Las
neurociencias podrían moderar
estos
comportamientos perniciosos.
La
condición humana está marcada hoy
por la
avaricia y la codicia, convertidas en
valores
por el pensamiento liberal dominante.
Su
implantación ha dado lugar a la corrupción política,
consagrada
por las mayorías parlamentarias.
Este
comportamiento tiene una arquitectura cerebral
que las
neurociencias podrían explicar y atemperar.
Javier del Arco
Existen signos evidentes de finitud,
de agotamiento en el planeta. Y de ese agotamiento hay un solo responsable: el Homo Sapiens.
Quiero recordar aquí nuevamente la
reflexión de Kant sobre el ser humano, "con un leño tan torcido como aquél
del cual ha sido hecho el ser humano no puede forjarse nada que sea del todo
recto".
¿Pesimismo antropológico? Quizá, pero
sobre todo realismo antropológico.
Basta echar un ojeada breve a la
acción del hombre durante el siglo XX para comprender hasta qué punto han
quedado manifestados y realizados los "vicios capitales" enunciados
por Tomás de Aquino. Hablámos de exceso.
Quiero tratar en este breve escrito la
primera consecuencia de esa terrible propiedad humana. Y esa es la codicia y su
hermana gemela, la avaricia.
La avaricia es el afán o deseo
desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto
y concreto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de
las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal.
Se le aplica el término a un deseo
excesivo por la búsqueda de riquezas, placer, estatus y poder. La codicia, por
su parte, es el afán excesivo de riquezas o de personas, para su utilización
ilícita, inmoderada y/o criminalmente lucrativa.
También es aplicable en situaciones donde la
persona experimenta la necesidad de sentirse por encima de los demás desde un
punto de vista relacionado con,
- el
poder
- la
influencia política
- el
resplandor social
- la
ostentación
- el
éxito económico, sexual y de cualquier otra manera imaginable,
...permitiéndose incluso, en un
obsceno alarde de cinismo, dar lecciones de supuesta probidad moral.
La codicia y la avaricia generan
deslealtad, traición deliberada - especialmente para el beneficio personal -
como es el caso de dejarse sobornar o exigir la recompensa ilícita antes de que
los hechos se produzcan.
Es también la búsqueda y acumulación
de dinero, objetos y posesiones de todo tipo (incluidas personas) mediante,
- el
abuso de poder de cualquier tipo
- la
estafa
- el
robo
- el
secuestro
- el
asalto en todas las variedades imaginables
Todo ello valiéndose de,
- el
engaño
- el
poder económico y político
- los
variados mecanismos de presión
- la
manipulación
- la
tergiversación o descalificación de las leyes que estorban,
...pasando por encima o engañando a
las autoridades íntegras y de todo lo que puede quedar de limpio del entramado
social y económico de la sociedad.
Si algo se interpone en la codicia humana,
sencillamente hay que cambiarlo o destruirlo.
En todas las épocas. Ciertamente,
siempre ha existido la codicia como elemento consustancial del Homo Sapiens.
Si estudiamos esta desgraciada propiedad de
nuestra estirpe cainita desde las primeras civilizaciones hasta el siglo XX,
detectamos su presencia e influencia en la acción humana a nivel personal o
colectivo en todas las épocas.
Los avances tecnológicos han supuesto
unas herramientas fundamentales para que la codicia alcanzase metas más
amplias. Simultáneamente han refinado y extendido sus métodos de actuación.
Creo que en una buena y amplia
utilización de la tecnociencia reside la configuración moral del hombre nuevo y
la salvación de nuestro hogar, la Tierra.
Cuando la tecnociencia se sustrae al
ámbito del progreso para el bien y se utiliza con fines desaprensivos, esto es,
egocéntricos, codiciosos o de poder, inevitablemente aquella se convierte en un
elemento auxiliar pero decisivo para hacer el mal conscientemente.
Schopenhauer, un filósofo fundamental,
y por cierto hispanófilo declarado, con quien me identifico en algunos aspectos
importantes, introdujo un razonamiento que parte de la división de Epicuro
respecto de las necesidades humanas (o los placeres): las posesiones y el lujo
han de contarse entre las que no son "ni naturales, ni necesarias".
