1870. La representación de la mujer a lo largo de la historia permite apreciar el rol social que ocupaba en cada época y el ideal de mujer, habitualmente asociado exclusivamente a la belleza, la sensibilidad, la sensualidad y la maternidad. En el cuadro de Bouguereau la valorada blanca desnudez del cuerpo femenino se muestra durante el aseo.

A lo largo de la historia, en la mayoría de las culturas, las mujeres han sido sometidas a estructuras patriarcales que les han negado los derechos humanos más fundamentales. Las leyes antiguas y los sistemas tradicionales, como el cristianismo y el islamismo, antecedentes de los sistemas modernos, han provocado la dependencia de la mujer, de forma análoga a la esclavitud, a la explotación de las clases desfavorecidas y a la mano de obra.

Una de las razones podría ser el fortalecimiento y sostenimiento del poder y de la actividad económica y de igual forma se evidencia que quienes resultan sometidos son vistos, por los explotadores, como seres inferiores, inmaduros, infantiles, malvados o depravados.

Ley mosaica (judaísmo)

En la ley mosaica, tradición de la religión judeocristiana (En este caso, solo se habla del judaísmo, ya que el cristianismo posee una creencia distinta) la mujer era protagónica, la ley judía afirma que una mujer tiene más posibilidades de conectarse con Dios, el divorcio era un privilegio exclusivo del marido: la opinión de la mujer podía ser rechazada por su padre o su marido, y las hijas podían heredar sólo en ausencia de hijos, con la condición de que se casaran dentro de su tribu. La culpa o la inocencia de una esposa acusada de adulterio a veces se comprobaba mediante la técnica del agua amarga  Además de estos casos, que ilustran la subordinación de las mujeres (Deuteronomio 2:24, Números 1:30, Números 3:27-36, Números 2:5), había muchas leyes que trataban, entre otras cosas, de ofensas contra la castidad, y el matrimonio de un varón con una cautiva pagana o con una esclava comprada. Aunque los segundos matrimonios estuvieran restringidos, según la legislación judía y cristiana no católica, en la ley mosaica una viuda sin hijos estaba obligada a casarse con el hermano de su difunto marido. Lo que se debe tener en cuenta es que la ley mosaica (judaísmo), está basada en libros escritos en el primer milenio antes de Cristo. Jesucristo es considerado por los cristianos católicos el Mesías esperado por el Pueblo judío que le daría la interpretación correcta a la ley mosaica (judía).

La mujer y la ley

En algunos países la mujer ha tardado muchos siglos en conseguir igualdad, aunque solo sea teórica, ante la ley. Y aún cuando la ley hable de igualdad, suele haber un gran abismo entre la teoría y la práctica.

La publicación de las Naciones Unidas titulada The World’s Women—1970-1990 dice: “Esta brecha [en la política gubernamental] ha quedado recogida en gran parte en las leyes que niegan a la mujer la igualdad con el varón en lo que respecta a sus derechos de tenencia de tierras, solicitud de préstamos y firma de contratos”. Una mujer de Uganda declaró: “Seguimos siendo ciudadanas de segunda clase... o de tercera clase más bien, pues nuestros hijos varones van delante nuestro. Hasta los burros y los tractores reciben a veces mejor trato”.

El libro Men and Women, editado por Time-Life, dice: “En 1920, la Decimonovena Enmienda de la Constitución de Estados Unidos garantizó a las mujeres el derecho al voto, mucho después que en bastantes países europeos. Pero en Gran Bretaña no se les concedió ese privilegio hasta el año 1928 (y en Japón hasta después de la II Guerra Mundial)”. Como protesta por la injusticia política a la que se sometía a las mujeres, Emily Wilding Davison, sufragista británica, se echó delante del caballo del rey en el derby de 1913, y perdió la vida. Se convirtió en una mártir en la causa de la igualdad de derechos para la mujer.

El propio hecho de que en fechas tan tardías como el año 1990 el senado de Estados Unidos promulgase el decreto Violence Against Women Act, indica que las legislaturas dominadas por el varón han sido lentas a la hora de responder a las necesidades de la mujer.

