EPIGENÉTICA: PUNTO DE VISTA CIENTÍFICO
Durante varias décadas de investigación biológica se ha considerado que la secuencia del ADN era la única encargada de transmitir la herencia genética de padres a hijos. Sin embargo, durante los últimos años, el descubrimiento de la epigenética esta haciendo reconsiderar este dogma científico, cambiado a su vez la forma en que los genetistas piensan sobre los mecanismos de la herencia. El término “epigenética” significa literalmente “por encima de la genética” y se utiliza hoy día para definir el conjunto de modificaciones en el ADN que alteran la expresión génica sin alterar la secuencia del ADN. En otras palabras, la epigenética explica cómo la información contenida en el ADN, o su potencial, se manifiesta o se silencia.
El ADN no se encuentra desnudo en el núcleo de la célula sino que se asocia con unas proteínas llamadas histonas para formar una sustancia denominada cromatina. La epigenética consiste en el conjunto de modificaciones químicas del ADN y de las histonas, que alteran la estructura de la cromatina sin cambiar la secuencia de nucleótidos. Así, la cromatina puede estar condensada como una maraña apretada de hebras de ADN, o relajada, donde las hebras de ADN estan sueltas. Existen varios tipos de modificaciones conocidas hasta la fecha dependiendo del tipo de compuesto químico que se une al ADN o a las histonas: la metilación tanto de ADN como de histonas, y la acetilación, la fosforilación y la ubiquitinización de histonas. Estas modificaciones tienen una gran influencia en la estructura de la cromatina y la expresión de los genes: si la cromatina esta condensada, la maquinaria que favorece la expresión génica no tiene acceso al ADN y por lo tanto la información no se manifiesta. En cambio, si la cromatina esta suelta, los genes se pueden expresar si el metabolismo celular así lo requiere; en otras palabras, el potencial del ADN se puede expresar si es necesario (Figura 4).
Figura 4. Esquema simplificado de la relación entre la estructura de la cromatina y la expresión génica. Cuando la cromatina esta condensada la información del ADN no se puede expresar. En cambio, cuando la cromatina esta abierta, la información se expresa en forma de ARNm y proteína.
En comparación con la secuencia del ADN, que se mantiene relativamente estable entre generaciones, los cambios epigenéticos son muy dinámicos, y aportan fluidez a la información contenida en el genoma. Descubrimientos recientes indican que los patrones epigenéticos del genoma se modifican en respuesta a diversos factores, como por ejemplo el envejecimiento, las infecciones virales y la dieta. En términos más ámplios, se podría decir que la epigenética explica la manera en la que nuestro genoma responde ante factores internos (o metabólicos) y externos (o ambientales) y como los integra.
Un aspecto importante de la epigenética, pero poco estudiado, es la posibilidad de que algunas de las modificaciones epigenéticas que ocurren durante la vida de un individuo también afecten a las células germinales (óvulos y espermatozoides), y por lo tanto sean transmitidas a su descendencia. Además, se ha demostrado que los patrones epigenéticos de un bebe en estado prenatal se ven modificados por la dieta y el comportamiento maternos durante el embarazo.
El correcto funcionamiento de un organismo y de los diferentes órganos requiere un equilibrio entre regiones del ADN que se expresan y regiones que se silencian. Cuando este equilibrio se rompe y se mantiene de forma persistente, aumenta la probabilidad de enfermedades como por ejemplo el cáncer. De hecho, las células cancerosas continen un ADN con un patrón epigenético alterado (el patrón mas estudiado es la metilación), que fomenta el crecimiento descontrolado de las células y da lugar a un tumor. También existen enfermedades hereditarias en las que ciertos genes con patrones epigenéticos alterados son la causa de las mismas (W. Watt. Gibbs, 2004b).
