jueves, 6 de febrero de 2014

LOS DIQUIS: LAS ESFERAS DE COSTA RICA



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Las fotografías son tomadas de Google.


En el año 1986-1987 estando de visita en San José de Costa Rica  conocí las esferas de piedra de diferentes tamaños y me intereso conocer su origen. No tenía respuesta alguna. En ciudad Cartago caminando por tan hermoso lugar pregunte sobre las esferas de piedra y recibí como respuesta que eran puestas por los dioses en lugares energéticos. No supe que decir. Al ingresar a la Iglesia conocí la primera imagen venerada y patrona de Costa Rica, la virgen Negra. Me impacto sobre manera por la corriente europea del secreto de las vírgenes negras. Visite el Museo Nacional por conocer y observe con profunda preocupación una esfera partida por la mitad, espectacular visión de admiración a lo desconocido. He aquí algunos apuntes que serán de interés
 


Las esferas de piedra de Costa Rica son un grupo de más de quinientas petrosferas ubicadas principalmente en el sur de Costa Rica en la llanura aluvial del delta del río Diquís (confluencia del río Sierpe y el río Grande de Térraba), en la península de Osa y en la Isla del Caño.

Las esferas son conocidas localmente como las «bolas de Costa Rica». Como conjunto se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.

Las dimensiones de las esferas oscilan en un rango de los 10 centímetros hasta los 2,57 metros de diámetro y su peso llega a superar las 16 toneladas. La mayoría están hechas en piedras duras como granodiorita, gabros y algunas pocas en caliza. Los arqueólogos a través de la estratigrafía de su emplazamiento y de otros objetos encontrados en su cercanía, estiman que las piedras fueron ubicadas por los indígenas de la zona entre el 300 a. C. y el 300 d. C., pero el trabajo escultórico aún no ha podido ser datado científicamente.

También se han encontrado junto a objetos del tipo «cerámica polícroma de Buenos Aires» (1500-1000 a. C.) y se ha establecido que la zona estuvo habitada al menos desde el 6000 a. C.. Se han descubierto 34 sitios arqueológicos, desde el delta del Diquís en el sur, la Isla del Caño a 17 kilómetros de la costa, llanuras del Pacífico hasta en Papagayo, Golfo de Nicoya (a 300 km al norte del delta del río Diquís).

En Costa Rica se han descubierto objetos e influencias artesanales tanto de mayas (de Guatemala), olmecas y aztecas (de México, muy lejos desde el norte) como de chibchas (de Colombia), quechuas e incas (desde Perú, muy lejos en el sur). Por otra parte, existió en Costa Rica una escuela de sukías llamada Guayabo, ubicada en Turrialba de Cartago, de su asentamiento ha sido explorado un estimado de un 10 %, el cual ya ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Ingeniería en el 2009 según la Sociedad Americana de Ingeniería Civil (American Society of Civil Engineers ASCE).

Ahora conocemos las bolas de piedra por su descubrimiento en 1939, cuando la compañía bananera estadounidense Standard Fruit Company empezó a deforestar tales territorios para cultivar banano. Desde entonces se vieron como un misterio y los estadounidenses dinamitaron algunas de ellas, por la creencia de que en su interior podría haber oro.

La primera mención internacional fue un pequeño artículo arqueológico de Doris Stone publicado en 1943 en la revista American Antiquity, atrayendo la atención de Samuel Kirkland Lothrop (del Peabody Museum y la Universidad de Harvard), quien en 1948 estaba en Costa Rica. Contactó en San José a Doris Stone, quien le aportó información y contactos para investigar en zona más conocida donde estaban apareciendo las esferas de piedra. Finalmente Lothrop publicó sus investigaciones en su libro Archaeology of the Diquís Delta. Costa Rica, 1963.

Desde 1970 las autoridades del Gobierno protegen las esferas de piedra precolombinas y sus emplazamientos. Se han reensamblado algunas dinamitadas bajo el cuidado del Museo Nacional, quien con el apoyo de la ley está recuperando otras que habían sido trasladadas por particulares a empresas, residencias e instituciones públicas.

El Museo Nacional ―asociado a universidades nacionales e internacionles―, ha efectuado múltiples investigaciones arqueológicas. Actualmente en la Finca 6 de Palmar Sur (Cantón de Osa), se construye el parque Can Basat Roje (‘esferas de piedra’ en dialecto indígena) o «Parque de las Bolas de Piedra», propuesto originalmente por el arquitecto Ibo Bonilla en 1979, para ubicar las esferas recuperadas, de las cuales no se conoce su locación original. Este parque es parte de un amplio proyecto arqueológico, bajo la guía del Museo Nacional de Costa Rica y el padrinazgo del reconocido escultor Jorge Jiménez Deredia.

