“Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.”
Este principio encierra la enseñanza de que la unidad no existe en el Universo, ya que todo es dual; todo tiene dos caras o polos opuestos. Los más profundos secretos de la vida se ocultan detrás de este simple hecho, ya que es la polaridad la que mantiene el ritmo de la vida; si no hubiera polos opuestos, la vida no sería posible.
El punto básico que hay que comprender al estudiar la polaridad es el hecho de que los opuestos siempre se presentan en el mismo elemento; jamás puede aplicarse esta ley a elementos diferentes. La temperatura, por ejemplo, tiene dos extremos: frío y calor, pero no puede hablarse del polo positivo de la temperatura para relacionarlo con el negativo de la electricidad. El principio de polaridad funciona a lo largo de una escala vibratoria de grados, en los cuales se manifiesta una fuerza, graduación que va de lo positivo a lo negativo.
Es así como luz y oscuridad representan dos extremos de la misma cosa; en un caso hay presencia de luz, y en el otro, ausencia. Amor y odio son polos opuestos de la misma cosa, es decir, de los sentimientos humanos de atracción o rechazo. El espíritu y la materia son la misma cosa, pero manifestada en vibraciones opuestas. Lo mismo ocurre con la vida y la muerte y el bien y el mal.
Sin embargo, es preciso observar que en estos términos no existe lo absoluto, ya que nadie puede decir cuál es el frío o el calor absoluto, por ejemplo. Simplemente hablamos de mayor o menor cantidad de algo en un momento dado. Así, sin errar, podríamos decir que “amor es menos odio que no-amor”. Y el miedo, menos valor que el “valor puro”. Los dos polos pueden clasificarse siempre como positivo y negativo, y su diferencia es mera cuestión de grados.
Es por eso que el hermetismo sostiene la factibilidad de la transmutación mental, es decir, de transformar algo en su opuesto. Odio puede transmutarse en amor, pobreza en riqueza, cobardía en valor e ignorancia en sabiduría, por medio del deslizamiento a lo largo de la escala de la polaridad. Siempre existe un extremo positivo y otro negativo, siendo el polo positivo de naturaleza superior al negativo. El valor es positivo con respecto al miedo; la luz con respecto a la oscuridad, el amor con respecto al odio.
El hermetista, actuando como un verdadero científico de la mente, puede elevar sus vibraciones internas a voluntad y transmutar lo negativo en positivo.
Es así, como según El Kybalion, “lo no deseable se mata cambiando su polaridad”. La enfermedad puede transmutarse en salud al cambiar su polaridad por medio del poder de la mente, la cual se polariza en el extremo opuesto al que se desea suprimir. Lógicamente, sólo pueden transmutarse los opuestos de una misma cosa, ya que no sería posible transmutar, de ningún modo, una pera en un durazno; en cambio, puede transformarse una pera verde en una pera madura.
Existe en Ocultismo un símbolo muy conocido en los antiguos libros esotéricos, y es el de la serpiente mordiéndose la cola. Precisamente, esto representa la polaridad, en que los dos extremos se atraen perpetuamente y buscan devorarse uno a otro, lo cual, por cierto, no ocurre jamás. El vacío atrae a la plenitud, la inocencia y la experiencia procuran absorberse mutuamente.
Es por este principio que negamos la existencia de una verdad asequible al sapiens en sus condiciones habituales de vida y sostenemos que toda verdad es semiverdad, y que sólo puede llegarse a la verdad absoluta elevándose por encima del principio de polaridad, más allá de los opuestos, hasta llegar al mundo de las causas. Las personas simples creen que llegará el momento en el cual el bien triunfe sobre el mal en el mundo, de una manera definitiva, lo cual, según este principio, es imposible, como también lo es la victoria del mal.
Debemos darnos cuenta que el bien y el mal representan los extremos de algo, y que por lo tanto, son absolutamente relativos. Si un zorro entra a un gallinero y devora una gallina, es muy malo para ella, pero muy bueno para el zorro, quien cumple con el principio natural de mantener su propia existencia. En realidad, el mal trabaja para el bien y el bien lo hace para el mal.
La vida trabaja para la muerte, ya que desde el momento en que se nace, se comienza a morir (nos vamos acercando a la muerte), y la muerte trabaja para la vida, ya que toda destrucción es una transformación que da origen a una nueva forma de vida. ¿Qué sería de la luz si la oscuridad no existiera? ¿Acaso no debe su existencia al hecho de que la oscuridad existe? Por la sola evidencia de que algo existe, tenemos que pensar de inmediato que lo opuesto también es una realidad.
