sábado, 20 de abril de 2024

EL SUEÑ0 DE LA MARIPOSA

 










 

por Paul Levy

14 Marzo 2024

Versión original en ingles

 

 

Pionero en el campo del surgimiento espiritual,

Paul Levy es un sanador herido en su práctica privada, que ayuda a otros que también están despertando a la naturaleza onírica de la realidad.

Es autor de tres libros sobre el virus mental wetiko, el más reciente es, Undreaming Wetiko: Breaking the Spell of the Nightmare Mind-Virus (2023).

Es el fundador de "Awaken in the Dream Community" en Portland, Oregon.

Artista, está profundamente inmerso en la obra de C.G. Jung y ha sido practicante del budismo tibetano durante casi 40 años.

 

 

Uno de los principales mensajes del gran maestro espiritual Sri Aurobindo es que,

la humanidad es un ser de transición.

 

Nuestro estado actual del ser no es definitivo, estamos en el proceso de transición hacia un nuevo estado del ser. Vivimos colectivamente en un bardo - una palabra tibetana que significa una brecha, un estado intermedio - donde en este caso no sólo estamos entre mundos, sino que nuestra conciencia está entre dos estados del ser fundamentalmente diferentes.

 

Una de las formas favoritas de Jung de explicar la noción de arquetipo es la formación de una mariposa.

 

Si abrimos una pupa de mariposa en una etapa determinada, todo lo que encontraremos es un líquido lechoso, una sustancia biótica, pero toda la gestalt de la mariposa ya está funcionalmente contenida dentro del líquido: posee una qualitas occulta (una cualidad oculta) codificada en su interior. Así como la potencialidad de un roble está oculta invisiblemente dentro de la bellota, la totalidad del Yo - lo que Jung llama el Dios interior - está codificada en un estado de potencialidad dentro de nuestro estado actual de ser.

 

El proceso literal de lo que sucede, cuando una oruga se convierte en mariposa, expresa simbólicamente la transformación que está experimentando nuestra especie al pasar de un tipo de ser a otro.

 

Una oruga existe para comer. Su objetivo es consumir la mayor cantidad posible... Un cierto porcentaje de la humanidad - muchos de ellos en posiciones de poder - se ha quedado patológicamente estancado e identificado con una especie parecida a una oruga, habiendo caído y obsesionado con un estado de consumo interminable e insaciable.

 

Sin embargo, en cierto momento, las fuerzas evolutivas obligan a la oruga a cesar su consumo obsesivo y a encerrarse en un capullo de aislamiento, durante el cual forma una crisálida protectora a su alrededor que la protege de su entorno: esta es la versión de la oruga del "viaje interior"... Esta crisálida puede concebirse como el recipiente hermético de la oruga, que en alquimia se considera un componente absolutamente esencial de la obra alquímica, ya que es el recipiente mismo en el que tiene lugar la transformación alquímica.

 

Dentro de los confines seguros de la crisálida, la oruga literalmente se digiere a sí misma mientras su forma (e identidad) hasta ahora conocida, se desintegra y se disuelve en una sustancia espesa.

 

Este es el estado en la evolución de la criatura en el que se encuentra en un estado "intermedio", ya que ya no es una oruga y, sin embargo, aún no es una mariposa.

 

Este estado de estar en un bardo entre dos estados de existencia conectados pero radicalmente diferentes no es exclusivo de las orugas y las mariposas, sino que se encuentra en toda la naturaleza.

 

Para usar otro ejemplo, cuando un huevo se está convirtiendo en gallina, hay un momento en el que es a la vez huevo y gallina y ni huevo ni gallina.

 

Curiosamente, en física quántica, una de las áreas de investigación más interesantes es, el límite entre el mundo quántico microscópico de potencialidad no manifiesta y el mundo manifiesto macroscópico aparentemente mundano de la realidad cotidiana. El mundo de la realidad quántica y la ordinaria, no podrían parecer más diferentes y, sin embargo, al mismo tiempo, están misteriosamente profundamente interconectados y no separados en absoluto el uno del otro.

