EL Kybalión - Completo
Capitulo I -
Filosofía Hermética
"Los
labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para él oído capaz de
comprender".
EL Kybalión.
Desde el
antiguo Egipto han venido las enseñanzas fundamentales y secretas que tan fuertemente
han influido en los sistemas filosóficos de todas las razas y de todos los
pueblos, durante centurias enteras. El Egipto, la patria de las pirámides y de
la Esfinge, fue la cuna de la Sabiduría Secreta y de las doctrinas místicas.
Todas las naciones
han sacado las suyas de sus doctrinas esotéricas, La India, Persia, Caldea,
Media, China, Japón, Asiría, la antigua Grecia y Roma, y otros no menos
importantes países, se aprovecharon libremente de las doctrinas formuladas por
los hierofantes y Maestros de la tierra de Isis, conocimientos que solo eran
transmitidos a los que estaban preparados para participar de lo oculto
Fue también
en el antiguo Egipto donde vivieron los tan grandes adeptos y Maestros que
nadie después ha sobrepasado, y que rara vez han las centurias que han
transcurrido desde los tiempos del Gran Hermes. El Egipto fue la residencia de
la Gran Logia de las fraternidades místicas. Por las puertas de su templo
entraron todos los neófitos que, convertidos más tarde en Adeptos, Hierofantes
y Maestros, se repartieron por todas partes, llevando consigo el precioso
conocimiento que poseían y deseando hacer partícipe de él a todo aquel que
estuviera preparado para recibirlo. Ningún estudiante de ocultismo puede dejar
de reconocer la gran deuda que tiene contraída con aquellos venerables Maestros
de Egipto.
Pero entre
esos grandes adeptos existió uno al que los demás proclamaron " el Maestro
de los Maestros". Este hombre, si es que puede llamarse "hombre"
a un ser semejante, vivió en Egipto en la más remota antigüedad y fue
reconocido bajo el nombre de Hermes Trismegisto. Fue el padre de la sabiduría,
el fundador de la astrología, el descubridor de la alquimia. Los detalles de su
vida se han perdido para la historia, debido al inmenso espacio de tiempo
transcurrido desde entonces. La fecha de su nacimiento en Egipto, en su última
encarnación en este planeta, no se conoce ahora, pero se ha dicho que fue
contemporáneo de las más antiguas dinastías de Egipto, mucho antes de Moisés.
Las autoridades en la materia lo creen contemporáneo de Abraham, y en alguna de
las tradiciones judías se llega a afirmar que Abraham obtuvo muchos de los
conocimientos que poseía del mismo Hermes.
Después de
haber transcurrido muchos años desde su muerte (la tradición afirma que vivió
trescientos años), los egipcios lo deificaron e hicieron de él uno de sus
dioses, bajo el nombre de Tot. Años después los griegos hicieron también de él
otro de sus dioses y lo llamaron "Hermes, el dios de la sabiduría".
Tanto los griegos como los egipcios reverenciaron su memoria durante centurias
enteras, denominándole el "inspirado de los dioses", y añadiéndole su
antiguo nombre "Trismegisto", que significa "tres veces
grande". Todos estos antiguos países lo adoraron, y su nombre era sinónimo
de "fuente de sabiduría". Aun en nuestros días usamos el término
"hermético" en el sentido de "secreto",
"reservado", etc., y esto es debido a que los Hermetistas habían
siempre observado rigurosamente el secreto de sus enseñanzas. Si bien entonces
no se conocía aquello de "no echar perlas a los cerdos", ellos
siguieron su norma de conducta especial que les indicaba " dar leche a los
niños y carne a los hombres", cuyas máximas son familiares a todos los
lectores de las escrituras bíblicas, máximas que, por otra parte, habían sido
ya usadas muchos siglos antes de la Era Cristiana. Y esta política de diseminar
cuidadosamente la verdad ha caracterizado siempre a los Hermetistas, aun en
nuestros días.
Las
enseñanzas herméticas se encuentran en todos los países y en todas las
religiones, pero nunca identificada con un país en particular ni con secta
religiosa alguna. Esto es debido a la prédica que los antiguos instructores
hicieron para evitar que la Doctrina Secreta se cristalizara en un credo. La
sabiduría de esta medida salta a la vista de todos los estudiantes de historia.
El antiguo ocultismo de la India y la Persia degeneró y se perdieron sus
conocimientos, debido a que los instructores se habían convertido en sacerdotes
y mezclaron la teología con la filosofía, siendo su inmediata consecuencia que
perdieron toda su sabiduría, la que acabó por transformarse en una cantidad
inmensa de supersticiones religiosas, cultos, credos y dioses. Lo mismo pasó
con las enseñanzas herméticas de los gnósticos cristianos, enseñanzas que se
perdieron por el tiempo de Constantino, quien mancilló la filosofía mezclándola
con la teología, y la iglesia cristiana perdió entonces su verdadera esencia y
espíritu, viéndose obligada a andar a ciegas durante varios siglos, sin que
hasta ahora haya encontrado su camino, observándose actualmente que la iglesia
cristiana está luchando nuevamente por aproximarse a sus antiguas enseñanzas
místicas.
Pero siempre
han existido unas cuantas almas que han conservado viva la llama, alimentándola
cuidadosamente y no permitiendo que se extinguiera su luz. Y gracias a esos
firmes corazones y a esas mentes de extraordinario desarrollo tenemos aun la
verdad con nosotros. Mas no se encuentra en los libros. Ella ha sido
transmitida del Maestro al discípulo, del iniciado al neófito, de los labios a
los oídos. Si alguna vez se ha escrito algo sobre ella, su significado ha sido
cuidadosamente velado con términos de astrología y alquimia, de tal manera que
sólo los que poseían la clave podían leerlo correctamente.
Esto se hizo
necesario a fin de evitar las persecuciones de los teólogos de la Edad Media,
quienes luchaban contra la Doctrina Secreta a sangre y fuego. Aun en nuestros
días nos es dable encontrar algunos libros valiosos de filosofía Hermética,
pero la mayor parte se ha perdido. Sin embargo, la Filosofía Hermética es la
única clave maestra que puede abrir las puertas a todas las enseñanzas ocultas.
En los
primeros tiempos existió una compilación de ciertas doctrinas herméticas que
eran las bases fundamentales de toda la Doctrina Secreta, y que habían sido,
hasta entonces, transmitidas del instructor al estudiante, compilación que fue
conocida bajo el nombre de "El Kybalión", cuyo exacto significado se
perdió durante centenares de años. Sin embargo, algunos que han recibido sus
máximas de los labios a los oídos las comprenden y las conocen. Sus preceptos
no habían sido escritos nunca hasta ahora. Son, simplemente, una serie de
máximas y axiomas que luego eran explicados y ampliados por los Iniciados.
Estas enseñanzas constituyen realmente los principios básicos de la
"alquimia hermética", la que, contrariamente a lo que se cree, está
basada en el dominio de las fuerzas mentales, mas bien que en el de los
elementos materiales; en la transmutación de una clase de vibraciones mentales
en otras, más bien que en el cambio de una clase de metal en otro. La leyenda
acerca de la piedra filosofal, que convertía todos los metales en oro, era una
alegoría relativa a la Filosofía Hermética, alegoría que era perfectamente
comprendida por todos los discípulos del verdadero hermetismo.
En esta
obrita invitamos a nuestros estudiantes a examinar las enseñanzas herméticas,
tal como fueron expuestas en "El Kybalión", explicadas y ampliadas
por nosotros, humildes estudiantes de las mismas, que si bien llevamos el
título de iniciados somos, sin embargo, simples discípulos a los pies de
Hermes, el Maestro. Transcribimos aquí muchas de las máximas y preceptos de
"El Kybalión", acompañadas por explicaciones y comentarios que
creemos ayudarán a hacer más fácilmente comprensible esas enseñanzas por los
hombres modernos, especialmente teniendo en cuenta que el texto original ha
sido velado a propósito con términos obscuros y desconcertantes.
Las máximas
originales, axiomas y preceptos de "El Kybalión" están impresos con
otro tipo de letra. Esperamos que los lectores de esta obra sacarán tanto
provecho del estudio de sus páginas como lo han sacado otros que han pasado
antes por el mismo sendero que conduce al adepto desde los tiempos de Hermes
Trismegisto, el Maestro de los Maestros, el Tres veces Grande, hasta ahora.
Dice "El Kybalión":
"Donde quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del
que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.
"Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de
llenarlos con sabiduría".
De manera
que, de acuerdo con lo indicado, este libro solo atraerá la atención de los que
están preparados para recibirlo. Y recíprocamente, cuando el estudiante esté
preparado para recibir la verdad, entonces este libro llegará a él. El
principio hermético de causa y efecto, en su aspecto de "ley de
atracción", llevará los oídos junto a los labios y el libro junto al discípulo.
Capitulo II
- Los SietePrincipios Herméticos
"Los
principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee
la clave mágica ante la Cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en
par".
EL Kybalión.
Los siete
principios sobre los que se basa toda la Filosofía Hermética son los
siguientes:
I. - El
principio del Mentalismo
II. - El
principio de Correspondencia
III.- El
Principio de Vibración
IV. - El
Principio de Polaridad
V. - El
Principio del Ritmo
VI. - El
Principio de Causa y Efecto
VII. - El
Principio de Generación.
I. EL
PRINCIPIO DEL MENTALISMO
"El
TODO es Mente; el universo es mental".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que "todo es mente". Explica que el
TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las
manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo
material", "fenómenos de la vida", "materia",
"energía", etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros
sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e
indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal
y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una
creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro
ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica
fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado
la atención del público, y que sin tal explicación no son comprensibles y
desafían toda hipótesis científica. La comprensión de este principio hermético
de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el
universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. El estudiante de la
Filosofía Hermética puede emplear conscientemente las grandes leyes mentales,
en vez de usarlas por casualidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra en
su poder.
II. - EL
PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
"Como
arriba es abajo, como abajo es arriba".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia
entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida, y
el antiquísimo axioma hermético se refiere precisamente a esto, y afirma:
"Como arriba es abajo, como abajo es arriba", y la comprensión de
este principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas
y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza. Hay muchos planos que
no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho
de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra
conciencia. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos,
mental, material o espiritual del cosmos: es una ley universal. Los antiguos
Hermetistas consideraban este principio como uno de los más importantes
auxiliares de la mente, por cuyo intermedio se puede descorrer el velo que
oculta lo desconocido a nuestra vida. Su aplicación puede desgarrar un tanto el
Velo de Isis, de tal manera que nos permita ver, aunque más no sea, algunos de
los rasgos de la diosa. De igual manera que el comprender los principios de la
geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las
más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así
también el conocimiento del principio de correspondencia habilita al hombre a
razonar inteligentemente de lo conocido o lo desconocido; estudiando la mónada
se llega a comprender al arcángel.
III. - EL
PRINCIPIO DE VIBRACIÓN
"Nada
está inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que todo está en movimiento, de que nada
permanece inmóvil, cosas ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y
cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de todo, este
principio hermético fue enunciado cientos de años ha por los Maestros del
antiguo Egipto. Este principio explica las diferencias entre las diversas
manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo
espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios.
Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia,
todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su
posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita;
tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de
igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin
movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima,
cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos
polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el
corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los
Universos, todo está en vibración. Y esto es igualmente cierto en lo que
respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (la que no es más que un
determinado estado vibratorio), y a los planos mentales y espirituales. Una
perfecta comprensión de este principio habilita al estudiante hermético a
controlar sus propias vibraciones mentales, así como las de los demás. Los
Maestros también emplean este principio para conquistar los fenómenos
naturales. "El que comprenda el principio vibratorio ha alcanzado el cetro
del poder", ha dicho uno de los más antiguos escritores.
IV. - EL
PRINCIPIO DE LA POLARIDAD
"Todo
es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los
antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero
diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi
verdades todas las paradojas pueden reconciliarse".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos;
herméticos. Explica y dilucida las antiguas paradojas que han dejado perplejos
a tantísimos investigadores, y que literalmente decían: "La tesis y la
antítesis son idénticas en naturaleza, difiriendo solo en grado";
"los opuestos son idénticos en realidad, diferenciándose en su
gradación"; "los pares de opuestos pueden conciliarse, los extremos
se tocan"; "todo es y no es al mismo tiempo", "toda verdad
no es sino media verdad"; "toda verdad es media falsa", etc.
Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los
"opuestos" no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma
cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos.
El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo
la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro
y tratad de averiguar donde empieza el calor y donde termina el frío. No hay
nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos,
frío y calor, diversos grados de la misma cosa, y que ésta se manifiesta en esos
opuestos no es más que los polos de eso que se llama Calor, o sea la
manifestación del principio de polaridad que nos ocupa. El mismo principio se
manifiesta en la "luz" y la "oscuridad", las que, en
resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la
diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la
oscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y
pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre
blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál entre positivo y negativo? El
principio de polaridad explica esta paradoja. El mismo principio opera de
idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y el odio,
dos estados mentales completamente distintos aparentemente, y notaremos que hay
muchos grados entre ambos; tantos, que las palabras que nosotros usamos para
designarlos, "agradable" y "desagradable", se esfuman una
en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una
cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más que gradaciones de una misma
cosa, como lo comprenderéis claramente por poco que meditéis sobre ello. Y aun
más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por
vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es
considerado como lo más importante por los hermetistas. Muchos de los que leéis
estas páginas habréis tenido experiencias en vosotros mismos y en los demás de
la rápida e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente. Y ahora
comprenderéis la posibilidad de efectuar esto por medio del poder de la
voluntad, de acuerdo con las fórmulas herméticas. El "Bien" y el
"Mal" no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista
comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien
aplicando inteligentemente el principio de polaridad. En una palabra, el
"arte de polarizar se convierte en una fase de la alquimia mental,
conocida y practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La
perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia
polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo
necesario para dominar este arte.