LA LEY DEL KARMA
La ley del karma se define como la ley de causa y efecto, y el karma como el resultado de las acciones que realizamos. A su vez, es la ley de la interdependencia, de que todo esta relacionado. El karma positivo es el resultado de las acciones virtuosas, y el karma negativo resulta de las acciones no virtuosas. Al ser el karma la suma de las acciones positivas y negativas, la repetición de unas u otras hace que acumulemos karma en un sentido o en el otro de la balanza. El karma acumulado moldea la forma en la que percibimos e interpretamos la realidad, y de alguna manera traza los límites de lo que somos actualmente.
Hay dos tipos de acciones, o factores, que llevan a la acumulación de karma. El primero es la actividad del espíritu, como el pensamiento y la intención, y el segundo es la actividad física o verbal.
A veces se interpreta la ley del karma como una ley determinista que lleva a una aceptación pasiva de nuestro destino. Sin embargo, la teoría del karma no es en absolutodeterminista, sino mucho mas dinámica. De hecho, por negativos que nuestros actos hayan sido en el pasado, siempre existe la posibilidad de invertir los polos con acciones virtuosas. Por lo tanto, la teoría del karma implica los conceptos de posibilidad y responsabilidad; posibilidad porque los actos positivos tienen la virtud de compensar los patrones kármicos negativos y crear un karma positivo, y responsabilidad en nuestros pensamientos y actos pues estos tendrán un efecto acorde a la naturaleza de los mismos.
Si nuestras acciones crean karma, estas deben dejar huellas en algún lugar. Según el sistema budista, las acciones se almacenan en la conciencia arquetípica (en sánscrito Alaya-Vijnana). Así, el término Alaya-Vijnana se define como la conciencia primigenea donde se depositan todas las huellas kármicas y de donde parten los impulsos mentales (Lama Karta, 1997).
RELACIÓN ENTRE LA EPIGENÉTICA, LA LEY DEL KARMA Y EL I CHING
El I Ching está impregnado de la ley de causa y efecto. De hecho, el texto asociado a cada hexagrama indica cual sería el efecto de una acción concreta en un determinado momento. Desde este punto de vista, se puede considerar al I Ching como una guía precisa para generar acciones virtuosas, y con ellas un buen karma que ilumine el camino hacia el desarrollo espiritual.
La genética afirma que la secuencia del ADN y su patrón epigenético contienen nuestra esencia, y por lo tanto la información que moldea la forma y funcionamiento de nuestro cuerpo, y a su vez genera pensamientos y emociones. Según los nuevos descubrimientos, la epigenética explica como nos relacionamos con nuestro entorno a nivel molecular, y cómo nuestras experiencias vitales tienen a su vez un efecto en nuestro material genético (Figura 5). Se podría decir que el resultado de nuestras acciones se acumula en nuestro ADN, que es a su vez la estructura física de donde surgen nuestros pensamientos, emociones y actos. Así, los cambios epigenéticos afectan la expresión génica en nuestras células (p.ej., neurotransmisores en el cerebro y hormonas en los órganos endocrinos) y, por lo tanto, la forma en la que interpretamos las nuevas situaciones a las que nos enfrentamos. Por asi decirlo, modifican el color del cristal a traves del cual observamos la realidad.
En la primera parte del artículo se han delineado las homologías entre la estructura del ADN y el I Ching. Si se considera ahora la ley del karma, se podria decir que el ADN representa la expresión física de la conciencia arquetípica o Alaya-Vijnana, pues de hecho, es en el ADN donde se guardan nuestras experiencias en forma de cambios epigenéticos. Entonces, la epigenética podría representar una explicación científica del funcionamiento del I Ching y de la ley del karma.
Desde este marco conceptual, es posible que los pensamientos, emociones y actos virtuosos creen un patrón epigenético en el ADN asociado a un karma positivo y, por lo tanto, favorezcan la manifestación de nuestra naturaleza original. Por otro lado, las acciones no virtuosas podrían generar patrones epigenéticos asociados a un karma negativo que nos lleven al estancamiento y a la enfermedad.
Figura 5. Esquema simplificado sobre el posible efecto de nuestras acciones en el patrón epigenético del ADN. El patrón epigenético y el karma se modifican con pensamientos, emociones y actos, creando un nuevo patrón epigenético-karma acorde a la naturaleza de los mismos. Esto modifica la estructura del ADN para producir un cambio en la expresión génica y la síntesis de proteínas.