El límite de la riqueza que se desea
depende del horizonte de necesidades de cada cual y siempre es relativo. Las
aspiraciones dependen del horizonte de lo que se considera posible alcanzar, y
además Schopenhauer añade la frase que quiero resaltar: "la riqueza se
asemeja al agua salada: cuanto más se bebe, más sediento está uno. Lo mismo
vale para la fama".
Una reflexión para enmarcar que hace
años estando en Miami, alguien muy codiciosa, quiso que simpatizase con ella,
bien que dicho mucho más toscamente. Me produjo tristeza y asco.
Schopenhauer razonaba que la razón por
la que los hombres desean siempre más dinero, incluso el poder, se desea, según
Schopenhauer, por la riqueza a la que conduce.
Corrupción del espíritu
En un interesante y acertado artículo
publicado en el diario El País el 6 de junio de 2010, titulado "Anatomía
de la codicia" el filósofo y ensayista Borja Vilaseca, se pregunta, "¿Qué
motiva a un hombre que lo tiene todo a querer más? ¿Por qué tantas personas se
vuelven corruptas, mezquinas y perversas al alcanzar el poder?"
Vilaseca establece que, según la
opinión de muchos psicólogos, los casos más conocidos de corrupción por codicia
representan la punta del iceberg de uno de los dramas contemporáneos más
extendidos en la sociedad: la corrupción del espíritu […] "Y es que, para
cometer actos corruptos, primero tenemos que habernos corrompido por dentro.
Esto implica marginar nuestros valores éticos esenciales - como la integridad,
la honestidad, la generosidad y el altruismo en beneficio de nuestro propio
interés"
Esta posición de Vilaseca coincide, a
mi modo de ver, con la moral tradicional occidental de raíz judeocristiana, que
seguía guiándose en esta cuestión, al menos formalmente, por el décimo
mandamiento de las llamadas Tablas de la Ley, "No codiciaras los bienes
ajenos".
El paso de los siglos y las
adaptaciones culturales han desactualizado su vigencia formal y efectiva.
Hoy, paradójicamente, la codicia no es
algo que, en el fondo, esté mal visto. Con frecuencia, es todo lo contrario:
muchos apelan a ella como remedio de la pobreza.
Pues según dicen: ¿quien no busca su
propio beneficio?
Y es que la codicia, al igual que la
avaricia - que como ya hemos dicho vienen a ser lo mismo, pero con el deseo de
atesorar - son términos que no se oyen, no están de moda.
Y sé que cuando una palabra sale del
circuito natural de la comunicación humana, se desvirtúa también el concepto
que la acompaña. Y en caso de mantenerse su original acepción, se buscan
caminos para desvirtuar los significados. De ahí que se hagan esfuerzos por
cambiar los términos con el objetivo de modificar lo que significan. Con las
palabras se van los conceptos. Con ello, unos tranquilizan sus conciencias y
otros tratan de adaptar la realidad a sus intereses.
La corrupción política se refiere al
mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima generalmente de
forma secreta y privada. El término opuesto a corrupción política es
transparencia.
Según Hernández Gómez, la corrupción
se define como, "toda violación y/o acto desviado, de cualquier
naturaleza, con fines económicos o no, ocasionada por la acción u omisión de
los deberes institucionales, de quien debía procurar la realización de los
fines de la administración pública y que en su lugar los impide, retarda o
dificulta".
Por esta razón se puede hablar del
nivel de corrupción o de transparencia de un Estado legítimo.
Las formas de corrupción varían, pero
las más comunes son,
- el
uso ilegítimo de información privilegiada
- los
sobornos
- el
tráfico de influencias
- las
extorsiones
- los
fraudes la malversación
- la
prevaricación
- el
caciquismo
- el
compadreo
- la
cooptación
- el
nepotismo
- la
impunidad
- el
despotismo
La corrupción facilita a menudo otro
tipo de hechos criminales como,
- el
narcotráfico
- el
lavado de dinero
- la
prostitución
- el
tráfico de personas
- las
agresiones al medio ambiente…
La corrupción no se restringe a estos
crímenes organizados, y no siempre apoya o protege otros crímenes.