V. - EL
PRINCIPIO DEL RITMO
"Todo
fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y
desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la
derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la
compensación".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado
movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre
los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descrito un
momento ha. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso,
una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo; soles, mundos,
animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la
creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la
decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas, y, finalmente, en
los estados mentales del hombre, y es con frecuencia a esto último que creen
los hermetistas que este principio es el más importante. Los hermetistas han descubierto
este principio, encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo
descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de
las fórmulas y métodos apropiados. Emplean para ello la ley mental de
neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han
aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado que depende del
dominio que se tenga de dicho principio. Saben como usarlo, en vez de ser
usados por él. En este y en otros parecidos métodos consiste la ciencia
hermética. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse,
y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo
hacia el otro polo. Todos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre
sí mismos ejecutan esto hasta cierto punto, consciente o inconscientemente,
pero el Maestro lo efectúa conscientemente, y por el solo poder de su voluntad
alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza mental casi imposible de concebir
por esa inmensa muchedumbre que va y viene en un continuado movimiento
ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo. Este, así como el de la
polaridad, ha sido cuidadosamente estudiado por los hermetistas, y los métodos
de contrabalancearlos, neutralizarlos y emplearlos, forman una de las partes
más importantes de la alquimia mental hermética.
VI. - EL
PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO
"Toda
causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la
ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay
muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su
efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo ocurre conforme a la Ley.
La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y
efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa
totalmente a la Ley. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los
cuales se pude ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta
cierto grado, y alcanzando mentalmente el plano superior se convierten en
causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el
medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si
éstos son superiores a las de ellas. La herencia, las sugestiones y otras
múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la
vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades,
sus caracteres, sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los
rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los
dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la
vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas
voluntades. Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumentos. Los Maestros
obedecen a la causación de los planos superiores en que se encuentran, pero
prestan su colaboración para regular y regir en su propio plano. En lo dicho
está condensado un valiosísimo conocimiento hermético: que el que sea capaz de
leer entre líneas lo descubra, es nuestro deseo.
VII. - EL
PRINCIPIO DE GENERACIÓN
"La
generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la
generación se manifiesta en todos los planos.".
EL Kybalión.
Este
principio encierra la verdad de que la generación se manifiesta en todo,
estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad,
no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual.
En el mundo físico este principio se manifiesta como "sexo", y en los
planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre
el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este
principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto
han confundido la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre en
el sentido de "generar", "regenerar" y "crear".
Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Si deseáis
conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y
espiritual, debéis estudiar este principio hermético, pues él contiene la
solución de muchos de los misterios de la vida. Os advertimos que este
principio nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teorías,
enseñanzas y prácticas, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son
más que una prostitución del gran principio natural de generación. Tales teorías
y prácticas no son más que la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas,
que solo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la
Filosofía Hermética siempre ha alcanzado su verbo de protesta contra esas
licencias y perversiones de los principios naturales. Si lo que deseáis son
tales enseñanzas, debéis irlas a buscar a otra parte: el hermetismo nada
contiene sobre ellas. Para el puro todas las cosas son puras; para el ruin
todas son ruines. el discípulo puede abrir las puertas del templo del
conocimiento mental y psíquico y entrar en el mismo, libre e inteligentemente.
Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de
la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subordinadas al dominio de
la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió largo tiempo ha: "El que
comprenda la verdad de que el universo es mental, está muy avanzado en el
sendero del adepto". Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo
eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y
el estudiante que no lo posea, en vano llamará a la puerta del Templo.
Capitulo III
- Transmutación Mental
"La
mente así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de
estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo,
de vibración en vibración. La verdadera transmutación hermética es una
práctica, un método, un arte mental".
EL Kybalión.
Como
indicamos anteriormente, los Hermetistas fueron los verdaderos creadores de la
alquimia, de la astrología y la psicología, habiendo sido Hermes el fundador de
esas escuelas de pensamiento. De la astrología ha derivado la astronomía
moderna; de la alquimia ha surgido la química y de la psicología mística la
psicología moderna. Mas no debe suponerse que los antiguos fueron unos
ignorantes respecto a lo que las escuelas modernas creen de su exclusiva
propiedad. Las inscripciones grabadas en las piedras y monumentos de Egipto
prueban concluyentemente que los antiguos poseían el más perfecto conocimiento
acerca de la astronomía, mostrando la construcción de las mismas pirámides una
relación estrechísima entre sus designios y su conocimiento de la ciencia
astronómica. Tampoco debe suponerse que ignoran la química, pues los fragmentos
de antiguas escrituras descubiertas muestran que estaban muy familiarizados con
las propiedades químicas de los cuerpos. En una palabra, sus teorías respecto a
la física han sido posteriormente verificadas y confirmadas por los últimos
descubrimientos de la ciencia moderna, sobre todo en lo que se refiere a la
constitución de la materia. Lejos de ignorar los llamados modernos
descubrimientos psicológicos, los egipcios estaban muy al corriente de todo
ello, especialmente en ciertas ramas que ignoran completamente las escuelas
modernas, y sobre todo en "ciencia psíquica", la que tanto está
confundiendo a
los
psicólogos de hoy en día, y haciéndoles confesar al fin que, "después de
todo, bien puede haber algo de cierto en ello". Lo cierto es que, además
de la química, astronomía y psicología (esto es, la psicología en su aspecto de
función cerebral), los antiguos poseían un conocimiento trascendental de la
astronomía que se llamó alquimia y de la psicología trascendental titulada
psicología mística. Y no solamente poseían este conocimiento interno, sino
también el externo, siendo este último el único que conocen los hombres de
ciencia modernos. Entre los muchos aspectos y tópicos de conocimientos secretos
de los Hermetistas se encuentra lo que se conoce como "transmutación
mental", de la que vamos a tratar en este capítulo.
"Transmutación" es el término generalmente empleado para designar el
antiguo arte de transmutar los metales, especialmente los de poco valor, en
oro. La palabra "transmutar" significa "cambiar de naturaleza,
de sustancia y de forma, convirtiéndose en otra; transformarse en otra
cosa" (Webster). Y de acuerdo con esa definición, "transmutación
menta" significa el arte de transformar o cambiar los estados, cualidades,
formas, condiciones mentales etc., en otros. Así que podéis ver que la
transmutación mental no es otra cosa que una especie de química mental; y si
preferís el término, una forma especial práctica de psicología mística.
Mas esto
tiene un significado muchísimo mayor de lo que parece a simple vista. La
transmutación alquímica en el plano mental es tan importante en sus efectos que
de ser conocida sería uno de los estudios más importantes para el hombre. Y
esto no es más que el principio. Veamos por qué.
El primero
de los siete principios herméticos es el de mentalismo, que afirma que "el
TODO es mente, que el universo es mental", lo que significa que la única
realidad que se oculta tras todo cuanto existe es mente; y el universo en sí
mismo es una creación mental, esto es, existe en la mente del TODO.
Consideraremos
este principio en las sucesivas lecciones, pues ahora vamos a estudiar sus
efectos, suponiendo que dicho principio fuera cierto. Si el universo es de
naturaleza mental, entonces la transmutación mental debe ser el arte de cambiar
o transformar las condiciones del universo, trátese de la materia, de la
energía o de la mente. Así que esa transmutación, no es otra cosa que la magia,
de la que tanto han hablado los escritores antiguos en sus obras místicas, pero
acerca de la cual daban tan pocas instrucciones prácticas. Si todo es mental,
entonces la posesión del medio que permita transmutar las condiciones mentales
debe hacer del Maestro el dirigente y controlador de las condiciones
materiales, así como de las operaciones llamadas mentales.
Es muy
cierto que nadie, excepto los alquimistas mentales más avanzados, han alcanzado
el grado de poder necesario para dominar las condiciones físicas más densas,
tales como los elementos de la naturaleza, la producción y cesación de las
tempestades, la producción y cesación de terremotos u otros fenómenos físicos
de cualquier clase, pero que tales hombres existieron y que existen es una cosa
que no duda ningún ocultista, sea de la escuela que sea. Los mejores
instructores aseguran a sus estudiantes que los Maestros existen, habiendo
aquellos tenido algunas experiencias personales que justificaban su creencia.
Estos
Maestros no hacen exhibición pública de sus poderes, sino que, por el
contrario, permanecen solitarios para poder así actuar y trabajar mejor en el
sendero de la realización. Mencionamos aquí su existencia, meramente para
llamar vuestra atención acerca de que sus poderes son enteramente mentales y
que operan en el sentido de la más elevada transmutación mental, según el
principio del mentalismo de "El Kybalión ", que dice: "El
universo es una creación mental".
Mas los
estudiantes y Hermetistas de los grados inferiores al de Maestro - los
iniciados e instructores- pueden también actuar y obrar libremente en el plano
mental.
Todo cuanto
llamamos "fenómenos psíquicos", "influencia mental",
"mentalismo" etc., son transmutación mental, pues existe un principio
único, y nada importa el nombre que se dé a los fenómenos que se produzcan.
El que
practica la transmutación mental trabaja en ese plano, transformando
condiciones
y estados mentales en otros, de acuerdo con fórmulas más o menos eficaces. Los
varios "tratamientos", "afirmaciones",
"autosugestiones", etc., de las escuelas mentalistas no son más que
esas mismas fórmulas (muy a menudo imperfectas y empíricas), del arte
hermético. La mayoría de los que las practican son unos ignorantes comparados
con los antiguos Maestros, porque no poseen el conocimiento fundamental sobre
la cual está basada esa operación.
No solamente
los estados mentales de uno mismo pueden ser transmutados según los métodos
herméticos, sino que también puede hacerse esto con la mentalidad de los demás
y, efectivamente, todos sufrimos transformaciones mentales de cualquier índole,
inconscientemente, por lo general, pero a veces conscientemente, cuando
comprendemos algo acerca de las leyes y principios que los rigen, y sobre todo
cuando los demás ignoran los medios de protegerse a si mismos. Muchos
estudiantes de mentalismo saben que las condiciones materiales dependen de las
mentes de los demás, y pueden ser transmutadas y cambiadas de acuerdo con los
deseos de la persona que quiere modificar sus condiciones de vida. Se ha hecho
esto tan público hoy en día, que no creemos necesario mencionarlo en detalle,
siendo nuestro propósito únicamente el de mostrar la acción de este principio
hermético que se oculta tras todas esas varias formas de operar, buenas o
malas, porque la fuerza puede ser empleada en ambas direcciones, de acuerdo con
el principio hermético de polaridad.
En esta
obrita indicaremos los principios básicos en los que se funda la transmutación
mental, de tal manera que todos los que la estudien puedan comprender las leyes
a que obedecen, y poseyendo así la clave-maestra, sean capaces de abrir las
muchas puertas del principio de polaridad.
Ahora
procederemos a considerar el primero de los siete principios herméticos, el del
mentalismo, el que se explica y desarrolla el axioma de que el TODO es mental,
de que el universo es una creación mental, según las palabras de "El
Kybalión".
Este
principio debe estudiarse cuidadosamente, porque él es, en realidad, la base de
toda la Filosofía Hermética y del arte hermético de transmutación mental.
Capitulo -
IV El Todo
"Más allá
del cosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se
encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental".
EL Kybalión.
"Sustancia"
significa lo que yace oculto bajo toda manifestación externa, la realidad
esencial, la cosa en sí misma. "Substancial" significa actualmente
existente, el elemento esencial, el ser real. "Realidad" significa el
estado del ser verdadero, real, eterno, permanente, fijo.
Más allá de
toda apariencia externa o manifestación debe haber siempre una realidad
substancial. Esta es la ley. El hombre al considerar y examinar el universo,
del cual es una unidad, no ve otra cosa que un cambio continuo en la materia,
en las fuerzas en los estados mentales. Ve que nada es realmente, que todo se
transforma y cambia. Nada permanece: todo nace, crece, muere; tan pronto como
una cosa ha adquirido su máximun desarrollo empieza a declinar; la ley del
ritmo está en constante operación; no hay realidades, nada firme, nada
duradero, fijo o substancial, nada permanente, todo es cambio. Todas las cosas
surgen y evolucionan de otras cosas. Hay una acción continua que es seguida
siempre de su reacción correspondiente; todo fluye y refluye, todo se construye
y derrumba, todo es creación y destrucción, vida y muerte. Y si el hombre que
tal examen hace y tales cosas ve fuera un pensador, comprendería que todas esas
cosas en perpetuo cambio no pueden ser sino simples apariencias externas o
manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas, de alguna realidad
substancial encerrada en las mismas.
Todos los
pensadores, de cualquier país o época, se han visto obligados a afirmar la
existencia de esta realidad substancial. Todas las filosofías, cualquiera que
haya sido su nombre, se han basado en esta idea. Los hombres han dado a esta
realidad substancial muchos nombres: algunos la han denominado
"Dios", otros "Divinidad Infinita" y "Eterna Energía",
"Materia", etc., pero todos han reconocido su existencia. Es evidente
por sí misma.
No necesita
argumentos.
En estas
lecciones hemos seguido el ejemplo de algunos de los más grandes pensadores del
mundo, antiguos y modernos - los Maestros herméticos - y hemos denominado a ese
poder que se oculta tras todas las manifestaciones, a esa realidad substancial,
por su nombre hermético del TODO, cuyo término nos parece es el más amplio de
los que puede emplear el hombre.
