“Como arriba es abajo; como abajo es arriba.
Este principio hermético se refiere a la similitud que, existe entre los diversos planos o clasificaciones vibratorias que existen en el ordenamiento del Universo. La gran escala de la vida va desde la materia al espíritu, existiendo en el medio una infinita escala vibratoria. Dentro de esta gama, las mismas leyes que actúan en lo denso, por ejemplo, obrarán también en lo espiritual o sutil.
Existe una correspondencia o similitud entre todos los fenómenos cósmicos, y el estudio de estas analogías permite llegar a lo desconocido partiendo de lo que ya se sabe. La astrología, por ejemplo, se basa en la premisa de que el hombre es un microcosmos, es decir, que tiene en su interior una réplica análoga al Universo, y que por medio de este esquema vital estamos unidos a los planetas de nuestro sistema solar e influenciados por ellos. La carta celeste del horóscopo pretende llegar al trazado de nuestra estructura vital interna por medio de la ley de correspondencia.
Los planetas manifestarán su influencia a través de las diferentes partes de nuestro cuerpo, con las cuales se corresponden. Sabemos, por ejemplo, que Aries corresponde a la cabeza y Piscis a los pies, existiendo una simpatía entre el signo zodiacal, el planeta que lo rige, y la zona del cuerpo sobre la cual domina. Un talismán es un objeto mediante el cual se pretende establecer una relación magnética entre el sujeto que se desea proteger y la fuerza cósmica correspondiente. El Cosmos influencia al hombre con sus energías, pero a la vez, es influenciado por éste.
Existe aquí un principio de retroalimentación, cuyas exactas proyecciones no podemos vislumbrar. Se dice que si una persona tira una piedra a un lago, este acto simple llegará algún día a influenciar los confines del Universo de alguna manera. Existe la unidad universal, en el sentido de que todo está unido a todo; no podemos separarnos de la gente ni de nuestro medio ambiente. Tú mismo, lector, estás unido por un hilo invisible a cada habitante de nuestro planeta y a todo ser que existe en el Cosmos.
Si odias a alguien, te estás destruyendo a ti mismo; si quieres vengarte de una persona, lo que pongas en movimiento caerá finalmente sobre ti. Recordemos los principios cristianos, que se basan en puro hermetismo: “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”, o “Amaos los unos a los otros”. Este principio de correspondencia se explica porque Todo es mente; el Universo es mental. La energía mente es un nexo común de todo lo que existe.
Tal como existen correspondencias externas (con lo externo), también las hay dentro de nuestro cuerpo, y también en relación al sexo opuesto. Obsérvese por ejemplo la similitud entre las amígdalas y los testículos o los ovarios, entre el espermatozoide y el bulbo raquídeo con el cerebro, o la relación entre este último y el sexo. En este caso, habitualmente la pérdida de sensibilidad en lo sexual deriva en una mayor sensibilidad intelectual, y viceversa. Esto se comprueba en la satiriasis, que generalmente lleva a un deterioro de la inteligencia. Con respecto a los sexos opuestos, podemos ver como el pene se corresponde con el clítoris, y el útero con la próstata.
La magia simpática es el arte de establecer correspondencias artificiales entre una persona y una figura de cera, un talismán, una planta o cualquier objeto. De este modo, las influencias recibidas por el muñeco de cera, derivarán finalmente hacia el sujeto que sirvió de modelo. Basándose en este mismo principio, un individuo puede entrar en correspondencia con un árbol o una planta, y traspasarle su propia enfermedad, con la mejoría equivalente.
La acupuntura nos muestra un caso del ventajoso empleo de las equivalencias corporales, donde el estímulo en el lóbulo de una oreja puede sanar una cefalalgia. A primera vista es muy difícil pensar que puede haber una relación entre lóbulo de la oreja y nuestra cabeza, pero la experiencia concreta prueba que la hay. Es posible por medio de las agujas que se utilizan en la acupuntura curar muchas enfermedades o provocar insensibilidad al dolor; todo esto por la correspondencia.
Es de máximo interés el estudio del aforismo hermético “Como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”, ya que nos explica los lazos de influencia recíproca que existen entre un individuo y la naturaleza terrestre y celeste. El medio ambiente, al irradiar sus fuerzas sobre nosotros, provoca cambios en nuestro interior y en los acontecimientos que diariamente nos ocurren.