En la practica, en las llamadas
democracias avanzadas, con los comportamientos corruptos próximos al poder,
casi nunca pasa nada. Quedan exonerados con lo que se entiende como castigo
político.
Un castigo que se reduce, normalmente,
a "perder el poder", para volver a alcanzarlo cuando las aguas se
hayan calmado. Y si se mantienen los cargos después de unas elecciones, la
consecuencia es que lo que se hizo, aunque fuera una fechoría, se considerara
positivo, ya que el pueblo así lo dictamina.
De manera que la moral publica se
asimila a la opinión de la mayoría. Así, lo que esta bien o mal acaba reducido
a la relatividad democrática. Hecho que explica, de alguna manera, los por que
de la sociedad relativista actual. Son las mayorías - por lo general mayorías
minoritarias - las que dictaminan lo que es bueno y lo que no lo es.
Pero en el mundo actual la pérdida de
valores resulta demasiado general. Lo que se trata es de concretar. Para
conocer las causas y proponer soluciones, no bastan las ideas generalistas.
Apelar a la perdida de valores sin mas, me parece demasiado general. Cualquiera
se perdería tratando de definir cuales son los valores perdidos.
Como señala Eduardo Olier en su
acertada obra "Codicia financiera", he procurado investigar las
causas próximas de los gravísimos problemas socioeconómicos y por ende
políticos de hoy.
Identifico la primera y principal causa en la
propagación, promoción e imposición sistemática de un neoliberalismo sin
control basado en un peligrosísimo "laissez faire" ó « dejen hacer, dejen
pasar» como
fundamento de la creación de riqueza.
¡Como si al mamífero dominante se le
pudiese dejar campar por sus respetos sin control alguno!
Estas ideas tienen su origen el siglo
XVIII, cuando Adam Smith aseguraba que la búsqueda del interés propio acabaría
trayendo el bienestar a todos. Según él, una mano invisible acabaría ajustando
los desajustes, pensamiento que se ha convertido en la regla de oro de los
últimos cuarenta años.
Este pensamiento ha tenido el aplauso
y el apoyo de reconocidos economistas que han defendido la codicia, sin
mencionarla en absoluto, en total connivencia con la clase política.
Identificada la causa, surge el problema
principal actual: una jauría de renombrados financieros pusieron en practica
toda su creatividad con las bendiciones de los economistas, la protección de
los responsables políticos y de los grandes organismos económicos
internacionales, que han permitido practicas absolutamente inmorales cuando no
criminales.
La economía financiera sin control y
las inestabilidad que ha producido en la economía real, han sido la primera
consecuencia de la crisis que hemos padecido y que hoy continúa.
Asimismo, la economía financiera es la
principal responsable de las desigualdades gigantescas que se ven entre pobres
y ricos y del mayor ataque global a las clases medias que estas han sufrido.
En España, sin ir más lejos, uno de
cada cinco ciudadanos, el 21 % de la población, se encontrara en 2012 por
debajo del umbral de la pobreza.
Creo que ha quedado claro que las
viles prácticas de la economía financiera no serian posibles sin el concurso y
apoyo de los reguladores, es decir, de los responsables políticos.
Son las clases políticas dominantes
las que facilitan que los mercados financieros ahoguen a la economía real.
El destrozo económico del que hemos
sido testigos, y que aun sufrimos, no habría sido posible si los reguladores no
hubieran permitido la expansión de productos financieros tóxicos, ni hubieran
facilitado unas condiciones en los mercados que fueron el inicio de otros
abusos.
Tampoco habrían sido posible los
problemas habidos en numerosas entidades financieras sin la cohabitación de
políticos y gestores empresariales.
Entidades que han tenido que ser
rescatadas a base de impuestos a los ciudadanos, mientras los responsables se
otorgaron, en muchos casos, enormes sumas por su gestión al frente de empresas
quebradas.
Los que aún tienen 'fe en el hombre
actual', proponen un cambio de rumbo manifestando que este no debiera
contemplar como única solución el llevar a cabo políticas económicas
restrictivas y ajustes excesivos que, al final, sufren los que menos tienen. Esto solo llevara a un retroceso de muchos de
los derechos hasta ahora adquiridos.
Con ello, el Estado de bienestar ira
poco a poco desapareciendo.
