En repetidas oportunidades observo pacientes con diferentes grados de deshidratación, presentando signos y síntomas que indican el grado de deshidratación en la que se encuentran. Mi preocupación es que no existe una adecuada información sobre la importancia en la ingesta de líquidos que benefician al funcionamiento fisiológico del cuerpo humano. Es mas frecuente en niños y personas de la tercera edad, sus consecuencias leves pueden convertirse en graves. Mi interés es que usted se sienta informado ante la responsabilidad que tiene de su propio organismo.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de
la que ingiere, es decir cuando el balance hídrico es negativo, está desplazado
hacia la pérdida de agua. A menudo se acompaña de alteraciones en el balance de
sales minerales o de electrolitos del cuerpo, especialmente de sodio y potasio.
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de
la que ingiere es decir cuando el balance hídrico es negativo, está desplazado
hacia la pérdida de agua. A menudo se acompaña de alteraciones en el balance de
sales minerales o de electrolitos del cuerpo, especialmente de sodio y potasio.
En condiciones normales, el cuerpo pierde y debe reponer
unos 2-2,5 l de agua diarios. Respirar, orinar, defecar y sudar provoca
pérdidas de agua que deben reponerse diariamente. Si se pierde agua del
torrente sanguíneo, el cuerpo puede compensar un poco las pérdidas trasladando
agua de las células a los vasos sanguíneos, pero es una solución muy a corto
plazo. Si el agua perdida no se repone, el cuerpo puede sufrir serias
consecuencias.
El cuerpo es capaz de monitorizar la cantidad de agua que
necesita para funcionar. El mecanismo de la sed le indica al cuerpo que debe
beber cuando el contenido de agua del cuerpo se reduce. Hormonas como la
Hormona Anti-Diurética (HAD), trabajan con el riñón para limitar la cantidad de
agua que se pierde a través de la orina cuando el cuerpo debe conservar agua.
La ingesta y las pérdidas de agua son altamente variables, pero suelen
coincidir con una diferencia de menos del 0,1% a lo largo de un tiempo prolongado
gracias al control homeostático. La ingesta y las pérdidas de electrolitos
también están estrechamente vinculadas, tanto la una con la otra como con el
estado de hidratación.
Si la ingesta y las pérdidas de agua y de electrolitos,
especialmente de sodio y potasio, no se igualan, puede dar lugar a
deshidratación. Dependiendo de la tasa de pérdida de agua respecto a la de
electrolitos, la deshidratación puede clasificarse como isotónica, hipertónica
o hipotónica.
Deshidratación isotónica ?
Se caracteriza por una pérdida equitativa de agua y de
solutos del líquido extracelular, es decir, se pierde agua y sodio en
cantidades en las proporciones idénticas, lo que suele ocurrir en casos de
vómitos, diarrea o de una ingesta insuficiente. No se produce un intercambio
osmótico de agua del espacio intracelular al espacio extracelular. Se trata del
tipo de deshidratación frecuente en niños pequeños.
Deshidratación hipertónica ?
En este tipo de deshidratación la pérdida de agua es
superior a la pérdida de sal, es decir, se pierde proporcionalmente más agua
que sodio, lo que puede ocurrir debido a una ingesta de agua insuficiente, a un
exceso de sudor, a diuresis osmótica y a la ingesta de medicamentos diuréticos.
Se caracteriza por un intercambio osmótico de agua desde el líquido
intracelular al líquido extracelular. Este tipo de deshidratación es más común
en personas que sufren diabetes, y representa aproximadamente de un 10 a un 20%
de todos los casos pediátricos de deshidratación con diarrea.
Deshidratación hipotónica
En este caso se pierde proporcionalmente más sodio que agua,
como ocurre en casos de alta sudoración o de pérdidas de agua
gastrointestinales, o cuando el déficit de agua y de electrolitos se trata sólo
con reposición de agua. Se caracteriza por un intercambio osmótico de líquido
desde la región extracelular a la región intracelular. También se produce
cuando se ingiere demasiada cantidad de agua u otros líquidos sin ningún o con
muy poco contenido de sodio. Este tipo de deshidratación se produce en un 10 –
15% de los casos pediátricos de deshidratación con diarrea. Esta complicación
puede producir la muerte si conlleva una inflamación que causa presión en el
cerebro (edema cerebral). Este tipo de deshidratación se conoce como
hiponatremia.
¿Cuál es su causa?
La deshidratación leve es común y normalmente está provocada
por una ingesta insuficiente de líquidos a lo largo del día. En niños, la
diarrea es una causa común de deshidratación.
Continuamente se pierden líquidos a través de funciones
normales del cuerpo como son la sudoración, la respiración y la orina. Algunas
causas comunes de deshidratación incluyen la pérdida de agua gastrointestinal
debido a diarrea y a vómitos, un exceso de orina, una pérdida excesiva de agua
a través de la piel (sudoración) y de los pulmones (respiración) debido al
calor y/o a la humedad, la actividad física, la fiebre o las quemaduras.
Diarrea
Uno de los motivos por los que una persona puede perder
demasiada agua es por una infección que cause diarrea. La diarrea puede estar
causada por bacterias, virus o parásitos. Cada deposición puede conllevar una
pérdida significativa de agua que puede llegar hasta 1 litros por hora en casos
extremos. A nivel mundial, más de cuatro millones de niños mueren cada año de
deshidratación por diarrea.
