El taoísmo filosófico pasó por
tres fases fundamentales, cada una de las cuales era evolución de la anterior.
En la primera fase, tenemos al filósofo Yang Chu, que vivió en el s. V a. C. Su
filosofía se parece a la de Epicuro y Diógenes, y podemos caracterizarla como
cínica o hedonista, en el sentido, sin embargo, de la eudaimonia (felicidad)
como placer espiritual superior. La segunda fase está representada por Lao Tse,
contemporáneo casi del anterior, el cual llevó el taoísmo a su máxima
expresión. En la tercera fase tenemos a Chuang Tzu, que se cree que vivió entre
el 369 y el 286 a. C., y al que podemos considerar como el gran pensador de la
historia china, con excepción de Lao Tse, que era más sabio que filósofo.
La personalidad de este gran
filósofo fue muy oscura y aún hoy día las ideas de los investigadores sobre él
no están claras. El nombre, Lao Tse, significa «el anciano sabio», y se trata
más bien de un personaje mítico, a pesar de las referencias posteriores, que lo
consideran un personaje histórico. La investigación actual ha llegado a la
conclusión de que el escritor del Tao Te King era un filósofo de nombre Li Er,
que, queriendo ocultar su nombre, utilizó el de un mítico sabio, el de Lao Tan,
conocido posteriormente como Lao Tse (Tse significa «sabio»). Y a él se
refirieron el histórico Su Ma Chien, del s. II a. C, y el filósofo taoísta
Chuang Tzu, como escritor del Tao Te King, información que ha llegado así hasta
nuestros días. El hecho de que Mencio no haga ninguna referencia ni a la
filosofía de Lao Tse ni al Tao Te King, que tanto chocaba con las ideas
confucionistas básicas, demuestra que no estaba entonces lo bastante extendida
ni era bastante conocida, o bien que era posterior a él.
El caso es que en torno a la
imagen de Lao Tse se creó una auténtica mitología por parte de los taoístas
posteriores, de tal manera que es difícil hoy día distinguir al personaje
mítico del histórico. Por ejemplo, se dice que permaneció en el útero de su
madre durante ochenta años y que, cuando finalmente nació, tenía larga barba,
como característica de un hombre muy sabio.
Más allá de la historicidad de
Lao Tse o de si es o no es autor del Tao Te King, lo que tiene importancia es
el contenido altamente metafísico y esotérico de este libro que, a pesar de su
pequeño tamaño, influyó profundamente en el pensamiento filosófico posterior,
incluso en el mundo occidental, donde sus ediciones superan con mucho las de
cualquier otra obra filosófica china.
La estructura de esta obra tiene
dos partes: la primera, llamada Tao, tiene 37 capítulos, mientras que la
segunda, titulada Te, tiene 44. La comprensión de estos términos, Tao y Te, es
imprescindible para poder captar la redondez interna de la filosofía del Tao Te
King. La idea del Tao no es original del taoísmo. Dentro del alma de los
filósofos chinos, desde las épocas más remotas, estaba extendida la idea de
cierta realidad superior que trascendía lo mundano. Ya se relacionara con la
ley universal del universo, ya con la ley ética en la vida individual, familiar
y social de los seres humanos, ya fuera con la misma esencia metafísica del
universo (en el taoísmo), la verdad es que se refería al mismo concepto, a la
idea del Tao.
Lao Tse invita al ser humano a
superar el mundo exterior empírico y vivir el mundo de la esencia pura, del
Tao, del cual emanan todas las cosas y donde se encuentra la fuente real de lo
absoluto. En muchos elementos, la filosofía de Lao Tse en relación con el Tao
se parece mucho a la del Advaita Vedanta, la filosofía de Sankaracharya. La
vivencia del Tao dentro de nosotros equivale a la vivencia vedántica del Atma,
que permite la unión con el Brahman absoluto. Para Lao Tse, el Tao dentro del
ser humano, así como dentro de cada ser, es uno y el mismo que el Tao, presente
en todas partes dentro del Todo, uno y universal. Universal y supra-universal a
la vez.
