viernes, 11 de mayo de 2018

EL ANTÍDOTO DE SÉNECA












"La verdad es que sabemos muy poco sobre la vida. Realmente no sabemos cuáles son las buenas y las malas noticias",
...observó el escritor estadounidense Kurt Vonnegut refiriéndose a que, en cualquier momento, las buenas noticias se pueden convertir en malas y viceversa, ya que cada situación contiene la semilla opuesta. 

Alan Watts se refería a este fenómeno diciendo que,

"Todo el proceso de la naturaleza es un proceso integrado de inmensa complejidad, y es realmente imposible saber si algo de lo que sucede en él es bueno o malo".
Aún así, la mayoría de nosotros no podemos evitar pensar en términos de pérdidas o ganancias, de bueno o malo.

Tenemos un pensamiento dicotómico y, como tal, necesitamos catalogarlo todo en fenómenos opuestos, a poder ser relacionados con nosotros mismos.

Por tanto, pensamos que todos los sucesos pueden ser beneficiosos o perjudiciales.

Por eso, pasamos la mayor parte del tiempo preocupándonos por la posibilidad de que ocurran eventos que consideramos negativos y perjudiciales, pérdidas potenciales impulsadas por lo que percibimos como "malas noticias". 
 




La ansiedad moderna...se sustenta, fundamentalmente, en preocupaciones por cosas que jamás sucederán 


Algunos psicólogos afirman que la ansiedad moderna se sustenta en cinco categorías de preocupaciones, cuatro de las cuales son imaginarias y solo la quinta se refiere a preocupaciones que tienen una base real, pero estas ocupan solamente el 8% del total de nuestras preocupaciones cotidianas.


En otras palabras:
somos auténticos maestros en el arte de preocuparnos por nada.
Y esas preocupaciones alimentan miedos presentes o augurados, manifiestos u ocultos, genuinos o supuestos...

La Internet ha agravado aún más esta situación. El hecho de estar permanentemente conectados, sabiendo lo que sucede en todos los rincones del mundo, genera una ansiedad difícil de soportar.
  • ¿Cómo podemos estar seguros de que no seremos las próximas víctimas de un ataque terrorista?

  • ¿Cómo garantizamos que no será nuestro edificio el próximo en arder?
Estar al tanto de todas las catástrofes y adversidades que suceden en cada rincón del planeta sume a nuestra mente, ya de por sí propensa al catastrofismo, en un estado de auténtico delirio.

Al respecto, el sociólogo Zygmunt Bauman explicó:
"quizá el volumen de incertidumbre no ha crecido, pero el volumen de nuestras preocupaciones sí lo ha hecho".
Esto nos revela una verdad tan evidente como difícil de asumir:
la mayoría de nuestras preocupaciones no tiene una base real, pero eso no impide que sus efectos en nuestro día a día sean devastadores.



El antídoto de Séneca para liberarnos de las preocupaciones inútiles, el gran filósofo estoico, examinó hace siglos nuestra tendencia a centrarnos en los aspectos negativos de las situaciones y preocuparnos excesivamente.


Explicaba:
"los animales salvajes huyen de los peligros que encuentran en su realidad, y una vez que han escapado, no se preocupan más. Sin embargo, a nosotros nos atormenta el pasado y lo que está por venir.

Nuestra 'bendición' nos hace daño ya que la memoria nos devuelve la agonía del miedo, mientras que la capacidad de previsión lo provoca prematuramente".
Se refería a que nuestra mente se encuentra a caballo continuamente entre el pasado y el futuro, entre los errores y desastres que vivimos y los errores y desastres que podrían acaecernos.

De hecho, en su correspondencia con su amigo Lucilius, publicada más tarde como "Cartas de un Estoico" llegó a la conclusión de que:
"Hay más cosas que pueden asustarnos que aplastarnos; sufrimos más a menudo en la imaginación que en la realidad".
Luego, con la vista puesta en el hábito humano, a menudo autodestructivo y agotador de prepararnos para un desastre imaginario, nos aconseja:
"Algunas cosas nos atormentan más de lo que deberían; otras nos atormentan antes de llegar y otras nos atormentan cuando no deberían atormentarnos en absoluto.

Tenemos el hábito de exagerar, imaginar o anticipar la tristeza. 

No seas infeliz antes de que llegue la crisis pues puede ser que los peligros por los que sufres antes de que te amenacen, nunca te alcancen".
Por supuesto, es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Séneca lo sabía, por eso también analizó la diferencia entre las preocupaciones razonables y las irracionales, mostrándonos la inutilidad de malgastar nuestra energía mental y emocional en estas últimas, perfilando además un camino a seguir:
"Es probable que algunos problemas ocurran realmente, pero no es un hecho presente.

