domingo, 30 de agosto de 2020

MEDITACIÓN VIPASSANA

 








 

Cuenta  la  leyenda que  Buda  alcanzó  la  Iluminación  mediante  esta  práctica.  Está  compuesta  por  tres sencillos pasos y trae como consecuencia un cuarto estado, el del conocimiento del Ser. 

 

Voy a tratar de describirlos siguiendo al maestro espiritual Osho, pues considero - de todas las descripciones de esta meditación que he leído- que es quien mejor se acerca a la esencia de la misma.

 

1.- Observación del cuerpo. El sentido literal de la palabra “vipassana”  es  “mirar”.  Esto  es,  sencillamente  lo  que  tenemos que  hacer.  Par  realizar  esta  meditación  no  es  necesario  estar sentado en la postura del yogui, puedes hacerla mientras caminas, mientras comes, mientras estás tumbado en la cama, etc. Comienza por estar completamente atento a los movimientos de  tu  cuerpo,  al  movimiento  de  la  mano,  de  la  cabeza. 

 

Trata de observar la poeticidad que subyace a todo movimiento, en comunión con la respiración, observando la dualidad entre movimiento  y  quietud,  como  si  fueses  observador  de  una  danza corporal. No trates de dirigir el cuerpo sino de sentirte dirigido por él. 

 

2.- Observación  de  los  pensamientos.  Una  vez  que  aprendes a observar los actos del cuerpo tendrás que adentrarte en el diván del pensamiento. La única condición es no juzgar estos pensamientos, observar cómo llegan y se van y tú te conviertes en el observador de los mismos. Poco a poco se irán disipando, a medida que relajas tu mente, que no tratas de forzar nada los pensamientos  igual  que  vienen  se  van.  

 

Sólo hay  que  “observar  los  pensamientos  como  si  fuesen  nubes  pasando por el cielo”. El observar de este modo hace que te con-viertas en un espejo de ti mismo.

 

3.- Observación  de  las  emociones.  Conforme  tu  pensamiento se vaya disipando verás tus propias emociones más reales. Trata de no participar de ellas. Puede que te sientas triste, alegre, melancólico... Mirando el corazón te conviertes en observador imparcial de tus emociones, solamente te haces cons-ciente  de  que  están  ahí,  no  te  identificas  con  ellas,  solamente las sientes, sientes tu corazón. 

 

4.- Del corazón al Ser. Es tu corazón el que palpita, el que se  funde  con  tu  Ser  y  no  tratas  de  cambiarlo,  de  interferir  en él. Sólo tienes que esperar. Entonces tu Ser se desvela y emana libre  de  todo.  Simplemente  sucede,  accedes  a  la  esencia  de  ti mismo. Es  aconsejable  hacer  esta  meditación  mientras  se  camina lentamente, preferiblemente por el campo. 

 

Observando tus pasos,  liberándote  de  tus  ideas  mentales,  centrando  todo  tu  Ser en el corazón, experimentando el éxtasis de las emociones has-ta que éstas se convierten en una sola, en conciencia plena de uno mismo, en pura contemplación.  

Buda dijo: “Es parte de mi meditación siempre caminar como si estuvieras adentrándote en un río de agua fría en invierno... despacio, alerta, porque el agua  del  río  está  muy  fría;  alerta  porque  la  corriente  es  muy fuerte; observando cada uno de los pasos porque puedes resba-lar con las piedras del río”. 

 

El caminar se  convierte en una bella experiencia metafísica contemplativa.








EFECTO MARIPOSA O LA TEORÍA DEL CAOS

 







 

Quizá hayas escuchado hablar alguna vez sobre el efecto mariposa, pero no entiendas muy bien a qué se refiere concretamente… estamos hablando de la teoría del caos. “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en la otra parte del mundo”. Esta frase resume lo que significa. Son las pequeñas acciones las que pueden generar grandes cambios en el mundo, ya sean buenos o no. Esta idea se puede aplicar a la psicología.

 

Todas las personas, de un modo u otro, también somos como esa mariposa. Nuestras acciones diarias son las alas de la mariposa, en constante cambio. A veces un simple gesto puede provocar grandes cambios en la vida de una o varias personas.

 

El efecto mariposa por tanto es una acción que puede provocar una reacción, es decir, acciones sucesivas que terminan provocando un efecto más grande que parece que nada tiene que ver con la primera acción pequeña.