En el año 2010 los investigadores John Hoopes (de la Universidad de Kansas), Nuria Sanz (del Centro de Patrimonio Mundial de la Humanidad), Helaine Silverman (del Consejo Internacional de Museos) y otras autoridades académicas, visitaron el sitio de las esferas de piedra para evaluar la elegibilidad y protección de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Durante el 2011 las comunidades de la zona organizaron actividades, como el Festival de las Esferas, para promoverlas cultural y turísticamente. En el 2012 la Unión de Municipalidades de Osa acogió la iniciativa de Vicente Cassanya, conocido astrólogo y estudioso de sitios sagrados de la humanidad, para crear el Proyecto Esferas con el objetivo de consolidar el reconocimiento internacional del valor de las esferas de piedra, incentivar un turismo respetuoso de este patrimonio mundial para colaborar con el desarrollo sustentable de las comunidades de la región como herederas legítimas y principales encargadas de su protección.

Las esferas de piedra están íntimamente ligadas a la memoria colectiva de los costarricenses, quienes hacen reproducciones en piedra, bronce, acero, vidrio y concreto armado, para ubicar en la entrada de casas e instituciones e indican que su fin es más que decorativo, es sentido de identidad, por su simbolismo geométrico y espiritual. Desde sus inicios, los edificios de la Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia, Caja del Seguro Social, Universidad de Costa Rica, Museo del Niño y la Embajada de Costa Rica en Washington (EE. UU.) entre otros, instalaron esferas de piedra como primer símbolo fáctico.

Al estar la esfera dentro del inconsciente colectivo, muchos artistas la han usado como inspiración en pintura, escultura, literatura, poesía y arquitectura, inclusive está en las ilustraciones de los antiguos billetes de cinco mil colones. Entre otros ejemplos destacan:

2007: La Plaza de la Justicia, ubicada en el Circuito Judicial en San José, fue remodelada por los arquitectos Ibo Bonilla y Hernán Hernández, que en un conjunto escultórico de 200 metros de largo y 47 metros de alto, ubicaron dos esferas de 3,14 metros de alto, alineadas con una pirámide (que ilumina y ventila una sala para 500 personas en el subsuelo) y el paralepípedo de mármol del edificio de la Corte Suprema de Justicia. Colocando en un solo eje los 3 sólidos platónicos en el paisaje urbano.

2009: El escultor Jorge Jiménez Deredia culminó una declarada influencia de las esferas en su obra, con la exposición en el Foro Romano (Italia) de esculturas monumentales basadas en el concepto de las esferas precolombinas, siendo el inicio de una gira internacional denominada Ruta de la Paz. Fue la primera exposición de arte contemporáneo en ese emblemático sitio histórico.

2010: El Museo Nacional construye por la Plaza de la Democracia un nuevo vestíbulo basado en una esfera de cristal de 8 metros de diámetro con una auténtica esfera de piedra en su interior. El 8 de mayo del 2010, el traspaso presidencial de Oscar Arias (Premio Nobel de la Paz) a Laura Chinchilla (primera presidente mujer de Costa Rica), tuvo a las esferas precolombinas como tema escenográfico.

 

2011: El escultor y arquitecto Ibo Bonilla crea en Terra Campus, Tres Ríos, la escultura más alta de Costa Rica: "La espiral del éxito" vinculando las esferas de piedra con el antiquísimo y universal concepto místico de la Flor de la Vida, a partir de lo cual se construyen los seis sólidos platónicos, siendo la esfera su culminación y epítome de la perfección geomética. El conjunto escultórico lo componen la "semilla", la "realización" y la "plenitud" y sus proporciones están dadas por la "Geometría Sagrada" basada en el "Número Áureo", vinculandolos a los cristales del agua y a los círculos en los cultivos.

2012: Se inaugura el "Barrio chino de San José / Paseo de los Estudiantes". Su obra arquitectónica más notable es su arco de entrada. Aunque está inspirado en la dinastía Tang, también se le integraron ocho esferas de granito que simbolizan las esferas precolombinas existentes en Costa Rica, como una forma de simbolizar la unión de culturas desde la construcción del Ferrocarril al Atlántico.

Han surgido muchos mitos e hipótesis alrededor de estas esferas, su significado, sus constructores, fines, técnicas constructivas y de transporte, fecha y canteras de las piedras: hechas por descendentes de la Atlántida, geomorfosis natural, pociones secretas para ablandar la piedra, que en el centro tienen una semilla de café, participación de extraterrestres, ejes energéticos complementarios a Nazca y Pascua, delimitación territorial, hitos conmemorativos, representación del eterno femenino, dispositivos navegacionales, símbolo perfecto de la divinidad, fuentes de energía y bienestar, dispositivos de equilibrio tectónico, puertas dimensionales. Enfoques esotéricos han sido tratados en múltiples libros como los del escritor suizo de best sellers Erich von Däniken, el escritor español de ciencia ficción Juan José Benítez y el antropólogo estonio Ivar Zapp con el libro “Atlantis in America: Navigators of the Ancient World”.