¿Y cual es ese nuevo rumbo? Pues los
teóricos bien pensantes creen que, simplemente, sería suficiente la creación de
estructuras políticas mas democráticas, clases políticas mas honradas, mas
separación de poderes y una justicia efectiva e independiente.
Y todo ello encaminado a trasladar a
los mercados globalizados los mismos mecanismos.
¿No recuerdan la historia? La
democracia y la separación de poderes se trajeron con sangre; el Estado de
bienestar también. De manera que de pronto emerja una clase política honrada y
justa es algo inconcebible.
Creo que ha quedado perfectamente
demostrado que la codicia es un problema profundo vinculado a la naturaleza
biológica del hombre. En un contexto social líquido, sostenido por un pensamiento postmoderno ya
crepuscular, no veo la posibilidad de subsistencia de este Homo tardío, tal
como está, a medio plazo.
Habrá que buscar la senda de la
biología porque la ética, en el fondo, siempre ha capitulado frente a la
codicia.
Efectivamente, en la ciencia parece
estar la clave: en los mecanismos evolutivos de la cognición humana.
Algunos experimentos de la
neurociencia han mostrado que cuanto más codiciosa es una persona, la corteza
prefrontal de su cerebro tiene menos capacidad para disminuir el placer de
ganar más dinero, inhibiendo la actividad de las neuronas del estriado ventral,
implicado en ese placer.
El cerebro del codicioso podría
funcionar entonces de manera diferente al de las personas que no lo son.
Otros estudios han sugerido que, como
los codiciosos tienden además a apostar fuerte para maximizar sus ganancias,
podrían padecer una perturbación mental que anula su capacidad para percibir el
riesgo o para ver las necesidades de los demás.
Las personas con una corteza
prefrontal ventromedial diferente o dañada, carecen de la capacidad empática
para llegar a respuestas morales, y cuando se enfrentan con dilemas morales,
estos sujetos entienden y defienden con toda frialdad que "el fin
justifica los medios"
Estos sujetos parecen tomar decisiones
sin la angustia que aqueja a quienes tienen un cerebro que funciona
normalmente.
Estos son algunos datos empíricos que
ayudan a entender el mecanismo cerebral implicado en la codicia: Los
neuropéptidos oxitocina (OXT) y arginina
vasopresina (AVP) han desempeñado papeles clave en la evolución de los
mamíferos en cuanto a la regulación de la cognición y comportamientos sociales
complejos como el apego, la socialización, el altruismo, la codicia, el
reconocimiento y la agresión, así como la ansiedad, el miedo y la extinción del
miedo.
Mi propósito no es entrar a describir
como los sistemas OXT y AVP actúan bioquímicamente en cerebro humano. Solamente
trataré de mostrar que son determinantes con respecto al comportamiento social.
Y todo ello a través de estudios genéticos, de neuroimagen, neuroendocrinología
y de estudios clínicos.
Para evaluar lo que estos
neuropéptidos representan, experimentalmente pueden administrarse de forma no
invasiva en el cerebro humano mediante administración intranasal, con claras
consecuencias a nivel conductual y neural.
Después de la administración
intranasal, OXT mejora el reconocimiento de emociones, mejora la mirada hacia
la región ocular, promueve la confianza y el comportamiento pro-social, y
reduce las respuestas de comportamiento y endocrinas al estrés social.
En estudios iniciales, la
administración intranasal de AVP parece influir en la comunicación social y
frenar el estrés - Las variantes de riesgo en los genes que codifican para
estos receptores cerebrales específicos para OXT y AVP se han asociado a
determinadas patologías y también comportamientos humanos como parece ser la
tendencia a la codicia.
Los estudios de imágenes genéticas
muestran que las variantes de riesgo genético en los receptores cerebrales para
OXT y AVP afectan la estructura y función de las regiones clave para el
comportamiento social, incluida la amígdala, la corteza cingulada anterior y el
hipotálamo.
Los estudios de neuroimagen funcional
que utilizan la aplicación intranasal de neuropéptidos, respaldan la opinión de
que los efectos de OXT y AVP en la conducta social están mediados por circuitos
límbicos con la amígdala como estructura central. Estudios recientes han
comenzado a proporcionar evidencias del deterioro del funcionamiento de OXT y
AVP en trastornos mentales caracterizados por una alteración precoz del vínculo
o una patología de interacción social.