¡Cuántas veces sucedió lo inesperado! ¡Cuán a menudo lo esperado no ha sucedido! Y aunque pueda suceder, ¿de qué sirve agotar nuestros recursos para hacerle frente a su sufrimiento de antemano?

Sufrirás cuando suceda, así que mientras tanto, mira hacia adelante para intentar mejorar las cosas.

¿Qué ganarás? Tiempo.

Mientras tanto, ocurrirán muchos sucesos que servirán para posponer o eliminar el problema. Incluso la mala suerte es voluble. Tal vez viene, tal vez no; mientras tanto, no está.

Así que concéntrate en cosas mejores".
Séneca se esmeró especialmente en advertirnos de que el mayor peligro de la preocupación permanente es que nos mantiene siempre tensos, en guardia contra una catástrofe imaginaria, impidiéndonos vivir plenamente el momento presente.

Por eso, su antídoto para aliviar la ansiedad y deshacernos de las preocupaciones es:
"La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro, no divertirnos con esperanzas o miedos, sino descansar tranquilos, como el que no desea nada.

Las mayores bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y se encuentran a nuestro alcance. Un hombre sabio está contento con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene".
Por tanto, la clave está en vivir aquí y ahora, sin desarrollar deseos que nos vuelvan excesivamente expectantes y generen incertidumbre por el futuro.

Si nos preocupamos hoy por convertirnos en personas más resilientes y echar en la mochila de la vida las herramientas psicológicas que podríamos necesitar, el futuro no debería preocuparnos demasiado, sea cual sea...









miércoles, 9 de mayo de 2018

PENSAMIENTOS TOXICOS















A nadie le gustan las malas vibraciones, y aunque muchos de nosotros podemos pensar colocando un escudo anti-mala-vibra nos protegerá de la gente negativa, lugares y cosas, la realidad es que tenemos que mirar hacia dentro para asegurar que vivimos desde un lugar de paz.

Si bien no hay que despreciar y temer la negatividad, ya que podemos aprender mucho de ella, a veces, un estado general de paz es algo que todos anhelamos.


En el caso de este artículo, la felicidad es más acerca de un estado coherente de paz y alegría en la vida versus una emoción fugaz de euforia.

En los mundos del Buda,

"Nos convertimos en aquello que pensamos",
...por lo que si pensamos negativamente, disminuimos considerablemente nuestras posibilidades de vivir una vida feliz.

Pero el problema para muchos es que los pensamientos tóxicos son aprendidos, y el pensamiento tóxico se convierte en habitual, por lo que no son conscientes de, no sólo su efecto negativo sobre nuestro bienestar, sino también de nosotros teniéndolos en primer lugar.

Pero es hora de romper a través de esta fachada de normalidad.


Aquí están algunos pensamientos tóxicos comunes que usted necesita dejar caer a fin de tener una vida más feliz: 

 

Pensar que usted es una víctima

Es más fácil pensar que el mundo está en su contra de lo que es admitir que es usted quien debe hacer el cambio.


Tiene que dejar de culpar a otros por sentirse infeliz y quién es usted o de dónde se encuentra usted en la vida. Nunca llegaremos a ninguna parte si asumimos que las circunstancias externas deben cambiar para poder tener éxito.

Usted y sólo usted, es responsable de su destino.

Creer que otras personas son mejores que usted

Cuando usted asume que usted nunca será tan feliz, exitoso, cumplido, etc., como alguien más porque, ya sea otros tienen más dinero, mejor estilo, mejor aspecto, o una crianza sana y más amorosa, usted sólo está poniendo obstáculos innecesarios en el camino de su mejor yo.


Al apreciar lo que usted tiene, la ilusión de que otros son mejores se disipa rápidamente, y usted será liberado de la envidia y cualquier otra cosa en el camino de que usted sea quien quiere ser y hacer lo que quiere hacer.


Tener altas expectativas

Tengo una amiga que solía deprimirse tanto sobre sí misma debido a que un amante, un amigo o un miembro de la familia no cumplió con sus expectativas.


Ella hacía que las personas se sintieran especiales y queridas, y ella quería que otros fueran así y le organizarán fiestas sorpresa de cumpleaños, le dieran regalos extravagantes, y llamadas telefónicas diarias para ser recíprocos.

Al centrarse en estas expectativas específicas, ella se estaba perdiendo de todas las formas únicas a estas personas en su vida por encima y más allá.

Cuanto menos usted espere, es menos probable que sea decepcionado, y más usted será capaz de ver lo bendecido que realmente es.