 

Puedo imaginar fácilmente que a estas alturas de su transformación, la oruga, que ya no es quien era pero aún no es quien está destinada a ser, esté sufriendo una crisis de identidad por excelencia, literalmente sin saber quién es...

 

Para llevar esto al ámbito humano, esta puede ser la etapa en la que ciertas personas, abrumadas por la confusión y sin saber quiénes son, podrían suicidarse trágicamente. No sólo individualmente, sino colectivamente, como especie mayoritariamente larvaria, nosotros - en un verdadero estilo quántico, potencialmente - estamos en el proceso de, destruirnos a nosotros mismos, e inconscientemente representamos el suicidio colectivo en el escenario mundial... Sin embargo, oculto dentro de este impulso suicida hay un anhelo intenso y profundamente arraigado de transformación.

 

Me encuentro imaginando que cada célula del ser de la oruga anhela una transformación. La humanidad, al igual que la oruga, se encuentra en un estado liminal, intermedio - en un umbral - no sólo entre dos mundos, sino entre dos modos de existencia completamente diferentes.

 

Hablando de la humanidad moderna, Jung escribe: "Estamos en la sopa que nos van a cocinar, ya sea que afirmemos haberla inventado o no... Nos amenazan con un genocidio universal si no podemos encontrar el camino de la salvación mediante una muerte simbólica".

 

A medida que la oruga se acerca a la muerte, un pequeño número de lo que se conoce como "células (discos) imaginales" se despiertan y cobran vida dentro de su sustancia viscosa. La función de estas células imaginales es catalizar la metamorfosis de la oruga para que cumpla su destino de mariposa.

 

Estas células imaginales contienen dentro de sí mismas el programa evolutivo que puede literalmente recrear a la oruga moribunda en su nueva identidad, pero aún no realizada.

 

Inicialmente visto como un invasor viral o una amenaza alienígena atacada por el sistema inmunológico de la oruga moribunda, este ataque solo hace que las células imaginales sean más fuertes, más resistentes y cataliza su replicación, lo que en última instancia sirve a la evolución de la oruga.

 

Sin este conflicto interno entre diferentes partes de la oruga (todos aspectos inseparables de un Sistema Quántico perfectamente interconectado) no existiría la mariposa. Curiosamente, Jung señala que, en los seres humanos el conflicto interno es indispensable para la individuación, ya que a partir del conflicto se desarrolla una conciencia más elevada y más expandida. Jung sentía que el Yo (superior) es, en última instancia, el patrocinador de nuestros conflictos internos. 

 

Como dice Harvey Rivadeneira Galiano, que el "yo superior" es "un concepto espiritual que se refiere a una parte más elevada y trascendente de uno mismo. Algunas tradiciones lo ven como una conexión con la conciencia universal, el alma o la divinidad. El desarrollo del "yo superior" implica alcanzar un mayor nivel de conciencia, compasión y sabiduría".

 

La imagen arquetípica, la forma primordial, de la mariposa plenamente realizada - que (arque)típicamente simboliza el alma - existe en forma latente y potencial en el inconsciente de la oruga.

 

Es como si la imagen arquetípica de la mariposa, aunque existe en una dimensión aparentemente abstracta fuera del tiempo, estuviera guiando la evolución de la oruga para actualizarse dentro del tiempo y el espacio tridimensionales.

 

Una vez que emerge la mariposa, desde su punto de vista como mariposa, la oruga parece una vida pasada, como si la identidad anterior de la mariposa como oruga fuera un sueño pasado del que la mariposa ahora ha despertado.

 

Podríamos decir que la imagen de la futura mariposa, que existe en el inconsciente de la oruga, sueña con desarrollar su potencial y convertirse en una mariposa plenamente encarnada.