Aceptamos y
enseñamos las teorías de los grandes pensadores herméticos, como también las de
esas almas iluminadas que han ascendido a planos superiores de existencia. Unos
y otros afirman que la naturaleza íntima del TODO es incognoscible. Y esto debe
ser así efectivamente, pues nadie, excepto el TODO mismo, puede comprender su
propia naturaleza y su propio ser. Los hermetistas creen y enseñan que el TODO
en sí mismo es y debe ser incognoscible. Consideran las teorías y
especulaciones de los teólogos y metafísicos respecto a la naturaleza íntima
del TODO como esfuerzos infantiles de mentes mortales para sorprender el
secreto del Infinito. Todos esos esfuerzos han fracasado siempre, y seguirán
fracasando, debido a la naturaleza misma de la tarea. El que especula sobre
ello se encuentra perdido en un laberinto de pensamientos sin salida, y si
persiste en su intento acaba por perder toda capacidad para razonar sanamente,
hasta llegar a serle imposible la vida. Se encontraría en una situación
parecida a la de la ardilla, que en la jaula se pone a girar en su rueda, sin
moverse del mismo sitio, continuando tan prisionera como antes de haber
comenzado.
Y aun muchos
más presuntuosos son esos que tratan de atribuir al TODO la personalidad,
cualidades, propiedades, características y atributos de ellos mismos, como si
el TODO tuviera las emociones, sentimientos y características de los humanos. Y
llega hasta atribuirle malas cualidades, como los celos, la susceptibilidad a
la alabanza y a la oración, el deseo de que se le ofrende y se le adore y todas
esas otras cosas que nos han legado como herencia de los primeros días de la
infancia de la humanidad. Tales ideas no le sirven para nada al hombre
desarrollado y acaba por dejarlas a un lado.
Creemos debe
indicar que hacemos una distinción entre la filosofía y la metafísica. Religión
significa para nosotros la realización intuitiva de la existencia del TODO y de
la relación entre uno mismo y ÉL, mientras que la teología significa para
nosotros el esfuerzo o los esfuerzos que hace el hombre para atribuirle las
propias cualidades, personalidad, características, etc., así como sus teorías
proyectos, deseos y designios, asumiendo el papel del intermediario entre el
TODO y el pueblo. La filosofía significa para nosotros la especulación que
tiende a comprender las cosas cognoscibles y pensables (permítasenos la
palabra), en tanto que la metafísica indica la tentativa de inquirir entre las
nebulosidades de las regiones de lo incognoscible y de lo impensable, la que,
al fin y al cabo, tiene la misma tendencia que la teología.
Consecuentemente,
la religión y la filosofía significan para nosotros cosas que tienen realidad
por sí mismas, en tanto que la teología y la metafísica son algo así como
senderos tortuosos y laberínticos, por los que circula la ignorancia, y forman
la base más insegura e inestable sobre la que puede apoyarse la mente o el alma
del hombre. No insistiremos para que aceptéis estas definiciones; las
mencionamos con el único objeto de deslindar nuestra posición. De todas
maneras, muy poco hablaremos en estas lecciones de teología y metafísica.
Si bien es
cierto que la naturaleza esencial del TODO es incognoscible, hay, sin embargo,
ciertas verdades relacionadas con su existencia, que la mente humana se ve
obligada a aceptar. El examen de éstas constituye un asunto apropiado para la
investigación, particularmente por lo que se refiere a lo que el iluminado nos
transmite de sus impresiones en los más elevados planos de existencia.
Y a esta
investigación os invitamos ahora.
"Lo que
constituye la Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá de
toda denominación pero el sabio lo llama el TODO".
EL Kybalión.
"En su
esencia, el TODO es incognoscible".
EL Kybalión.
"Mas el
dictamen de la razón debe ser recibido hospitalariamente, y tratado con
respeto".
EL Kybalión.
La razón
humana, cuyo dictamen debemos aceptar tanto como lo juzguemos conveniente, nos
dice respeto al TODO, sin pretender desgarrar el velo de lo incognoscible:
I. - TODO
debe ser todo lo que realmente es. Nada puede existir fuera del TODO, o, de lo
contrario, el TODO no sería tal.
II. - EL
TODO debe ser infinito, porque nada puede existir que defina, limite o ponga
restricciones al TODO.
Debe ser
infinito en tiempo, o Eterno, debe haber existido siempre, continuamente, pues
nada puede haberlo creado jamás, y algo no puede nunca surgir de nada, y si
alguna vez no hubiera sido, aunque solo fuera un instante, no podría ser. Debe
existir por siempre, porque nada hay que pueda destruirlo, y jamás puede dejar
de ser ni aun por un solo momento, porque algo nunca puede convertirse en nada.
Debe ser infinito en el Espacio, debe encontrarse en todas partes, porque nada
existe, ni hay sitio alguno que esté más allá del TODO. No puede ser de otra
manera, sino continuo y omnipresente en el espacio, sin cesación, separación o
interrupción, porque no hay nada en ÉL que pueda interrumpirse, separarse o
cesar en su absoluta continuidad, y nada existe tampoco que pueda "llenar
las grietas". Debe ser infinito en Poder, o Absoluto, porque nada hay que
pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo u obstaculizarlo. No está sujeto a
ningún poder, porque no hay otro que el Suyo.
III. - EL
TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto a cambio en su naturaleza real,
porque nada existe que pueda obligarlo a cambiar, ni nada de lo que pueda
haberse transformado. No puede ser aumentado ni disminuido, ni ser mayor o
menor, bajo ningún aspecto. Debe haber "sido" siempre, y debe seguir
"siendo" siempre también, idéntico a lo que es ahora: el TODO. Nunca ha
habido, ni hay, ni habrá algo en lo que pueda transformarse o cambiar.
Siendo el
TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable, debe deducirse que todo lo que es
finito, mudable, transformable y condicionado, no puede ser el TODO. Y como
nada existe fuera de Él en realidad, todo lo que sea finito debe ser nada
realmente. No os vayáis a sorprender o asustar, porque no tratamos de
embarcaros en Ciencia Cristiana, cubriendo estas enseñanzas bajo el título de
Filosofía Hermética. Hay una reconciliación entre estos aparentemente contradictorios
asuntos. Tened paciencia, que a todo llegaremos a su debido tiempo.
Vemos en
torno a nosotros eso que se llama "materia", la que constituye las
bases físicas de todas las formas.
¿Es el TODO
materia simplemente? Absolutamente no.
La materia
no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente está manifestada en el
universo, el TODO no puede ser materia, pues nada asciende más allá de su
propia fuente, nada puede manifestarse en un efecto si no lo está también en la
causa, nada puede evolucionar o emerger como consecuente si no está involucrado
o involucionado como antecedente. Y además la ciencia moderna nos dice que la
materia no existe realmente, sino que es "energía o fuerza
interrumpida", esto es, energía o fuerza en un grado menor de intensidad
vibratoria.
Como ha
dicho recientemente un escritor, "la materia se sumerge en el
Misterio". Aun la ciencia materialista ha abandonado la teoría de la
materia y ahora descansa sobre la base de la "energía".
¿Es pues, el
TODO mera fuerza o energía? No. La fuerza, tal como la entiendan los
materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente de vida o mentalidad. La
vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, por las razones dadas un
momento ha: "Nada puede subir más alto que su propia fuente, nada
evoluciona si no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto si no está
en la causa".
Así que el
TODO no puede ser mera fuerza o energía, porque si lo fuera no existiría eso
que se llama mente y vida, y ambas sabemos que existen, porque nosotros estamos
vivos y estamos empleando nuestra mente en considerar esta cuestión; y en
iguales condiciones se encuentran los que afirman que la energía es todo.
¿Que es lo
que hay superior a la materia y a la energía, y que sepamos que existe en el
Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos grados de desenvolvimiento!
Entonces preguntaréis: ¿Queréis significar que el TODO es vida y mente? Si y
no, es nuestra respuesta. Si entendéis por vida y mente lo que nosotros, pobres
mortales, conocemos de ellas: ¡No él todo no es eso! Más ¿qué clase de vida y
mentalidad significáis?, preguntaréis.
La contestación
es mente viviente, tan amplia como nosotros podamos concebirla, puesto que la
vida y la mente son muy superiores a la fuerza puramente mecánica o a la
materia. Mente infinita y viviente, si se compara con la vida y la mentalidad
finitas. Queremos indicar eso que quieren significar las almas iluminadas,
cuando reverentemente pronuncian la palabra: ¡ESPÍRITU!.
El TODO es
mente viviente e infinita, los iluminados lo llaman Espíritu.
Capitulo V -
El Universo Mental
"El
universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO".
EL Kybalión.
El TODO es
espíritu. Más ¿qué es el espíritu? Esa pregunta no puede ser contestada, puesto
que definirla sería prácticamente definir al TODO, el cual no puede explicarse.
El espíritu es simplemente el nombre que los hombres dan a la más elevada
concepción de la infinita Mente Viviente, significa la esencia real, tan
superior a todo cuanto entendemos por mente y vida, como estas últimas a la
energía y la materia. El espíritu está más allá de nuestra comprensión, y
usamos dicho término en el mismo sentido y queriendo significar lo mismo que
cuando hablamos del TODO. Para nuestro entendimiento podemos pensar del
espíritu como de una Infinita Mente Viviente, teniendo en cuenta, al mismo
tiempo, que no podemos comprenderlo del todo. O hacemos esto, o nos vemos
obligados a dejar de pensar. Procederemos ahora a estudiar la Naturaleza del
Universo, como un todo, y también en sus partes.
¿Qué es el
Universo? Hemos visto ya que nada puede existir fuera del TODO; entonces ¿El
Universo es el TODO? No, no puede serlo, porque el Universo parece estar hecho
de muchas, de múltiples unidades, y está en continuo cambio; Y de todas
maneras, no está de acuerdo con las ideas que nos hemos visto obligados a
aceptar respecto al TODO, según ya indicamos en nuestra lección anterior.
Entonces, si el Universo no es el TODO debe ser nada; tal es la inevitable
consecuencia que se presenta en la mente aparentemente. Pero esto no satisface
la pregunta, porque nosotros somos sensibles y sentimos la existencia del
Universo. Y si el universo es algo y no es el TODO, ¿Qué puede ser? Examinemos
la cuestión.
Si el
Universo existe absolutamente, o por lo menos parece que existe, debe proceder
en alguna forma del TODO, ser su creación. Pero como algo no puede venir de
nada, ¿de qué pudo crearlo el TODO? Algunos filósofos han contestado a esta
pregunta diciendo que el TODO creó el Universo del sí mismo, esto es, sacándolo
de su propia sustancia. mas esta respuesta no sirve, puesto que el TODO no
puede ser aumentado, ni disminuido, ni dividido, según hemos ya visto, y aunque
así fuera no podría cada partícula del Universo estar segura de ser el TODO,
puesto que éste no puede perder el conocimiento de sí mismo, ni convertirse en
un átomo o fuerza ciega o un ser viviente inferior. Algunos, habiendo realizado
que el TODO es todo, y reconociendo que ellos existían, han llegado a la
extraordinaria conclusión de que ellos y el TODO eran idénticos, y han llenado
el aire con sus gritos de " yo soy Dios", sirviendo de solaz a las
multitudes y de motivo de pena para los sabios.
Si el átomo
gritara "yo soy hombre", todavía sería modesto en comparación. Pero
¿qué es, en realidad, el Universo, si no es el TODO ni ha sido creado por Él
separándolo de su propia sustancia? ¿Que otra cosa debe ser? O, mejor
preguntado.
¿De qué otra
cosa puede haberlo hecho? Esta es la gran cuestión.
Nos
encontramos con que el principio de correspondencia (véase el capítulo I) viene
en nuestra ayuda.
El antiguo
axioma hermético "como arriba es abajo" puede ser empleado ahora para
iluminar este punto. Tratemos, pues, de comprender algo de lo que pasa en los
planos superiores, examinando lo que pasa en el nuestro propio.
El principio
de correspondencia puede aplicarse a esto lo mismo que a cualquier otro
problema. Veamos.
En su propio
plano de existencia, ¿cómo crea el hombre? Primero, puede crear haciendo o
construyendo algo con los materiales que el mundo externo le brinda. Mas esto
no nos sirve, porque fuera del TODO no existen materiales de ninguna clase con
los que Él pueda crear. En segundo lugar, el hombre puede crear por medio de la
fecundación, que no es más que su multiplicación, acompañada por la
transferencia de una parte de su propia sustancia a la matriz de la madre. Mas
esto tampoco nos sirve, porque el TODO no puede transferir o substraerse a sí
mismo una porción, ni puede reproducirse o multiplicarse a sí mismo. En el
primer caso habrá una substracción de su sustancia o adición al TODO, lo que es
un absurdo.
¿No existe
otro medio por el cual crea el hombre? Sí, hay otro: la creación mental. Al
crear en esta forma, él no emplea materiales que le aporte el mundo externo, ni
se reproduce a sí mismo, y, sin embargo, su espíritu compenetra su creación
mental. Siguiendo el principio de correspondencia, se puede pensar
justificadamente que el TODO crea el Universo mentalmente, de una manera
parecida al proceso mediante el cual el hombre crea sus imágenes mentales. Y he
aquí que en esta descripción coinciden tanto el dictamen dado por la razón como
el de las almas iluminadas, según se puede encontrar en sus escritos o en sus
enseñanzas. Tales son las doctrinas de los sabios. Tales las que enseñó Hermes.
El TODO no
puede crear de ninguna manera, excepto mentalmente, sin emplear ni materiales
(pues no hay ninguno), ni reproduciéndose (lo que también es imposible). No hay
escapatoria para esta conclusión de la razón, la que, como hemos ya visto,
concuerda perfectamente con lo que dicen los iluminados. De igual manera que
podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así el TODO crea los
cosmos en la suya propia. Mas vuestro universo sería la creación de una mente
finita, en tanto que la del TODO sería la creación de un infinito. Las dos son
iguales en clase, pero difieren infinitamente en grado. Examinaremos mas
estrictamente el proceso de la creación y manifestación conforme vayamos
avanzando en nuestro estudio.