La necesidad de tener la razón todo el tiempo

Es energía desperdiciada tratar de convencer a alguien de que usted tiene razón todo el tiempo, ya que nunca podrá ser veraz consigo mismo de que se cometen errores, por lo que nunca será capaz de aprender y crecer a partir de estos errores.


No abrir su mente a diferentes puntos de vista o ser capaz de admitir cuando está realmente equivocado impide el aprendizaje y le impida crear conexiones más profundas con muchos tipos diferentes de personas.


Ser temeroso del futuro

¿Alguna vez ha estado teniendo un increíble día, semana o mes cuando de repente comienza a preguntarse cuando va a terminar esa felicidad?


Usted busca cosas que podrían salir mal, desbordando su fantasía: la persona que le hace sentir tan bien podría engañarlo a usted, usted podría ser despedido del trabajo que le gusta y en el que es exitoso, o cualquier número de otras cosas terribles que podrían suceder.

Estos pensamientos tóxicos le impiden vivir en el momento y disfrutando de la felicidad que está experimentando actualmente.
 

Viviendo en el pasado


Así pues, usted lamenta algunas cosas que ha hecho en el pasado, pero, ¿adivine qué? El pasado no la define.


Tal vez le ha dado forma en el sentido de que ha aprendido de el para convertirse en una mejor persona, pero no determinará su destino.

Si decide que su pasado le evitará el éxito, el amor y una vida de satisfacción, entonces, ese será su futuro, debido a que usted lo ha manifestado.
 

Preocuparse por lo que otros piensan de usted


Es una preocupación común entre las masas: expresar su individualidad, intentar nuevas cosas, cometer errores en esas cosas nuevas, tomar decisiones audaces, y así sucesivamente, le pondrán en el asiento caliente, y si falla o hace el ridículo, todos se reirán, o tal vez lo rechazarán.

Cuando permitimos que la preocupación que otros nos juzguen por nuestras acciones para superarnos, nos quitamos nuestra capacidad de prosperar.


Todos hemos tenido que aprender a caminar, y hemos tenido que tomar un buen número de derrames embarazosos antes de llegar abajo.

Pero ¿nos importó? No, porque éramos bebés, y que resultó ser que esa poderosa ignorancia probó ser una dicha, ya que realmente seguimos adelante con lo que se sentíamos natural, correcto, e instintivo. 

La vida es demasiado corta para preocuparse acerca de cómo otros reaccionan a una decisión o acción que uno haga que cree que va a contribuir a su felicidad, así es que usted hágalo e ignore a los que odian.





LAS FRECUENCIAS SOLFEGGIO















Las frecuencias Solfeggio son frecuencias de sonido utilizadas para fines de curación. La historia de estos sonidos curativos es fascinante. Resulta que dichos sonidos eran cantados con precisión en el contexto de antiguos cantos gregorianos, pero la frecuencia exacta, la técnica y el conocimiento de sus propiedades curativas se perdieron de alguna manera más tarde en la historia de la humanidad.

Fue el Dr. Joseph Puleo, quien redescubrió los sonidos Solfeggio en los años 70 al encontrar las frecuencias (que se miden en hercios) de estos sonidos curativos únicos. Lo interesante es que Puleo encontró que estas frecuencias aparecen codificadas en la Biblia, en el libro de Números, capítulo 7, versículos 12-89. Puleo usó el método pitagórico de reducción numérica para desentrañar los misteriosos seis patrones matemáticos codificados allí: 396, 417, 528, 639, 741 y 852.

Una notoria validación científica de que estos patrones pueden utilizarse como frecuencias vibratorias de curación, es el hecho de que la frecuencia de 528 Hz es precisamente la utilizada por genetistas hoy en día para reparar daños en el ADN humano.

En la teoría de la música, "Solfeggio" (solfeo)es la vocalización de los tonos en una escala de música (también llamado "solfa", o sílabas).

La escala original Solfeggio estaba compuesta por seis tonos. Los nombres de estos seis sonidos originales (Ut, Re Mi, Fa, Sol, La) llegaron como abreviaturas de la primera estrofa (en latín) del famoso himno Medieval "Ut queant laxis", escrito por Pablo el diácono en el siglo VIII d.c. para la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista:

"Ut queant laxis Resonare fibris
Mira gestorum Famuli tuorum
Solve polluti Labii reatum
Sancte Iohannes"

Hay muchas traducciones e interpretaciones de este texto en latín, pero en definitiva, es una imploración a San Juan para "limpiar nuestros labios contaminados del pecado", a fin de que podamos "cantar con cuerdas vocales sueltas las maravillas" de sus actos.