 

Este concepto lo utilizó por primera vez Edward Lorenz en 1973. Intentaba explicar de esta manera por qué no es posible realizar predicciones meteorológicas fiables a largo plazo, porque existen muchas variables que pueden modificar de forma inesperada el comportamiento atmosférico. Esto ocurre porque alteraciones pequeñas pueden generar efectos masivos con gran fuerza… y sobre todo, inesperados.

 

La teoría del caos también fue propuesta por Edward Lorenz. Según él existen en el universo sistemas sensibles a variaciones que pueden dar resultados diversos dependiendo de estas variaciones, aunque los resultados aparecen de forma imprevisible y caótica.

 

La teoría del caos propone que hay dos situaciones idénticas en la que si existe una variable insignificante que los diferencia entre sí, esa pequeña diferencia puede provocar que esas dos situaciones se diferencien tanto que sea imposible saber que en un momento determinado una situación era idéntica a la otra.

 

La Lección de la Mariposa.- Las variables serían como el aleteo de una mariposa. Son las variables de las situaciones las que pueden hacer que todo cambie casi sin darnos cuenta. En este sentido, no se puede predecir nada a largo plazo porque siempre existirá cierto caos o incertidumbre que escapa al control del ser humano.

 

Edward Lorenz era meteorólogo y matemático y fue él el pionero en dejar claro que las predicciones más certeras y trabajadas, también pueden llegar a fallar. No es nada místico, más bien es un paradigma basado en la física y las matemáticas.

 

También se puede emplear en la psicología y mente humana. En este sentido, está presente en todas las decisiones que tomas diariamente, por pequeña que sea esa elección puede desembocar en grandes cambios en tu vida, que si hubieras hecho otra elección, tu vida hubiera tomado un rumbo totalmente diferente.

Son los pequeños cambios los que pueden generar grandes respuestas en la vida de las personas. Por ejemplo, una persona que nunca ha salido de su zona de confort y de repente comienza a ir una hora por semana a un grupo para practicar algún deporte o interés, le ayudará a mejorar internamente y disfrutar más. O quizá, una persona que tiene depresión y que no cuida su higiene, empezar a tener pequeños cambios de higiene en su vida puede hacer que mejore su concepto hacia sí mismo. Los ejemplos pueden ser infinitos…

 

El efecto mariposa también tiene un gran poder cuando las personas se dan cuenta que todas sus acciones no se hacen y ya está, todas pueden tener efectos como el efecto dominó, tanto sobre uno mismo, como sobre los demás o el entorno. Un comentario, un abrazo, una crítica, un elogio, una mala palabra, saludar (o no) a una persona… todo parece algo banal pero que en realidad puede marcar la diferencia en la vida de las personas.

 

Los actos que realizas cada día tienen este efecto, puede ser necesario pensar cómo te comportas contigo y con los demás, para tomar conciencia sobre cómo tus propias acciones tienen efectos… Piensa cómo actuarás y los posibles efectos que podría tener cada acción antes de hacerlo. De esta manera podrás tener en tu mente posibles escenarios que te ayudarán a escoger la acción que mejor se adecue a tus intereses o tu manera de ser. Aunque recuerda que aunque intentes predecir qué ocurrirá dependiendo de una acción u otra… En realidad, cualquier variable puede cambiar esa predicción.

 

Tú puedes tener en cuenta tu propio efecto mariposa porque cualquier acción que emplees puede tener efectos positivos y negativos en tu vida y en la de los demás. Este efecto nos recuerda que a veces podemos ser una piedra que se tira al agua y genera preciosas ondas en la superficie… o esa otra que simplemente se queda en la orilla sin ser lanzada.

 

Cualquier cosa que dices o haces tendrá un gran impacto, en este sentido es necesario que tengas en cuenta que hay algunos comportamiento que puedes tener en cuenta para poder mejorar tu día a día. De esta manera podrás generar influencias positivas en tu vida y un equilibrio. Tu efecto mariposa no tendrá catástrofes, si no más bien todo lo contrario. ¿Necesitas tener un buen efecto mariposa en tu vida? Sigue estos consejos:

 

    La enseñanza de la mariposa azul

 

Ø  Escucha a los demás. Está bien que hables con respeto y educación, pero los demás también quieren ser escuchados por ti.