Debido a la polaridad, el hombre y la mujer se atraen y procuran llegar a una fusión; es la ley de la eterna serpiente que muerde constantemente su propia cola. Resulta muy interesante analizar el aforismo de que “los extremos se tocan”. Si aplicamos esto al amor, por ejemplo, podemos comprobar que es más fácil transformar el odio en amor que convertir la indiferencia en amor. Como los opuestos se tocan, es más corta la distancia de un extremo a otro que de la mitad de la escala a un extremo. Herméticamente hablando, podemos decir que la distancia más corta de un punto a otro no es la línea recta, sino el círculo. Ejemplo:
Este círculo representa la escala gradual que transcurre entre dos palos; el positivo representado por el número cien, y el negativo con el cero.
Advertimos que estas cifras son enteramente caprichosas, con fines puramente demostrativos. Sostenemos que es más fácil llegar desde el cero al cien que desde el cincuenta al cien; la figura lo demuestra, ya que la distancia es mucho más corta, lo cual no ocurriría si extendiéramos el trazado de este círculo para transformarlo en una línea recta. En nuestro ejemplo el número cincuenta es el símbolo de los eternos indecisos y abúlicos; la representación de los tibios, quienes no tienen cabida en el reino de Dios.
Esto explica el fenómeno de las conversiones, cuando un sujeto en forma súbita, cambia de ideología por otra diametralmente opuesta. Que sirva este arcano de consuelo a quienes tengan problemas graves; están más cerca del éxito de lo que podrían creer; sólo la mediocridad no tiene remedio. El hermetismo sostiene que es más nefasta la indecisión que el error; los motivos están a la vista. Quien sea capaz de leer entre líneas y hacer la digestión del conocimiento, sacará una gran sabiduría de esto.
Los antiguos alquimista sostenían que es posible transmutar el plomo en oro; lo cual en algunos casos se refería a un hecho material, y en otros, a un símbolo. El oro es solamente un extremo en la escala de los metales, por lo cual, el alquimista cambiaba la vibración y la polaridad del plomo hasta trasformarlo en oro. Cuando esto se refiere a la transformación de los metales internos en oro espiritual el ejemplo es igualmente válido.
Siguiendo con el principio de la transmutación mental empleada por los hermetistas avanzados, haremos un breve esbozo del mecanismo que se debe emplear, aún cuando esto será inútil en manos de quien no haya logrado primero su unificación interna bajo el mando de un Yo Superior, tema del que hablaremos en páginas posteriores.
Con anterioridad hemos explicado que existen muchos planos de vibración. Para los efectos del principio de transmutación, mental, hablaremos, para simplificar, de dos planos básicos: el mundo superior de las causas, y el mundo inferior de los efectos, tal como lo demostraremos en el esquema siguiente:
Mundo Superior de las CausasYO SUPERIORMundo Inferior de los EfectosYO PSICOLÓGICO CUERPO FÍSICO
El mundo inferior de los efectos es el plano físico; el mundo superior de las causas es el plano de la emanación de la vida. El hermetista, para realizar un proceso de transmutación, se eleva al mundo de su Yo Superior y se polariza por medio de su mente, en el polo opuesto de la vibración que quiere destruir. (“Lo no deseable se mata cambiando su polaridad.”)
Esto equivale a elevarse por sobre los efectos o fenómenos que se puedan estar sufriendo en un momento determinado. Mediante este proceso, se cambia una vibración de grado en grado, hasta llegar a lo que se pretende. Sin embargo, esto que parece ser tan simple en teoría, requiere para su realización práctica, de una férrea disciplina, y de la creación previa de un Yo Superior. De otro modo no pasa de ser una teoría.
Recordemos el aforismo del Kybalion que dice: “La mente, así como los metales y los elementos, pueden transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.” A fin de poner en práctica la transmutación mental o alquimia, es preciso aprender primero a cambiar la polaridad de nuestra propia mente, ya que de otra manera no podremos influir en el ambiente que nos rodea.
Todo proceso de transmutación, sea que se pretenda cambiar nuestro mundo interior o el mundo material, es siempre una operación mental, ya que Todo es mente. Resulta de gran interés para el estudiante el poder cambiar no solamente sus propios estados mentales, sino que también aquéllos de otras personas que se encuentren aquejadas por vibraciones negativas o destructivas de cualquier índole.
Desde el punto de vista del análisis de los problemas cotidianos, la polaridad es una llave de gran utilidad, ya que permite apreciar los conflictos u obstáculos en su justo valor, sin magnificarlos ni subestimarlos. El hermetista sabrá, por ejemplo, que si se encuentra temporalmente en una situación aflictiva, es posible cambiarla gradualmente polarizándose en lo opuesto, basta llegar efectivamente al otro extremo. El tiempo que se demore esta operación, dependerá de la importancia de aquello que se desea conseguir, ya que todo tiene su tiempo de gestación en la naturaleza. Algo de pequeña importancia se realizará muy pronto; un proyecto de mucha envergadura se demorará un tiempo equivalente hasta dar frutos.
Tengamos presente esta gran enseñanza hermética de que “lo no deseable se mata cambiando su polaridad”. La meditación en esta enseñanza, permitirá al estudiante lograr grandes conocimientos.
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