Para fines de curación, lo importante es precisamente las frecuencias exactas asociadas con la escala Solfeggio, como sigue:

Ut: 396 Hz
Re: 417 Hz
Mi: 528 Hz
Fa: 639 Hz
Sol: 741 Hz
La: 852 Hz

Estas frecuencias son bastante diferentes a las de la escala musical moderna (también conocida como escala diatónica) de do-re-mi-fa-sol-la-si (o "ti"), lo que en inglés se traduce como C-D-E-F-G-A-B. Por ejemplo, el "do" o "C" de la escala diatónica moderna vibra a una frecuencia de aproximadamente 256 (DO central en el piano) o 512 Hz (una octava por encima de la media-C), mientras el "do" de la escala Solfeggio vibra a una frecuencia de 528 Hz.

La primera frecuencia, UT (396 Hz), se utiliza para liberarse del campo negativo, lo que significa deshacerse del miedo y la culpabilidad.

La segunda frecuencia, RE (417 Hz), se utiliza para permitir y crear un cambio positivo.

La tercera frecuencia, MI (528 Hz), es considerada la frecuencia de transformación y milagros, así como de reparación del ADN.

La cuarta frecuencia, FA (639 Hz), es la frecuencia del amor y la unidad.

La quinta frecuencia, SOL (741 Hz), es la frecuencia de la intuición y la iluminación.

La sexta frecuencia, LA (852 Hz), se utiliza para la visión y la conciencia espirituales.

Además de la anterior descripción de las propiedades curativas que se atribuyen normalmente a los sonidos Solfeggio por muchos sanadores espirituales, músicos sanadores, científicos e investigadores, personalmente he encontrado que estas frecuencias también resuenan con los 6 primeros chakras, de abajo hacia arriba. Si tu tienes ya conocimientos prácticos sobre los chakras y escuchas estas frecuencias curativas, sentirás las vibraciones de la primera frecuencia en el primer chakra, las vibraciones de la segunda frecuencia en el segundo chakra y así sucesivamente, hasta llegar a tu sexto chakra. Así la quinta frecuencia, por ejemplo, trabaja también con tu chakra de la garganta y con los problemas asociados con ella.

Considerando lo anterior, resulta claro para mí que la gente puede usar las frecuencias Solfeggio para equilibrar y "afinar" sus chakras en una forma agradable, rápida y bastante simple, solo con escuchar las frecuencias de sonido.

Se puede apreciar el sonido puro de estas frecuencias cuando se visita a un sanador de sonido capacitado que aplica estas frecuencias de sonido únicas a los diapasones especiales que se utilizan en diversas partes específicas del cuerpo de sus pacientes.

 Algunos músicos sanadores también incorporan estas frecuencias en sus creaciones de música curativa, junto con otros efectos, sonidos y melodías.





miércoles, 2 de mayo de 2018

EL PRINCIPIO DE GENERACION












“El género está en todo; tiene sus principios masculino y femeninoel género se manifiesta en todos los planos.”
El séptimo principio hermético completa el conocimiento de las leyes de la naturaleza, mostrándonos que el género se manifiesta en todas las cosas, y que la fuerza masculina y femenina está presente en todo. No debemos cometer el error de confundir la generación con el sexo, ya que éste se refiere solamente a la estructura misma de los órganos generadores y su diferente conformación entre macho y hembra.

El sexo es una de muchas manifestaciones del principio de generación, y corresponde al plano físico, pero como sabemos, hay muchos planos donde existe el principio mente, y por ende, la generación. El hermetismo sostiene que el género es la fuerza impulsora de la vida, y que actúa hasta en el átomo, en el cual encontramos lo positivo y negativo, cuya mutua influencia crea la energía. En vez de referirnos al polo positivo y negativo, podemos hablar con mayor propiedad, de lo masculino y femenino; lo generador y lo concebidor. Lo positivo de la electricidad es lo masculino; lo negativo, lo femenino.

Lo femenino o negativo es la matriz de todos los fenómenos eléctricos y magnéticos. La energía femenina busca su unión con lo masculino, y absorbe de éste, lo activo, que la lleva a producir una fuerza nueva.

La enseñanza hermética, afirma también, que la gravitación es producida por la atracción y repulsión de los principios femenino y masculino.

Analizando nuestro cuerpo físico, comprobaremos, tal como ya lo hemos señalado en paginas anteriores, una bipolaridad. Es así como el hombre es masculino desde el plexo solar hacia abajo, y femenino desde esta zona hasta su cabeza inclusive, y con la mujer ocurre lo contrario. De esta manera, podemos observar que la mujer es cerebralmente masculina, y el hombre, de cerebro femenino.

