domingo, 30 de agosto de 2020

MEDITACIÓN VIPASSANA

 








 

Cuenta  la  leyenda que  Buda  alcanzó  la  Iluminación  mediante  esta  práctica.  Está  compuesta  por  tres sencillos pasos y trae como consecuencia un cuarto estado, el del conocimiento del Ser. 

 

Voy a tratar de describirlos siguiendo al maestro espiritual Osho, pues considero - de todas las descripciones de esta meditación que he leído- que es quien mejor se acerca a la esencia de la misma.

 

1.- Observación del cuerpo. El sentido literal de la palabra “vipassana”  es  “mirar”.  Esto  es,  sencillamente  lo  que  tenemos que  hacer.  Par  realizar  esta  meditación  no  es  necesario  estar sentado en la postura del yogui, puedes hacerla mientras caminas, mientras comes, mientras estás tumbado en la cama, etc. Comienza por estar completamente atento a los movimientos de  tu  cuerpo,  al  movimiento  de  la  mano,  de  la  cabeza. 

 

Trata de observar la poeticidad que subyace a todo movimiento, en comunión con la respiración, observando la dualidad entre movimiento  y  quietud,  como  si  fueses  observador  de  una  danza corporal. No trates de dirigir el cuerpo sino de sentirte dirigido por él. 

 

2.- Observación  de  los  pensamientos.  Una  vez  que  aprendes a observar los actos del cuerpo tendrás que adentrarte en el diván del pensamiento. La única condición es no juzgar estos pensamientos, observar cómo llegan y se van y tú te conviertes en el observador de los mismos. Poco a poco se irán disipando, a medida que relajas tu mente, que no tratas de forzar nada los pensamientos  igual  que  vienen  se  van.  

 

Sólo hay  que  “observar  los  pensamientos  como  si  fuesen  nubes  pasando por el cielo”. El observar de este modo hace que te con-viertas en un espejo de ti mismo.

 

3.- Observación  de  las  emociones.  Conforme  tu  pensamiento se vaya disipando verás tus propias emociones más reales. Trata de no participar de ellas. Puede que te sientas triste, alegre, melancólico... Mirando el corazón te conviertes en observador imparcial de tus emociones, solamente te haces cons-ciente  de  que  están  ahí,  no  te  identificas  con  ellas,  solamente las sientes, sientes tu corazón. 

 

4.- Del corazón al Ser. Es tu corazón el que palpita, el que se  funde  con  tu  Ser  y  no  tratas  de  cambiarlo,  de  interferir  en él. Sólo tienes que esperar. Entonces tu Ser se desvela y emana libre  de  todo.  Simplemente  sucede,  accedes  a  la  esencia  de  ti mismo. Es  aconsejable  hacer  esta  meditación  mientras  se  camina lentamente, preferiblemente por el campo. 

 

Observando tus pasos,  liberándote  de  tus  ideas  mentales,  centrando  todo  tu  Ser en el corazón, experimentando el éxtasis de las emociones has-ta que éstas se convierten en una sola, en conciencia plena de uno mismo, en pura contemplación.  

Buda dijo: “Es parte de mi meditación siempre caminar como si estuvieras adentrándote en un río de agua fría en invierno... despacio, alerta, porque el agua  del  río  está  muy  fría;  alerta  porque  la  corriente  es  muy fuerte; observando cada uno de los pasos porque puedes resba-lar con las piedras del río”. 

 

El caminar se  convierte en una bella experiencia metafísica contemplativa.








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