Podríamos decir, de manera
claramente intuitiva y como un primer acercamiento, que el Tao es la esencia
absoluta, el no-ser que no entró aún en el espacio-tiempo, que no obtuvo aún
definición. Su manifestación constituye el Te. La palabra Te tiene en el Tao Te
King distinto significado del que tenía en la filosofía pretaoísta y en la
confucionista, donde significa virtud y camino. Sin embargo, para Lao Tse, Te
es la energía del Tao, la posibilidad latente de que pueda hacerse visible,
manifestarse en el mundo. Sin Te el Tao no puede manifestarse, no puede
existir. El Tao guía el universo, y por medio de Te existe. La movilización de
la energía de Te dentro del hombre es lo que lo hará ético y virtuoso, es
decir, de acuerdo al Tao.
Sería imposible, para el objetivo
y la extensión de este artículo, hacer un análisis exhaustivo de todas las
ideas metafísicas y filosóficas que se exponen con gran profundidad en el Tao
Te King.
Nos bastará con la observación de que para Lao Tse, como así se
expresa en el primer capítulo del Tao Te King, tanto el ser como el no-ser
tienen la misma fuente: el Tao. Es, pero como carece de toda definición, es
denominado misterio o el misterio de los misterios, concepto de igual
significado que el de Parabrahmán entre los iniciados vedantas.
Lao Tse caracteriza también al
Tao como madre del universo cuando dice: «Existe algo indiferenciado (no-ser)
pero pleno, que existió antes que el cielo y la tierra (que el espíritu y la
materia). Insonoro y sin forma. No depende de nada y nada lo cambia. Puede
considerarse la madre del universo (sin existencia de padre). No sé su nombre.
Lo denomino Tao».
En relación con la aplicación del
Tao en el ser humano, Lao Tse refiere la wu wei, que es la acción por medio de
la energía espontánea de la naturaleza y no por medio de las limitadas fuerzas
de la voluntad, que están conducidas por la semipenumbra del conocimiento
empírico. La voluntad del ser humano debe llegar a ser una fuerza viva de la
naturaleza y no la suma de sus disposiciones egoístas, porque si no, su acción
no estará de acuerdo con el Tao, no movilizará, no activará el Te y obrará
erróneamente.
La filosofía de Chuang Tzu. La
textura viva del Tao
elementos filosofia taoista
3Contemporáneo de Mencio, Chuang Tzu fue para Lao Tse como el primero para
Confucio. Aunque su filosofía tiene una textura metafísica muy elevada, palpita
llena de viveza y sentimiento.
Su talento dialéctico y literario
así como su enorme cultura eran tales que los mejores pensadores de su época no
consiguieron rebatir sus objeciones contra el confucianismo y otras escuelas.
Seguidor ardiente de Lao Tse, se dedicó intensamente a las maneras de vivenciar
el Tao, así como a la posición del hombre dentro de la sociedad, donde actúa y
vive. Estos son fundamentalmente los dos puntos centrales de su filosofía, tal
como la expone en su obra llamada Chuang Tzu.
Digno de mención es el primer
capítulo, de los más esotéricos, el cual determina el sentido de toda la obra.
Allí demuestra la relatividad de la importancia de los logros y del éxito, así
como el hecho de que todo ser humano tiene la posibilidad de vivir el Tao, lo
absoluto; basta con que siga lo adecuado para este camino correcto.
En su filosofía son importantes
sus ideas sobre cosmogonía, antropología, ética, gnoseología, arte de gobernar,
etc., y es de los pensadores vanguardistas chinos que apoyaron abiertamente la
idea de la evolución física de las especies y la existencia de átomos
infinitesimales en las estructuras materiales. También hizo alusiones a la
existencia de la reencarnación del alma, asemejando la vida humana con las
estaciones del año que se suceden cíclicamente una a la otra. Así, la vida
sigue a la muerte como la primavera al invierno.
Con esto completamos esta
presentación, muy sucinta y resumida, de los elementos que caracterizan a esta
corriente filosófica de la antigua China. No obstante, son inagotables las
fuentes de conocimientos y enseñanzas que existen aún en la historia del
pensamiento de este enorme y antiquísimo país.
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