Mas este es
el punto que debéis fijar por ahora en vuestras mentes: El Universo y todo lo
que él contiene es una creación mental del TODO; todo es mente. "El TODO
crea en su mente infinita, innumerables universos, los que existen durante
eones de tiempo, y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y
muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea
en un abrir y cerrar de ojos.
EL Kybalión.
"La
mente infinita del TODO es la matriz del cosmos". EL Kybalión.
El principio
de género o generación (véase el capítulo I y otros que seguirán) se manifiesta
en todos los planos de la vida: material, mental y espiritual.
Pero, según
ya hemos indicado anteriormente, el "género" no significa
"sexo", pues este último no es más que a manifestación material del
género. "Género" significa "lo relativo" a la generación o
creación. Y dondequiera que algo se genera o se crea, sea en el plano que sea,
es principio de género se está allí manifestando. Y esto es verdad, aun en lo
que se refiere a la creación de los universos.
Ahora no
vayáis a suponer que estamos enseñando que hay un dios creador macho y otro
hembra. Esto no sería más que una mistificación de las antiguas enseñanzas al
respecto. La verdad es que el TODO, en sí mismo, está más allá del género, así
como también está más allá de toda otra ley, incluyendo las del tiempo y del
espacio. Él es la ley de la cual todas las leyes proceden, y, por lo tanto no
puede estar sujeto a estas últimas. Mas cuando el TODO se manifiesta en el
plano de la generación o creación, entonces actúa de acuerdo con la ley y con
el Principio, pues se está moviendo en un plano inferior de existencia. y
consecuentemente, Él manifiesta el principio de género, en sus aspectos
masculino y femenino, en el plano mental, por supuesto. Esta idea podría
parecer un tanto chocante, si la oís por primera vez, más otras veces la habéis
aceptado pasivamente en vuestras concepciones diarias. Habláis de la paternidad
de Dios y de la maternidad de la Naturaleza, de Dios como padre divino y de la
Naturaleza como madre Universal, y así habréis conocido instintivamente el
principio del Género en el Universo. ¿No es así? Más las enseñanzas herméticas
no implican una dualidad real - el TODO es UNO - siendo los dos aspectos
simples fases de manifestación. La doctrina es que el principio masculino
manifestado por el TODO permanece, en cierta manera, aparte de la creación
mental del Universo. Proyecta su voluntad sobre el principio femenino (que
puede ser llamado naturaleza), siendo en ésta que comienza la obra evolutiva de
un Universo, desde simples "centros de actividad" hasta el hombre, y
aun a más elevados planos de existencia que el humano, todo ello de acuerdo con
bien establecidas leyes de la Naturaleza. Si preferís las antiguas imágenes
mentales, podéis concebir el principio masculino como Dios, el padre, y el
principio femenino como Naturaleza, la madre universal, de cuya matriz todas
las cosas nacen. Esto es algo más que una simple figura poética de lenguaje, es
una idea del proceso de la creación de un Universo. Pero recordad siempre que
el TODO es UNO, y que en su mente infinita es donde crean y generan y existen
los cosmos.
Podría
ayudaros a concebir esto propiamente el aplicarle la ley de correspondencia en
vuestra propia mente. Sabéis que esa parte de vosotros que llamáis
"yo", en cierto sentido, permanece aparte de la creación y de
vuestras imágenes mentales en el intelecto. La parte de la mente en la que se
efectúa la generación de imágenes puede ser llamada el "mí", en
distinción con el "yo", que permanece aparte y que examina los
pensamientos, ideas e imágenes del "mí". Como "arriba es
abajo", acordaos, y los fenómenos de un plano pueden emplearse para
resolver los enigmas de los planos superiores e inferiores.
¿Es acaso
maravilloso que vosotros, los hijos, sintáis una reverencia instintiva hacia
Padre-Madre? Es maravilloso que cuando consideráis las obras y maravillas de la
Naturaleza os sintáis conmovidos hasta lo más profundo de vuestro ser? Es a
vuestra madre-mente a quien os estáis estrechando, como un niño se estrecha al
seno de su madre. No vayáis a suponer que el pequeñísimo mundo que os circunda
- la Tierra - que no es más que un grano de arena en el Universo, es el
universo mismo. Hay millones y millones de tales mundos, y aun muchos mayores
que él. Y aun hay millones de millones de tales universos que existen en la Mente
del Único. Y aun en nuestro sistema solar hay regiones y planos de vida muy
superiores a los nuestros, y seres comparados con los que nosotros somos lo que
las amebas respecto al hombre. Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho
más elevados que los del hombre, y éste jamás ha soñado que pudieran existir.
Más, a pesar de esto, esos seres fueron en poco tiempo lo que nosotros ahora, y
seremos un tiempo como ellos son y aun superiores, porque tal es el destino del
hombre, a juzgar por lo que nos dicen los iluminados. La muerte no es real, ni
aun en sentido relativo: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos y
seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante eones y
eones de tiempo. El universo es nuestra casa, nuestro hogar y podemos
explorarlo hasta sus más lejanos confines, antes de la consumación de los
tiempos. Estamos en la mente del TODO y nuestras posibilidades y oportunidades
son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el espacio.
Y al fin del
gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus creaciones en sí mismo,
marcharemos alegremente porque entonces serremos capaces de comprender la
verdad toda de ser UNO con el TODO. Esto es lo que nos afirman los iluminados,
esos que han avanzado tanto en el sendero de la realización. Y, en el
entretanto, estemos tranquilos y serenos; estamos seguros y protegidos por el
Poder Infinito del Padre - Madre - Mente.
"En la
Mente del Padre - Madre, los hijos están en su hogar". El Kybalión.
"No hay
nadie que no tenga padre i madre en el Universo". EL Kybalión.
Capitulo VI
- La Paradoja Divina
"El
sabio a medias, reconociendo la irrealidad relativa del Universo, se imagina
que puede desafiar sus leyes, ése no es más que un tonto vano y presuntuoso,
que se estrellará contra las rocas y será aplastado por los elementos, en razón
de su locura. El verdadero sabio conociendo la naturaleza del universo, emplea
la Ley contra las leyes: las superiores contra las inferiores, y por medio de
la alquimia transmuta lo que no es deseable, en lo valioso y de esta manera
triunfa. El adepto consiste, no en sueños anormales, visiones o imágenes
fantasmagóricas, sino en el sabio empleo de las fuerzas superiores contra las
inferiores vibrando en los más elevados. La transmutación (no la negación presuntuosa),
es el arma del Maestro".
Ésa es la
paradoja del Universo, la que resulta del principio de polaridad, principio que
se manifiesta cuando el TODO empieza a crear. Aunque para el TODO infinito el
Universo, sus leyes, sus poderes, su vida, sus fenómenos, son como cosas
contempladas en el estado de meditación o ensueño, el Universo debe ser tratado
como real, y la vida, las acciones y los pensamientos deben estar basados en
ello, acordemente, si bien se tenga un claro conocimiento y realización de la
Verdad Superior cada uno respecto a su propio plano y leyes.
Si el TODO
hubiera imaginado un Universo real sería desastroso para este, porque entonces
no podría ascenderse de lo inferior a lo superior, el universo se habría
convertido en una cosa fija, inmóvil y el progreso resultaría imposible.
Y si el
hombre, por su parte, debido a su semi-sabiduría, actúa y vive y piensa en el
Universo como si fuera un sueño (parecido a sus propios ensueños a finitos),
así se convertirá efectivamente para él, y, al igual de un cadáver que
caminase, se encontrará dando vueltas y más vueltas en un círculo, sin hacer el
menor progreso y siendo forzado por último a despertarse y vivir por las leyes
naturales que él hubiera olvidado. Conservad siempre la mente fija en la
Estrella,
pero mirad donde ponéis los pies, no vayáis a hundirlos en algún abismo.
Recordad la paradoja divina que afirma que si bien el "Universo no es, sin
embargo es". Recordemos siempre los dos polos de la verdad: lo absoluto y
lo relativo. Guardémonos de las verdades a medias. Lo que los hermetistas
conocen como "Ley de la paradoja" es un aspecto del principio de
polaridad. Las escrituras herméticas están llenas de toda clase de referencias
respecto a esa paradoja que se descubre en todos los problemas de la Vida y del
Ser. Los instructores están siempre batallando para impedir que sus estudiantes
omitan el "otro lado" de cualquier cuestión, y sus recomendaciones se
dirigen especialmente a los problemas de lo absoluto y de lo relativo, que
tanto confunden a los estudiantes de filosofía, y que obligan a tantos a obrar
y a pensar contrariamente a lo que se conoce como "sentido común".
Recomendamos mucho a nuestros estudiantes el que se aseguren de haber
comprendido bien la paradoja divina de lo absoluto y lo relativo, evitando el
ser hipnotizados por el falso miraje de la verdad a medias o semi-verdad. Desde
este punto de vista ha sido escrita esta lección. Leedla cuidadosamente.
La primera
idea que se le ocurre al pensador que ha comprendido y realizado la verdad de
que el Universo es una creación mental del TODO, es la de que el Universo y
todo cuanto éste contiene son una pura ilusión, una irrealidad, contra cuya
idea se revuelve instantáneamente. Pero esto, al igual de otras grandes
verdades, debe ser considerado desde los puntos de vista absoluto, el Universo
es, por supuesto, una ilusión, un sueño, una fantasmagoría, si se compara con
el TODO en sí mismo. Esto lo reconocemos nosotros mismos cuando hablamos del
mundo como de un sueño, que va y viene, que nace y muere, desde el momento que
todo lo que es mudable, que cambia, que es finito e insubstancial, debe estar
ligado a la idea de un Universo creado, cuando se compara con el TODO mismo, no
importando cual puede ser nuestra creencia respecto a la naturaleza de ambos.
Filósofos,
metafísicos, científicos y teólogos, todos están de acuerdo sobre ello, y esta
concepción se encuentra en todos los sistemas filosóficos y religiosos, así
como en las respectivas teorías de las escuelas metafísica y teológicas.
Las
enseñanzas herméticas no predican la insubstancialidad del Universo en términos
más fuertes que los que os son más familiares, aunque la exposición del asunto
pueda pareceros algo más contundente. Todo cuanto tenga un principio y un fin,
en cierto sentido debe ser irreal e ilusorio, y el Universo se encuentra en
este caso, sea cual sea el sistema de las escuelas de pensamiento. Desde el
punto de vista absoluto nada hay real excepto el TODO, no importando los
términos que empleemos al pensar sobre ello o al discutirlo. Bien sea que el
Universo haya sido creado de materia, o bien que sea una creación mental en la
mente del TODO, es insubstancial, mudable, sujeto al tiempo, al espacio, al
cambio. Debemos comprender y sentir bien esto antes de pensar y examinar la
concepción hermética de la naturaleza mental del Universo. Examina cualesquiera
otras concepciones, y ved si existe alguna que no lo admita.
Mas el punto
de vista absoluto muestra únicamente un solo lado de la cuestión, siendo el
otro el aspecto relativo de la misma. Las verdades absolutas han sido definidas
"como las cosas, tal como las conoce y las ve la mente de Dios",
mientras que las verdades relativas son "las cosas tal como la más elevada
razón del hombre las comprende". Y de esta manera, mientras que para el
TODO el Universo debe ser ilusorio e irreal, un simple sueño o resultado de la
meditación, sin embargo para las mentes finitas que forman parte de ese
Universo, y mirando a través de las mortales facultades, el Universo es ciertamente
real, y así debe ser considerado. Al reconocer así el punto de vista absoluto,
no cometeremos el error de ignorar o negar los hechos y fenómenos del Universo,
tal como se nos presentan antes nuestras facultades mortales: no somos el TODO,
recordémoslo.
Para emplear
ilustraciones familiares, podemos reconocer el hecho de que la materia
"existe" para nuestros sentidos, y haríamos muy mal si así no lo
reconociéramos. Y, a pesar de ello, nuestra mente finita reconoce la verdad
científica de que no hay tal materia desde el punto de vista de la ciencia, y
que lo que llamamos materia no es más que un agregado de átomos, átomos los
cuales a su vez, no son más que unidades de fuerza agrupadas que llamamos
"electrones" o "iones", vibrando constantemente con movimiento
circular.
Golpeamos
una piedra y sentimos el impacto, parece ser real, y, a pesar de ello, sabemos
que no es más que lo ya expuesto.
Pero
recuerden que nuestro pie, que siente el golpe mediante la intervención del
cerebro, es similarmente materia constituida por electrones, y por que de esa
materia está hecho también nuestro cerebro. Y, por último, si no fuera por la
mente, no sabríamos nada ni del pie ni de la piedra absolutamente.
Además, el
ideal que un artista o un escultor tratan de reproducir en el mármol o en el
lienzo les parece muy real. Igualmente sucede con los personajes que crea la
mente de un autor teatral, quien trata de expresarlos para que los demás puedan
reconocerlos. Y si esto fuera cierto en el caso de nuestras mentes finitas,
¿cuál sería el grado de realidad de las imágenes mentales creadas en la mente
del Infinito? ¡Oh, para los mortales este universo de mentalidad es ciertamente
muy real! Es el único que jamás podremos conocer, aunque nos elevemos de plano
en plano, cada vez más alto. Para que lo pudiéramos conocer de otra manera, por
experiencia actual, tendríamos que ser el TODO mismo. Es muy cierto que, cuanto
más nos elevamos en la escala, tanto más cerca nos encontraremos de la mente
del Padre y tanto más evidente se hace la naturaleza ilusoria de las cosas
finitas, pero hasta que el TODO no nos absorba finalmente dentro de Él mismo no
se desvanecerá la visión.
De manera,
pues, que no necesitamos basarnos en esa ilusión. Reconozcamos mas bien la
verdadera naturaleza del Universo y tratemos de comprender sus leyes mentales,
esforzándonos en emplearlas en la forma más efectiva para nuestro progreso
ascendente en toda la vida conforme vamos viajando de un plano a otro del ser.