Sufragio femenino

El sufragio femenino ha sido garantizado y revocado, varias veces en varios países del mundo. En muchos países, el sufragio femenino se ha garantizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste, a mujeres y varones de ciertas razas, aún se les seguía negando el derecho a votar.

El primer sufragio femenino, con las mismas características propias que el masculino, se garantizó en Nueva Jersey en 1776, aunque rescindió en 1807. Pitcairn garantizó el sufragio femenino en 1838. Varios países y estados garantizaron un sufragio femenino restringido en la segunda mitad del siglo XIX, empezando por Australia del Sur en 1861. El primer sufragio femenino sin restringir, en lo que a derecho a votar se refiere, ya que a las mujeres no se les permitía presentarse a elecciones, se garantizó en Nueva Zelanda en 1893.

La primera mujer en ejercer formalmente el derecho al voto político en América Latina fue Matilde Hidalgo de Procel en 1924, en la ciudad de Loja, convirtiendo al Ecuador en el primero de la región que permitió el voto femenino. Sin embargo no se descarta anteriores brotes de lucha por la participación de la mujer en la política. Seguramente Matilde Hidalgo de Prócel, quien además sería la primera mujer en recibirse de una carrera universitaria y doctorarse en medicina en el Ecuador, abrazaría la influencia de un importante movimiento femenino chileno por el derecho al sufragio que "apoyándose en la resolución del ministro Zenteno, se inscribió para votar por Benjamínn Vicuña Mackenna en las elecciones presidenciales de 1876. Al calor de la campaña antioligárquica de este candidato, las mujeres reclamaron el derecho a sufragio y, a pesar de la negativa de las autoridades, alcanzaron a inscribirse en La Serena.".

Feminismo es un neologismo que identifica como movimiento social la lucha por la igualdad que se venía articulando desde antes de la creación, a finales del siglo XIX, del vocablo. El término se creó en Francia y fue traducido al inglés -feminism- con un sentido despectivo por los oponentes que pretendieron desacreditar las propuestas francesas y desactivar el movimiento anglosajón. El feminismo, en palabras de Mary Nash, aportó un término capaz de englobar, desde principios del siglo XX, distintas expresiones de resistencia y de lucha por los derechos de las mujeres.

Feminismo es, según Celia Amorós, la lucha por la igualdad de las mujeres y los varones en tanto que seres genéricamente humanos, que se articula sobre el eje de las vindicaciones de mujeres que piden, para sí, lo que se ha definido como genéricamente humano. En la medida en que nociones como individuo, ciudadano, se han definido por los varones como genéricamente humano, se dice que las mujeres piden la igualdad con lo genéricamente masculino. Pero esto no debe confundirse con pedir lo identitariamente masculino. Nancy Cott define feminismo: "creencia en la importancia de la igualdad de género, invalidando la idea de jerarquía de género como concepto construido por la sociedad".

El feminismo, como movimiento de transformación de la sociedad, tiene una vocación de influencia sobre la forma en la que se conceptualiza la realidad y en el discurso científico. A medida que el movimiento feminista adquiere relevancia en el mundo académico, se va generando un cuerpo teórico independiente con herramientas conceptuales propias.[3]

En su consideración de movimiento social, el feminismo se conceptúa como un proceso, una sucesión de etapas o fases, también llamadas "olas". Es importante tener en cuenta que la cronología del feminismo norteamericano no coincide con la de los estudios feministas europeos, entre los que destacan los que se realizan en idioma español.

En cada fase u "ola" se han desarrollado ideas y conceptos, teorías, estrategias, acciones, corrientes muy diversas, así como unateoría feminista que ha dado lugar a la aparición de disciplinas como, por ejemplo, la geografía feminista, la historia feminista o los estudios de género. El feminismo es un movimiento de transformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres,[3] para ello, realiza una crítica en términos feministas de la sociedad, crítica que entra en conflicto directo con esta visión androcéntrica, a la que debe atacar para conseguir sus objetivos.

