Autor: Harvey Rivadeneira Galiano
Diálogo sobre el Nacimiento del Espíritu, el Alma y la Vida Humana, realizado el día miércoles, 30 de julio del 2025.
Una mañana serena y soleada, conversando en el desayuno con mi buen amigo, hombre libre y de buenas costumbres Jorge, sobre el futuro nacimiento de su nieto, surgió en mi una reflexión profunda. Él me hablaba de la emoción que sentía su familia ante la llegada de esa nueva vida. Y mientras lo escuchaba, una imagen intensa se dibujó en mi conciencia: la del instante preciso en que el óvulo y la cabeza del espermatozoide se encuentran, como si el universo contuviera el aliento en un suspiro de eternidad.
Allí, en ese microsegundo invisible al ojo humano, se produce una de las expresiones más sublimes del cosmos: no solo comienza la formación de un cuerpo físico, sino que también desciende el Espíritu, se ancla el Alma y se activa la memoria del linaje universal que portamos.
Desde mi pensamiento filosófico y cósmico, cada ser humano es una manifestación tangible de una energía originaria. No somos simples cuerpos que nacen por azar, sino portadores de un diseño sagrado que se teje en múltiples dimensiones. El acto de concepción —frecuentemente reducido a un hecho biológico— es, en realidad, una ceremonia cósmica en la cual confluyen el pasado, el presente y la proyección de una conciencia que busca evolucionar.
Cada óvulo es un cáliz sagrado que contiene la matriz arquetípica de la humanidad. Cada espermatozoide es una chispa que transporta no solo vida genética, sino un impulso espiritual codificado. La unión de ambos no es solo fecundación: es encarnación, es manifestación del plan cósmico en la Tierra.
Es en ese encuentro donde el Espíritu —inmortal y eterno— encuentra vehículo para vivir la experiencia del alma a través de la materia humana.
Una conversación entre Harvey Rivadeneira Galiano y Jorge Bolaños, en un desayuno lleno de amistad fraterna
—Harvey: Jorge, me contabas con emoción que tu nieto está por nacer. ¿Te has detenido a pensar en el misterio que encierra ese instante sagrado?
—Jorge: Sí, hermano… siento una alegría que va más allá de lo racional. Pero también, una especie de reverencia por lo que está por suceder. ¿Qué piensas tú que ocurre cuando un óvulo y un espermatozoide se unen?
—Harvey: Es más que una fecundación biológica. Ese encuentro es una ceremonia cósmica. En ese instante no solo se combinan dos cargas genéticas… se abre un portal. El espíritu responde al llamado de la materia. El alma desciende y el tiempo comienza a tejer la historia de un nuevo ser.
—Jorge: ¿Entonces tú crees que el alma nace allí?
—Harvey: El alma ya existe… pero al unirse el óvulo con la cabeza del espermatozoide, se le asigna un espacio, una forma, una posibilidad de encarnación. Es como si el universo dijera: “Ahora, puedes empezar tu camino humano”. Es una alquimia perfecta, una danza entre lo visible y lo invisible.
—Jorge: Es hermoso verlo así… Siento que mi nieto no solo nacerá a esta vida, sino también traerá consigo una misión, un propósito.
—Harvey: Exactamente. El cuerpo comienza a formarse… pero también se enciende la chispa de la conciencia. La información ancestral del linaje, la memoria de otras vidas y las potencialidades de este tiempo se entrelazan en esa célula primordial. Tu nieto no solo será tu descendencia: será un puente entre cielos y tierra.
—Jorge: Me conmueve escucharte, Harvey. Hablar del nacimiento desde este ángulo me conecta con lo sagrado de la vida misma.
—Harvey: Gracias por abrir tu corazón, hermano. Que el nacimiento de tu nieto sea también un renacer para todos en tu familia. Porque cada vida que llega es una nueva oportunidad para amar más profundamente
El presente artículo explora el momento de la fecundación humana desde una perspectiva integradora: biológica, energética y espiritual. Se plantea que la unión entre el óvulo y la cabeza del espermatozoide no solo da origen a la vida en su dimensión física, sino que marca el descenso del alma y el anclaje del espíritu, activando una reacción formativa que transforma materia en conciencia. Se abordan fundamentos de la medicina tradicional china, el taoísmo filosófico, y corrientes metafísicas universales para comprender este instante como un acto cósmico de creación.
Introducción
La concepción de un ser humano ha sido tradicionalmente explicada en términos biológicos. Sin embargo, cuando observamos con atención el misterio que envuelve el instante preciso de la fecundación, advertimos que hay más que la fusión de dos células sexuales. La unión del óvulo femenino y la cabeza del espermatozoide masculino representa un momento sagrado, donde fuerzas invisibles se alinean: genética, energía ancestral, destino espiritual y voluntad cósmica.
Este artículo propone una mirada más amplia e integradora, reconociendo la fecundación no solo como un evento bioquímico, sino como un acto de manifestación de lo invisible en lo visible, en el que nacen simultáneamente la forma, el alma y el propósito humano.