 

También podemos decir que la oruga está soñando inconscientemente con su destino de mariposa.

 

Una vez completada la metamorfosis, la mariposa, a diferencia de su predecesora la oruga (que era una consumidora incesante) se convierte en un polinizador que fertiliza la vida.

 

Como dice Jung, estamos amenazados de genocidio universal a menos que - como la oruga - podamos experimentar una muerte simbólica. Así como no hay forma de evitar que la oruga pase por una experiencia de muerte simbólica para resurgir en su forma transfigurada -  muriendo como oruga pero renaciendo como mariposa -  nosotros, que estamos siendo cocinados juntos en la sopa, de manera similar a través de una experiencia arquetípica de muerte-renacimiento.

 

En la medida en que cualquiera de nosotros se identifique con la existencia como un yo separado - que es la ilusión primordial - en el que nos concebimos y nos identificamos como existiendo de una manera que no existe, estaremos destinados a pasar por un proceso simbólico, de nuestra propia experiencia de muerte.

 

Sin embargo, si muchos de nosotros evitamos pasar por esta muerte simbólica e insistimos en permanecer inconscientes, estaremos destinados a pasar por una muerte literal, posiblemente incluso colectiva, como especie.

Existe un imperativo evolutivo para que atravesemos este proceso de muerte-renacimiento dentro de nosotros mismos con tanta conciencia como podamos reunir; la existencia continua de nuestra especie depende de ello.

 

Ver que no existimos en la forma en que nos hemos concebido a nosotros mismos es sólo la mitad del proceso, porque no es sólo una experiencia de muerte, sino también un renacimiento.

 

Este proceso debe cerrar el círculo cuando nos demos cuenta conscientemente de quiénes somos.

 

Al dejar de pensar en nosotros mismos como un yo separado (un estado larvario de conciencia), podemos darnos cuenta de que estamos interconectados no sólo con otras personas, sino con toda la red sensible de la vida misma.

 

Así como la imagen arquetípica de la mariposa, impresa en el inconsciente de la oruga, guía a la oruga para actualizar su naturaleza de mariposa más profunda, la imagen arquetípica del Yo que está impresa en nuestro inconsciente, si entramos en una relación consciente con él, puede guiarnos. actualizar la naturaleza más profunda del Yo.

 

Una vez que nos damos cuenta conscientemente del Yo - quiénes somos en realidad - es como si nos convirtiéramos en una especie categóricamente diferente de la que éramos antes de esta realización.

 

Los seres humanos corrientes suelen hacer uso de una porción muy pequeña de su posible conciencia y de los abundantes recursos de su alma.

 

Para citar al gran psicólogo William James, nuestra situación es, "muy parecida a un hombre que, de todo su organismo corporal, debería adquirir el hábito de usar y mover sólo su dedo meñique...

 

Todos tenemos reservas de vida a las que recurrir, con las que ni siquiera soñamos." Cuando comenzamos a realizar conscientemente el Yo, es como descubrir que hay un vasto cuerpo multidimensional adherido al dedo meñique que pensábamos que éramos.

 

Darnos cuenta de esto no puede evitar convertirse en una epifanía espiritual en la que nuestra identidad consciente se expande, nuestros corazones se abren y, como una mariposa, volamos con las alas de nuestra imaginación creativa, impulsados por el amor y la compasión que son nuestra naturaleza.

 

Son los más despiertos, los más visionarios y los más valientes entre nosotros los que están llamados a desempeñar el papel de células imaginales de la humanidad.

 

¡Que la fuerza no local esté con nosotros...!













miércoles, 27 de marzo de 2024

CODICIA Y AVARICIA

 













 

La condición humana está marcada hoy

por la avaricia y la codicia, convertidas en

valores por el pensamiento liberal dominante.

Su implantación ha dado lugar a la corrupción política,

consagrada por las mayorías parlamentarias.

Este comportamiento tiene una arquitectura cerebral

que las neurociencias podrían explicar y atemperar.

