Adán cromosomal-Y
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Según la genética poblacional del cromosoma Y, el Adán cromosomal-Y o Adán cromosómico habría sido un hombre africano (homólogo de la Eva mitocondrial) que en la evolución humana correspondería al ancestro común más reciente humano masculino que poseía el cromosoma Y del cual descienden todos los «cromosomas Y» de la población humana actual. Por ello, el Adán cromosómico-Y correspondería a un único antepasado masculino del cual convergería el ADN del cromosoma Y de toda la población actual de Homo sapiens (seres humanos).
Se estimaba que el Adán cromosómico-Y habría vivido entre hace 60.000 y 90.000 años,[1] y sus descendientes se habrían extendido por todo el planeta. Sin embargo un reciente análisis (2011) extiende su edad a 140.000 años. (véase: Haplogrupos del cromosoma Y humano)
El Adán cromosómico-Y recibe su nombre del personaje Adán que se relata en el libro del Génesis (en la Biblia). Esto ha llevado a algunos malentendidos entre el público general. Una opinión común es creer que este Adán habría sido el único hombre que vivía en su tiempo. Sin embargo otros creen que hombres anteriores a Adán pertenecientes igualmente a aquella época, probablemente también habrían tenido descendencia hasta hoy en día. Sin embargo, solo el Adán cromosómico-Y fue quien produjo una línea completa de hijos varones hasta el día de hoy; y es el ancestro del cual converge toda la población actual.
También se le denomina ACMR-Y (en inglés Y-MRCA), siglas del "ancestro común más reciente según el cromosoma Y".
El Adán cromosómico-Y sería el varón del cual descienden todos los cromosomas Y, que determinan el sexo masculino. Un estudio biológico de la Universidad de Stanford sobre 93 polimorfismos genéticos humanos hallados en este cromosoma, en 1000 individuos de 21 regiones del mundo, calculó que un antepasado o grupo de antepasados masculinos comunes a todos los humanos actuales vivió en África hace unos 40.000 a 50.000 años,[3] lo que coincide con un estudio de 1996. Para el 2003 se calculaba una antigüedad de 60.000 años y se sostenía que el antepasado masculino común fue bastante posterior a la antepasada común, por razones que se desconocen y se consideraba que la aparición del Adán cromosómico-Y estaría relacionada con la "Teoría de la catástrofe de Toba".
Sin embargo los estudios en general, no incluyen el genoma completo del cromosoma Y de todos los individuos testeados, por lo que era de esperar que estudios más profundos encontrasen mutaciones más antiguas. Es así que un equipo genetista italiano, encontró en poblaciones aisladas del África Occidental, África del Norte y en pigmeos bakola del Camerún, los linajes relictos A1a y A1b, que aumentan la edad de Adán al menos al doble de lo previamente calculado, estimándose actualmente (2011) unos 142.000 años de antigüedad.
Así como los cromosomas-Y se heredan por vía paterna, las mitocondrias se heredan por vía materna. Por lo tanto es válido aplicar los mismos principios con estos. El ancestro común más cercano por vía materna ha sido apodado Eva mitocondrial.
Sin embargo es muy importante aclarar, que de acuerdo a lo que el conocimiento actual es capaz de explicar, los Adán y Eva científicos no habrían vivido ni en la misma época ni en la misma región dentro de África. Por el contrario, se estima que mientras la existencia del Adán cromosómico habría tenido lugar en el África centro-occidental, Eva habría vivido en África Oriental unos 50 mil años antes.
El árbol filogenético del Adán cromosómico se organiza en grupos de
haplotipos (haplogrupos)
del siguiente modo:
Adán cromosómico-Y
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IJK
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IJ
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LT
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MNOPS
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El origen africano de los humanos modernos está determinado con base
en la información sobre la historia de nuestra especie, la cual viene de varias
fuentes tales como el registro paleoantropológico, los restos arqueológicos
y las inferencias históricas basadas en las diferencias genéticas
actuales observadas en los humanos. Aunque estas fuentes de información son
fragmentarias, han ido convergiendo en los años recientes en la misma historia
general, dando como resultado un origen para el Homo sapiens en el África subsahariana entre hace 140.000 y
200.000 años; lo que se ha dado en llamar la teoría Out of Africa, Teoría
desde África o Hipótesis de la Migración de África.
Historia de la teoría
Ya en el s.XIX, el etnólogo James Prichard sostenía
que habían suficientes razones para concluir que los hombres descendían de la
población negra de África (Prichard, 1851). Charles
Darwin fue uno de los primeros en proponer un ancestro común para
los organismos vivientes, y sostuvo que el hombre tendría con más probabilidad
sus ancestros tempranos en África, dada la presencia allí de simios
antropomorfos como el gorila y el chimpancé (Darwin, 1871).