Las leyes del Universo no dejan de ser "leyes de hierro" porque sean
de naturaleza mental. Todos excepto el TODO, están sujetos a ellas. Lo que está
en la infinita mente del TODO es real, solo un grado menos que la realidad misma
que constituye la naturaleza del TODO.
No nos
sintamos, pues, inseguros o temerosos; sintámonos firmemente sostenidos en la
mente infinita, y nada existe que pueda dañarnos o causarnos miedo. No hay
poder alguno fuera del TODO que pueda afectarnos. Podemos permanecer tranquilos
y seguros. Y en esta realización, una vez alcanzada, existe una plenitud de
seguridad y calma. Entonces dormiremos serenamente sobre la firmeza
inconcebible de lo Profundo, y descansaremos seguramente sobre el Océano de la
mente Infinita que constituye al TODO. En Él, ciertamente, vivimos, nos movemos
y tenemos nuestro ser.
La materia
no es menos materia para nosotros mientras permanezcamos en ese plano, aunque
sepamos que no es más que un agregado de partículas de fuerza, o electrones, que
vibran rápidamente, girando unas en torno de otras, en la formación de los
átomos. Los átomos, a su vez giran y vibran y forman así las moléculas, y la
agrupación de estas últimas componen las grandes masas de materia. Y no será
menos materia por el hecho de que, cuando avancemos en nuestra investigación,
sepamos que la fuerza, cuyas unidades son los electrones, no son a su vez más
que unidades de manifestación de la mente del TODO, y que como todo lo demás en
el universo es puramente mental en su naturaleza. Aunque en el plano de la
Materia tenemos que reconocer sus fenómenos, podemos dominarla (como lo hacen
todos los maestros en menor o mayor grado), aplicándoles las fuerzas
superiores. Cometeríamos así una locura si negáramos la existencia de la materia
en ese aspecto relativo. Podemos, sí, negar su dominio sobre nosotros; está
bien, pero no debemos intentar ignorarla en su aspecto relativo, por lo menos
mientras vivamos en este plano.
Las leyes de
la naturaleza tampoco se hacen menos constantes o efectivas por el hecho de que
las conozcamos y sepamos que son simples creaciones mentales. Obran plenamente
en todos los planos. Y nos libertamos de las leyes inferiores, aplicándoles las
superiores, y solo podemos conseguirlo de ésta manera. Pero no podemos escapar
a la Ley o elevarnos por encima de ella completamente. Nadie, sino el TODO,
puede escapar a la Ley, y esto es debido a que el TODO es la ley misma, de la
cual todas las demás brotan. Los más avanzados maestros pueden adquirir los
poderes que se atribuyen generalmente a los dioses, y existen muchos grados del
ser en la gran jerarquía de la vida, cuyos poderes trascienden hasta los de los
más elevados maestros, en un grado inconcebible para los mortales, pero hasta
el Maestro más grande y el ser más elevado debe inclinarse ante la Ley y son
como nada ante los ojos del TODO. Así que si hasta esos elevados seres, cuyos
poderes exceden a los atribuidos por el hombre a sus dioses, están sujetos y
sirven a la Ley, imagina la presunción del mortal de nuestra raza cuando mira
las leyes de la Naturaleza como "irreales", visionarias e ilusorias,
porque ha podido alcanzar a ver que esas leyes son de naturaleza mental, o
simples creaciones del TODO. Esas leyes que el TODO quiere que rijan no pueden
ser desafiadas o transgredidas. Mientras subsista el Universo subsistirán,
porque aquel existe en virtud de esas leyes, las que forman la trama o el
esqueleto en que el Universo se apoya.
El Principio
hermético del Mentalismo, a la vez que explica la verdadera naturaleza del
Universo sobre la base de que todo es mental, no cambia las concepciones
científicas del Universo, de la vida o de la evolución. En realidad, la ciencia
no hace más que corroborar las enseñanzas herméticas. Estas últimas enseñan que
la naturaleza del Universo es mental, mientras que la ciencia afirma que es
"material"; o, según sus últimas noticias, que es "energía"
en el último análisis. Las enseñanzas herméticas tampoco están en pugna con el
principio básico de Herbert Spencer, que postuló la existencia de una
"Energía Infinita y Eterna, de la cual proceden todas las cosas". En
realidad, los hermetistas reconocen en la filosofía de Spencer la más elevada
expresión de la obra de las leyes naturales que jamás se promulgara, y creen
que Spencer era una reencarnación de un antiguo filósofo que vivió en Egipto
millares de años ha, y que más tarde vivió como Heráclito, el filósofo griego
que viviera en el año 500 A. C. Y consideran su doctrina de la "energía
infinita y eterna" como de acuerdo con las enseñanzas herméticas siempre
con el agregado de que esa energía es la mente del TODO. Con esta clave-maestra
de la filosofía Hermética puede el estudiante de Spencer abrir muchas puertas
de las concepciones filosóficas internas del gran filósofo inglés, cuyas obras
demuestran los resultados de su preparación en sus encarnaciones anteriores.
Sus enseñanzas respecto a la Evolución y al Ritmo están casi de perfecto
acuerdo con la Doctrina Hermética referente al principio del Ritmo.
Así, pues,
el estudiante no necesita dejar a un lado los puntos de vista científicos
referentes al Universo. Todo lo que se le pide es que comprenda el principio
básico de que el TODO es mente, de que el Universo es mental: sostenido
firmemente en la mente del TODO. Y encontrará que los otros seis principios
concuerdan perfectamente con este conocimiento científico, y servirán para
dilucidar plenamente los puntos oscuros. No hay que maravillarse de ello, si se
considera la influencia que el pensamiento hermético ejerciera sobre los filósofos
primitivos de Grecia, sobre cuyas doctrinas descansan en gran parte las teorías
de la ciencia actual. La aceptación del primer principio hermético (mentalismo)
es la única gran diferencia entre la ciencia moderna y los estudiantes
herméticos, y la ciencia se va dirigiendo gradualmente hacia ese punto,
conforme avanza a través de la oscuridad y va encontrando su camino en el
laberinto en que se ha metido en busca de la Realidad.
El objeto de
esta lección es imprimir en la mente del estudiante el hecho de que el Universo
y sus leyes y sus fenómenos son tan reales, en lo que al hombre concierne, como
lo serían bajo la hipótesis del materialismo y de la energía. Bajo cualquier
hipótesis, el Universo, en su aspecto externo, está siempre cambiando y es transitorio,
y, por consiguiente, está desprovisto de realidad substancial. Pero, y nótese
el otro polo de la verdad, bajo cualquiera de dichas hipótesis estamos
obligados a obrar y a vivir como si esas cosas fugaces fueran reales y
substanciales. Con esta diferencia siempre, que según las doctrinas se ignoraba
el poder mental como Fuerza Natural, mientras que ahora vemos que el Mentalismo
es la mayor fuerza de esa clase. Y esta sola diferencia basta para revolucionar
la vida de aquellos que comprenden el principio y la práctica y leyes
resultantes.
Por último,
una vez que se comprenda la ventaja del Mentalismo se aprende a conocer,
emplear y aplicar las leyes resultantes. Pero no se caiga en la tentación que,
según indica el "kybalión", acecha al semisabio que lo hace
hipnotizarse por la aparente irrealidad de las cosas, siendo su conciencia que
camina de un lado para otro como soñando, viviendo en un mundo de ensueños,
ignorando la vida diaria y su trabajo, siendo su final que se destrozará contra
las rocas y se disolverá en los elementos, en razón de su locura. Más bien
seguid el ejemplo del sabio que la misma autoridad indica: "úsese la Ley
contra las leyes; lo superior contra lo inferior, y por el arte de la alquimia
trasmutad lo que no es deseable en lo estimable, triunfando en esa forma".
De acuerdo con esta doctrina, debe evitarse la semisabiduría, que es locura y
que ignora la verdad de que: "El dominio consiste, no en sueños anormales
o visiones y fantásticas imaginaciones, sino en emplear las fuerzas superiores
contra las inferiores, escapando así a los dolores de los planos inferiores
mediante la elevación a los superiores". Recuérdese siempre que la "
transmutación y no la negación presuntuosa es el arma del Maestro". Las
citas antedichas pertenecen al "Kybalión", y son muy dignas de
tenerlas siempre presentes.
No vivimos
en un mundo de sueños, sino en un Universo que, si bien es relativo, es real,
por lo menos en lo que concierne a nuestra vida y obras. Nuestra misión en el
Universo no es negar su existencia, sino vivir, empleando debidamente sus leyes
para ascender de lo inferior a lo superior, viviendo y haciendo lo mejor que
podamos dentro de las circunstancias que surgen cada día, y viviendo, todo lo
posible, nuestras más elevadas ideas e ideales. El verdadero significado de la
vida no es conocido por el hombre en este plano - si es que alguien lo conoce
-; pero los más sabios, y nuestras propias intuiciones también, nos enseñan que
no nos equivocaremos si tratamos de vivir lo mejor posible y realizar la
tendencia universal en el mismo sentido, a pesar de las aparentes evidencias en
contra. Todos estamos en el Camino, y esta vía va siempre ascendiendo, con
frecuentes sitios de reposo.
Léase el
mensaje del "Kybalión", y sígase el ejemplo del sabio, evitando el
error del semi sabio, quien perece en razón de su locura.
Capitulo VII
- El Todo en Todo
"Si
bien es cierto que todo está en el TODO, no lo es menos que el TODO está en
todas las cosas. El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran
conocimiento".
¡Cuan a
menudo se ha oído a la mayoría repetir la afirmación de que su Deidad era
"todo en todo", y cuán poco ha sospechado el íntimo significado
oculto encerrado en esas palabras emitidas tan sin ton ni son! La presión
comúnmente empleada es lo que ha quedado de la máxima hermética del epígrafe.
Como dice el "Kybalión": "El que comprende esto debidamente, ha
adquirido gran conocimiento". Y si esto es así, tratemos de comprender lo
que significa, dada su gran importancia.
En esa
máxima está encerrada una de las más grandes verdades filosóficas, científicas
y religiosas. Ya hemos dado la enseñanza hermética concerniente a la naturaleza
mental del Universo - la verdad de que "el Universo es Mental, sostenido
en la mente del TODO". Como dice el "Kybalión en el pasaje citado:
"todas las cosas están en el TODO". Pero nótese también la siguiente
afirmación correlacionada: "Es igualmente cierto que el TODO está en todas
las cosas". Esta contradicción aparente es conciliable según la ley de la
Paradoja. Es, además, una afirmación hermética exacta sobre las relaciones que
existen en el TODO y su Universo mental. Ya hemos visto como es que todo está
en el TODO; examinemos ahora el segundo aspecto del asunto.
La doctrina
hermética indica que el TODO es inminente e inherente al Universo, así como en
toda parte, partícula, unidad o combinación, dentro del universo. Los maestros
suelen ilustrar este postulado, refiriéndose al Principio de Correspondencia.
El instructor pide al estudiante que forme una imagen mental de algo, de una
persona, una idea o alguna cosa que tenga forma mental, siendo el ejemplo
preferido el de un autor que se esté formando una idea de los personajes, el de
un pintor o escultor que esté creando la imagen mental de lo que trata de
expresar con su arte. En cada caso el estudiante verá que, aunque la imagen
tiene existencia y ser únicamente dentro de su propia mente, sin embargo, el
estudiante mismo, autor, pintor, o escultor es, en cierto sentido, inmanente en
dicha imagen. En otras palabras, toda la virtud, vida, espíritu o realidad de
la imagen mental se deriva de la "inmanente mente" del pensador.
Medítese
esto un instante hasta que se comprenda bien la idea. Empleando otro ejemplo,
podríamos decir que Otelo, Yago, Hamlet, Lear, Ricardo III, etc., existieron en
la mente de Sheakespeare en el momento de su concepción o creación. Y, sin
embargo, Shakespeare existió también dentro de cada uno de esos personajes,
dándoles su vitalidad, su espíritu y su acción.
¿Cuál es el
espíritu de los personajes que conocemos como Micawber, Oliverio Twist, Uriah
Heep?..... ¿Es Carlos Dickens o tiene cada uno de ellos un espíritu personal,
independiente de su creador?
¿Tienen la
Venus de Médicis, la Madonna Sixtina, el Apolo de Velvedere, espíritus y
realidad propios o representan los poderes mentales y espirituales de sus
creadores? La Ley de la Paradoja explica que ambas proposiciones son ciertas,
consideradas desde los puntos de vista apropiados. Micawber es, a la vez,
Micawber y Dickens. Y mientras puede decirse que Micawber es Dickens, Dickens
no es idéntico a Micawber. El hombre, como Micawber, puede exclamar: "El
espíritu de mi creador me es inherente, y, sin embargo, yo no soy Él".
Esto es muy diferente de la chocante semi-verdad que clamorosamente anuncian
algunos semi-sabios, diciendo: "yo soy Dios". Imaginad al pobre
Micawber o al ratero Uriah Heep exclamando: "Yo soy Dickens", o a
cualquier otro personaje de las obras de Shakespeare anunciando: "Yo soy
Shakespeare". El TODO está en la lombriz, pero la lombriz está muy lejos
de ser el TODO. Pero aunque la lombriz exista meramente como una pequeña cosa,
creada y teniendo su ser únicamente en la mente del TODO, el TODO es inmanente
a ella, así como en las partículas que la componen. ¿Puede haber algún misterio
mayor que el encerrado en esa proposición: "Todo está en el TODO y el TODO
está en todo?".