El principio concebidor del hombre está en su imaginación, y de la mujer, en el útero. A la vez, dentro de nuestro propio cuerpo, la mitad vertical derecha es masculina o positiva y la izquierda, negativa; el hemisferio cerebral derecho, positivo, y el izquierdo, negativo. Es posible, mediante el principio de generación, comprender el significado oculto de la actitud mística o religiosa de juntar las palmas de las manos para orar, lo cual involucra un proceso de generación al oponer positivo y negativo.

El género es la ley oculta mediante la cual el estudiante de hermetismo puede crear un nuevo ser, mutante, el cual será concebido con los atributos superiores del hombre trascendidamente humano. No existe otro camino real para la evolución espiritual, y todo lo que no signifique utilizar este arcano, es pura fantasía, y por ende, se llegará a resultados puramente subjetivos.

Es por la comprensión de esta ley de generación que podemos también entender lo engañoso que resulta eludir los problemas, dificultades, y obstáculos, considerándolos solamente como vallas que nos harán perder el tiempo y nos provocarán nada más que molestias. El hermetista debe mirar los problemas como el polo negativo de la vida, es decir, la fuerza a la cual él debe oponer su energía positiva generadora, para crear lo que desea.

Si comprendemos este fenómeno, lograremos una visión completamente nueva y diferente en relación a las vallas que surgen en nuestra vida, las cuales serán nada más que el complemento necesario para poder desarrollar nuestra conciencia. En efecto la conciencia, que es justamente la cualidad que queremos lograr, es el resultado del choque entre la inercia y el poder de nuestra voluntad, dirigida por una inteligencia despierta. Sin existir esta lucha de fuerzas opuestas, el progreso hermético no es posible, como tampoco, ninguna clase de evolución.

Revelaremos en este punto el gran arcano mágico de la mutación del sapiens u hombre de barro, en hombre estelar. Esta transformación sólo es posible si el sujeto entra en contacto con un maestro de carne y hueso, el cual será su Padre espiritual. ¿Y quién será la madre? La madre es la bestia del individuo, es decir, él mismo, quien es de polaridad femenina o negativa, espiritualmente hablando.

Es así como el iniciado es hijo de la bestia y el maestro espiritual. El estudiante que está enfrentado a un proceso de real iniciación (no simbólica) se verá fuertemente arrastrado por el péndulo, en una oscilación que tan pronto lo acercará al maestro o a la bestia. Hay momentos en los cuales sentirá, con fervor profundo, la inconmensurable evidencia del hermetismo, sintiéndose elevado a planos superiores de conciencia. En otros instantes, en cambio, todo se oscurecerá, la iniciación perderá sentido y propósito, y el estudiante creerá estar sometido a una burla cruel. Solamente la gradual detención de este movimiento pendular le permitirá alcanzar la estabilidad del conocimiento consciente.

El principio de generación nos indica que no es posible que exista una creación sin la presencia de elementos Padre y Madre, y esto es válido en todo el Universo, inclusive para el proceso de la iniciación. Éste es el motivo por el cual un hombre solitario, por mucho conocimiento teórico que posea, puede llegar solamente a resultados subjetivos, ya que carece del otro polo generador.

De ahí la necesidad de encontrar un maestro, y valga en relación a esto, lo que hemos manifestado en páginas anteriores. Si un maestro no es un mutante, es entonces un falso maestro, pero este término es muy relativo, ya que si es falso en relación a lo superior y óptimo, puede ser muy verdadero en relación a lo inferior. Por lo tanto, es preciso aclarar, que aunque un maestro no sea un mutante, puede ser de gran ayuda para un estudiante. Lo que no podrá brindarle, en este caso, será el conocimiento de lo absoluto, ni tampoco podrá transmitirle el fuego sagrado, el que según la fábula, fue robado por Prometeo del cielo.

Este fuego sacro no es una abstracción ni un símil; corresponde a un hecho real, y es el poder espiritual que está simbolizado en la sigla INRI, que aparece sobre la cabeza de JesuCristo, y cuyo verdadero significado hermético es: Igne natura renovatur integrat, pero que también puede leerse como Jesus nascente renovatur iao, o, Igni nitrus roris invenitur. Todas estas fórmulas fueron usadas por los primitivos rosacruces (hoy desconocidos), y se referían precisamente al fuego divino, fermento mágico de los alquimistas, el cual, como ya lo hemos dicho, “lo renueva todo”.

Sin embargo, no se piense que basta encontrar un maestro para evolucionar, por el contrario, el discípulo progresará sólo en la medida que él mismo maneje en forma superior el principio de generación, ya que si bien es cierto que necesita de un fermento espiritual positivo o activo, no es menos indispensable la creación por el mismo estudiante, de un ser mental y etérico, con los atributos y cualidades del iniciado. Esto se conoce con el nombre de Teurgia, arcano que estudiaremos más adelante.