Además están las modalidades de feminismo, entre otras: el feminismo cultural, el feminismo liberal, elfeminismo radical, el ecofeminismo, elanarcofeminismo, el feminismo de la diferencia, el feminismo de la igualdad, elfeminismo marxista, el feminismo separatista, el feminismo filosófico, el feminismo islámico, elfeminismo lésbico y el transfeminismo. Todo ello hace que se hable de "feminismos" (en plural) y no de un solo "feminismo". En esta línea, se define feminismo como el conjunto heterogéneo  de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Por su parte, el Diccionario de la lengua española define feminismo como doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. En su segunda acepción, es el movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.

Gracias a la influencia del movimiento feminista, las mujeres lograron el acceso a la educación, el ejercicio del derecho al sufragio activo y pasivo, la protección de sus derechos sexuales y reproductivos, entre otros muchos otros que configuran la noción de ciudadanía en la democracia.

Los estudios feministas europeos, entre los que destacan los que se realizan en idioma español, distinguen como primera fase la del feminismo e Ilustración, también llamada la polémica feminista). Si bien las polémicas sobre la mujer se remontan hasta la Edad Media y aunque arrancan con el preciosismo, y es de destacar la obra de Poullain de la Barre (1673), es en el siglo XVIII cuando la polémica sobre igualdad y diferencia entre los sexos se plantea con un discurso crítico, a través de la filosofía de la Ilustración, que era contemporánea. El detonante fue la publicación de la obra Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft (1792). La segunda ola fue el feminismo liberal sufragista, centrado en el derecho al sufragio y a la educación. Un interregno, después de las Guerras, con la llamada mística de la feminidad. Y la tercera ola comienza en los años setenta con lo que las feministas llamaron el malestar que no tenía nombre, y el análisis del patriarcado, los techos de cristal, así como la situación de las mujeres en el resto del planeta donde no se reconocen los derechos humanos que se declararon universales e inalienables del ser humano. En esta tercera ola sigue el feminismo, que es un internacionalismo, en la segunda década del siglo XXI.

Otra cronología, distingue  La primera ola aparecería a finales del siglo XIX y principios del XX y se centró mayormente en el logro del derecho al sufragio femenino; la segunda ola, aparece en los años 60 y 70 y se centra en la liberación de la mujer; por último, la tercera ola comienza en los años 90 y se extiende hasta hoy la actualidad, y constituye una continuación y una reacción a las lagunas que se perciben en el feminismo de la segunda ola.

Protofeminismo, feminismo premoderno, memorial de agravios

Se denomina protofeminismo o feminismo premoderno  a las protestas expresadas por mujeres como «memorial de agravios» y a la defensa de las mujeres que se llevó a cabo en el contexto de las polémicas sobre mujeres, durante la época que precede a La Ilustración y que se remonta hasta la Edad Media. El discurso del feminismo premoderno no es un discurso de la excelencia que elogia la superioridad de las mujeres  . Es el de los pensamientos que originan las polémicas en la tradición europea del siglo XIII, que se conoce como Amor cortés.  Tampoco es un discurso que reivindique la igualdad entre los sexos, pues se mueve en el marco de una sociedad estamental en la que rige el prejuicio de que es por voluntad divina que existan diferentes «estados»» y diferentes formas de servir al amo, según los sexos.

Según Simone de Beauvoir la primera mujer que utilizó una pluma para defender a las mujeres fue Christine de Pizan, quien en el siglo XV escribió, entre otras obras, la que tituló como Ciudad de Damas y la que publicó bajo el título Epître au Dieu d'Amour (Epístola al dios del amor).  

Ahora bien, esta defensa no se ajusta completamente al concepto de feminismo nacido con la Ilustración, al feminismo moderno, que trasciende de la mera enumeración de agravios y entra en el terreno de la vindicación de la mujer y la crítica racionalista de las estructuras sociales.

