La canción más bella......
Los gustos musicales son muy subjetivos ya que mucho influyen en ellos nuestra edad, personalidad, experiencias vividas y un sinfín de variables. Personalmente soy fanático de la música de los ochenta pero no soy cerrado al resto de géneros musicales, tanto es así que considero que la canción más romántica y sensual de todas las épocas es "Je t'aime... moi non plus", que fue escrita por allá en la década de los sesenta por el mítico e incorregible Serge Gainsbourg, quien se la dedicó a su amante de turno, por aquella época la bellísima Brigitte Bardot.
Serge Gainsbourg era hijo de un inmigrante ruso que se ganaba la vida tocando el piano en bares y cabarés. Desde muy joven demostró cierto talento con los lienzos y pinceles, y al igual que la mayoría de parisinos de su generación, se consideraba un artista frustrado.
Luego de fracasar como pintor, se vio obligado a trabajar como pianista en clubes de segunda categoría, de gays y de striptease, ya que de alguna forma tenía que sobrevivir. Es de uno de esos antros, donde Serge conoce al escritor Boris Vian, quien –encantado con su carácter y amena conversación- le anima a escribir sus propias canciones.
Se convirtió entonces en un bohemio compositor francés, de aquellos que vivió el mayo del 68. Era un tipo rebelde, enemigo de la aristocracia, de la Iglesia y del estado. El prototipo del hombre nocturno, mujeriego y descomplicado, todo un mito de su generación, que igual, tuvo una muerte prematura debido a sus excesos con el alcohol, lo que acabó convirtiéndolo en leyenda y en el más envidiado de los hombres de su tiempo, ya que sin ser un adonis, en su currículum constaba haber seducido a una de las mujeres más deseadas de la época, a la despampanante Brigitte Bardot, a quien hizo cantar su bella y por aquel tiempo escandalosa canción, que no era más que la representación de un encuentro sexual entre dos amantes.
El tema es muy conocido por la repetición de la frase: "Je vais et je viens, entre tes reins" (Voy y vengo, entre tus caderas), todo esto entre sugerentes susurros y orgasmos hasta llegar al clímax.
Esta fue su canción más famosa y, como les dije anteriormente, fue escrita en 1967 para su amante en aquel entonces: Brigitte Bardot. Cuando fue grabada ella misma interpretó la voz femenina pero cuando la canción empezó a sonar promocionalmente en Francia -y ya se habían separado-, la diva se echó atrás y le pidió que por favor no saque más discos a la venta. Que en nombre de ese amor que alguna vez tuvieron, por favor retire el disco del mercado porque ahora estaba a punto de casarse con un empresario y tenía miedo de perjudicar su imagen. Serge no se hizo problema y la volvió a grabar en 1968 con la bella Jane Birkin, a quien terminó seduciendo en los estudios de grabación y la convirtió su nueva pareja.
La canción se convirtió en un éxito indiscutible en toda Europa a pesar de que fue censurada y prohibida en varios países, especialmente porque el periódico oficial del Vaticano, L'Osservatore, la calificó como obscena. Se prohibió difundirla en Italia, Suecia, España y el Reino Unido, pero eso contribuyó a que el acetato fuera el más solicitado en esa época a los contrabandistas, y era obvio, todos querían tener en su casa a la que empezaron a llamar "la canción más bella del mundo". Curiosamente, con censura y el Vaticano en contra, el disco llegó a ser #1 en las listas de Gran Bretaña.
El gran Serge, siempre polémico, en la década de los setentas también fue amenazado de muerte por por un grupo de radicales franceses porque había cometido el “sacrilegio” de grabar La Marsellesa en versión reggae en uno de sus viajes que hizo a Jamaica.
Su día a día, como él mismo lo aseguraba, era una fiesta contínua de alcohol, cigarros Gitanes y mujeres. Con esa vida, no era de extrañar que muriese por un paro cardíaco.
El gran Serge, siempre polémico, en la década de los setentas también fue amenazado de muerte por por un grupo de radicales franceses porque había cometido el “sacrilegio” de grabar La Marsellesa en versión reggae en uno de sus viajes que hizo a Jamaica.
Su día a día, como él mismo lo aseguraba, era una fiesta contínua de alcohol, cigarros Gitanes y mujeres. Con esa vida, no era de extrañar que muriese por un paro cardíaco.
Imaginen ustedes a cualquier bella francesa de la época. ¿Isabelle Adjani? ¿Catherine Deneuve? ¿la entonces quinceañera Vanessa Paradis?. Todas ellas sucumbieron ante él y estuvieron dispuestas a obedecer las órdenes de este hombre que conquistó a quien se propuso desde su 1,60 m de estatura y su “cara de destruido, pero destruido bien: por los excesos y por la vida”, como él mismo se catalogaba.
Serge murió sin haber hecho el amor con Whitney Huston, como claramente se lo dijo en directo en un programa de televisión, pero habiendo amado a muchas mujeres hermosas. Murió por haber sido un fumador empedernido y por haber bebido demasiados whiskies. Muchos se lo imaginan divirtiéndose en el cielo, de hecho después de su muerte, era una broma muy común en Francia, que debería estar seduciendo a la Virgen María escribiéndole una bella canción.
Se encuenta enterrado en el Cementerio de Montparnasse y su tumba sigue siendo un lugar de culto para sus fans.
Leer más en: http://www.sentadofrentealmundo.com/search/label/Historias%20Curiosas%20de%20la%20M%C3%BAsica#ixzz2lO1TzDgf
Under Creative Commons License: Attribution Non-Commercial
No hay comentarios:
Publicar un comentario