El
estudiante comprenderá, por supuesto, que las ilustraciones dadas más arriba
son necesariamente imperfectas e inadecuadas, porque representan la creación de
imágenes mentales en mentes finitas, mientras que el Universo es la creación de
una mente infinita, y la diferencia entre los dos polos las separa. Y, sin
embargo, es sólo cuestión de grado - el mismo Principio es el que opera - el
Principio de Correspondencia se manifiesta en cada una: "Como arriba es
abajo, como abajo es arriba". Y en proporción a la realización que obtenga
el hombre de la existencia del Espíritu Subyacente inmanente en su propio ser
se elevará en la escala de la vida. Esto es lo que significa el desarrollo
espiritual; el reconocimiento, la realización y la manifestación del Espíritu
interno. Recuérdese siempre esta definición (la del desenvolvimiento
espiritual), porque contiene la verdad de toda verdadera Religión.
Existen
muchos Planos del Ser, muchos subplanos de vida, muchos grados de existencia en
el Universo. Y todos dependen del adelanto de los seres en la escala, cuyo
punto más bajo es la materia más densa, estando el Ser más elevado separado del
Espíritu del TODO solo por una sutilísima división, y por todas partes, a lo
largo de esta escala de la vida, todo está en movimiento. Todos están en el
sendero, cuyo fin y meta es el TODO. Todo progreso es una vuelta al hogar. Todo
se mueve hacia arriba, adelante, a pesar de las aparentes contradicciones. Éste
es el mensaje del iluminado.
La doctrina
hermética concerniente al proceso de la creación mental del Universo es que, al
principio del ciclo creador, el TODO, en su aspecto de ser, proyecta su
voluntad hacia su aspecto de "Devenir" y el proceso de la creación
comienza. Se dice que este proceso se reduce a una disminución gradual de
intensidad vibratoria hasta que se alcanza un grado muy bajo de energía
vibrante, en cuyo punto se manifiesta la forma más densa posible de materia.
Este proceso se llama involución porque el TODO se "envuelve" en su
creación. Y esto tiene su correspondencia en los procesos mentales de un
artista, escritor o inventor, quien se "envuelve" tanto en su
creación mental que olvida casi completamente su propia existencia, pues en
esos momentos "vive en su creación". Si en vez de la palabra
"envolverse" empleáramos la de "absorberse", quizá se diera
una idea más clara del significado que trata de sugerir.
A este
estado involucionario de la creación suele también llamársele la
"Emanación" de la energía divina, así como el estado evolucionario se
denomina "Absorción". Al polo más extremo del proceso creador, se le
considera como el más separado del TODO, en tanto que el principio del estado
evolutivo es mirado como un retorno de la oscilación del péndulo del Ritmo,
como una vuelta al hogar.
La enseñanza
es que durante la Efusión las vibraciones se van amortiguando gradualmente
hasta que el impulso amortiguador cesa por último, y entonces se produce el
retorno de la oscilación pendular. Pero existe esta diferencia: que mientras en
la efusión se manifiestan las fuerzas creadoras compactamente, como un todo
desde el comienzo mismo del estado evolutivo o de "reabsorción" se
manifiesta la ley de la individualización; esto es, la tendencia a separarse en
unidades de fuerza, de tal manera que lo que dejó al TODO como no
individualizada energía vuelve a su fuente originaria como innumerables
unidades de vida, altamente desarrolladas, que se han ido levantando cada vez
más alto en la escala por medio de la evolución física, mental y espiritual.
Los antiguos
herméticos empleaban la palabra "meditación" para describir el
proceso de la creación mental del Universo en la mente del TODO, habiéndose
empleado también frecuentemente la palabra "contemplación". Pero la
idea que parece sugerir es la del empleo de la Atención Divina.
"Atención" es una palabra derivada de raíz latina, que significa
"alcanzar, llegar", y el acto de atención es realmente un
"alcance, una extensión" de la energía mental; de manera, pues, que
comprenderemos perfectamente el concepto si examinamos el verdadero significado
de la atención.
La doctrina
hermética concerniente a la evolución es que el TODO, habiendo meditado sobre
el principio de la creación, y establecido así la base material del Cosmos,
pensándolo en la existencia, gradualmente va despertándose de su meditación, y
al hacerlo produce la manifestación del proceso evolutivo, en los planos
material, mental y espiritual, sucesivamente en orden. Así empieza el
movimiento ascendente, y todos los seres comienzan a dirigirse hacia el
Espíritu. La materia se va haciendo menos densa, las unidades vienen a ser, las
combinaciones se inician, la vida aparece y va manifestándose en formas cada
vez más elevadas y la mente se va haciendo más evidente, vibrando todo cada vez
más intensamente. En una palabra, el proceso entero de la evolución, en todas
sus fases, comienza y sigue de acuerdo con las leyes del proceso de
"absorción". Todo esto ocupa eones y eones de tiempo, estando
compuesto cada Eón por millones de años; pero, según dice el iluminado, toda la
creación, incluyendo la involución y la evolución de un universo, no es más que
un abrir y cerrar de ojos para el TODO. Al final de innúmeros ciclos de eones
de tiempo el TODO retira su atención (contemplación) o meditación del Universo,
porque la Gran Obra ha terminado, y todo queda absorbido en Él de quien otrora
emergiera.
Pero el
misterio de los misterios es que el Espíritu de cada alma no queda aniquilado,
sino que se expande infinitamente, sumergiéndose uno en otro el Creador y el
Creado. Ésa es la voz de la iluminación. La iluminación expuesta sobre la
meditación y el subsiguiente despertar de ella del TODO no es, por supuesto,
más que un intento de descripción del proceso infinito, mediante un ejemplo
finito. Pero, no obstante: "Como arriba es abajo". La diferencia es
solo de grado. Y así, como el TODO se despierta de su meditación sobre el
Universo, así también el hombre (a su debido tiempo) cesará de manifestarse
sobre el plano material y se irá retirando cada vez más en el espíritu Interno,
que, ciertamente, es el "Ego Divino".
Hay otra
cosa más de la que deseamos hablar en esta lección, y esto llega muy cerca del
campo metafísico de especulación, aunque nuestro propósito es simplemente el
mostrar la frutilidad de tal especulación. Aludimos a la pregunta que
inevitablemente se presenta ante la mente de todos los pensadores que se han
aventurado a buscar la Verdad, la pregunta es: ¿Por qué creó el TODO al
Universo? Esta pregunta podrá ser formulada en diferente forma, pero su esencia
es siempre la misma.
Mucho han
luchado los hombres para contestársela, pero aún no se posee respuesta alguna
que merezca ese nombre. Algunos se han imaginado que el TODO ganaría algo con
ello, pero eso es absurdo, porque ¿qué es lo que podrá obtener el TODO que ya
no posea? Otros dicen que el TODO desea amar a algo, o que lo había creado para
divertirse, o porque estaba silo, o para manifestar su poder. Pero todas esas
respuestas son pueriles e infantiles y pertenecen a la primera infancia del
pensamiento.
Algunos han
tratado de explicar el misterio presumiendo que el TODO se vio
"compelido" a crear, en razón de su "naturaleza interna", o
su "instinto creador". Esa idea, si bien representa un adelanto sobre
las otras, tiene un punto débil. Si su "naturaleza interna o instinto creador"
lo impulsara a hacer algo, entonces la naturaleza interna o instinto creador
sería el Absoluto, en vez del TODO, y de ahí que la proposición falle por su
misma base. Sin embargo, el TODO crea y se manifiesta y parece encontrar cierta
satisfacción al hacerlo. Y es muy difícil escapar a la conclusión de que en
algún grado infinito tendría que tener algo que correspondiera a una naturaleza
interna o instinto creador en el hombre, con un deseo y Voluntad
correspondientemente infinito. No podría obrar si no quisiera hacerlo, no
podría hacerlo a menos que lo deseara, y no lo desearía si no obtuviera con
ello una satisfacción. Y todas estas cosas pertenecerían a una Naturaleza
interna, y podría postularse su existencia de acuerdo con la Ley de Correspondencia,
tanto interna como externa. Éste es el problema que yace en la raíz misma de la
dificultad y la dificultad que se encuentra en la misma raíz del problema.
Estrictamente
hablando, no puede decirse que haya ninguna "razón'' para obrar, porque
una razón implica una causa, y el todo está por encima de la causa y del
efecto, salvo cuando su voluntad misma se convierte en una causa, en cuyo
momento el principio se pone en movimiento. De manera, pues, que no puede
pensarse en el mismo asunto, porque como el mismo TODO es incognoscible. Así
como nos vemos obligados a decir simplemente: EL TODO ES, así también sólo
podemos decir que el TODO OBRA PORQUE OBRA. Y, en último término, el TODO es la
razón en sí misma, y puede decirse en verdad que Él es su propia razón, su
propia ley; su propio acto, mejor aún: Que el TODO, su razón, su acto y su ley,
son uno, siendo las palabras diferentes nombres de la misma cosa. En opinión de
los que esto escriben, la respuesta se halla encerrada en el íntimo ser del
TODO, en su ser secreto. La Ley de correspondencia, en nuestra opinión, sólo
llega al aspecto del TODO que denominamos el aspecto de devenir o de estado.
Tras ese
aspecto está el de ser, en el cual todas las leyes se pierden en la Ley, todos
los principios en el Principio y el TODO, el Principio y el Ser, son idénticos,
uno y lo mismo. Por consiguiente, toda especulación metafísica sobre el punto
es fútil. Si nos ocupamos aquí de la cuestión es solo para mostrar que, si bien
reconocemos el hecho, reconocemos también lo absurdo de las respuestas dadas
por metafísicos y teólogos.
En
conclusión, podrá ser de interés para los estudiantes el saber que en tanto que
algunos de los antiguos y modernos instructores herméticos se inclinan más bien
a aplicar el Principio de Correspondencia a la cuestión, que da por resultado
la "naturaleza interna'', la leyenda dice que Hermes, el Grande, cuando le
fue hecha esa pregunta por algunos de sus más avanzados estudiantes, contestó
apretando los labios fuertemente y no diciendo una palabra, como si indicara
que no había respuesta. Pero también puede ser que quisiera aplicar el axioma
de esta filosofía que dice que "los labios de la Sabiduría permanecen
cerrados, excepto para los oídos del entendimiento'', en la creencia de que aún
sus más aventajados discípulos no poseían la comprensión necesaria que los
calificara para esa enseñanza. De cualquier manera, si Hermes poseyó el Secreto
no lo comunicó, y por lo menos en lo que al mundo concierne los labios de
Hermes están cerrados al respecto. Y si Hermes el Grande vaciló en hablar,
¿quién sería el osado mortal que tratara de enseñarlo?
Pero,
recordémoslo, cualquiera que sea la respuesta de este problema, si es que hay
alguna, la verdad es que: "Si bien es cierto que todo está en el TODO, no
lo es menos que el TODO está en todas las cosas''. La proposición en este punto
es enfática. Y, para terminar, repetiremos las palabras de la cita: "El
que comprenda esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento''.
Capitulo
VIII - Los Planos de Correspondencia
"Como
arriba es abajo; como abajo es arriba''.
EL Kybalión.
El segundo
gran principio hermético encierra la verdad de que existe entre los diversos
planos de manifestación de la vida y del ser una armonía, concordancia y
correspondencia. Esta verdad lo es porque todo cuanto hay en el Universo emanó
de la misma fuente, y las mismas leyes, principios y características se aplican
a cada unidad o combinación de unidades de actividad, conforme cada una
manifiesta su propio fenómeno en su propio plano.
Para
facilitar la meditación y el estudio, la Filosofía hermética considera que el
Universo puede dividirse en tres grandes clases de fenómenos, conocidas como
los tres Grandes Planos:
I. - EL
PLANO FÍSICO.
II. - EL
PLANO MENTAL.
III. - EL
PLANO ESPIRITUAL.
Estas
divisiones son más o menos artificiales y arbitrarias, porque la verdad es que
las tres divisiones no son más que grados ascendentes en la gran escala de la
vida, siendo el punto más bajo la materia indiferenciada, y el más elevado el
del Espíritu. Y, además, los diferentes planos se esfuman unos en otros, de
manera que no puede establecerse una división firme y nítida entre la parte
superior del Plano Físico y la inferior del Mental.
En una
palabra, los tres grandes planos pueden ser considerados como tres grandes
grupos de grados de vida en manifestación. Y aunque el propósito de este libro
no nos permite entrar en una explicación extensa de los mismos, daremos una
descripción general de ellos.
Para
principiar podemos considerar la pregunta tan a menudo formulada por el
neófito, que desea saber lo que significa realmente la palabra
"Plano", término que se usa libremente, y que apenas ha sido
explicado, en muchas obras de ocultismo. La pregunta se formula generalmente
así: "¿Un Plano es un lugar que tiene dimensiones, o no es más que una
condición o estado?" Y podemos contestar "No, no es un lugar ni una
dimensión ordinaria del espacio; pero, sin embargo, es más que un estado o condición".
Puede ser considerado como un estado o condición; pero, no obstante, el estado
o condición es un grado dimensional, es una escala, y está sujeto a medida.
Parecerá esto quizá una paradoja, pero examinemos el punto. Una
"dimensión" es una medida en líneas recta, relacionada con una medida
base, etc. Las dimensiones ordinarias del espacio es longitud o largo, latitud
o ancho, y grosor o altura. Pero existe otra dimensión de las cosas creadas, o
medida en línea recta, conocida por los ocultistas y también por los hombres de
ciencia, aunque estos últimos no le hayan dado todavía el nombre de dimensión.
Esta nueva dimensión, que por el momento es la base de muchas especulaciones
bajo el nombre de Cuarta Dimensión, es el tipo usado para determinar los
"grados" o planos.