 

 

Hay signos claros de finitud, de agotamiento en el planeta. Y de ese agotamiento hay un solo responsable: el Homo Sapiens.

 

Quiero recordar  la reflexión de Kant sobre el ser humano, "con un leño tan torcido como aquél del cual ha sido hecho el ser humano no puede forjarse nada que sea del todo recto". ¿Pesimismo antropológico? Quizá, pero sobre todo realismo antropológico.

 

Basta echar un ojeada breve a la acción del hombre durante el siglo XX para comprender hasta qué punto han quedado manifestados y realizados los "vicios capitales" enunciados por Tomás de Aquino. Hablábamos de exceso.

 

Quiero tratar en este breve escrito la primera consecuencia de esa terrible propiedad humana. Y esa es la codicia y su hermana gemela, la avaricia.

 

La avaricia es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto y concreto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal. Se le aplica el término a un deseo excesivo por la búsqueda de riquezas, placer, estatus y poder. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas o de personas, para su utilización ilícita, inmoderada y/o criminalmente lucrativa.

 

También es aplicable en situaciones donde la persona experimenta la necesidad de sentirse por encima de los demás desde un punto de vista relacionado con,

-       -    el poder

-      -     la influencia política

-      -     el resplandor social

-     -      la ostentación

-       -    el éxito económico, sexual y de cualquier otra manera imaginable,

...permitiéndose incluso, en un obsceno alarde de cinismo, dar lecciones de supuesta probidad moral.

 

La codicia y la avaricia generan deslealtad, traición deliberada - especialmente para el beneficio personal - como es el caso de dejarse sobornar o exigir la recompensa ilícita antes de que los hechos se produzcan.

 

Es también la búsqueda y acumulación de dinero, objetos y posesiones de todo tipo (incluidas personas) mediante,

-       -    el abuso de poder de cualquier tipo

-     -      la estafa

-      -     el robo

-     -      el secuestro

-      -     el asalto en todas las variedades imaginables

Todo ello valiéndose de,

-      -     el engaño

-     -      el poder económico y político

-     -      los variados mecanismos de presión

-      -     la manipulación

-       -    la tergiversación o descalificación de las leyes que estorban,

...pasando por encima o engañando a las autoridades íntegras y de todo lo que puede quedar de limpio del entramado social y económico de la sociedad.

 

Si algo se interpone en la codicia humana, sencillamente hay que cambiarlo o destruirlo.

 

En todas las épocas Ciertamente, siempre ha existido la codicia como elemento consustancial del Homo Sapiens.

 

Si estudiamos esta desgraciada propiedad de nuestra estirpe cainita desde las primeras civilizaciones hasta el siglo XXI, detectamos su presencia e influencia en la acción humana a nivel personal o colectivo en todas las épocas.

 

Ciertamente, los avances tecnológicos han supuesto unas herramientas fundamentales para que la codicia alcanzase metas más amplias. Simultáneamente han refinado y extendido sus métodos de actuación.

 

Creo que en una buena y amplia utilización de la tecnociencia reside la configuración moral del hombre nuevo y la salvación de nuestro hogar, la Tierra.

 

Sin embargo, cuando la tecnociencia se sustrae al ámbito del progreso para el bien y se utiliza con fines desaprensivos, esto es, egocéntricos, codiciosos o de poder, inevitablemente aquella se convierte en un elemento auxiliar pero decisivo para hacer el mal conscientemente.

 

Schopenhauer, un filósofo fundamental, y por cierto hispanófilo declarado, con quien me identifico en algunos aspectos importantes, introdujo un razonamiento que parte de la división de Epicuro respecto de las necesidades humanas (o los placeres):

-       las posesiones y el lujo han de contarse entre las que no son "ni naturales, ni necesarias".

En efecto, el límite de la riqueza que se desea depende del horizonte de necesidades de cada cual y siempre es relativo.