Primera edición impresa de "Vindicación de los derechos de la mujer: crítica acerca de asuntos políticos y morales" de Mary Wollstonecraft.

En "el feminismo: senda no transitada de la Ilustración" , Celia Amorós afirma que:

El feminismo, de este modo, viene a ser una llave de acceso a una de las vetas más ricas de la Ilustración, nos permite tomarle el pulso de manera que podamos descubrir sus puntos más vulnerables así como aquéllos en que la dinámica de sus virtualidades liberadoras es más irreversibles

Los autores liberales como Rousseau, con honrosas excepciones, van a relegar a un rincón el papel de la mujer dentro del estado liberal. Como reacción a esto, se crea una declaración de los derechos declinada en femenino, en 1791 Olympe de Gouges hizo la "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana", como contrapartida a los "Derechos del hombre y el Ciudadano" creados tras la Revolución Francesa. Se genera cierta literatura de carácter liberal a favor de la mujer:Mill o Nicolas de Condorcet van a ser ejemplos de líderes (hombres) que defienden los derechos de la mujer, pero el vacío y aparente olvido de la relegada figura de la mujer dentro del estado liberal, que perdura hasta el siglo XX, no va a ser denunciado hasta la aparición de autoras como Mary Wollstonecraft autora de Vindicación de los derechos de la mujer, que rompe con la tónica de las obras escritas hasta el momento por mujeres, descritas como "memorial de agravios" y pasa a la "vindicación", componente esencial del feminismo.

La segunda fase o primera ola del feminismo se refiere al movimiento feminista que se desarrolló en Inglaterra y Estados Unidos a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX.

Originariamente, se concentró en la obtención de igualdad frente al hombre en términos de derecho de propiedad e igual capacidad de obrar, así como la demanda de igualdad de derechos dentro del matrimonio. A finales del siglo XIX, los esfuerzos se van a concentrar en la obtención de poder político, en concreto el derecho al sufragio.[15]

Un hito del feminismo es la Convención de Seneca Falls en Nueva York en el año 1848, donde 300 activistas y espectadores se reunieron en la primera convención por los derechos de la mujer en Estados Unidos, cuya declaración final fue firmada por unas 100 mujeres.

En Inglaterra, aparecen la suffragettes, activistas por los derechos civiles, lideradas porEmmeline Pankhurst así como numerosas autoras y activistas, en su mayor parte de Estados Unidos e Inglaterra, que van a llevar el feminismo al terreno del activismo, especialmente en un contexto de vindicación de igualdad de derechos frente al estado.

Los acontecimientos históricos del momento, especialmente la abolición de la esclavitud, van a ser muy influyentes en el devenir del movimiento feminista, pudiendo encontrar una correlación entre la lucha por la abolición y la lucha por los derechos de la mujer: muchas de las líderes de esta primera corriente son esposas de líderes abolicionistas.

Una vez conseguida la abolición, se van a producir contactos entre las feministas y las mujeres negras, poniéndose de relieve las grandes diferencias en la situación de las mujeres blancas de clase media-alta, las únicas feministas hasta el momento, con las mujeres negras. Este encuentro lo personaliza la figura de Sojourner Truth y su discurso "Ain't I a Woman?" (1851). Las diferencias y características específicas de los problemas de la mujer negra junto con los de las mujeres obreras (un grupo que va a comenzar a hacer aparición) van a generar fricciones y problemas como por ejemplo, la incompatibilidad del modelo femenino de la mujer obrera con el de las pioneras del feminismo.

Autoras y activistas importantes de la primera ola del feminismo son: Lucretia Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton, y Susan B. Anthony, muchas de ellas vinculadas al abolicionismo e influenciadas por el pensamiento cuáquero. El carácter del feminismo predominante en ese momento vindica la mujer a través de cualidades positivas consideradas femeninas como la templanza, la vida piadosa o la abstención de beber alcohol. Sin embargo, esta vindicación de a mujer a través de la templanza no es menoscabo para enérgicas protestas y un activismo beligerante, con acciones como encadenarse en lugares públicos, romper escaparates, huelgas de hambre, desobediencia civil o actos desesperados y extremadamente peligrosos como tirarse delante del caballo del rey durante una carrera.