Vómitos
La pérdida rápida de agua producida por vómitos intensos y
continuos aumenta la probabilidad de deshidratación, ya que es difícil
restaurar la hidratación mediante la ingesta de líquidos. El riesgo de
deshidratación por vómitos es más alto en bebés y en niños, en ancianos, en
gente con trastornos de la alimentación (por ejemplo, bulimia) y en cualquiera
que esté tomando medicamentos que provoquen vómitos.
Exceso de orina
Existen ciertos medicamentos que aumentan el gasto urinario
respecto a los niveles normales (por ejemplo los diuréticos), y hay trastornos
que afectan la función renal, dando lugar a una pérdida de agua corporal a
través de la orina. Algunos de los trastornos que pueden afectar la producción
de orina incluyen la diabetes y el cáncer de riñón. La diabetes está
caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre, causando altos niveles
de glucosa en la orina y un exceso de orina que puede producir deshidratación.
Sudoración
El sudor o la transpiración es un mecanismo de enfriamiento
utilizado por el cuerpo en situaciones de calor, humedad y actividad física. La
humedad puede jugar un papel más importante en la deshidratación que el calor,
ya que en el primer caso el sudor del cuerpo cae en gotas en vez de evaporarse,
y por tanto no produce una eliminación de calor del cuerpo. Sin embargo, se
producen altos niveles de sudoración si se realiza deporte u otra actividad
física tanto en condiciones de humedad como seca. La ropa pesada limita la
evaporación del sudor, lo que significa que el calor corporal no se disipa y
por tanto el cuerpo pierde más agua a medida que intenta eliminar más calor. La
acumulación de humedad por la falta de transpiración de la ropa provoca un
mayor aumento de la sensación de calor, incrementándose el grado o nivel de
sudoración o transpiración.
Fiebre o quemaduras
Estas alteraciones, incluyendo las quemaduras de sol,
aumentan la temperatura corporal, requiriendo una mayor cantidad de líquidos
para un funcionamiento adecuado del cuerpo. La fiebre se produce cuando hay una
infección y el cuerpo utiliza una cantidad significativa de agua en forma de
sudor para enfriarse. Las personas que han sufrido quemaduras se deshidratan
porque el agua penetra en la piel dañada y se pierde debido a la evaporación.
Una ingesta inadecuada de líquidos cuando hace calor o
cuando se realiza ejercicio físico también puede agotar los niveles de agua del
cuerpo. Cualquier persona puede deshidratarse, pero los niños pequeños, las
personas mayores y las personas con enfermedades crónicas o con sometidas a
tratamientos farmacológicos presentan un mayor riesgo.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Una pérdida de agua corporal equivalente a un 1% del peso
corporal normalmente se compensa en unas 24 horas: por un lado, la sed es una
señal fisiológica que estimula la ingesta de agua, provocando una mayor
sensación de tener que beber, y por otro, disminuye la pérdida de agua a través
de los riñones. Si la pérdida supera a la ingesta es posible que se produzca
una disminución del rendimiento físico y cognitivo y alteraciones en la
termorregulación y de la función cardiovascular.
La deshidratación leve puede producir síntomas como sed,
dolor de cabeza, debilidad, mareos y fatiga y generalmente provoca cansancio y
somnolencia. Los síntomas de una deshidratación moderada incluyen sequedad de
boca, poco o ningún volumen de orina, pesadez, un pulso cardiaco rápido y falta
de elasticidad de la piel. La deshidratación grave es una emergencia médica
potencialmente letal, y está caracterizada por sed extrema, falta de volumen de
orina, aceleración de la respiración, alteración del estado mental y piel fría
y húmeda.
Un aumento del nivel de deshidratación, con pérdidas de
líquidos de más de un 1% del peso corporal, puede dar lugar a una reducción
sucesiva del rendimiento físico y de la capacidad de controlar la temperatura
corporal. Con un déficit de líquidos de un 4% o más se pueden observar
descensos de rendimiento graves y dificultades de concentración, dolores de
cabeza, irritabilidad y somnolencia, y aumentos de la temperatura corporal y de
la tasa respiratoria. La deshidratación que provoca una pérdida de un 10% o más
del peso corporal puede provocar la muerte.
A medida que la deshidratación avanza, el volumen de agua en
el torrente sanguíneo baja, y puede producirse una bajada de la tensión
arterial. La función cardiovascular se ve afectada por niveles más y más altos
de deshidratación, con una subida de la tasa cardiaca y dificultades en el
mantenimiento del volumen de sangre que el corazón transporta a los tejidos. El
corazón bombea de forma más intensa para mantener el flujo sanguíneo que llega
a los órganos, pero la tensión arterial disminuye a medida que el volumen de
sangre se reduce. Una bajada del nivel del flujo sanguíneo que llega a la piel
y niveles bajos de hidratación frenan la sudoración y, por tanto, la capacidad
del cuerpo de disipar calor.
La deshidratación crónica puede aumentar el riesgo de
infección, especialmente del tracto urinario. Los riñones y otros órganos
importantes que reciben menos flujo sanguíneo pueden empezar a fallar. El fallo
renal es común, pero es reversible si es resultado de una deshidratación y si
se trata de manera precoz. Una reducción del flujo sanguíneo al cerebro puede
causar confusión, afectando tanto la función cognitiva como la coordinación.
Consultas
Telf. 02 2236069 / 0997388009
Quito - Ecuador
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