 

Las aspiraciones dependen del horizonte de lo que se considera posible alcanzar, y además Schopenhauer añade la frase que quiero resaltar:

-       "la riqueza se asemeja al agua salada: cuanto más se bebe, más sediento está uno. Lo mismo vale para la fama". (1)

 

Una reflexión para enmarcar que hace años, alguien muy codicioso, quiso que simpatizase con ella, bien que dicho mucho más toscamente. Me produjo tristeza y asco.

 

Y Schopenhauer razonaba que la razón por la que los hombres desean siempre más dinero, incluso el poder, se desea, según Schopenhauer, por la riqueza a la que conduce.

 

En un interesante y acertado artículo publicado en el diario El País el 6 de junio de 2010, titulado "Anatomía de la codicia" el filósofo y ensayista Borja Vilaseca (2) se pregunta, "¿Qué motiva a un hombre que lo tiene todo a querer más? ¿Por qué tantas personas se vuelven corruptas, mezquinas y perversas al alcanzar el poder?"


Vilaseca establece que, según la opinión de muchos psicólogos, los casos más conocidos de corrupción por codicia representan la punta del iceberg de uno de los dramas contemporáneos más extendidos en la sociedad:

-       la corrupción del espíritu […] "Y es que, para cometer actos corruptos, primero tenemos que habernos corrompido por dentro. Esto implica marginar nuestros valores éticos esenciales - como la integridad, la honestidad, la generosidad y el altruismo en beneficio de nuestro propio interés"

 

Esta posición de Vilaseca coincide, a mi modo de ver, con la moral tradicional occidental de raíz judeocristiana, que seguía guiándose en esta cuestión, al menos formalmente, por el décimo mandamiento de las llamadas Tablas de la Ley, "No codiciaras los bienes ajenos".

 

Sin embargo, el paso de los siglos y las adaptaciones culturales han desactualizado su vigencia formal y efectiva.

 

Hoy, paradójicamente, la codicia no es algo que, en el fondo, esté mal visto. Con frecuencia, es todo lo contrario: muchos apelan a ella como remedio de la pobreza.

 

Pues según dicen: ¿quien no busca su propio beneficio?

 

Y es que la codicia, al igual que la avaricia - que como ya hemos dicho vienen a ser lo mismo, pero con el deseo de atesorar - son términos que no se oyen, no están de moda.

 

Y sé que cuando una palabra sale del circuito natural de la comunicación humana, se desvirtúa también el concepto que la acompaña.

 

Y en caso de mantenerse su original acepción, se buscan caminos para desvirtuar los significados. De ahí que se hagan esfuerzos por cambiar los términos con el objetivo de modificar lo que significan. Con las palabras se van los conceptos. Con ello, unos tranquilizan sus conciencias y otros tratan de adaptar la realidad a sus intereses.

 

La corrupción política se refiere al mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima generalmente de forma secreta y privada.

 

El término opuesto a corrupción política es transparencia. Según Hernández Gómez, (3) la corrupción se define como, "toda violación y/o acto desviado, de cualquier naturaleza, con fines económicos o no, ocasionada por la acción u omisión de los deberes institucionales, de quien debía procurar la realización de los fines de la administración pública y que en su lugar los impide, retarda o dificulta".

 

Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado legítimo.

 

Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son,

el uso ilegítimo de información privilegiada

-      -     los sobornos

-       -    el tráfico de influencias

-       -    las extorsiones

-       -    los fraudes la malversación

-     -      la prevaricación

-       -    el caciquismo

-      -     el compadreo

-      -     la cooptación

-      -     el nepotismo

-     -      la impunidad

-     -      el despotismo

La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como,

-       -    el narcotráfico

-     -      el lavado de dinero

-      -     la prostitución

-      -     el tráfico de personas

-     -      las agresiones al medio ambiente

La corrupción no se restringe a estos crímenes organizados, y no siempre apoya o protege otros crímenes.