Prosiguiendo con el principio de generación, es fundamental considerar la influencia tremendamente positiva o negativa que puede tener, en la vida de una persona, el matrimonio. Perjudicial cuando la unión es tan desarmónica que se vuelve peligrosamente destructiva, y favorable, al existir verdadero amor y armonía.

El concepto hermético del matrimonio es muy diferente del habitual, y no se precisa, para designar una unión con este nombre, del contrato matrimonial. Explicaremos esto procediendo a la inversa: puede existir una pareja (y esto es desgraciadamente frecuente) que habiendo celebrado enlace matrimonial, legal o jurídico, carezca en absoluto de las condiciones para lograr lo que llamamos el “Aura matrimonial”, y de hecho, pueden transcurrir veinte años casados, y ésta no se forma jamás.

El “Aura matrimonial” es un hijo oculto o mental de ambos cónyuges; campo magnético positivo y cerrado que une, armoniza, y protege a la pareja, conformando el matrimonio verdaderamente “establecido” o realmente formado, de acuerdo a las leyes de la naturaleza. No son las leyes de los hombres las que pueden casar a dos personas; es solamente la naturaleza la que une o separa, de acuerdo a las condiciones imperantes. El Aura matrimonial es el verdadero secreto de la felicidad y unión conyugal.

Cuando no existe, no hay nada, por muchos certificados que haya extendido la autoridad competente. Herméticamente, sólo es matrimonio aquél que está unido por el oculto vínculo de la esfera bipolar, la cual se forma sólo por un verdadero y genuino amor. Las parejas que carecen de este hijo oculto del amor; no son un matrimonio, y están unidas solamente por la pasión, la conveniencia personal, la soledad o el hábito.

Aquellas religiones que consideran el matrimonio como algo indestructible e irreversible, y que obliga al sujeto de por vida a tal unión, so pena de cometer grave pecado, debieran modificar con urgencia este mandato, ya que esto significa proceder a la inversa, como lo hace generalmente la bestia sapiens, es decir, se trata de mantener la unión artificial de la familia por una imposición antinatural en vez de hacerlo por el ejercicio limpio y hermoso del amor. ¿No sería preferible enseñar a la gente a amar verdaderamente?

En verdad, si una familia no está unida por un genuino amor, sólo es un grupo de bestias que viven juntas por obligación o conveniencia, caso en el que se encuentran muchas más personas de las que desearíamos. Demás está decir, que la felicidad sólo es posible en hogares constituidos por un verdadero matrimonio, ya que de otra manera, sólo son un remedo de lo ideal, ya que no existe sino un sólo lazo que pueda mantener al hombre y a la mujer unidos verdaderamente: el amor, y su carencia es lo único que conspira contra la estabilidad de la familia.

Queremos terminar este ligero estudio del género, sugiriendo al lector que trate de descubrir todo lo que está escrito entre líneas y de meditar profundamente en esto, ya que los más profundos secretos se desvelan con esta clave. Por nuestra parte, no estamos en absoluto interesados en hablar más de la cuenta; sólo lo necesario para proporcionar las herramientas con las cuales se pueda llegar a construir al iniciado.






EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO











“Toda causa tiene un efecto; todo efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la ley. Azar no es más que el nombre que se le da a una ley desconocida; hay muchos planos de causación, pero ninguno escapa a la ley.”
Esta ley nos enseña que nada en el Universo ocurre casualmente; todo tiene una causa específica. Lo que llamamos casualidad es solamente aquello cuyas causas permanecen desconocidas, pero no es posible que exista algo aparte y fuera de las leyes, ya que esta fuerza sería independiente y superior al Universo.

Aplicando a la ley de causación el principio del ritmo, podemos decir que la magnitud de un efecto es siempre equivalente a la importancia de la causa que lo generó. Tal como lo expusiéramos al tratar el principio de polaridad, existen dos planos básicos: el de las causas (superior) y el de los efectos (inferior), y en su vida cotidiana el hombre sólo conoce este último. Vivimos en el mundo de los efectos, y sólo el hermetista puede conocer las causas ocultas de los hechos.

La manifestación más conocida de la causalidad es lo que el hinduismo divulgó con el nombre de Karma, palabra que conservaremos, por ser muy adecuada. El Karma pretende explicar la relación que existe entre los sucesos que le ocurren a un individuo y sus acciones del pasado, ya sean de esta vida o de una anterior, y contrariamente a lo que se cree, no siempre es negativo, sino que también existe un Karma positivo, el cual equivale al resultado de nuestras buenas acciones del pasado.