Ø  Mantén la atención en tu vida. Mantén una buena atención para saber que tu comportamiento puede alterar tu vida, por eso piensa cómo puedes tener cambios positivos en tu vida para mejorar tu día a día, y el de los demás.

Ø  Sé amable. Sé amable con los demás y te sorprenderás cómo esa amabilidad vuelve a ti multiplicada por 10.

Ø  Disfruta de las pequeñas cosas de la vida. Un vaso de leche caliente por la mañana es sin duda un gran placer, ver llover a través de los cristales en tu cálido hogar, ver como tu bebé descansa saludablemente o ver jugar a tus hijos… 

Ø  Es importante percibir todo lo que te genera bienestar. Esto permitirá que tu felicidad aumente a pasos agigantados, porque el efecto mariposa comienza en las cosas más simples.

Ø   Haz cosas por los demás sin esperar nada a cambio. El altruismo hace que las alas de la mariposa se muevan rápidamente. Si comienzas a hacer cosas por los demás sin esperar nada a cambio verás cómo tu vida mejora casi sin darte cuenta.

 

    Si te enfadas, para, respira y cuenta hasta 10. Si te paras y respiras cuando estás enfadado el huracán pasará. Recuerda que si tienes una mente sana, también tendrás un cuerpo sano








jueves, 13 de agosto de 2020

LAS TRES CARAS DEL EGOISMO

 







Todo lo que hacemos en la vida lo hacemos por nosotros mismos. Eso sí, existe una notable diferencia entre el “egoísmo egocéntrico”, el “egoísmo consciente” y el “egoísmo altruista”.

 

Que nos tachen de “egoístas” es una de las peores etiquetas que nos pueden poner. En general lo asociamos con ser “mezquino”, “ruin” e incluso “mala persona”. Curiosamente, es difícil –por no decir imposible– encontrar a un ser humano que no sea egoísta. De hecho, cada vez que señalamos el egoísmo de otra persona, lo hacemos porque se ha comportado de manera que no nos beneficia o directamente nos perjudica. Así, tildamos de “egoístas” a todos aquellos que piensan más en sus necesidades que en las nuestras.

 

Etimológicamente, la palabra “egoísmo” procede del latín “ego”, que significa “yo”. Lo cierto es que ser egoístas no es bueno ni malo; es necesario. Necesitamos pensar en nosotros mismos para sobrevivir física y emocionalmente. Por más que nos cueste de reconocer, todo lo que hacemos en la vida lo hacemos por nosotros mismos. ¿Por qué nos emparejamos? ¿Por qué decidimos ser padres? ¿Por qué cultivamos relaciones de amistad? ¿Por qué trabajamos? ¿Por qué ayudamos a los demás?

 

Al analizar en profundidad las motivaciones que residen detrás de nuestras decisiones y conductas, siempre encontramos una ganancia, por pequeña que sea, que justifica que las hayamos llevado a cabo. Ahora bien, en función de cuál sea nuestro nivel de consciencia, nuestro grado de comprensión y nuestro estado de ánimo, este egoísmo puede vivirse de tres formas muy diferentes.

 

    EL EGOÍSMO EGOCÉNTRICO

    “Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estás muriendo de ganas de hablarle de ti.”

    (Jean Cocteau)

 

El primer tipo de egoísmo se denomina “egoísmo egocéntrico”. Es decir, aquel que nos mueve a orientar nuestro comportamiento a saciar únicamente nuestro propio interés. De ahí que nuestro vocabulario esté monopolizado por pronombres como “yo”, “mi” o “mío”. Cegados por nuestros deseos, aspiraciones y expectativas, vamos por la vida sin tener en cuenta la repercusión que nuestras palabras y actos ocasionan sobre los demás. Paradójicamente, al esperar que el mundo gire alrededor de nuestro ombligo, nuestra existencia suele estar marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento.

 

Tiranizados por este egocentrismo, nos empachamos tanto de nosotros mismos que somos incapaces de empatizar con las personas con las que interactuamos. Nuestro ego ocupa tanto espacio que apenas dejamos sitio para los demás. El egoísmo egocéntrico se nutre de nuestra sombra o lado oscuro, esto es, nuestras carencias, frustraciones y miedos. Estas son las armas con las que guerreamos contra nosotros mismos y, por ende, contra los demás.