Esta cuarta
dimensión puede ser denominada la de la "Vibración". Es un hecho bien
conocido por la ciencia moderna, así como por los hermetistas, quienes han
encerrado esa verdad en su tercer principio, que "todo está en movimiento,
todo vibra, nada está en reposo". Desde la más elevada manifestación hasta
la más baja, todas las cosas vibran. Y no solamente vibran con diferente
intensidad, sino en diferentes dimensiones y de diferente manera. Los grados de
"intensidad" vibratoria constituyen los grados para medir en la
escala de vibraciones, o sean
los grados
de la Cuarta Dimensión. Todos estos grados forman lo que los ocultistas llaman
"planos". Cuanto más elevado es el grado de vibración, tanto más
elevado es el plano. De manera, pues, que aunque un plano no es u8n lugar, ni
estado o condición, posee, sin embargo, cualidades comunes a ambos. Algo más
tendremos que decir sobre las vibraciones en los próximos capítulos, en los que
estudiaremos el principio hermético de Vibración.
Se
recordará, no obstante, que los tres grandes planos no son divisiones actuales
y reales de los fenómenos del Universo, sino simples medios arbitrarios
empleados por los herméticos para ayudar al pensamiento y al estudio de los
diversos grados y formas de la actividad y de la vida universales. El átomo de
la materia, la unidad de fuerza, la mente del hombre y el ser del arcángel, no
son más que grados de una sola y misma escala, y todos son fundamentalmente los
mismos, siendo la diferencia solo cuestión de grado y de intensidad vibratoria:
todos son creaciones del TODO, y tienen su existencia dentro de su mente
infinita.
Los
herméticos subdividen cada uno de esos tres grandes planos en siete planos
menores, y cada uno de éstos en siete subplanos, siendo estas divisiones más o
menos arbitrarias, esfumándose unas en otras, pero han sido adoptadas por
conveniencias del estudio científico.
El Gran
Plano Físico, y sus siete planos menores, es la división que comprende todos
los fenómenos del universo que se refieren a las cosas, fuerzas y
manifestaciones físicas. Incluye todas las formas de lo que conocemos como
materia, y toas las formas de lo que llamamos energía o fuerza. Pero se debe
recordar que la Filosofía Hermética no reconoce la materia como una cosa en sí
misma, o como si tuviera una existencia separada de la mente del TODO. La
proposición es que la materia no es más que una forma de energía, esto es,
energía de una intensidad vibratoria inferior de cierta clase. Y de acuerdo con
ello, los herméticos clasifican la materia bajo el título de energía, y le
adjudican tres de los siete planos menores del Gran Plano Físico. Dichas siete
divisiones menores son las siguientes:
I. - EL
PLANO DE MATERIA (A)
II. - EL
PLANO DE MATERIA (B)
III. - EL
PLANO DE MATERIA (C)
IV. - EL
PLANO DE SUSTANCIA ETERICA
V. - EL
PLANO DE ENERGÍA (A)
VI. - EL
PLANO DE ENERGÍA (B)
VII. - EL
PLANO DE ENERGÍA (C)
El Plano de
Materia A comprende las formas materiales sólidas, líquidas y gases, tal como
lo reconocen generalmente las obras de texto físicas. El Plano de Materia B
comprende ciertas formas más elevadas y sutiles de la existencia que la ciencia
recién comienza a conocer: los fenómenos de la materia radiante, bajo sus fases
de radium, etc., que pertenecen a la subdivisión más inferior de este plano menor.
El Plano de la Materia C comprende formas de la materia más sutil y tenue, cuya
existencia ni siquiera sospechan los hombres de ciencia actuales. El Plano de
la Sustancia Etérea comprende lo que la ciencia denomina "éter",
sustancia de tenuidad extrema y de prodigiosa elasticidad, que compenetra todo
el Espacio Universal y que obra como médium para la transmisión de ondas de
energía tales como la luz, el calor, la electricidad, etc. Esta sustancia
etérica es el eslabón de unión entre la llamada materia y la energía,
participando de la naturaleza de ambas. La doctrina hermética dice que ese
plano tiene siete subdivisiones (como las tienen los demás planos menores), y
que, en realidad, hay siete éteres en vez de uno.
Inmediatamente
después viene el Plano de la Energía A, que comprende las formas de energía que
la ciencia conoce corrientemente, siendo sus siete subdivisiones
respectivamente: Calor, Luz, Magnetismo, Electricidad, Atracción (gravitación,
cohesión, afinidad química, etc.) y otras varias formas de fuerza que revelan
los experimentos científicos, pero que aún no han sido denominadas o
clasificadas. El Plano de la Energía B comprende siete subdivisiones de las más
elevadas modalidades de energía, que aun no ha descubierto la ciencia, pero que
han sido llamadas "Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza", cuya
manifestación se provoca mediante ciertos fenómenos mentales, cuyos fenómenos
son posibles merced a ellas. El Plano de la Energía C comprende siete
subdivisiones de energía tan elevadamente organizada que tiene muchas de las
características de la vida, pero no son reconocidas por el hombre en el actual
estado de desarrollo, siendo utilizables solamente para los seres del Planeta
Espiritual. Esa energía es inconcebible y puede ser considerada casi como
"poder divino". Los seres que la emplean son como dioses, aun
comparándolos con el tipo humano más elevado que conozcamos.
El Gran
Plano Mental comprende esas formas de cosas vivientes que conocemos en la vida
ordinaria, así como otras formas no tan bien conocidas, salvo por los
ocultistas.
La
clasificación de los siete planos mentales menores no es muy satisfactoria sino
más bien arbitraria (salvo que se acompañara por complicadas explicaciones que
son ajenas al propósito de este libro), pero la mencionaremos.
I. - EL
PLANO DE LA MENTE MINERAL
II. - EL
PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL A
III. - EL
PLANO DE LA MENTE VEGETAL
IV. - EL
PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL B
V. - EL
PLANO DE LA MENTE ANIMAL
VI. - EL
PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL C
VII. - EL
PLANO DE LA MENTE HUMANA.
El Plano de
la Mente Mineral comprende los estados o condiciones de las unidades o
entidades, o grupos y combinaciones de las mismas, que animan las formas
conocidas bajo el nombre de minerales, substancias químicas, etc. Estas
entidades no deben ser confundidas con las moléculas, átomos y corpúsculos
siendo estos últimos solo el cuerpo material de dichas entidades, así como el
cuerpo del hombre no es más que su forma material y no él mismo. A esas
entidades se las puede llamar "almas" en cierto sentido, y son seres
vivientes de escaso grado de desarrollo, vida y mentalidad, apenas un poco más
que las unidades de "energía viviente" que comprenden las
subdivisiones superiores del más elevado plano físico. El hombre corriente no
suele atribuir mente, alma o vida al reino mineral, pero todos los ocultistas
reconocen la existencia del mismo, y la ciencia moderna se está encaminando
rápidamente hacia este punto de vista. Las moléculas, átomos y corpúsculos
tienen sus "odios y amores", gustos y desagrados, atracciones y
repulsiones, afinidades y desafinidades, etc., y algunos hombres de ciencia han
expresado la opinión de que el deseo y la voluntad, las emociones y
sentimientos de los átomos solo difieren en grado de los del hombre. No tenemos
espacio para discutir el asunto aquí. Todos los ocultistas saben que es un
hecho, y otros se refieren a los descubrimientos científicos más recientes para
que se vea su corroboración. Este plano tiene las siete subdivisiones
habituales.
El Plano de
la Mente Elemental A comprende el estado o condición y grado de desarrollo
mental y vital de una clase de entidades desconocidas para el hombre corriente,
pero que el ocultista conoce. Son invisibles para los sentidos ordinarios del
hombre, pero, no obstante, existen y desempeñan su papel en el Drama del
Universo. Su grado de inteligencia es intermedio entre las entidades minerales
y químicas por una parte y las entidades del reino animal por la otra.
Hay siete
subdivisiones en este plano también.
El Plano de
la Mente Vegetal y sus siete subdivisiones comprende los estados o condiciones
de las entidades que encierra el mundo vegetal, los fenómenos mentales y
vitales que se conocen corrientemente. Muchas e interesantes obras científicas
se han escrito últimamente sobre la mente y la vida en las plantas. Los
vegetales tienen vida, mente y alma, tanto como los animales, el hombre y el
superhombre.
El Plano de
la Mente Elemental B y sus siete subdivisiones comprende los estados y
condiciones de una forma de elementales o entidades invisibles, que hacen su
obra en el Universo, cuya mente y vitalidad forma parte de la escala entre el
Plano de la Mente Vegetal y el Plano de la mente Animal, participando dichas
entidades de la naturaleza de ambos.
El Plano de
la Mente Animal y sus siete subdivisiones comprende los estados y condiciones
de las entidades, seres o almas, que animan los cuerpos vivientes de los
animales y que son familiares a todos. No es necesario entrar en detalles
concernientes a este reino o plano de vida, porque el mundo animal nos es tan
familiar como el nuestro propio.
El Plano de
la Mente Elemental C y sus siete subdivisiones comprende las entidades o seres
invisibles, que participan de la naturaleza de la vida animal y humana, en
determinado grado y combinación. Los elementos pertenecientes a este plano y
que están en el grado más elevado del mismo, son semihumanos en inteligencia.
El Plano de
la mente Humana y sus siete subdivisiones comprende las manifestaciones de la
vida y mentalidad que son comunes al hombre en sus varios grados y divisiones.
En este punto debemos indicar el hecho de que el hombre corriente actual ocupa
la cuarta subdivisión del Plano de la mente Humana, y solo los más inteligentes
han cruzado los límites de la quinta subdivisión.
Millones de
años ha empleado la raza para alcanzar este estadio, y tardará muchos años más
en llegar a las subdivisiones sexta y séptima. Pero debemos recordar que ha
habido razas anteriores a las nuestras que han pasado por esos grados y después
más allá de ellos. Nuestra propia raza es la quinta (con más los rezagados de
la cuarta) que huella el Sendero. En ella ha habido unas cuantas almas
avanzadas que han sobrepasado a la masa y han llegado a la sexta y hasta la
séptima subdivisión, y algunos un poco más allá todavía. El hombre de la sexta
subdivisión será el superhombre, y el de la séptima el ultra hombre.
Al
considerar los siete planos mentales menores nos hemos referido a los tres
planos elementales en un sentido general. No deseamos entrar en mayores
detalles en esta obra, porque el asunto no pertenece a este plano de la
filosofía y enseñanzas generales. Pero hemos dicho esto para dar una idea un
poco más clara de las relaciones de estos planos con los que nos más familiares.
Los Planos
Elementales
guardan la misma relación en mentalidad y vitalidad con los Planos Mineral,
Vegetal, Animal y Humano, que las teclas negras de un piano con las blancas.
Las teclas blancas bastan para producir música, pero hay ciertas escalas,
melodías y armonías en las que las teclas negras desempeñan su parte, siendo
necesaria su presencia. Son también necesarias como eslabones de unión en las
condiciones anímicas, o estados de ser diversos, entre los demás planos,
alcanzándose así ciertas formas de desenvolvimiento. Y este hecho dará al
lector que pueda leer entre líneas una luz nueva sobre el proceso de la
evolución, una nueva clave para la secreta puerta de la vida que se oculta
entre reino y reino.
Todos los
ocultistas conocen perfectamente esos grandes reinos de Elementales, y las
obras esotéricas están llenas de alusiones a los mismos. Los que hayan leído
"Zanoni", de Bulwer Lytton, y otras leyendas similares, reconocerán a
esas entidades pertenecientes a los mencionados planos de la vida. Pasando del
gran Plano Mental al Gran Plano Espiritual, ¿qué es lo que podríamos decir?,
¿Cómo podríamos explicar esos elevados estados del ser, de la vida y de la
mentalidad a mentes que son todavía incapaces de comprender las subdivisiones
más elevadas del Plano de la Mente Humana? Esa tarea es imposible. Solo podemos
hablar en los términos más generales. ¿Cómo podría describirse la luz a un
hombre que haya nacido ciego?, ¿Cómo explicar el azúcar a quien nunca ha
probado algo dulce, ¿cómo hablar de armonía a un sordo?.
Todo lo que
podemos decir es que los siete planos menores del Gran Plano Espiritual (cada
uno de los cuales tiene las usuales siete subdivisiones, comprenden seres tan
superiores al hombre actual como este último es superior al gusano o quizás a
formas aun inferiores. La vida de esos seres trasciende tanto a la nuestra que
ni siquiera podemos pensar en los detalles de las mismas. Su mente es tan
elevada que, por ellos, nosotros apenas si pensamos, y nuestros procesos
mentales les parecen puros procesos materiales. La materia que forma sus
cuerpos es del plano más elevado, y algunos se dicen que están envueltos por
pura energía. ¿Qué es lo que podría decirse sobre tales seres?
En los siete
planos menores del Gran Plano Espiritual existen seres de quienes hablamos como
Ángeles, Arcángeles o semidioses. En los planos menores inferiores viven
aquellos a quienes damos el nombre de Maestros y Adeptos. Sobre ellos están las
grandes jerarquías de huestes angélicas, inconcebibles para el hombre, y sobre
ellas están los que sin irreverencia alguna podrían llamarse dioses, pues su
grado de elevación en la escala es tan alto, tan grande su poder e
inteligencia, que sobrepasan a todas las concepciones que el hombre se ha
formado sobre la Deidad. Esos hombres están de todo cuanto se pueda imaginar,
siendo la palabra "Divino" la única que se les podría aplicar, muchos
de esos seres, incluso las huestes angelicales, tienen sumo interés por las
cosas del Universo y desempeñan un papel importantísimo en sus procesos. Esas invisibles
divinidades y auxiliares angélicas ejercen su influencia libremente y
poderosamente en la obra de la evolución y del progreso cósmico. Su
intervención ocasional y auxilio directo en los asuntos humanos han dado origen
a muchas leyendas, creencias, religiones y tradiciones de las razas pasadas y
actuales.