La ley del Karma está íntimamente ligada al fenómeno de la reencarnación, proceso cuya veracidad no pretendemos ni deseamos demostrar. Ya hemos dicho que en el hermetismo no se debe creer o dejar de hacerlo; simplemente se entiende o no se entiende.

La reencarnación es un asunto de criterio muy personal, en que el individuo “siente” en lo más íntimo que esto es así efectivamente, y si no lo siente de este modo, ningún argumento lo convencerá. Además, si es que fuera posible dar pruebas, esto desvirtuaría la libertad de elección, ya que significaría presionar al sujeto, para que éste, persuadido de la veracidad de algunos fenómenos ocultos, ingresara a una escuela esotérica sin una genuina inquietud espiritual. No obstante, en páginas anteriores hemos sugerido la manera de concebir intelectualmente lo que es la reencarnación; “una fuerza que toma posesión de la materia”.

Con la experiencia de las plantitas de interior podemos darnos cuenta que lo que hicimos en realidad fue hacer “encarnar” una fuerza en la materia vegetal, la cual sobrevive a la vida de la planta y continúa en evolución indefinidamente. Este es un símil de lo que sucede cuando la energía “espíritu” encarna en un cuerpo animal ya que al morir éste el espíritu sigue encarnando en nuevos cuerpos hasta completar un ciclo evolutivo en la materia.

La ley de causa y efecto nos brinda una explicación racional de las aparentes injusticias del mundo; podemos entender por qué un niño nace lisiado o fallece a temprana edad; es posible darse cuenta por qué algunas personas de exquisita sensibilidad espiritual viven en la inopia y otros, verdaderos animales, nadan en la riqueza. Se nos aclara el fenómeno de los niños genios, que manifiestan extraordinarias potencialidades musicales desde muy pequeños, o el hecho extraordinario de enriquecimientos repentinos por un “golpe de suerte”.

Obtenemos más luz de por qué un sujeto que trabaja hasta casi matarse no alcanza jamás éxito económico, y en cambio, a otro que es un flojo consuetudinario, le sonríe la fortuna. Los acontecimientos históricos nos entregan una nueva luz; podemos comprender cómo se origina el fenómeno de personajes de relevancia histórica que llegaron a tener un gran poder, habiendo salido de la nada, como podría ser el caso de Hitler, por ejemplo.

Desconocemos ciertamente qué causa lo colocó en el puesto directivo que ocupó, ya que la vida es como un enorme tejido en el cual se va formando la historia, puntada a puntada, y en el que todos los acontecimientos están eslabonados. Éste es el velo del Maya, imposible de penetrar por el común de los mortales.

La acción del Karma es uno de los motivos que nos llevan a sostener que “todo está escrito”, ya que el presente siempre es determinado por nuestras acciones pasadas. Cada persona tiene una cantidad determinada de causas que se mantienen en suspenso en sus vidas, las cuales van forjando el destino del individuo a medida que se materializan como efectos. Sólo el hombre verdaderamente sabio puede neutralizar en parte los efectos de causas indeseables.

Ya hemos hablado de los Señores del destino, o Arcontes, quienes dirigen el destino del sapiens. En realidad, ellos trabajan con el Karma de las personas, pero desde un punto de vista colectivo. Es el Karma de la humanidad el que ellos controlan y manejan, y dentro de este contexto general, ellos actúan como jueces ocultos los cuales premian o castigan las acciones del ser humano.

El principio de causa y efecto actúa paralelamente a esto, es decir, el ser humano se “castiga a sí mismo” con su propio Karma; los Arcontes planifican y “escenifican” la acción para que el sujeto reciba lecciones provechosas, y pueda, a la vez, tener experiencias significativas.

Hay personas que en su vida anterior fueron muy ricas, y que abusaron del poder que otorga el dinero, y que en su vida actual son verdaderos pordioseros, con el objeto de sufrir en carne propia la experiencia de la extrema necesidad. El que asesinó a alguien, morirá a su vez por la acción directa o indirecta de su pasada víctima. El que se valió del amor o la pasión para esclavizar a una mujer, estará en esta existencia, sometido a la tiranía femenina.

Hay ocasiones en que al observar atentamente a un mendigo, nos damos cuenta de que hace gala de una temible soberbia, y que desprecia a todo el mundo, y esto no es debido a una simple compensación psicológica, sino que tiene raíces más profundas. Seguramente en su vida pasada, este individuo ocupaba una alta posición, y a causa de esto, su orgullo desmedido sobrevivió a la muerte del cuerpo físico.