 

Este egoísmo egocéntrico es la raíz desde la que vamos construyendo una personalidad victimista y reactiva, quejándonos y culpando siempre a algo o alguien externo a nosotros cada vez que las cosas no salen como esperábamos. Y pone de manifiesto nuestra permanente sensación de vacío e insatisfacción, que nos lleva a buscar de forma obsesiva fuentes de evasión y narcotización las 24 horas al día. Irónicamente, cuanto más egocéntrica es nuestra visión del mundo, más tachamos de egoístas a los demás.

 

    EL EGOÍSMO CONSCIENTE

    “Nadie ni nada pueden hacerte feliz. Sólo tú puedes hacerte feliz a ti mismo.”

    (Gerardo Schmedling)

 

Desde el mismo día de nuestro nacimiento, cada uno de nosotros hemos ido perdiendo el contacto con nuestra “esencia”, también conocida como “ser” o “yo verdadero”. La esencia es el lugar en el que residen la felicidad, la paz interior y el amor, tres cualidades de nuestra auténtica naturaleza, las cuales no tienen ninguna causa externa; tan sólo la conexión profunda con lo que verdaderamente somos. En la esencia también se encuentra nuestra vocación, nuestro talento y, en definitiva, el inmenso potencial que todos podemos desplegar al servicio de una vida útil, creativa y con sentido.

 

Eso sí, para reconectar con nuestro bienestar perdido, necesitamos cultivar el denominado “egoísmo consciente”. Es decir, aquel que nos permite resolver nuestros conflictos internos por medio del autoconocimiento. Para llevar un estilo de vida saludable es importante dedicarnos algo de tiempo cada día para darnos lo que necesitamos y preservar así nuestro equilibrio emocional. Y es que ¿cómo podemos estar bien con otras personas si no sabemos estar a gusto con nosotros mismos?

 

En este punto es cuando sentimos la necesidad de decir “no” a los demás. Y es que a menos que aprendamos a ser felices por nosotros mismos, difícilmente podremos ser cómplices de la felicidad de la gente que forma parte de nuestro entorno familiar, social y laboral. Por medio de este egoísmo consciente sanamos nuestra autoestima y fortalecemos la confianza en nosotros mismos.

 

    EL EGOÍSMO ALTRUISTA

    “El amor beneficia más al que ama que al que es amado.”

    (Anthony de Mello)

 

El egoísmo consciente es el puente que nos permite evolucionar del egoísmo egocéntrico al “egoísmo altruista”. Este deviene de forma natural cuando reconectamos con nuestra esencia. Entonces disponemos de todo lo que necesitamos para sentirnos completos, llenos y plenos por nosotros mismos. Sabemos que estamos en contacto con nuestro yo verdadero cuando independientemente de cómo sean nuestras circunstancias externas, a nivel interno sentimos que todo está bien y que no nos falta de nada.

 

También estamos en contacto con nuestra esencia cuando somos capaces de elegir nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos, cosechando resultados emocionales satisfactorios de forma voluntaria. Cuando dejamos de perturbarnos a nosotros mismos, haciendo interpretaciones de la realidad mucho más sabias, neutras y objetivas. Cuando conseguimos ver el aprendizaje de todo cuanto nos sucede. Cuando experimentamos una profunda alegría y gratitud por estar vivos. Cuando confiamos en nosotros mismos y en la vida.

 

Por medio de nuestra habilidad para aprender y evolucionar, los seres humanos tenemos la capacidad de poner nuestro propio interés al servicio del bien común de la sociedad. Es decir, hacer un bien al mundo y que, como resultado, eso nos haga bien, tanto emocional como económicamente. Este egoísmo altruista consiste en hacer algo que nos gusta hacer y que además reporta beneficios para otras personas. El altruismo no es un acto moral. No lo hacemos porque tengamos que hacerlo. Y no tiene nada que ver con la caridad. Tampoco lo hacemos para ser buenas personas. Somos altruistas simplemente porque hacer el bien nos hace sentir bien. Nos genera bien-estar. Por todo ello, demonizar el egoísmo nos impide hacer un adecuado uso de él. Saber diferenciar entre estos tres tipos de egoísmo es clave para disfrutar más plenamente de nuestras relaciones.







domingo, 9 de agosto de 2020

SER AMABLE CON UNO MISMO

 




 

La autocompasión significa aceptarte como la persona imperfecta que eres. Implica ser más amable contigo y, en consecuencia, ser más bondadoso y compasivo con los demás.