Con el advenimiento del estudio del ADN
mitocondrial, se tiene el respaldo genético a la tradicional Hipótesis
de la migración de África. En 1980 Brown propuso por primera vez que los
humanos modernos poseerían un ancestro común mitocondrial que habría vivido
hace unos 180.000 años (Brown, 1980). En 1987 los investigadores Rebecca Cann,
Stoneking y Wilson demostraron que el Homo sapiens se originó en África
calculando entre 140.000 y 290.000 años atrás y migró de allí al resto del
mundo, sustituyendo a los humanos arcaicos (Cann, 1987).
Evidencia fósil
La evidencia paleoantropológica existente sugiere que los humanos
anatómicamente modernos evolucionaron en África, durante los últimos 200.000
años, de una población preexistente de humanos (Klein, 1999). Aunque no es
fácil definir "anatómicamente moderno" de una manera que incluya a
todos los humanos vivientes y excluya a todos los humanos arcaicos (Lieberman et al.,
2002). El acuerdo generalmente sobre las características físicas de la anatomía
moderna incluyen un cráneo altamente redondeado, retracción facial y un
esqueleto ligero y esbelto, en contra de uno pesado y robusto (Lahr, 1996). Los
primeros fósiles con estas características se encontraron en África
oriental en el río Omo, siendo fechados en aproximadamente
195.000 años (Proyecto Genográfico; White et al., 2003; McDougall et
al., 2005) y su antigüedad coincide con lo estipulado para la Eva
mitocondrial. Estos primeros fósiles son conocidos como los Hombres de
Kibish o restos Omo I y se consideran los Homo sapiens
más antiguos. En ese tiempo, la población de humanos anatómicamente modernos
parece haber sido pequeña y localizada (Harpending et al., 1998). En
cambio poblaciones de humanos arcaicos que fueron más grandes, vivieron en
varias partes del Mundo Antiguo, incluyendo los neandertales en Europa y otras
especies de humanos como el Homo erectus de Asia (Swisher et al.,
1994).
Arqueología del
comportamiento moderno
El hallazgo de restos que demuestran comportamiento moderno, se consideran
evidencias consistentes de la presencia del Homo sapiens. Es muy
conocido que en Europa la conducta humana moderna da lugar al paleolítico superior hace 30.000 años;
pero mucho antes en África, se han encontrado indicios materiales de la
presencia de humanos modernos tales como representaciones abstractas en ocre
rojo en la cueva Blombos (Sudáfrica) de más de 70.000 años (Henshilwood 2002). También
en yacimientos de Howiesons Poort y Stillbay (Sudáfrica), en donde se
encontraron puntas líticas y puntas de flechas de
hueso con unos 60 a 70.000 años.1
Más antiguos aún, son restos de puntas de flechas y herramientas de hueso para
pescar encontrados en el Congo, con 90.000 años de antigüedad (Calvin,
2004).
Fuentes más recientes han encontrado indicios de comportamiento moderno
temprano en Pinncle Point (Sudáfrica) con una antigüedad de hasta unos 164.000
años, encontrándose cuchillas hechas según el método Levallois, donde la piedra labrada fue
tratada con calor y se encontró 57 piezas con pigmento ocre rojo.
Evidencia
antropológica
La antropología física también aporta indicios
sobre el origen africano del hombre moderno. Un estudio craneométrico
de la Universidad de Cambridge utilizando una muestra grande (6.000 cráneos),
concluye que cuanto mayor es la distancia con el continente africano, será proporcionalmente
menor la variabilidad fenotípica, estableciendo un origen probable de los humanos
modernos en la región sur-central de África (Manica, 2007).
Evidencia
microbiológica
El estudio microbiológico de la bacteria gástrica humana (Helicobacter pylori), ha revelado que la
distribución de cepas
(variedades) está relacionada con los patrones de migración en los humanos. Se
ha concluido que tanto los humanos modernos como estas bacterias son
originarios del África subsahariana, dada la mayor diversidad allí, y de ahí
habrían emigrado fuera de África hace unos 50.000-70.000 años (Linz, 2007).
Evidencia lingüística
El estudio histórico de las lenguas (paleolingüística), las relaciones entre ellas y
la reconstrución de las lenguas ancestrales, están limitados a una antigüedad
de pocos miles de años. Sin embargo, una nueva teoría propone que el mayor
número de fonemas estaría relacionado con las regiones pobladas con mayor
antigüedad, en donde la expansión migratoria tiene por característica un efecto
fundador, el cual se forma por los cuellos de botella poblacionales, lo que
produciría que las poblaciones más alejadas o aisladas reflejen una disminución
en el número de fonemas. Un estudio que analiza 504 lenguas vivas encontró que las lenguas que contienen más
sonidos se hablan en África y los que contienen menor número están en
Sudamérica e islas de Oceanía; así pues por ejemplo mientras el hawaiano
tiene 13 sonidos, el idioma joisán
!Xu llega a 141. Ello demostraría un origen de las lenguas humanas modernas al
Sur de África y sería probable la existencia de un idioma proto-sapiens.
Algunos lingüistas sugieren que los pueblos joisán
y los hadza/sandawe estuvieron
antiguamente relacionados; sin embargo estos pueblos, según la genética
poblacional, se habrían separado entre sí hace unos 100.000 años, por lo que
esto permite creer que es posible que los fonemas denominados clics
(chasquidos) típicos de las lenguas
joisanas, hayan sido elementos que formaron parte de las lenguas
primigenias de los humanos modernos.
