Como virtud se denomina la cualidad humana de
quien se caracteriza por obrar bien y correctamente. Como tal, es una cualidad
moral considerada buena. Asimismo, puede referirse a la eficacia de ciertas
cosas para producir determinados efectos.
La palabra virtud, como tal, proviene del
latín virtus, virtūtis, y se deriva del vocablo latín vir, que significa
‘varón’, ‘hombre’, pues se refiere a la cualidad del valor, asociada a lo
masculino en el pensamiento antiguo.
En este sentido, la virtud puede designar la
fuerza, el vigor o el valor que una persona presenta ante determinadas
situaciones: “A pesar de lo que le ha pasado, Magdalena ha demostrado la virtud
de seguir siempre adelante”. De allí que también pueda hablarse de virtud para
referirse a la entereza de carácter de alguien.
La virtud, como tal, se puede verificar en las
personas con integridad moral, dispuestas a conducirse de acuerdo a lo que es
justo, a lo que, entendido en un sentido moral, es correcto.
Por ello, la virtud también es reconocible en
las acciones virtuosas y en la manera recta de proceder. De allí que, en el
lenguaje cotidiano, el término virtud también se emplee para designar las
cualidades de una persona que obra bien.
Por otro lado, virtud también puede usarse
para referirse a la eficacia de determinadas cosas para producir o causar
efectos positivos: “El caldo de pollo de mi madre tiene la virtud de levantar a
un muerto”, “el aloe vera tiene impresionantes virtudes curativas”.
En plural, las virtudes son, según la doctrina
católica, los ángeles portadores de la gracia y el valor, cuya misión
fundamental es dar cumplimiento a las operaciones divinas en la Tierra. Son
también conocidos popularmente con el nombre de ángeles de la guardia, y forman
parte del quinto coro.
Virtud moral
Como virtud moral se denomina, de manera
general, el hábito de obrar bien. Como tal, la virtud es una cualidad positiva,
que alude a la perfección en la conducta o en la manera de proceder, y, en este
sentido, se opone al vicio o al defecto.
En su filosofía, Aristóteles consideraba que
la virtud se encontraba en la moderación, es decir, en el equilibrio entre los
extremos del defecto y el exceso. De allí que las virtudes morales sean
relativas al bien y estén sometidas a los lineamientos de la ética.
Virtudes cardinales
Las virtudes cardinales son la prudencia, la
justicia, la fortaleza y la templanza. Según Platón, la justicia era la virtud
más importante del sistema de las virtudes cardinales, pues, según él, a partir
de la comprensión de ésta, el hombre podía acceder a las otras tres. Las
virtudes cardinales, como tal, se consideran la base esencial de las virtudes
morales del hombre.
Virtudes cardinales.
- Prudencia.
- Fortaleza.
- Justicia.
Virtudes teologales
Según la Biblia, las virtudes teologales son:
- la
fe,
- la
esperanza y
- la
caridad.
En este sentido, son virtudes que tienen como
objeto a Dios mismo. De allí que sea el propio Creador quien las haya infundido
en el alma de los hombres.