viernes, 24 de agosto de 2012

ADAN CROMOSOMAL Y





Adán cromosomal-Y

WIKIPEDIA - Enciclopedia Libre


Según la genética poblacional del cromosoma Y, el Adán cromosomal-Y o Adán cromosómico habría sido un hombre africano (homólogo de la Eva mitocondrial) que en la evolución humana correspondería al ancestro común más reciente humano masculino que poseía el cromosoma Y del cual descienden todos los «cromosomas Y» de la población humana actual. Por ello, el Adán cromosómico-Y correspondería a un único antepasado masculino del cual convergería el ADN del cromosoma Y de toda la población actual de Homo sapiens (seres humanos).

Se estimaba que el Adán cromosómico-Y habría vivido entre hace 60.000 y 90.000 años,[1] y sus descendientes se habrían extendido por todo el planeta. Sin embargo un reciente análisis (2011) extiende su edad a 140.000 años. (véase: Haplogrupos del cromosoma Y humano)

El Adán cromosómico-Y recibe su nombre del personaje Adán que se relata en el libro del Génesis (en la Biblia). Esto ha llevado a algunos malentendidos entre el público general. Una opinión común es creer que este Adán habría sido el único hombre que vivía en su tiempo. Sin embargo otros creen que hombres anteriores a Adán pertenecientes igualmente a aquella época, probablemente también habrían tenido descendencia hasta hoy en día. Sin embargo, solo el Adán cromosómico-Y fue quien produjo una línea completa de hijos varones hasta el día de hoy; y es el ancestro del cual converge toda la población actual.

También se le denomina ACMR-Y (en inglés Y-MRCA), siglas del "ancestro común más reciente según el cromosoma Y".

El Adán cromosómico-Y sería el varón del cual descienden todos los cromosomas Y, que determinan el sexo masculino. Un estudio biológico de la Universidad de Stanford sobre 93 polimorfismos genéticos humanos hallados en este cromosoma, en 1000 individuos de 21 regiones del mundo, calculó que un antepasado o grupo de antepasados masculinos comunes a todos los humanos actuales vivió en África hace unos 40.000 a 50.000 años,[3] lo que coincide con un estudio de 1996.  Para el 2003 se calculaba una antigüedad de 60.000 años  y se sostenía que el antepasado masculino común fue bastante posterior a la antepasada común, por razones que se desconocen y se consideraba que la aparición del Adán cromosómico-Y estaría relacionada con la "Teoría de la catástrofe de Toba".

Sin embargo los estudios en general, no incluyen el genoma completo del cromosoma Y de todos los individuos testeados, por lo que era de esperar que estudios más profundos encontrasen mutaciones más antiguas. Es así que un equipo genetista italiano, encontró en poblaciones aisladas del África Occidental, África del Norte y en pigmeos bakola del Camerún, los linajes relictos A1a y A1b, que aumentan la edad de Adán al menos al doble de lo previamente calculado, estimándose actualmente (2011) unos 142.000 años de antigüedad.

Así como los cromosomas-Y se heredan por vía paterna, las mitocondrias se heredan por vía materna. Por lo tanto es válido aplicar los mismos principios con estos. El ancestro común más cercano por vía materna ha sido apodado Eva mitocondrial.

Sin embargo es muy importante aclarar, que de acuerdo a lo que el conocimiento actual es capaz de explicar, los Adán y Eva científicos no habrían vivido ni en la misma época ni en la misma región dentro de África. Por el contrario, se estima que mientras la existencia del Adán cromosómico habría tenido lugar en el África centro-occidental, Eva habría vivido en África Oriental unos 50 mil años antes.

El árbol filogenético del Adán cromosómico se organiza en grupos de haplotipos (haplogrupos) del siguiente modo:

Adán cromosómico-Y
A
B
D
E
C
F
G
H
IJK
IJ
K
I
J
LT
MNOPS
L
T
M
P
S
N
O
Q
R

 

El origen africano de los humanos modernos está determinado con base en la información sobre la historia de nuestra especie, la cual viene de varias fuentes tales como el registro paleoantropológico, los restos arqueológicos y las inferencias históricas basadas en las diferencias genéticas actuales observadas en los humanos. Aunque estas fuentes de información son fragmentarias, han ido convergiendo en los años recientes en la misma historia general, dando como resultado un origen para el Homo sapiens en el África subsahariana entre hace 140.000 y 200.000 años; lo que se ha dado en llamar la teoría Out of Africa, Teoría desde África o Hipótesis de la Migración de África.

Historia de la teoría

Ya en el s.XIX, el etnólogo James Prichard sostenía que habían suficientes razones para concluir que los hombres descendían de la población negra de África (Prichard, 1851). Charles Darwin fue uno de los primeros en proponer un ancestro común para los organismos vivientes, y sostuvo que el hombre tendría con más probabilidad sus ancestros tempranos en África, dada la presencia allí de simios antropomorfos como el gorila y el chimpancé (Darwin, 1871).