La abolición de la esclavitud va a llegar pero, para decepción de las mujeres, la igualdad de raza no se extiende a la igualdad de género, de modo que el movimiento feminista va a tener que buscar un camino propio, separándose del movimiento abolicionista. Tras grandes esfuerzos, se conseguirá el derecho al sufragio en 1918, cuando en Inglaterra se regula el voto para mujeres mayores de 30 años y poseedoras de una casa. En 1928, la edad para votar se equipara a la de los hombres. Por su parte, en Estados Unidos, la Decimonovena Enmienda de 1920 otorga derecho al voto en todos los estados del país. La mayor parte de los grandes estados europeos van a tomar medidas semejantes con algunas excepciones como Francia o Italia, que aún postergarán unos 20 años el derecho al sufragio femenino.

Con la consecución de la igualdad "de Iure", la primera ola va a perder su razón de ser, tras un periodo de poca actividad en lo que a feminismo se refiere. Aparecerán nuevas corrientes feministas, centradas en el progreso e igualdad social y cultural de la mujer y para diferenciarlas, se les va a calificar como la "Segunda Ola", nombrando de forma retrospectiva a la "primera ola".

La Segunda Ola Feminista, del Movimiento de la Mujer o de liberación de la mujer hace referencia un período de actividad feminista que comienza a principios de los años 1960 y dura hasta los años 90 del siglo XX.

Así como la primera ola del feminismo se enfocaba principalmente en la superación de los obstáculos legales (de jure) a la igualdad legal (sufragio femenino, derechos de propiedad, etc), la segunda ola tenía una amplia variedad de temas: la desigualdad no-oficial (de facto), la sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y quizá de forma más controvertida, los derechos en la reproducción.

Simone de Beauvoir, con su libro "El segundo sexo", Betty Friedan con "La mistica femenina",Kate Millett con "Sexual Politics" o Shulamith Firestone con "La dialéctica del sexo" son algunas de las autoras más representativas de esta corriente de pensamiento que termina en los años noventa con la llegada de la tercera ola, con caracteres posmodernos que diversifica de forma radical el feminismo, tanto en sus visiones como en sus propuestas.

Feminismo de tercera ola es un término identificado con diversas ramas del feminismo cuyo activismo e investigación comienza en 1990 y se extiende hasta el presente. El movimiento surgió como una respuesta a los fallos percibidos en el llamado Feminismo de segunda ola: la toma de conciencia de que no existe un único modelo de mujer, por el contrario, existen múltiples modelos de mujer, determinados por cuestiones sociales, étnicas, de nacionalidad o religión.

Esta corriente se aleja del esencialismo y las definiciones de feminidad, asumidas en ocasiones como universales y que sobre estimaban las experiencias de la clase media-alta de raza blanca norteamericana. Las interpretaciones dadas al género y al sexo son esenciales dentro de la tercera ola, caracterizándose por su post-estructuralismo. La variedad de enfoques, soluciones propuestas, visiones de los problemas de esta corriente y la carencia de un objetivo común claro refleja el carácter post-modernista de la tercera ola del feminismo que incorpora múltiples corrientes del feminismo teniendo componentes de la teoría queer, del anti racismo, teoría post colonial, ecofeminismo, Transexualidad, o la visión positiva de la sexualidad, entre otros.

El replanteamiento del feminismo de tercera ola se manifiesta por ejemplo en que algunas feministas de esta corriente tienen una percepción positiva de la sexualidad femenina y han replanteado las posturas ante el trabajo sexual o la pornografía de la segunda ola del feminismo.

Las feministas de tercera ola se centran en la "micropolítica" y desafían el concepto de lo que es bueno o malo para la mujer de la segunda ola.