El fenómeno biológico: la semilla de la vida: Desde el enfoque científico, la fecundación se inicia cuando el espermatozoide penetra la zona pelúcida del óvulo y logra fusionar sus núcleos. Se forma el cigoto, primera célula del nuevo ser, con una carga genética completa de 46 cromosomas. Inmediatamente se activan mecanismos celulares que evitan la entrada de otros espermatozoides y comienza la división celular.
Este instante es, sin duda, el punto de partida del proceso embriológico. Sin embargo, lo que resulta asombroso es que esa primera célula no solo contiene información física, sino también una memoria energética, ancestral y espiritual
El instante energético: el despertar del Jing: En la tradición taoísta, se reconoce que la unión de óvulo y espermatozoide también es la unión de dos Jing (energías esenciales):
- El Jing Yin, proveniente de la madre.
- El Jing Yang, aportado por el padre.
Esta fusión da origen al Yuan Jing o Esencia Original del nuevo ser. En ese preciso momento, se activa una fuerza vital que se expresa como Qi (energía vital en movimiento), que dará forma a los órganos, tejidos y canales meridianos del cuerpo.
Así, la fecundación no solo es la combinación genética, sino también la activación de una corriente energética ancestral, que vehiculiza la historia de los linajes familiares, sus memorias emocionales y sus dones ocultos.
El descenso del alma: puente entre cielo y tierra: Diversas escuelas filosóficas —desde la medicina tradicional china hasta la cábala hebrea o el vedanta— sostienen que el alma no nace, sino que desciende desde dimensiones superiores hacia la materia.
Cuando se produce la fecundación, y el campo energético del nuevo ser se activa, ocurre lo que podríamos llamar un “llamado vibracional”. Esta frecuencia convoca a un alma afín, que resuene con las condiciones genéticas, emocionales y espirituales del entorno familiar y planetario en el cual va a encarnar.
Algunos textos taoístas señalan que es en ese momento donde el Shen (espíritu) inicia su anclaje en la materia, manifestándose primero como una luz sutil alrededor del embrión, y luego integrándose gradualmente conforme se desarrollan los órganos sutiles, especialmente el corazón y el hígado.
La reacción formativa: alquimia encarnada: Desde esta perspectiva, el ser humano se forma por la alquimia de tres elementos fundamentales:
- Jing (Esencia): lo físico y genético.
- Qi (Energía): la fuerza vital que impulsa el desarrollo.
- Shen (Espíritu): la conciencia que dirige el propósito.
La fecundación activa esta tríada sagrada, y da inicio a una reacción formativa multidimensional, donde:
- La biología construye órganos y sistemas.
- La energía da forma a los meridianos y estructuras sutiles.
- El espíritu comienza a delinear su mapa de destino y aprendizaje.
Así, lo que llamamos “vida humana” es en verdad un proceso complejo de encarnación progresiva del alma en la materia, donde cada célula, cada latido y cada impulso nervioso son manifestaciones del Espíritu en acción.
Reflexión final: un acto cósmico de amor: El instante en que el óvulo y el espermatozoide se encuentran no es solo un hecho de fecundación biológica. Es una danza cósmica de polaridades: masculino y femenino, célula y luz, energía y forma, tiempo y eternidad. En ese primer contacto nace no solo un cuerpo, sino un camino de alma, una historia de evolución, un templo de conciencia.
Desde esta mirada, cada ser humano es un milagro que lleva en sí el susurro del universo, la herencia de los ancestros y la posibilidad de transformar el mundo desde su interior.
“Allí donde dos energías se funden con amor,
la vida se enciende, el alma desciende,
y el Espíritu danza su forma en el tiempo.”
Harvey Rivadeneira Galiano
Mensaje para un nieto de Jorge, que está por nacer
Por Harvey Rivadeneira Galiano
Naciste primero en el pensamiento del universo,
como un suspiro de luz entre las estrellas.
Antes de que tu cuerpecito se formara,
ya habitabas en el misterio eterno del espíritu y del alma.
Ahora, vienes a la Tierra como flor de una nueva estación,
portadora de un linaje de sabiduría, amor y energía vital.
Tu llegada no es casualidad, sino un acto sagrado:
la danza del óvulo y el espermatozoide ha convocado
una chispa de eternidad en forma humana.
Que tu vida sea un canto a la conciencia,
un viaje entre la ternura de los abrazos
y la grandeza del conocimiento que te espera.
Eres semilla cósmica,
y este planeta será tu jardín sagrado.
Bienvenida, alma luminosa,
la Tierra te recibe… y las estrellas te bendicen.
Referencias
Kaptchuk, T. J. (2000). The Web That Has No Weaver: Understanding Chinese Medicine. McGraw-Hill.
Ni, M. (1995). The Yellow Emperor’s Classic of Medicine: A New Translation of the Neijing Suwen with Commentary. Shambhala.
Capra, F. (1996). La trama de la vida. Anagrama.
Steiner, R. (1923). Theosophy: An Introduction to the Spiritual Processes in Human Life and in the Cosmos. Anthroposophic Press.
Laozi. (s.f.). Tao Te Ching. Diversas ediciones.
Rivadeneira Galiano, H. (2024). El Espíritu como fuente sutil de vida humana. Blog Acupunturar: https://acupunturar.blogspot.com/
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