Con el advenimiento del estudio del ADN mitocondrial, se tiene el respaldo genético a la tradicional Hipótesis de la migración de África. En 1980 Brown propuso por primera vez que los humanos modernos poseerían un ancestro común mitocondrial que habría vivido hace unos 180.000 años (Brown, 1980). En 1987 los investigadores Rebecca Cann, Stoneking y Wilson demostraron que el Homo sapiens se originó en África calculando entre 140.000 y 290.000 años atrás y migró de allí al resto del mundo, sustituyendo a los humanos arcaicos (Cann, 1987).

Evidencia fósil

La evidencia paleoantropológica existente sugiere que los humanos anatómicamente modernos evolucionaron en África, durante los últimos 200.000 años, de una población preexistente de humanos (Klein, 1999). Aunque no es fácil definir "anatómicamente moderno" de una manera que incluya a todos los humanos vivientes y excluya a todos los humanos arcaicos (Lieberman et al., 2002). El acuerdo generalmente sobre las características físicas de la anatomía moderna incluyen un cráneo altamente redondeado, retracción facial y un esqueleto ligero y esbelto, en contra de uno pesado y robusto (Lahr, 1996). Los primeros fósiles con estas características se encontraron en África oriental en el río Omo, siendo fechados en aproximadamente 195.000 años (Proyecto Genográfico; White et al., 2003; McDougall et al., 2005) y su antigüedad coincide con lo estipulado para la Eva mitocondrial. Estos primeros fósiles son conocidos como los Hombres de Kibish o restos Omo I y se consideran los Homo sapiens más antiguos. En ese tiempo, la población de humanos anatómicamente modernos parece haber sido pequeña y localizada (Harpending et al., 1998). En cambio poblaciones de humanos arcaicos que fueron más grandes, vivieron en varias partes del Mundo Antiguo, incluyendo los neandertales en Europa y otras especies de humanos como el Homo erectus de Asia (Swisher et al., 1994).

Arqueología del comportamiento moderno

El hallazgo de restos que demuestran comportamiento moderno, se consideran evidencias consistentes de la presencia del Homo sapiens. Es muy conocido que en Europa la conducta humana moderna da lugar al paleolítico superior hace 30.000 años; pero mucho antes en África, se han encontrado indicios materiales de la presencia de humanos modernos tales como representaciones abstractas en ocre rojo en la cueva Blombos (Sudáfrica) de más de 70.000 años (Henshilwood 2002). También en yacimientos de Howiesons Poort y Stillbay (Sudáfrica), en donde se encontraron puntas líticas y puntas de flechas de hueso con unos 60 a 70.000 años.[1] Más antiguos aún, son restos de puntas de flechas y herramientas de hueso para pescar encontrados en el Congo, con 90.000 años de antigüedad (Calvin, 2004).

Fuentes más recientes han encontrado indicios de comportamiento moderno temprano en Pinncle Point (Sudáfrica) con una antigüedad de hasta unos 164.000 años, encontrándose cuchillas hechas según el método Levallois, donde la piedra labrada fue tratada con calor y se encontró 57 piezas con pigmento ocre rojo.

Evidencia antropológica

La antropología física también aporta indicios sobre el origen africano del hombre moderno. Un estudio craneométrico de la Universidad de Cambridge utilizando una muestra grande (6.000 cráneos), concluye que cuanto mayor es la distancia con el continente africano, será proporcionalmente menor la variabilidad fenotípica, estableciendo un origen probable de los humanos modernos en la región sur-central de África (Manica, 2007).

Evidencia microbiológica

El estudio microbiológico de la bacteria gástrica humana (Helicobacter pylori), ha revelado que la distribución de cepas (variedades) está relacionada con los patrones de migración en los humanos. Se ha concluido que tanto los humanos modernos como estas bacterias son originarios del África subsahariana, dada la mayor diversidad allí, y de ahí habrían emigrado fuera de África hace unos 50.000-70.000 años (Linz, 2007).

Evidencia lingüística

El estudio histórico de las lenguas (paleolingüística), las relaciones entre ellas y la reconstrución de las lenguas ancestrales, están limitados a una antigüedad de pocos miles de años. Sin embargo, una nueva teoría propone que el mayor número de fonemas estaría relacionado con las regiones pobladas con mayor antigüedad, en donde la expansión migratoria tiene por característica un efecto fundador, el cual se forma por los cuellos de botella poblacionales, lo que produciría que las poblaciones más alejadas o aisladas reflejen una disminución en el número de fonemas. Un estudio que analiza 504 lenguas vivas  encontró que las lenguas que contienen más sonidos se hablan en África y los que contienen menor número están en Sudamérica e islas de Oceanía; así pues por ejemplo mientras el hawaiano tiene 13 sonidos, el idioma joisán !Xu llega a 141. Ello demostraría un origen de las lenguas humanas modernas al Sur de África y sería probable la existencia de un idioma proto-sapiens.