 

Por ello, en la practica, en las llamadas democracias avanzadas, con los comportamientos corruptos próximos al poder, casi nunca pasa nada. Quedan exonerados con lo que se entiende como castigo político.

 

Un castigo que se reduce, normalmente, a "perder el poder", para volver a alcanzarlo cuando las aguas se hayan calmado. Y si se mantienen los cargos después de unas elecciones, la consecuencia es que lo que se hizo, aunque fuera una fechoría, se considerara positivo, ya que el pueblo así lo dictamina.

 

De manera que la moral publica se asimila a la opinión de la mayoría.

 

Así, lo que esta bien o mal acaba reducido a la relatividad democrática. Hecho que explica, de alguna manera, los por que de la sociedad relativista actual. Son las mayorías - por lo general mayorías minoritarias - las que dictaminan lo que es bueno y lo que no lo es.

 

Pero en el mundo actual la pérdida de valores resulta demasiado general. Lo que se trata es de concretar.

 

Para conocer las causas y proponer soluciones, no bastan las ideas generalistas. Apelar a la perdida de valores sin mas, me parece demasiado general. Cualquiera se perdería tratando de definir cuales son los valores perdidos.

 

Como señala Eduardo Olier en su acertada obra "Codicia financiera", (4,5) he procurado investigar las causas próximas de los gravísimos problemas socioeconómicos y por ende políticos de hoy.

 

Para comenzar, identifico la primera y principal causa en la propagación, promoción e imposición sistemática de un neoliberalismo sin control basado en un peligrosísimo "laissez faire" como fundamento de la creación de riqueza.

 

¡Como si al mamífero dominante se le pudiese dejar campar por sus respetos sin control alguno! (6)

 

Estas ideas tienen su origen el siglo XVIII, cuando Adam Smith aseguraba que la búsqueda del interés propio acabaría trayendo el bienestar a todos. Según él, una mano invisible acabaría ajustando los desajustes, pensamiento que se ha convertido en la regla de oro de los últimos cuarenta años.

 

Este pensamiento ha tenido el aplauso y el apoyo de reconocidos economistas que han defendido la codicia, sin mencionarla en absoluto, en total connivencia con la clase política.

 

Identificada la causa, surge el problema principal actual: una jauría de renombrados financieros pusieron en practica toda su creatividad con las bendiciones de los economistas, la protección de los responsables políticos y de los grandes organismos económicos internacionales, que han permitido practicas absolutamente inmorales cuando no criminales.


La economía financiera sin control y las inestabilidad que ha producido en la economía real, han sido la primera consecuencia de la crisis que hemos padecido y que hoy continúa.

 

Asimismo, la economía financiera es la principal responsable de las desigualdades gigantescas que se ven entre pobres y ricos y del mayor ataque global a las clases medias que estas han sufrido.

 

Creo que ha quedado claro que las viles prácticas de la economía financiera no serian posibles sin el concurso y apoyo de los reguladores, es decir, de los responsables políticos.

 

Hoy es la política la que condiciona los mercados. Y son las clases políticas dominantes las que facilitan que los mercados financieros ahoguen a la economía real.

 

El destrozo económico del que hemos sido testigos, y que aun sufrimos, no habría sido posible si los reguladores no hubieran permitido la expansión de productos financieros tóxicos, ni hubieran facilitado unas condiciones en los mercados que fueron el inicio de otros abusos.

 

Tampoco habrían sido posible los problemas habidos en numerosas entidades financieras sin la cohabitación de políticos y gestores empresariales.

 

Entidades que han tenido que ser rescatadas a base de impuestos a los ciudadanos, mientras los responsables se otorgaron, en muchos casos, enormes sumas por su gestión al frente de empresas quebradas.

 

Los que aún tienen 'fe en el hombre actual', proponen un cambio de rumbo manifestando que este no debiera contemplar como única solución el llevar a cabo políticas económicas restrictivas y ajustes excesivos que, al final, sufren los que menos tienen.