La tercera ola del feminismo surgió como respuesta los fallos de la segunda ola, pero algunos acontecimientos marcaron el comienzo de esta corriente, como por ejemplo el caso de Anita Hill, una mujer que denunció por acoso sexual a Clarence Thomas, nominado para el Tribunal Supremo Norteamericano. Thomas negó las acusaciones y tras extensas deliberaciones, el Senado de Estados Unidos votó 52 a 48 a favor de Thomas. Como respuesta a este caso, Rebecca Walker publicó un artículo titulado "Becoming the Third Wave" (Convertirse en la tercera ola) en el cual declaró: "I am not a post-feminism feminist. I am the third-wave" (no soy una post-feminista, soy la tercera ola),  Otro hito en la historia de la tercera ola son los debates llamados "Guerras feministas por el sexo", considerados a veces como el inicio de la tercera ola, constituyeron una serie de encendidos debates en torno a las posturas ante el sexo, la prostitución, el sadomasoquismo y la transexualidad que enfrentaron al movimiento feminista con la comunidad feminista lésbica.

El feminismo ha llevado a importantes cambios en la sociedad, incluyendo el sufragio femenino, el empleo igualitario, el derecho de pedir el divorcio, el derecho de las mujeres de controlar sus propios cuerpos y decisiones médicas (como el controvertido tema de la Interrupción Voluntaria del Embarazo), entre otros.

Unas de las aportaciones más importantes del feminismo es el edificio teórico que han construido las diferentes autoras a lo largo de siglos; la teoría feminista, ha introducido en la sociedad y en el mundo académico, multitud de nuevos conceptos y áreas de estudio que, de no ser por la vitalidad del movimiento feminista, no habrían aparecido. Entre estos podemos destacar ejemplos como los estudios de género, la crítica literaria feminista, la teoría legal feminista o, de forma más indirecta, la teoría Queer.

El feminismo ha tenido una importante influencia en la legislación de gran parte de países del mundo, afectando a amplias áreas del ordenamiento jurídico, con leyes contra la violencia de género o leyes de paridad electoral, por poner algunos ejemplos, cabe mencionar la Ley 581 de 2000 en Colombia que impone una cuota mínima del 30% de mujeres; la Ley 7142 de 1990 de Costa Rica que impone un mínimo del 40%; el Código Federal de Procedimientos Electorales de México que limita al 70% la presencia de cualquiera de los sexos; la "ley de Igualdad" española que obliga a la paridad o la resolución del Consejo Electoral Venezolano de 2008, que obliga a que las postulaciones de los partidos tengan un 50% de mujeres.

Sin embargo, a pesar de los logros obtenidos, el movimiento feminista reivindica que todavía hay muchos cambios por hacer y que la mujer sigue estando en un estado de vulnerabilidad en contraste con el hombre, por ejemplo, en ningún país del mundo se ha logrado igual salario por igual trabajo,  el aborto espontáneo sigue siendo causa de muerte de muchas mujeres en el mundo (tercera causa de mortalidad materna en el mundo ) o el hecho de que aún hay muchos países donde las mujeres no tienen derecho a votar en igualdad con los hombres.

Conceptos clave

El amplio conjunto de conceptos, tecnicismos, que utiliza el feminismo tiene un enfoque muy concreto que se debe conocer para poder interpretar la teoría feminista de forma adecuada, algunos de los más importantes son:

El concepto de patriarcado es central dentro de la crítica racionalista a la sociedad que, como regla general, hace el feminismo. Antes de ser reformulado por la teoría feminista, el significado de este término se correspondía exactamente con su Etimología: la palabra "patriarca" se compone de las palabras griegas "άρχω" (mandar) y "πατήρ" (padre)  y desde antiguo denominó a la organización social que otorga la primacía a la parte masculina de la sociedad, e institucionaliza la influencia del padre de familia.