Evidencia genética
Desde los años 1990, ha sido común el uso de genotipos
multilocus para distinguir diferentes grupos humanos y para colocar
individuos en grupos (Bamshad et al., 2004). Estos datos han llevado a
una redefinición biológica de las razas humanas como linajes evolucionarios y
la descripción de ellas en términos cladísticos.
La técnica de genotipar multilocus se ha usado para determinar patrones
de la historia demográfica humana. Así, el concepto de "raza"
proporcionado por estas técnicas se puede sustituir por el de ascendencia,
entendido ampliamente.
Los estudios de la variación genética humana también insinúan que África
fue el origen ancestral de todos los humanos modernos, y que el Homo sapiens
sapiens migró de África y sustituyó a las demás especies de Homo. Un
estudio sobre las distancias genéticas entre continentes puede resumirse en un
esquema simplificado con el siguiente cladograma:
Mapa del origen africano de los humanos modernos creado a partir de la genómica mitocondrial. Las líneas indican la
antigüedad aproximada de las poblaciones. En África
Oriental se habría originado Eva
mitocondrial, expandiéndose por toda el África subsahariana a través de los haplogrupos de ADN mitocondrial
humano L0, L1, L2, L3, L4, L5 y L6. En cambio M y N representan las
primeras migraciones fuera de África.
Artículo principal: Ascendencia mitocondrial africana.
Los datos existentes sobre la variación genética humana apoyan y extienden
las conclusiones basadas en la evidencia fósil. Las poblaciones africanas
muestran mayor diversidad genética respecto a las poblaciones del resto del
mundo, insinuando que los humanos aparecieron primero en África y posteriormente
colonizaron Eurasia y América (Tishkoff y Williams, 2002; Yu et al.,
2002; Tishkoff y Verrelli, 2003). La variación genética observada fuera de
África es siempre un subconjunto de la variación dentro de África, un patrón
que se produciría si los migrantes de África fueron limitados en número y
llevaron sólo parte de la variabilidad genética de África con ellos
(Cavalli-Sforza y Feldman, 2003). Los patrones de variación genética sugieren
una expansión de población anterior dentro de África seguida por una subsiguiente
expansión en las poblaciones no africanas, y las fechas calculadas para las
expansiones generalmente coinciden con el registro arqueológico (Jorde et
al., 1998).
Los aspectos de la relación entre humanos anatómicamente modernos y arcaicos permanecen discutibles. Los estudios
de ADNmt
(Ingman et al., 2000), el cromosoma Y
(Underhill et al., 2000), porciones del cromosoma X
(Kaessmann et al., 1999), y muchas (aunque no todas) las regiones autosomales
(Harpending y Rogers, 2000) apoyan la "hipótesis de la migración de
África" de la historia humana, en donde los humanos modernos aparecieron
primero en África subsahariana y entonces migraron desde África al resto del
mundo, con poco o ningún cruce con las poblaciones arcaicas que gradualmente
reemplazaron (Tishkoff et al., 2000; Stringer, 2002).
Los nuevos grupos que aparecen fuera de África, incluyendo a los europeos,
asiáticos,
amerindios
y aborígenes australianos, resultaron ser un
único grupo relacionado (monofilético),
resultante de una gran migración de África, que puede ser dividido razonablemente en los
grupos euroasiáticos del oeste, del este y el australiano, este último del cual
se cree que es uno de los primeros grupos que se mantuvo aislado.
Adán y Eva científicos
Dentro de la búsqueda del origen de los humanos modernos, ha destacado la genética poblacional a través del ADN
mitocondrial y del cromosoma Y. El ADN mitocondrial nos muestra la
ascendencia matrilineal en donde nuestro ancestro común más reciente se le ha
denominado Eva mitocondrial, mientras que el cromosoma Y
muestra la ascendencia patrilineal que nos lleva hasta el Adán cromosómico.
La comparación entre la ascendencia matrilineal y la patrilineal, da como
resultado dos historias diferentes pero con determinados puntos de confluencia.
A la Eva mitocondrial se le ha dado una
antigüedad promedio de 190.000 ±40.000 años (Soares 2009) y el lugar en que
vivió podría coincidir con el de la mayor diversidad genética mitocondrial, el
cual se encuentra en el África
oriental, particularmente en Tanzania
(Gonder 2006). Es de notar que estos hallazgos coinciden con la evidencia
fósil, en donde los humanos modernos más antiguos (los hombres de
Kibish), han sido encontrados al Este de África (específicamente en Etiopía)
y fueron datados con 195.000 años de antigüedad.
En cambio al Adán cromosómico, que es también de origen
africano, se le ha dado una antigüedad de unos 75.000, mucho más reciente que
Eva. Sin embargo nuevas
investigaciones de las ramas africanas más antiguas, le darían una antigüedad
de 140.000 años.
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