 

La autocompasión significa aceptarte como la persona imperfecta que eres. Cuando aceptas la idea de que nunca serás perfecto, puedes reconocer que los errores son una parte importante en tu camino por la vida, y que contribuyen a ser quién eres. Ser más amable contigo mismo también aumenta tu resistencia y te hace más amable y compasivo hacia los demás.

 

El cerebro adulto promedio crea aproximadamente 70,000 pensamientos cada día. Si pudieras prestarle atención a todos, ¿qué dirían? Lo más probable es que tu cerebro no te diga lo fantástico que te ves con esos jeans, lo brillante que fue tu presentación o el increíble padre que eres; tu cerebro no está diseñado de esa forma. El cerebro está diseñado para buscar amenazas, salvarte del peligro, y protegerte. Como resultado, su cerebro se enfoca en lo negativo:

 

Busca lo que está mal en vez de lo que está bien.

Se aferra a los acontecimientos y sentimientos negativos más que a los positivos.

Te dice que si fueras solo esto o aquello, si pudieras esforzarte un poco más, entonces las cosas serían mejores.

¿Cómo puedes contrarrestar esta tendencia natural hacia lo negativo? Una respuesta es la auto-compasión. Esto lleva intención y esfuerzo. Prueba estos tres conceptos clave identificados por la investigadora en autocompasión Kristin D. Neff, Ph.D.:

 

Sé amable ante tu propio sufrimiento. Ser amable con uno mismo es especialmente importante cuando uno está sufriendo, se siente inadecuado o está decepcionado consigo mismo. Algunas personas creen que la autocomunicación negativa, como decirse a sí mismo "eres un perdedor", de alguna manera los motivará a hacerlo mejor la próxima vez. De hecho, hace exactamente lo opuesto. Hablar contigo mismo de una manera positiva durante los tiempos difíciles puede hacerte más resistente y más capaz de abordar nuevas metas en lugar de regodearte en tus fracasos.

 

Reconoce tu humanidad. Reconoce y acepta que todos sufren; esto forma parte de la experiencia compartida de la vida y del ser humano. Cuando entiendes esto, tienes menos tendencia a sentir que eres el único que se enfrenta a dificultades. Adoptar este punto de vista te ayudará a reconocer que no estás solo cuando se trata de sufrir. Esto te abrirá a mostrar compasión hacia los demás.

 

Practica la conciencia plena. Ten en cuenta tu propio sufrimiento. En el mundo actual, es fácil ser un maestro de la distracción, usando la televisión, la música, los teléfonos celulares, el alcohol o las drogas para calmar cualquier sufrimiento interno. Pero el sufrimiento no desaparece cuando le pones una máscara o lo escondes más allá de tu consciencia. Estar atento y reconocer tus luchas, sin juzgar, te permite encontrar compasión para ti mismo.

 

Si no sabes cómo poner en práctica la autocompasión, intenta una meditación de bondad amorosa. Aquí hay una que puedes hacer solo o con un compañero. Reserva de cinco a 10 minutos cada día para practicar. 

 

Comienza por elegir una afirmación verbal que sea significativa para ti. A continuación se describen algunos ejemplos:

 

Que sea feliz.

Que sea sano.

Que sea bueno conmigo mismo.

Que pueda experimentar el amor y la alegría.

Que pueda vivir la vida al máximo.

Que me acepte, tal como soy.

Que pueda sentir paz y alegría.

 

A continuación, siéntate en una silla con los pies completamente apoyados en el piso. Extiende la columna vertebral hacia el techo, luego relaja los hombros. Coloca las manos en una posición cómoda que se sienta de apoyo. Respira profundamente un par de veces. Con plena intención, repite la afirmación que hayas elegido.

 

A medida que continúes practicando, puedes extender estos buenos deseos a los demás. Puede sentirse incómodo o incluso tonto al principio, pero permítete explorar la idea.

 

Dedica tiempo esta semana a reflexionar sobre el concepto de autocompasión. Ya sea que se trate de un nuevo concepto para ti o algo que practicas activamente, es probable que haya un margen de mejora. ¿Qué desafíos tienes? ¿En qué momentos de tu vida ha sido particularmente difícil ser amable contigo mismo? ¿Cómo puedes prepararte para ser más autocompasivo en el futuro?