Se argumenta que si hubiéramos vivido antes en otros cuerpos, seguramente nos acordaríamos de esto, pero este razonamiento es infantil, ya que al destruirse el cerebro, se borra la memoria. Sin embargo, subsisten los impulsos instintivos que se derivaron de las experiencias pasadas. Por ejemplo si un sujeto en su encarnación anterior fue ajusticiado por ladrón tendrá actualmente una honradez extremada pero de carácter compulsivo.

En el caso de los juegos de azar podemos ver una acción directa de los Arcontes del destino, quienes eligen al sujeto que ha de ganar el premio más importante, ya que esto involucra un cambio absoluto en su vida.

En el caso de los ya millonarios que resultan premiados, este resultado no hace sino acrecentar o reforzar los acontecimientos anteriormente decretados por los Señores del destino. El azar es solamente el efecto visible de una causa que desconocemos.

Por lo general, no resulta posible establecer todas las causas que han provocado un efecto determinado, ya que éstas se enlazan unas a otras, y sólo podemos observar las más recientes, ya que el presente se basa en el pasado, pero meditando un poco, podremos, a manera de ejercicio filosófico, contemplar una cadena de causas que se pierde en el pasado. Es por esto que el hermetista concede gran importancia a los pequeños detalles, ya que pueden convertirse en factores decisivos en la vida de una persona. Una pequeña causa puede desencadenar grandes efectos.

Una de las características más peligrosas del principio de causa y efecto, es el hecho de que el Karma puede proyectarse y afectar a otras personas que no tienen culpa alguna de las causas puestas en movimiento por el “emisor”. Es así como existe una ley ineludible en el sentido de que si ayudamos a una persona que está afectada por un karma negativo, cargaremos con esa fuerza destructiva, la cual nos provocará grandes problemas.

Es por este motivo que el hermetista no puede ayudar indiscriminadamente a la gente, ya que gastaría su fuerza sin gran provecho, llenándose en cambio de vibraciones negativas que terminarían por destruirlo. Aquellos individuos que buscan constantemente un auditorio a quien relatar las calamidades que les han sucedido persiguen, inconscientemente, deshacerse del veneno que los aqueja, para inyectárselo a quien escucha la confidencia, quien termina en muy malas condiciones por haber cargado, con la desdicha ajena.

La imagen del buen samaritano es conmovedora en su bondad, pero este sujeto siempre estará sacrificando su existencia para que otros saquen algún provecho, mientras él absorbe las lacras de aquéllos a quienes auxilia. Esto, no sería tan pernicioso si quienes profitaran de esto llegaran a constituirse en el día de mañana en personajes valiosos para la humanidad, pero es de vana majestad si utilizan de manera absolutamente egoísta lo obtenido. Esto podría dar lugar, eventualmente, a la destrucción de un hombre espiritualmente muy elevado y valioso, para elevar a patanes o rufianes encubiertos.

Existe otro aspecto de gran interés en lo que estamos tratando, y es lo que se refiere al individuo que comete un robo oculto, al usufructuar con malas artes de bienes o valores que no amerita. Este hombre contrae una deuda con la naturalezas es decir, algún día debe devolver o pagar aquello que hurtó, por lo cual, si cometemos la imprudencia de ayudar a esta persona, nos hacemos responsables, en gran medida, por la dirección de su vida, y la naturaleza, por lo tanto, nos exigirá a nosotros el pago de la deuda insoluta.

Todo aquello que necesitamos o deseamos, pertenece al depósito común de la naturaleza, quien no regala nada, sino que nos vende lo que queremos, y siempre hay que pagar por esto. Nada es gratis: hay que pagar hasta por nuestra vida, por los momentos de placer, por el amor, por la tranquilidad, el conocimiento, el poder, y hasta por el aire que respiramos.

Esto permanece inadvertido porque estamos acostumbrados a considerar el dinero como el único instrumento de pago. Ignoramos que en el mercantilismo cósmico el dinero no tiene valor, y se precisan otras cosas, tales como el “caldo áureo” del que hemos hablado en capítulos anteriores. Para el “diablo”, por ejemplo, una sola alma tiene más valor que todo el oro del mundo.

Lo más importante relacionado con la ley de causa y efecto, es el hecho de que el hermetista avanzado puede elevarse, mediante un prodigioso esfuerzo volitivo, al mundo superior de las causas, y polarizarse en este plano, convirtiéndose él mismo en causa, y dejando así de vivir los efectos emanados del plano superior. Desde el mundo causal, el hermetista puede encauzar su vida de acuerdo a lo que planifique, ya que tiene la certeza de que las causas puestas en movimiento por su poder espiritual, se materializarán tarde o temprano en efectos materiales concretos.







http://acupunturar.blogspot.com/

EL KYBALION (completo)

EL Kybalión - Completo Capitulo I - Filosofía Hermética "Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, exce...