A la inversa, nuestra condición psicológica y nuestro estado mental se proyectan hacia la naturaleza, y como consecuencia de esto, se producen en nuestras vidas sucesos fastos o nefastos. Este aforismo hermético tiene una gran aplicación práctica que se desvelará sólo al estudiante acucioso. Por nuestra parte sólo daremos algunos ejemplos:
Una persona mantiene su habitación en desorden y totalmente, desaseada. Este hecho material, de naturaleza física, repercute de inmediato en lo psicológico del sujeto, quien se convierte, intelectual y emocionalmente en una réplica de la situación física que mantiene. Su psiquis será el retrato de su habitación, y viceversa. Esta misma persona del ejemplo anterior se dedica un día a efectuar un escrupuloso aseo y ordenamiento de su pieza. Como consecuencia de esto, realiza también una cuidadosa limpieza de su psiquis, sintiéndose especialmente alegre, “liviano”, y confortable. Un sujeto amargado y negativo se encuentra habitualmente con gente que lo rechaza instintivamente, y que sin darse cuenta cómo, pueden llegar a odiarlo. Una mujer se cree fea y se siente poco atractiva. Aun cuando sea en verdad “fascinante”, su estado mental rechazará al sexo opuesto.
No creemos necesario explicar mayormente estos casos. Dentro del tema que estamos tratando, y por la importancia enorme que reviste, consideraremos en forma especial lo que se refiere a la relación establecida entre los actos jurídicos que obligan al sujeto y la dependencia y falta de libertad que sobreviene en el plano de la energía. Vamos a suponer, para ilustrar esto, que una mujer no se lleva bien con su marido, y se separa de hecho, pero sin divorciarse.
Por este hecho ella seguirá unida firmemente a su esposo, y si él es un sujeto negativo que le desea cosas malas, esta dama no podrá aislarse de estas fuerzas; las recibirá y seguramente la perjudicarán, aun cuando esté diez años viviendo separada de su ex compañero. ¿Cuál es la razón de esto? La causa reside en nuestro aforismo “como es arriba es abajo; como es abajo es arriba”, ya que por existir un contrato jurídico entre ambos cónyuges, ellos están, en verdad, indisolublemente ligados, por lo menos mientras el contrato tenga vigencia legal.
La ley de los hombres proyecta su influencia hasta el mundo de la energía, llamémoslo “plano astral”, “plano mental”, o “cuarta dimensión”, para designar un lugar de vibraciones muchísimo más sutiles que las materiales. Lo mismo que en el caso anterior ocurre con personas naturales que se unan a través de un contrato para formar una persona jurídica, lo cual ocurre en el caso de una sociedad comercial, por ejemplo.
Mientras la escritura de constitución de la sociedad esté vigente, los socios permanecerán unidos, y cada uno de ellos afectará la vida de los demás, de una manera positiva o negativa, y a la vez, recibirá también de ellos una fuerza que determinará sucesos importantes en su vida. De ahí el peligro de unir nuestras vidas con personas afectadas por un karma muy pesado o negativo, el cual, en caso de una ligazón jurídica, caerá indefectiblemente sobre nosotros.
A través de este principio de correspondencia es posible entender la crueldad inmensa que significa el condenar a un delincuente a cadena perpetua, ya que por haberlo dictado así la ley del sapiens, este sujeto continuará prisionero indefinida o permanentemente, aún después de su fallecimiento. Cadena perpetua significa, en el fondo, cárcel después de la muerte.
Para que no reine la desesperación en quienes están en este trance y lean este libro, quiero aconsejarles que practiquen una especie de defensa mental para liberarse junto con la muerte. Este “sortilegio”, por llamarlo así, consiste en repetir todos los días la siguiente oración: “me libero de la ley de los hombres y me entrego a la justicia divina”.
Es preciso advertir que para que ésta fórmula surta efecto y el sujeto se libere realmente, es preciso sentir profundamente lo que se está diciendo, ya que si se repite mecánicamente, con seguridad fracasará. Es diferente el caso cuando se condena al reo a la pena capital, ya que en este trance, la muerte lo libera.