 






UNA FORMA DE CONCEBIR LA VIDA






 

La antigua China ofrece al estudioso recursos de sabiduría intemporal que parecen inagotables. Cuanto más se investiga, más elementos nos ofrece para conocer las respuestas que busca el ser humano sobre la vida. La visión taoísta constituye uno de los importantes cimientos del legado de este enorme y antiquísimo país.

 

El taoísmo filosófico pasó por tres fases fundamentales, cada una de las cuales era evolución de la anterior. En la primera fase, tenemos al filósofo Yang Chu, que vivió en el s. V a. C. Su filosofía se parece a la de Epicuro y Diógenes, y podemos caracterizarla como cínica o hedonista, en el sentido, sin embargo, de la eudaimonia (felicidad) como placer espiritual superior. La segunda fase está representada por Lao Tse, contemporáneo casi del anterior, el cual llevó el taoísmo a su máxima expresión. En la tercera fase tenemos a Chuang Tzu, que se cree que vivió entre el 369 y el 286 a. C., y al que podemos considerar como el gran pensador de la historia china, con excepción de Lao Tse, que era más sabio que filósofo.

 

La personalidad de este gran filósofo fue muy oscura y aún hoy día las ideas de los investigadores sobre él no están claras. El nombre, Lao Tse, significa «el anciano sabio», y se trata más bien de un personaje mítico, a pesar de las referencias posteriores, que lo consideran un personaje histórico. La investigación actual ha llegado a la conclusión de que el escritor del Tao Te King era un filósofo de nombre Li Er, que, queriendo ocultar su nombre, utilizó el de un mítico sabio, el de Lao Tan, conocido posteriormente como Lao Tse (Tse significa «sabio»). Y a él se refirieron el histórico Su Ma Chien, del s. II a. C, y el filósofo taoísta Chuang Tzu, como escritor del Tao Te King, información que ha llegado así hasta nuestros días. El hecho de que Mencio no haga ninguna referencia ni a la filosofía de Lao Tse ni al Tao Te King, que tanto chocaba con las ideas confucionistas básicas, demuestra que no estaba entonces lo bastante extendida ni era bastante conocida, o bien que era posterior a él.

 

El caso es que en torno a la imagen de Lao Tse se creó una auténtica mitología por parte de los taoístas posteriores, de tal manera que es difícil hoy día distinguir al personaje mítico del histórico. Por ejemplo, se dice que permaneció en el útero de su madre durante ochenta años y que, cuando finalmente nació, tenía larga barba, como característica de un hombre muy sabio.

 

Más allá de la historicidad de Lao Tse o de si es o no es autor del Tao Te King, lo que tiene importancia es el contenido altamente metafísico y esotérico de este libro que, a pesar de su pequeño tamaño, influyó profundamente en el pensamiento filosófico posterior, incluso en el mundo occidental, donde sus ediciones superan con mucho las de cualquier otra obra filosófica china.

 

La estructura de esta obra tiene dos partes: la primera, llamada Tao, tiene 37 capítulos, mientras que la segunda, titulada Te, tiene 44. La comprensión de estos términos, Tao y Te, es imprescindible para poder captar la redondez interna de la filosofía del Tao Te King. La idea del Tao no es original del taoísmo. Dentro del alma de los filósofos chinos, desde las épocas más remotas, estaba extendida la idea de cierta realidad superior que trascendía lo mundano. Ya se relacionara con la ley universal del universo, ya con la ley ética en la vida individual, familiar y social de los seres humanos, ya fuera con la misma esencia metafísica del universo (en el taoísmo), la verdad es que se refería al mismo concepto, a la idea del Tao.

 

Lao Tse invita al ser humano a superar el mundo exterior empírico y vivir el mundo de la esencia pura, del Tao, del cual emanan todas las cosas y donde se encuentra la fuente real de lo absoluto. En muchos elementos, la filosofía de Lao Tse en relación con el Tao se parece mucho a la del Advaita Vedanta, la filosofía de Sankaracharya. La vivencia del Tao dentro de nosotros equivale a la vivencia vedántica del Atma, que permite la unión con el Brahman absoluto. Para Lao Tse, el Tao dentro del ser humano, así como dentro de cada ser, es uno y el mismo que el Tao, presente en todas partes dentro del Todo, uno y universal. Universal y supra-universal a la vez.