Resulta fundamental establecer que las
variantes comunes de riesgo genético en los genes que codifican los receptores
cerebrales para OXT y AVP se han asociado con el autismo y los fenotipos de
comportamiento social en humanos..
La inercia a acumular recursos
contrarresta el sentimiento de incertidumbre sobre lo que le puede pasar a uno
en el futuro, por lo que la codicia pudo haber evolucionado en nuestros
antepasados ancestrales como una forma de adaptación cuando el entorno es pobre
en recursos...
Notas
(1) Schopenhauer A., Parerga y
paralipómena". Madrid, Trotta, 2 vols., 2006 y 2009. Tomo I, 2006 (2ª
edición 2009).
(2) Borja Vilaseca es escritor,
filósofo, conferenciante, profesor y emprendedor de proyectos orientados a la
transformación y el despertar de la consciencia de la sociedad. Su gran pasión
es democratizar la sabiduría para inspirar un cambio de actitud y de
mentalidad, de manera que las personas aprendan a ser verdaderamente felices y
sepan cómo desplegar todo su talento y potencial al servicio de una función
profesional útil, creativa y con sentido.
(3) Hernández Gómez, José Ricardo.
"La anticorrupción en Colombia - El agente encubierto y la función de
inteligencia" Prolegómenos 21 (41): 99-114.
(4) Eduardo Olier, nacido en Madrid en
1949, es doctor ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de
Madrid. Fue profesor titular en la Cátedra de Matemática Fundamental y
Programación de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación de Madrid y
realizó programas de postgrado en Crandfield School of Management y Harvard
Business School. En la actualidad, dirige la Cátedra de Geoeconomía y Estrategia
Internacional del Instituto de Postgrado CEU.
Ha sido director de programas
tecnológicos en la Agencia Espacial Europea (Holanda) y ha ocupado puestos
directivos en Repsol y el Grupo Industrial BBV-Iberdrola. Fue socio director de
la firma de consultoría estadounidense Deloitte Consulting y presidente para
Iberia, así como vicepresidente ejecutivo de la empresa japonesa NEC, donde fue
responsable del sur de Europa y Latinoamérica.
Asimismo, ha ocupado la presidencia
del Consejo Asesor de la consultora Bearing Point en el sur de Europa; y de la
firma de recursos humanos Korn Ferry en la misma región. En el ámbito de los
medios, fue presidente del Grupo Negocios, así como editor de la Gaceta de los
Negocios y vicepresidente de Intereconomia Corporación. Casado y con 5 hijos,
actualmente preside en España el Institut Choiseul, think tank de origen
francés, y dirige la edición de las dos revistas Choiseul que se publican en
español: Geoeconomía y Seguridad Global. Es, igualmente, miembro del Consejo de
l'Union Culturel pour la Méditerranée (París) y presidente para España y
Portugal, de la sociedad de gestión de inversiones BN Capital Assets con sede
en Milán.
Recientemente, ha sido nombrado nuevo
presidente del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra.
Sustituye en el cargo a Enrique Sendagorta, recientemente homenajeado en el
acto del 25 aniversario de este centro.
(5) Olier, E., "Codicia
Financiera". Pearson, Madrid.
(6) Macfarlane Burnet. "El
mamífero dominante. La biología del destino humano". Alianza Editorial.
Madrid, 1973
(7) Bauman Z., "Modernidad
líquida", FCE. Madrid, 2016
(8) Carsten K.W. De Dreu, H. Steven
Scholte, Frans A.A.M. van Winden y K. Richard Ridderinkhof. "Oxytocin tempers calculated greed but not
impulsive defense in predator-prey contests".Social Cognitive and
Affective Neuroscience, Volume 10, Issue 5, 1 May 2015, Pages 721–728,
(9) Uzefovsky, F., Shaley, I., Israel. S., Edelman, S., Raz, Y., Makuta,
D., Kanofo Noara, A., Ebstein, R.B."Oxytocin receptor and vasopressin
receptor 1a genes are respectively associated with emotional and cognitive
empathy" Hormones and Behavior, Vol. 67. Enero
2015. Pag. 60-65
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