Algunos lingüistas sugieren que los pueblos joisán y los hadza/sandawe estuvieron antiguamente relacionados; sin embargo estos pueblos, según la genética poblacional, se habrían separado entre sí hace unos 100.000 años, por lo que esto permite creer que es posible que los fonemas denominados clics (chasquidos) típicos de las lenguas joisanas, hayan sido elementos que formaron parte de las lenguas primigenias de los humanos modernos.

Evidencia genética

Desde los años 1990, ha sido común el uso de genotipos multilocus para distinguir diferentes grupos humanos y para colocar individuos en grupos (Bamshad et al., 2004). Estos datos han llevado a una redefinición biológica de las razas humanas como linajes evolucionarios y la descripción de ellas en términos cladísticos. La técnica de genotipar multilocus se ha usado para determinar patrones de la historia demográfica humana. Así, el concepto de "raza" proporcionado por estas técnicas se puede sustituir por el de ascendencia, entendido ampliamente.

Los estudios de la variación genética humana también insinúan que África fue el origen ancestral de todos los humanos modernos, y que el Homo sapiens sapiens migró de África y sustituyó a las demás especies de Homo. Un estudio sobre las distancias genéticas entre continentes puede resumirse en un esquema simplificado con el siguiente cladograma:


Mapa del origen africano de los humanos modernos creado a partir de la genómica mitocondrial. Las líneas indican la antigüedad aproximada de las poblaciones. En África Oriental se habría originado Eva mitocondrial, expandiéndose por toda el África subsahariana a través de los haplogrupos de ADN mitocondrial humano L0, L1, L2, L3, L4, L5 y L6. En cambio M y N representan las primeras migraciones fuera de África.

 

Artículo principal: Ascendencia mitocondrial africana.

 


Los datos existentes sobre la variación genética humana apoyan y extienden las conclusiones basadas en la evidencia fósil. Las poblaciones africanas muestran mayor diversidad genética respecto a las poblaciones del resto del mundo, insinuando que los humanos aparecieron primero en África y posteriormente colonizaron Eurasia y América (Tishkoff y Williams, 2002; Yu et al., 2002; Tishkoff y Verrelli, 2003). La variación genética observada fuera de África es siempre un subconjunto de la variación dentro de África, un patrón que se produciría si los migrantes de África fueron limitados en número y llevaron sólo parte de la variabilidad genética de África con ellos (Cavalli-Sforza y Feldman, 2003). Los patrones de variación genética sugieren una expansión de población anterior dentro de África seguida por una subsiguiente expansión en las poblaciones no africanas, y las fechas calculadas para las expansiones generalmente coinciden con el registro arqueológico (Jorde et al., 1998).

Los aspectos de la relación entre humanos anatómicamente modernos y arcaicos permanecen discutibles. Los estudios de ADNmt (Ingman et al., 2000), el cromosoma Y (Underhill et al., 2000), porciones del cromosoma X (Kaessmann et al., 1999), y muchas (aunque no todas) las regiones autosomales (Harpending y Rogers, 2000) apoyan la "hipótesis de la migración de África" de la historia humana, en donde los humanos modernos aparecieron primero en África subsahariana y entonces migraron desde África al resto del mundo, con poco o ningún cruce con las poblaciones arcaicas que gradualmente reemplazaron (Tishkoff et al., 2000; Stringer, 2002).

Los nuevos grupos que aparecen fuera de África, incluyendo a los europeos, asiáticos, amerindios y aborígenes australianos, resultaron ser un único grupo relacionado (monofilético), resultante de una gran migración de África,  que puede ser dividido razonablemente en los grupos euroasiáticos del oeste, del este y el australiano, este último del cual se cree que es uno de los primeros grupos que se mantuvo aislado.

Adán y Eva científicos

Dentro de la búsqueda del origen de los humanos modernos, ha destacado la genética poblacional a través del ADN mitocondrial y del cromosoma Y. El ADN mitocondrial nos muestra la ascendencia matrilineal en donde nuestro ancestro común más reciente se le ha denominado Eva mitocondrial, mientras que el cromosoma Y muestra la ascendencia patrilineal que nos lleva hasta el Adán cromosómico.

La comparación entre la ascendencia matrilineal y la patrilineal, da como resultado dos historias diferentes pero con determinados puntos de confluencia.

A la Eva mitocondrial se le ha dado una antigüedad promedio de 190.000 ±40.000 años (Soares 2009) y el lugar en que vivió podría coincidir con el de la mayor diversidad genética mitocondrial, el cual se encuentra en el África oriental, particularmente en Tanzania (Gonder 2006). Es de notar que estos hallazgos coinciden con la evidencia fósil, en donde los humanos modernos más antiguos (los hombres de Kibish), han sido encontrados al Este de África (específicamente en Etiopía) y fueron datados con 195.000 años de antigüedad.

En cambio al Adán cromosómico, que es también de origen africano, se le ha dado una antigüedad de unos 75.000, mucho más reciente que Eva.  Sin embargo nuevas investigaciones de las ramas africanas más antiguas, le darían una antigüedad de 140.000 años.


 

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