 

Esto solo llevara a un retroceso de muchos de los derechos hasta ahora adquiridos. Con ello, el Estado de bienestar ira poco a poco desapareciendo.

 

¿Y cual es ese nuevo rumbo? Pues los teóricos bien pensantes creen que, simplemente, sería suficiente la creación de estructuras políticas mas democráticas, clases políticas mas honradas, mas separación de poderes y una justicia efectiva e independiente.

 

Y todo ello encaminado a trasladar a los mercados globalizados los mismos mecanismos.

 

¿No recuerdan la historia? La democracia y la separación de poderes se trajeron con sangre; el Estado de bienestar también. De manera que de pronto emerja una clase política honrada y justa es algo inconcebible.

 

Creo que ha quedado perfectamente demostrado que la codicia es un problema profundo vinculado a la naturaleza biológica del hombre. En un contexto social líquido, (7) sostenido por un pensamiento postmoderno ya crepuscular, no veo la posibilidad de subsistencia de este Homo tardío, tal como está, a medio plazo.

 

Habrá que buscar la senda de la biología porque la ética, en el fondo, siempre ha capitulado frente a la codicia.

 

La labor del epistemólogo, (La epistemología es una rama de la filosofía que se ocupa de estudiar la naturaleza, el origen y la validez del conocimiento) a mi juicio, es encontrar respuestas en la ciencia allí donde otras disciplinas tradicionales no las encuentran. Eso es lo que trato de hacer tras describir la codicia quizá demasiado extensamente.

 

Y, efectivamente, en la ciencia parece estar la clave: en los mecanismos evolutivos de la cognición humana. Algunos experimentos de la neurociencia han mostrado que cuanto más codiciosa es una persona, la corteza prefrontal de su cerebro tiene menos capacidad para disminuir el placer de ganar más dinero, inhibiendo la actividad de las neuronas del estriado ventral, implicado en ese placer.

 

El cerebro del codicioso podría funcionar entonces de manera diferente al de las personas que no lo son.

 

Otros estudios han sugerido que, como los codiciosos tienden además a apostar fuerte para maximizar sus ganancias, podrían padecer una perturbación mental que anula su capacidad para percibir el riesgo o para ver las necesidades de los demás.

 

Las personas con una corteza prefrontal ventromedial diferente o dañada, carecen de la capacidad empática para llegar a respuestas morales, y cuando se enfrentan con dilemas morales, estos sujetos entienden y defienden con toda frialdad que "el fin justifica los medios"

 

Estos sujetos parecen tomar decisiones sin la angustia que aqueja a quienes tienen un cerebro que funciona normalmente.

 

Estos son algunos datos empíricos que ayudan a entender el mecanismo cerebral implicado en la codicia: Los neuropéptidos oxitocina (OXT) (8) y arginina vasopresina (AVP) han desempeñado papeles clave en la evolución de los mamíferos en cuanto a la regulación de la cognición y comportamientos sociales complejos como el apego, la socialización, el altruismo, la codicia, el reconocimiento y la agresión, así como la ansiedad, el miedo y la extinción del miedo.

 

Mi propósito no es entrar a describir como los sistemas OXT y AVP actúan bioquímicamente en cerebro humano. Solamente trataré de mostrar que son determinantes con respecto al comportamiento social. Y todo ello a través de estudios genéticos, de neuroimagen, neuroendocrinología y de estudios clínicos.

 

Para evaluar lo que estos neuropéptidos representan, experimentalmente pueden administrarse de forma no invasiva en el cerebro humano mediante administración intranasal, con claras consecuencias a nivel conductual y neural.

 

Después de la administración intranasal, OXT mejora el reconocimiento de emociones, mejora la mirada hacia la región ocular, promueve la confianza y el comportamiento pro-social, y reduce las respuestas de comportamiento y endocrinas al estrés social.