Son de tamaño variable. Las más pequeñas tienen sólo unos pocos centímetros de diámetro y las esferas más grandes llegan a tener un diámetro superior a los dos metros, llegando a pesar estas últimas hasta 16 toneladas. Están construidas en piedras de granito Andesita y roca sedimentaria. Se cree que las piedras fueron transportadas por el río, desde muchos kilómetros de distancia, hasta su localización actual, puesto que estos tipos de piedra no se han hallado en la zona del delta del Diquis. Aunque la mayoría de las esferas se encuentran en enclaves arqueológicos precolombinos, no hay forma de saber si fueron realizadas por estos o por alguna otra cultura anterior a esta.

 Inmediatamente después de su descubrimiento, la arqueóloga Doris Stone, realizó una serie de investigaciones que resultaron vanas al no poder datar la antigüedad de las piedras, con qué herramientas fueron tan perfectamente realizadas y tampoco el origen de estas. Posteriormente, Samuel K. Lothrop, experto en civilizaciones indígenas y arqueólogo, se propuso desvelar el enigma de estas piedras esféricas, pero no pudo formular ninguna teoría concluyente. Más recientemente, grupos de arqueólogos han investigado con métodos más modernos las esferas de Diquis, llegando a la conclusión de que estas se comenzaron a realizar hace unos 3.000 años.

 Las antiguas leyendas decían, que en su interior se escondían piedras preciosas y oro, siendo esto el final de muchas de las piedras debido a que mucha gente se dedicó a buscarlas y destruirlas, no hallando ningún tesoro en su interior. Las teorías en torno a las esferas de piedra, al igual que otras que giran alrededor de otros antiguos enigmas de los que no se tiene conocimiento de sus orígenes, son muchas y variadas.

Algunos arqueólogos piensan que las piedras fueron creadas por la antigua y bélica tribu de los CHIBCHA, utilizando prisioneros de guerra como esclavos para trabajar las piedras, utilizándolas como símbolo de poder entre grupos y que el tamaño de las esferas iba relacionado con el status de cada pueblo. También existe la teoría de la representación astronómica. En dicha hipótesis (divulgada por el investigador Michael O'Reilly) se identifica a las piedras como posibles cartas celestes con una finalidad ceremonial o a modo de calendario orientativo.

        En 1979 se encontró una de estas piedras en Guayabo de Turrialba (Provincia de Cartago), la cual pudo haber tenido la función de calendario de precisión y que junto al uso de objetos astronómicos de poca magnitud, daba detalles de fechas como los solsticios, el día más largo del año y la duración de la época de lluvias.

Esta teoría se basaba en fundamentos lógicos, fruto de un estudio serio, aunque carecía de contexto. Otra teoría nada convencional, realizada por el antropólogo estonio Iván Zapp en su libro: "La Atlántida en América", afirma que las piedras podían ser originarias de la Atlántida, isla continente desaparecida hace 12.000 años, y aunque las autoridades arqueológicas de Costa Rica no están muy de acuerdo con esta teoría, el International Biographical Centre, mencionó a Zapp, como uno de los científicos más connotados del siglo XX.

Iván Zapp descubrió con la ayuda de Carlos Araya (Comandante de las Líneas Aéreas de Costa Rica) y un atlas, normal al principio y de Mercator (Atlas que tiene en cuenta la curvatura de la Tierra) posteriormente, que las esferas tal y donde estaban situadas cuando se descubrieron, señalaban a distintas direcciones, igual que si fueran mapas a gran escala.

 Uno de los alineamientos desenterrados por los arqueólogos, mostraba el trayecto en línea recta que conduce hasta la Isla del Coco, después a las islas Galápagos y finalmente hasta la Isla de Pascua. Un segundo grupo de rocas, apuntaban a las islas de Jamaica, Cuba y Bermudas. Mientras que otras estaban orientadas hacia Giza, en Egipto y a Stonehenge en Inglaterra. Confirmando de este modo, que se trataba de rutas hacia otros lugares del planeta. 

 Teorías que hablan de la posibilidad de que las piedras esféricas fueran realizadas por seres provenientes de otros planetas y estas fueran el legado de su visita.

 Después de todos estos años, las mismas preguntas que se realizaron en su descubrimiento, siguen vigentes aun.

 

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