Como se ha explicado anteriormente, la ciencia ha demostrado que factores externos como la dieta modifican el patrón epigenético del ADN. El hexagrama 27 (I, “Las comisuras de la boca”) nos indica cuál es la actitud correcta frente a la nutrición. En términos más amplios, nutrición es todo lo que entra en nuestro ser, ya sea alimento físico, emocional o mental. Este hexagrama nos indica que prestemos atención a las influencias externas, y que desarrollemos estabilidad y una alta dosis de flexibilidad para asimilar el alimento de manera adecuada. Quizás, el I Ching nos esté indicando el modo correcto de relacionarnos con el medio externo y así crear un patrón epigenético en el ADN que favorezca la armonía celular (o física), emocional y mental.
Es posible que los cambios epigenéticos que adquirimos de nuestros ancestros y los que acumulamos durante la vida se transmitan a nuestra descendencia, lo cual podría representar una explicación del karma familiar. Así, podría ocurrir que las acciones y vivencias importantes de los antepasados crearan una huella epigénetica en ciertas regiones del ADN de las células germinales, que predispusiese a los descendientes a tener vivencias similares. Aunque hayamos heredado un karma negativo, el propio dinamismo de la ley del karma implica que existen posibilidades de compensarlo con acciones virtuosas. El hexagrama 18 del I Ching (Ku, “El trabajo en lo echado a perder”) presenta una guía para limpiar el karma ancestral negativo. Este hexagrama implica que el practicante ha de profundizar en la historia familiar con estabilidad física, emocional y espiritual, que internamente ha de tener actitud positiva y alegría que se derivan de saber que el cambio es posible y, por último, energía creativa para hallar la forma de compensar el desequilibrio heredado y crear un nuevo precedente.
El descubrimiento de la epigenética hace que la luz de la ciencia externa comience a reconocer lo que las filosofías orientales han estudiado desde hace siglos, la ley de causa y efecto.
Como su excelencia el Dalai Lama ha afirmado en varias ocasiones, si la ciencia moderna demuestra que alguno de los principios del budismo no es cierto, entonces el budismo tendrá que cambiar consecuentemente. Hasta la fecha, lejos de demostrar que los conocimientos obtenidos mediante la ciencia interna son equivocados, los descubrimientos científicos los van confirmando lentamente.
Quizás, este vínculo que se está estableciendo entre ciencia y espiritualidad anuncie la aparición de una ciencia integral, que englobe los métodos de experimentación interna y externa para una mejor y mas profunda comprensión de la realidad.
Iñaki Martín Subero
Institute of Human Genetics
Agradecimientos Quisiera expresar mi mas profundo agradecimiento a la fuerza creativa, para que nos muestre el camino de la integración en un mundo fragmentado. Gracias a Juan Li, cuya vida y enseñanzas son una fuente continua de inspiración y sabiduría.
Fuentes bibliográficas
- Gunther Stent. The coming of the golden age. Natural history press, New York, 1969.
- Martin Schönberger. The I Ching & The genetic code. The hidden key to life. ASI publishers, New York, 1979.
- Johnson F. Yan. DNA and the I Ching. The tao of life. North Atlantic Books, Berkeley, 1991.
- Richard Wilhelm/Cary F. Baynes. The I Ching or Book of Changes. Princeton University Press, Princeton, New Yersey, 1967. (en castellano “I Ching, el libro de las mutaciones”, Ediciones Edhasa, 1977).
- Harvey Rivadeneira Galiano - https://acupunturar.blogspot.com/2016/04/hijos-de-las-estrellas.html
- W. Watt Gibbs. El genoma oculto. Investigación y ciencia, Enero de 2004(a).
- W. Watt Gibbs. El nacimiento de la epigenética. Investigación y ciencia, Abril de 2004(b).
- Lama Karta. Introducción al budismo. Ediciones Apóstrofe, Barcelona, 1997.
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