 

En estudios iniciales, la administración intranasal de AVP parece influir en la comunicación social y frenar el estrés - Las variantes de riesgo en los genes que codifican para estos receptores cerebrales específicos para OXT y AVP se han asociado a determinadas patologías y también comportamientos humanos como parece ser la tendencia a la codicia.

 

Los estudios de imágenes genéticas muestran que las variantes de riesgo genético en los receptores cerebrales para OXT y AVP afectan la estructura y función de las regiones clave para el comportamiento social, incluida la amígdala, la corteza cingulada anterior y el hipotálamo.

 

Los estudios de neuroimagen funcional que utilizan la aplicación intranasal de neuropéptidos, respaldan la opinión de que los efectos de OXT y AVP en la conducta social están mediados por circuitos límbicos con la amígdala como estructura central.

 

Estudios recientes han comenzado a proporcionar evidencias del deterioro del funcionamiento de OXT y AVP en trastornos mentales caracterizados por una alteración precoz del vínculo o una patología de interacción social.

 

Resulta fundamental establecer que las variantes comunes de riesgo genético en los genes que codifican los receptores cerebrales para OXT y AVP se han asociado con el autismo y los fenotipos de comportamiento social en humanos. Los receptores parecen ser el factor clave, en especial el avpr1a que es el acrónimo de arginine vasporesin receptor 1a. (9)

Pienso que bien podría estar este fenómeno relacionado con el proceso evolutivo del Homo Sapiens.

 

La inercia a acumular recursos contrarresta el sentimiento de incertidumbre sobre lo que le puede pasar a uno en el futuro, por lo que la codicia pudo haber evolucionado en nuestros antepasados ancestrales como una forma de adaptación cuando el entorno es pobre en recursos...

 

 

 

 

Notas

(1) Schopenhauer A., Parerga y paralipómena". Madrid, Trotta, 2 vols., 2006 y 2009. Tomo I, 2006 (2ª edición 2009).

 

(2) Borja Vilaseca es escritor, filósofo, conferenciante, profesor y emprendedor de proyectos orientados a la transformación y el despertar de la consciencia de la sociedad. Su gran pasión es democratizar la sabiduría para inspirar un cambio de actitud y de mentalidad, de manera que las personas aprendan a ser verdaderamente felices y sepan cómo desplegar todo su talento y potencial al servicio de una función profesional útil, creativa y con sentido.

 

(3) Hernández Gómez, José Ricardo. "La anticorrupción en Colombia - El agente encubierto y la función de inteligencia" Prolegómenos 21 (41): 99-114.

 

(4) Eduardo Olier, nacido en Madrid en 1949, es doctor ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid. Fue profesor titular en la Cátedra de Matemática Fundamental y Programación de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación de Madrid y realizó programas de postgrado en Crandfield School of Management y Harvard Business School. En la actualidad, dirige la Cátedra de Geoeconomía y Estrategia Internacional del Instituto de Postgrado CEU.

 

(5) Olier, E., "Codicia Financiera". Pearson, Madrid.

 

(6) Macfarlane Burnet. "El mamífero dominante. La biología del destino humano". Alianza Editorial. Madrid, 1973

 

(7) Bauman Z., "Modernidad líquida", FCE. Madrid, 2016

 

(8) Carsten K.W. De Dreu, H. Steven Scholte, Frans A.A.M. van Winden y K. Richard Ridderinkhof. "Oxytocin tempers calculated greed but not impulsive defense in predator-prey contests".Social Cognitive and Affective Neuroscience, Volume 10, Issue 5, 1 May 2015, Pages 721–728,

 

(9) Uzefovsky, F., Shaley, I., Israel. S., Edelman, S., Raz, Y., Makuta, D., Kanofo Noara, A., Ebstein, R.B."Oxytocin receptor and vasopressin receptor 1a genes are respectively associated with emotional and cognitive empathy" Hormones and Behavior, Vol. 67. Enero 2015. Pag. 60-65

 
















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