 

Podríamos decir, de manera claramente intuitiva y como un primer acercamiento, que el Tao es la esencia absoluta, el no-ser que no entró aún en el espacio-tiempo, que no obtuvo aún definición. Su manifestación constituye el Te. La palabra Te tiene en el Tao Te King distinto significado del que tenía en la filosofía pretaoísta y en la confucionista, donde significa virtud y camino. Sin embargo, para Lao Tse, Te es la energía del Tao, la posibilidad latente de que pueda hacerse visible, manifestarse en el mundo. Sin Te el Tao no puede manifestarse, no puede existir. El Tao guía el universo, y por medio de Te existe. La movilización de la energía de Te dentro del hombre es lo que lo hará ético y virtuoso, es decir, de acuerdo al Tao.

 

Sería imposible, para el objetivo y la extensión de este artículo, hacer un análisis exhaustivo de todas las ideas metafísicas y filosóficas que se exponen con gran profundidad en el Tao Te King. Nos bastará con la observación de que para Lao Tse, como así se expresa en el primer capítulo del Tao Te King, tanto el ser como el no-ser tienen la misma fuente: el Tao. Es, pero como carece de toda definición, es denominado misterio o el misterio de los misterios, concepto de igual significado que el de Parabrahmán entre los iniciados vedantas.

 

Lao Tse caracteriza también al Tao como madre del universo cuando dice: «Existe algo indiferenciado (no-ser) pero pleno, que existió antes que el cielo y la tierra (que el espíritu y la materia). Insonoro y sin forma. No depende de nada y nada lo cambia. Puede considerarse la madre del universo (sin existencia de padre). No sé su nombre. Lo denomino Tao».

 

En relación con la aplicación del Tao en el ser humano, Lao Tse refiere la wu wei, que es la acción por medio de la energía espontánea de la naturaleza y no por medio de las limitadas fuerzas de la voluntad, que están conducidas por la semipenumbra del conocimiento empírico. La voluntad del ser humano debe llegar a ser una fuerza viva de la naturaleza y no la suma de sus disposiciones egoístas, porque si no, su acción no estará de acuerdo con el Tao, no movilizará, no activará el Te y obrará erróneamente.

Contemporáneo de Mencio, Chuang Tzu fue para Lao Tse como el primero para Confucio. Aunque su filosofía tiene una textura metafísica muy elevada, palpita llena de viveza y sentimiento.

 

Su talento dialéctico y literario así como su enorme cultura eran tales que los mejores pensadores de su época no consiguieron rebatir sus objeciones contra el confucianismo y otras escuelas. Seguidor ardiente de Lao Tse, se dedicó intensamente a las maneras de vivenciar el Tao, así como a la posición del hombre dentro de la sociedad, donde actúa y vive. Estos son fundamentalmente los dos puntos centrales de su filosofía, tal como la expone en su obra llamada Chuang Tzu.

 

Digno de mención es el primer capítulo, de los más esotéricos, el cual determina el sentido de toda la obra. Allí demuestra la relatividad de la importancia de los logros y del éxito, así como el hecho de que todo ser humano tiene la posibilidad de vivir el Tao, lo absoluto; basta con que siga lo adecuado para este camino correcto.

 

En su filosofía son importantes sus ideas sobre cosmogonía, antropología, ética, gnoseología, arte de gobernar, etc., y es de los pensadores vanguardistas chinos que apoyaron abiertamente la idea de la evolución física de las especies y la existencia de átomos infinitesimales en las estructuras materiales. También hizo alusiones a la existencia de la reencarnación del alma, asemejando la vida humana con las estaciones del año que se suceden cíclicamente una a la otra. Así, la vida sigue a la muerte como la primavera al invierno.

 

Con esto completamos esta presentación, muy sucinta y resumida, de los elementos que caracterizan a esta corriente filosófica de la antigua China. No obstante, son inagotables las fuentes de conocimientos y enseñanzas que existen aún en la historia del pensamiento de este enorme y antiquísimo país.







http://acupunturar.blogspot.com/

EL KYBALION (completo)

EL Kybalión - Completo Capitulo I - Filosofía Hermética "Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, exce...