La introducción del concepto "patriarcado" en el debate feminista se debe a Kate Millett, en su libro "Sexual politics" (1970), y hoy en día es un componente esencial de casi todos los enfoques del feminismo, en particular, del feminismo radical. Dentro de la teoría feminista, el patriarcado ha pasado a significar el dominio del orden social por los hombres, que se manifiesta de innumerables formas, creando un estado de cosas que configura, de forma exterior a las mujeres, todos los aspectos de su existencia, a través de una violencia simbólica, de mitos y creencias que convierten la situación de subordinación en "lo natural", algunos ejemplos de esta subordinación patriarcal serían:

  • Salarios más bajos para las mujeres, según la OCDE, en los países miembros existe una diferencia salarial de género del 17% y se calcula que un 30% de esa diferencia se debe a causas discriminatorias.

  • Altera en favor del género masculino la sexualidad, orientándola hacia el placer de los hombres.

  • Influencia en ámbitos como el lenguaje, que trataría al género femenino como una excepción frente a la "norma" masculina (por ejemplo, al decir "los ciudadanos" incluiríamos a ciudadanos hombres y mujeres) o en inglés, la palabra "Woman" (mujer), que evolucionó del vocablo de inglés antiguo wifman que significa "humano femenino", mientras que "man" (hombre) en inglés antiguo significaba "humano" a secas, cayendo en desuso la palabra "werman" (humano masculino) alrededor del año 1000-1200 de nuestra era y pasando a usarse "man" para definir a todo el género humano y a los hombres.

  • El sistema de recompensas y castigos de la sociedad, que daría más importancia a las conductas masculinas que a las femeninas, definiendo los roles o estereotipos sexuales y que, por medio de de la ideología patriarcal, se presentan como naturales y universales.  Ejemplo de este hecho es la violencia de género, que era visto como algo natural y durante siglos las mujeres maltratadas se culpaban a si mismas y se avergonzaban por ser golpeadas, hasta que los medios de comunicación y la crítica al fenómeno rompieron esa lógica.

  • Reserva a las mujeres peores empleos y ocupaciones, como las tareas del hogar, que no suelen ser remuneradas y están revestidas de poco o nulo prestigio social, además de que, en muchos casos resultan incompatibles con una vida profesional plena.

Promedio de Horas semanales dedicadas al trabajo
ESPAÑA
MÉXICO
Doméstico
Extra-doméstico
Total
Doméstico
Extra-doméstico
Total
Hombres
17:44
22:34
40:19
9:57
40:44
50:41
Mujeres
28:52
15:32
44:23
46:01
14:52
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Revista de Economía Crítica, nº 6. Enero de 2008, pp 145-170
ISSN: 1696-0866

 

El concepto de "género" es central en la teoría feminista, que define el género (lo masculino/lo femenino), no como una realidad natural, consustancial al ser humano, si no como una construcción cultural.

De modo que el género sería el resultado de la inmersión en un conjunto de valores socialmente construidos que dan lugar a la concepción de "lo femenino" o de "lo masculino". Las características meramente biológicas (el sexo), a través de una evolución social, han sido revestidas de un conjunto de comportamientos, actitudes, percepciones, pensamientos, etc; que la humanidad ha impuesto a la mujer, ligando a las características biológicas sexuales una imagen concreta de lo que "debe" ser, creando la relación entre sexo (macho/hembra) y género.

Siendo cierto que las diferencias biológicas son deterministas, existe un proceso mucho más determinante de aculturación que es el que realmente marca el género. Desmontar la creencia de que la biología determina la condición femenina (o masculina), afirmando su naturaleza social es uno de los principales objetivos de la teoría de género.

El género dominante es el masculino, a través de la estructura patriarcal establece dicho dominio, necesitando diferenciarse del genero femenino y determinando el enfoque científico general, debido a esto, El surgimiento de los estudios de género en los años 70 en EUA va a provocar una ruptura en otras ciencias sociales, que van a verse obligadas a redefinir sus paradigmas, que hasta entonces estaban diseñados en clave meramente masculina, así, la sociología, la geografía o la psicología, en cuanto aparece la mujer (sexo) como objeto de estudio separado del género, tienen que redefinirse. Dejando de lado el paradigma del determinismo biológico y apareciendo una construcción racional de la relación de la sociedad con la mujer.