Debemos también señalar la importancia enorme que tiene para la especie sapiens, los descubrimientos u observaciones astronómicas, ya que si un sujeto cualquiera descubre una nueva estrella con su telescopio, y ésta emite energías sutiles de carácter destructivo (todos los cuerpos emiten energía, a la cual podemos denominar “energía masa”) estas fuerzas llegarán hasta nuestro planeta en forma intensa, ya que se ha creado una vía mental para ello.
Los templos del antiguo Egipto estaban construidos de manera que si en ciertas épocas del año una persona miraba hacia el cielo desde una abertura o ubicación previamente establecida, veía una estrella, conocida por los constructores, con lo cual se pretendía establecer un contacto mental para que el observador recibiera la influencia positiva de aquel astro.
Es preciso advertir que esta enseñanza sobre las siete llaves herméticas es de carácter básico, para que el estudiante descubra todo lo que permanece oculto, o se dice entre líneas.
Quiero terminar este comentario sobre el principio de correspondencia honrando el recuerdo de los extraordinarios egipcios, quienes poseyeron conocimientos herméticos extraordinarios antes de llegar a su decadencia. El vulgo siempre ha comentado, al igual que los arqueólogos ignorantes, que en Egipto la gente era tan ignorante que adoraba Dioses animales, lo cual se considera el colmo de la decadencia moral. Por nuestra parte; debemos decir que esto era la manifestación de la sabiduría hermética antigua. Me explico: los egipcios tenían Dioses animales no para adorarlos, sino para que fueran adorados por los animales comunes y corrientes (los no instituidos Dioses).
El objeto de crear Dioses animales era el de mantener la pureza y elevación de la raza humana, al impedir por meDios “mágicos” que los animales penetraran en la escala humana, encarnando como sapiens. En el capítulo “La ilusión del conocimiento verdadero” hemos hablado sobre la corporización de la energía conciencia, lo cual viene al caso en este tema, para explicar que los animales al recibir la irradiación de la conciencia del hombre asimilan en parte la energía de la chispa divina, fuego mágico que los capacita para entrar por primera vez a la escala humana al morir como animales. Se comprende que esto ocurre de preferencia con animales domesticados o que por alguna razón especial tienen un contacto sostenido con el hombre. Un perro de circo, por ejemplo, ya está muy cerca de la vibración humana.
No puedo dejar menos de hacer una pausa al imaginar la sonrisa burlona de quienes creerán, con toda seguridad, en la debilidad mental de quien escribe. Creo que los comprendo perfectamente, ya que si por mi parte no hubiera tenido la oportunidad de comprobar hasta la saciedad la veracidad absoluta de la ciencia hermética, si fuera un neófito en la materia y estuviera leyendo este libro, pensaría lo mismo que ellos.
Por el contrario, si los lectores incrédulos pudieran cambiarse con mi persona por algunos minutos por medio de una transmigración mágica, me darían completamente la razón. El problema reside en que es preciso vivir la experiencia hermética para que ésta confirme lo que ya se había logrado aprehender por medio del instrumento intelectual. Me siento también obligado a señalar que en el hermetismo no se cree ni se deja de creer; simplemente, se comprende o no se comprende.
Prosiguiendo con la explicación de los Dioses animales, debemos decir que cuando un animal encarna por primera vez como ser humano, será un sujeto de bajísimo nivel, con instintos animales muy fuertes, y que seguramente hará un grave daño a la sociedad, ya sea por convertirse en un delincuente o al pervertirse moralmente por carecer de los frenos adecuados para controlar los instintos.
Este sujeto-animal, tiene que elevarse muy gradualmente de nivel a lo largo de muchas reencarnaciones. Se comprende que si muchos animales se convierten en ejemplares de sapiens, la humanidad se enfrentaría a una grave crisis, y eso es lo que ocurre precisamente en este momento.
Por medio de la magia ritual los sacerdotes egipcios sacrificaban un perro, por ejemplo, y lo momificaban enterrándolo en un lugar secreto. Este perro recibía un nombre y era ungido en el momento de su muerte como “Dios de los perros”. Este animal se convertiría así en el guardián oculto que impediría el ingreso de perros a la escala humana, para lo cual había sido especialmente preparado. Nos reservamos la explicación completa y profunda de esta operación mágica, la cual sólo serviría para satisfacer la curiosidad del vulgo.
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