El género como construcción social y no biológica es una de las contribuciones más importantes de la teoría feminista y pone de relieve la multiplicidad de identidades, dando lugar, de forma indirecta, a la teoría queer. Aunque originariamente es una construcción teórica creada por médicos, psicoanalistas, etnólogos y sexólogos como John Money o Robert Stoller, a partir de los años 70, hasta los 90, las feministas van a hacer suyo el estudio de género, que va a posibilitar la aparición de una serie de campos de estudio sobre género en términos feministas.

El feminismo no cuestiona, de este modo, únicamente la construcción de la feminidad y de la mujer, sino también de la masculinidad el concepto de hombre, puesto que tanto la primera como la segunda forman parte del sistema sexo/género, al que Gayle Rubin dio forma y que supone en la actualidad una categoría de análisis antropológica. El sistema sexo/género asigna características culturales y, en consecuencia, artificiales y perfectamente modificables, a cada uno de los sexos en forma de pares: alto/bajo, arriba/abajo, delante/detrás, claro/oscuro, duro/blando, fuera(público)/dentro (privado),  castigando toda forma de disidencia, tanto por parte de mujeres como por parte de hombres. Es por ello que, motivado por el feminismo y dentro de éste surgen los estudios sobre masculinidades, que se enfrentan a una única concepción posible del hombre como ser sexuado, al que consideran también limitado por el patriarcado, si bien en menor medida que las mujeres. Se cuestiona, de esta forma, la figura del hombre y de lo masculino como ligada a la violencia, a lo fuerte, a lo insensible, a la ausencia de emociones, etc., abogando por la construcción de una masculinidad a la que se le permita la delicadeza, lo sensible, la emocionalidad o los cuidados, situándose así el hombre no en un plano superior a la mujer (ni tampoco inferior a ella) sino junto a ésta.

El "androcentrismo" es la visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino,  el androcentrismo convierte la visión del hombre en la única posible y establece una serie de paradigmas de estudio y análisis de la realidad concretos, en el caso de la investigación social, un estudio con enfoque antropocéntrico sería "un estudio, análisis o investigación desde la perspectiva masculina únicamente, y utilización posterior de los resultados como válidos para la generalidad de los individuos, hombres y mujeres".

La práctica totalidad de la producción intelectual era, hasta bien entrado el siglo XX, de caracter androcentrista y esta circunstancia ha sido instrumental para la creación de la identidad femenina a la medida del hombre (sector masculino de la sociedad).

Dado que a lo largo de la historia de la humanidad, la parte masculina de la sociedad ha sido la que ha escrito y teorizado sobre la sociedad, el androcentrismo es una consecuencia a la vez que una condición posibilitadora de este domínio, el androcentrismo se extiende a todos los ámbitos de la sociedad en general y de la producción intelectual en particular, afectando a ámbitos como la escuela y sus materiales educativos,  los medios de comunicación, la producción científica, la administración pública, la sanidad, la justicia, etc.

Las feministas en general tienen un acercamiento holístico hacia la política, creyendo en las palabras de Martin Luther King, "Una injusticia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todo lugar". Siguiendo dicha creencia, las feministas usualmente apoyan otros movimientos como el movimiento por los derechos civiles, el movimiento pacifista, el movimiento por la soberanía alimentaria o el movimiento por los derechos de los homosexuales. Al mismo tiempo, muchas feministas negras, como Angela Davis, critican que el movimiento feminista es dominado por mujeres blancas.

Algunos feminismos muestran su preocupación por el movimiento transexual, ya que desafía las distinciones entre el varón y la mujer. La transexualidad es rechazada por el feminismo radical, que considera que la masculinidad y la feminidad son construcciones socio-culturales, y por tanto, sentirse varón o mujer carece de sentido y contribuye al sexismo. Otras corrientes de feminismo reconocen, promocionan y reivindican los derechos humanos de las personas transexuales.

 

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