Han
superpuesto su conocimiento y poder sobre el mundo una y otra vez, todo bajo la
ley del TODO, por supuesto. Pero sin embargo, aún esos elevadísimos seres
existen meramente como creaciones de la mente del TODO y están sujetos a los
procesos cósmicos y a las leyes universales. Son todavía mortales, podemos
llamarlos "dioses" si nos agrada, pero no son más que nuestros
hermanos mayores: las almas avanzadas que han sobrepasado a sus compañeras y que
han renunciado temporalmente al éxtasis de la absorción en el TODO, para poder
ayudar a la raza en su ascendente jornada en el Sendero. Pero pertenecen al
Universo y están sujetos a sus condiciones - son mortales y su plano es
inferior al del Espíritu Absoluto.
Solo los
herméticos más avanzados son capaces de comprender las enseñanzas secretas
concernientes al estado de existencia y a los poderes manifestados en los
planos espirituales. El fenómeno es tan superior al que se produce en los
Planos Mentales que cualquier intento de descripción sólo serviría para
producir una gran confusión de ideas. Únicamente aquellos cuya mentalidad ha
sido cuidadosamente educada en la Filosofía Hermética durante años enteros, y
los que han traído consigo, de encarnaciones anteriores, el conocimiento
adquirido previamente, pueden comprender adecuadamente lo que significan las
enseñanzas referentes a los planos espirituales. Y muchas de ellas las guardan
celosamente los herméticos por considerarlas demasiado sagradas, importantes y
hasta peligrosas, como para divulgarlas públicamente. El estudiante inteligente
comprenderá lo que esto significa si dijéramos que el significado de la palabra
"Espíritu", tal como lo usan los herméticos, es sinónimo de
"poder viviente", de fuerza animada, de esencia interna o vital,
etc., significación que no debe confundirse con lo que generalmente se atribuye
al término en cuestión: "religioso, eclesiástico, espiritual, etéreo,
santo, etc." El ocultista emplea la palabra Espíritu en el sentido de
"principio animador", lo que lleva consigo la idea de poder, de
energía viviente, de fuerza mística, etc. El ocultista sabe muy bien que lo que
él conoce como poder espiritual puede ser empleado con fines buenos o malos (de
acuerdo con el principio de polaridad), hecho que ha sido reconocido por la
mayoría de las religiones en sus concepciones de Satanás, Belcebú, el Diablo,
Lucifer, Ángeles caídos, etc. por esta razón el conocimiento referente a esos
planos ha sido mantenido en el secreto, en el Santuario de los Santuarios de
todas las fraternidades esotéricas y órdenes ocultas. Ha sido guardado en la
más secreta cámara del Templo. Pero, y esto si podemos decirlo, los que han
alcanzado grandes poderes espirituales y los han empleado mal se han creado un
Destino terrible, y la oscilación del péndulo del Ritmo inevitablemente los
llevará al otro extremo de la existencia material, desde cuyo punto tendrán que
volver nuevamente a hacer el mismo camino a lo largo de las múltiples espirales
del Sendero, pero siempre tendrán como castigo el recuerdo vibrante de las
cumbres donde cayeron debido a su mal obrar. Las leyendas sobre los ángeles
caídos tienen una base real, como saben todos los ocultistas. La lucha
interesada por el poder en los planos espirituales inevitablemente produce que
el alma egoísta pierda su equilibrio espiritual y caiga tan abajo como había
ascendido. Pero, aun a estas almas, se les presenta la oportunidad de volver
sobre sus pasos, y hacen la jornada de vuelta pagando la tremenda penalidad, de
acuerdo con la invariable ley.
Para
concluir, recordamos que, de acuerdo con el principio de Correspondencia que
encierra la verdad de que "como arriba es abajo, como abajo es
arriba", todos los siete principios herméticos están en plena operación en
los diversos planos, físico, mental y espiritual. El Principio de la Sustancia
Mental se aplica, por supuesto, a todos los planos, porque todos están en la
mente del TODO. El Principio de Correspondencia se manifiesta en todos, porque
existe analogía, acuerdo, correspondencia y concordancia entre los varios
planos. El Principio de Vibración se manifiesta también en todos los planos,
pues las diferenciales que los dividen son consecuencia de la vibración, como
ya hemos explicado. El Principio de Polaridad se manifiesta en cada plano,
siendo los extremos o polos aparentemente opuestos y contradictorios. El
Principio del ritmo se manifiesta en cada plano, con flujo y reflujo, ascenso y
descenso, ingreso y egreso. El Principio de Causa y Efecto se manifiesta en
cada plano, teniendo todo efecto su causa y toda causa su efecto. El Principio
de Género se manifiesta en cada plano, estando siempre expresada la energía
creadora y operando mediante los aspectos masculino y femenino. "Como
arriba es abajo, como abajo es arriba". Los milenarios axiomas herméticos
encierran los grandes principios de los fenómenos universales. Conforme vayamos
considerando los restantes principios, veremos cada vez más clara la verdad de
la naturaleza universal de este gran Principio de Correspondencia.
Capitulo IX
- Vibración
"Nada
reposa; todo se mueve; todo vibra".
EL Kybalión.
El tercer
Gran Principio Hermético - el Principio de la Vibración - encierra la verdad de
que el movimiento se manifiesta en todo el Universo. Nada está en reposo, todo
se mueve vibra y circula. Este principio hermético fue reconocido por algunos
de los primitivos filósofos griegos, quienes lo expusieron en sus sistemas.
Pero después, durante siglos enteros, quedó olvidado, salvo por los
perseguidores de las doctrinas herméticas. En el siglo XIX la ciencia física ha
redescubierto esa verdad, y los descubrimientos científicos del siglo XX han
aportado su testimonio en corroboración de esa verdad sostenida por la
antiquísima Filosofía Hermética.
La doctrina
hermética no afirma solamente que todo está en movimiento constante, sino que
las diferencias entre las diversas manifestaciones del poder universal se deben
por completo al diferente modo e intensidad vibratoria. Y no sólo esto, sino
que aun el TODO mismo manifiesta una vibración constante de tal infinita
intensidad y rapidez, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en
reposo. Los instructores llaman la atención del estudiante sobre el hecho de
que aun en el plano físico un objeto que gire rápidamente, como una rueda, por
ejemplo, parece estar inmóvil. El espíritu es uno de los polos de la vibración,
constituyendo el otro polo formas de materia extremadamente densas. Entre ambos
polos hay millones y millones de diferentes intensidades y modos de vibración.
La ciencia
moderna ha comprobado que todo lo que llamamos materia y energía no es más que
"modos de movimientos vibratorios", y algunos de los más avanzados
hombres de ciencia se están encaminando rápidamente hacia el punto de vista que
los ocultistas tienen sobre los fenómenos de la mente: simples modos de
vibración o movimiento. Veamos ahora lo que la ciencia tiene que decir sobre
las vibraciones en la materia y en la energía.
En primer
lugar, la ciencia dice que toda materia manifiesta, en algún grado, la
vibración producida por la temperatura o el calor. Esté un objeto frío o
caliente (pues ambos no son más que grados de la misma cosa), manifiesta
ciertas vibraciones calóricas, y en ese sentido está en vibración. Todas las
partículas de materia están siguiendo un movimiento circular, lo mismo los
corpúsculos que los astros. Los planetas giran en torno de un sol, y muchos de
ellos giran también sobre sus propios ejes. Los soles, a su vez, giran en torno
de puntos centrales mayores, y se cree que éstos giran también alrededor de
otros todavía más grandes, y así sucesivamente, ad infinitum. Las moléculas de
que se compone cualquier clase de materia están en constante vibración,
moviéndose unas en torno de otras, y también unas contra otras. Las moléculas
están compuestas por átomos, los que, como aquellas, también están en constante
movimiento y vibración. Los átomos están compuestos por corpúsculos, llamados
también "electrones", "iones", etc., los que también están
en un estado de rapidísima moción, girando unos en torno de otros, con diversas
modalidades vibratorias. Y de esta manera toda materia manifiesta vibración, de
acuerdo con el principio hermético correspondiente.
Y así sucede
también con las diversas formas de energía. La ciencia dice que la luz, el
calor, el magnetismo y la electricidad no son más que formas de movimiento
vibratorio relacionado de alguna manera con el éter, o probablemente emanado de
él. La ciencia no ha tratado aun de explicar la naturaleza del fenómeno
conocido como cohesión, que es el principio de la atracción molecular, ni de la
afinidad química, que es el principio de la atracción atómica; ni de la
gravitación (el mayor misterio de los tres), que es el principio de atracción
por el cual toda partícula o masa de materia se siente atraída hacia toda otra
partícula o masa. Estas tres modalidades de la energía no las comprende aun la
ciencia, si bien los estudiosos se inclinan a pensar que son también
manifestaciones de alguna forma de energía vibratoria, cosa que los herméticos
han enseñado durante largas edades en el pasado.
El éter
universal, cuya existencia postula la ciencia sin comprender claramente su
naturaleza, ya había sido explicado por los herméticos, quienes aseguraban que
era una manifestación superior de lo que erróneamente se llamaba materia; es
decir, que el éter era materia en un grado de vibración superior. El nombre que
le daban era el de Sustancia Etérea, y decían que esta sustancia era de
tenuidad y elasticidad extremas, llenando el espacio universal, sirviendo como
médium de transmisión para las ondas de energía vibratoria como el calor, la
luz, la electricidad, el magnetismo, etc. La sustancia etérea es el eslabón de
unión entre la modalidad de energía vibratoria que conocemos como materia por
un lado y la que conocemos como energía o fuerza, por el otro, manifestando
además un grado de vibración, en intensidad y modo, completamente propio.
Los hombres
de ciencia proponen como ilustración para ver los efectos del aumento de
vibración una rueda girando con gran rapidez. Supongamos primeramente que la
rueda gira lentamente. Entonces diríamos que es un "objeto". Si el
objeto gira lentamente lo podremos ver fácilmente, pero no sentimos el menor
sonido. Aumentándose gradualmente la velocidad en pocos momentos se hace ésta
tan rápida que comienza a oírse una nota muy baja y grave. Conforme sigue
aumentando la velocidad la nota se va elevando en la escala musical, y así se
van distinguiendo unas tras otras las diversas notas conforme aumenta la
velocidad de rotación. Finalmente, cuando el movimiento ha llegado a cierto
límite se llega a la última nota perceptible por el oído humano, y si la
velocidad aumenta aun, sigue el mayor silencio.
Nada se oye
ya, pues la intensidad del movimiento es tan alta que el oído humano no puede
registrar sus vibraciones. Entonces comienzan a percibirse poco a poco
sucesivos grados de color. Después de un tiempo el ojo comienza a percibir un
oscuro color rojo. Este rojo va haciéndose cada vez más brillante. Si la
velocidad sigue aumentando el rojo se convertirá en anaranjado, el anaranjado
en amarillo. Después seguirán sucesivamente matices verdes, azules y añil, y
finalmente aparecerá el matiz violeta. La velocidad se acrecienta más aun:
entonces desaparece todo color, porque el ojo humano ya no puede registrarlos.
Pero ciertas
radiaciones humanas emanan del objeto en revolución: los rayos que se usan en
la fotografía y otras radiaciones sutiles de la luz. Después comienzan a
manifestarse los rayos conocidos bajo el nombre de X, y más tarde empiezan a
emanarse electricidad y magnetismo. Cuando el objeto ha alcanzado cierto grado
de vibración, sus moléculas se desintegran, resolviéndose en sus elementos originales
o átomos. Después de los átomos, según el principio de vibración, se separarían
en innumerables corpúsculos o electrones, de los que están compuestos. Y,
finalmente, hasta los corpúsculos desaparecerían y podría decirse que el objeto
estaría compuesto por sustancia etérea. La ciencia no se atreve a llevar la
ilustración más allá, pero los herméticos dicen que si las vibraciones
continuaran aumentando el objeto pasaría sucesivamente por estados de
manifestación superiores, llegando al plano mental y después al espiritual,
hasta ser por último absorbido en el TODO QUE ES EL Espíritu Absoluto. El
"objeto", sin embargo, habría dejado de ser tal mucho antes de llegar
a la sustancia etérea, pero de todas maneras la ilustración es correcta en
cuanto demuestra los efectos del aumento continuo de la intensidad vibratoria.
Debe recordarse que en la ilustración anterior, con el llegar a los estados en
que el objeto irradia color, luz, etc., no se ha resuelto aun la cuestión en
esas formas de energía (que están en un grado mucho más elevado), sino que
simplemente llega a un grado de vibración en el que esas energías se libertan
hasta cierto punto de las limitadoras influencias de las moléculas, átomos y
corpúsculos. Esas energías, si bien son muy superiores en la escala a la
materia, están aprisionadas y confinadas en las combinaciones materiales, en
razón de las fuerzas que se manifiestan a través de ellas, y empleando formas
materiales, y de esta manera se confinan en sus creaciones corpóreas, lo que,
hasta cierto punto, es cierto en toda creación, quedando la fuerza creadora
envuelta en su propia creación.
Pero la
doctrina hermética va mucho más allá que la ciencia moderna, y afirma que toda
manifestación de pensamiento, emoción, razón, voluntad, deseo o cualquier otro
estado mental, va acompañada por vibraciones, parte de las cuales se emanan al
exterior y tienden a afectar las mentes de los demás por "inducción".
Esta es la causa de la telepatía, de la influencia mental y de otros efectos
del poder de una mente sobre otra, la que ya va siendo de dominio público,
debido a la gran cantidad de obras de ocultismo que están publicando discípulos
e instructores sobre estas materias.
Cada
pensamiento, emoción o estado mental tiene en su correspondiente intensidad y
modalidad vibratoria. Y, otras, esos estados mentales pueden ser reproducidos,
así como una nota musical puede ser reproducida haciendo vibrar las cuerdas de
un instrumento con la velocidad requerida, o como se puede reproducir un color
cualquiera. Conociendo el Principio de Vibración, aplicado a los fenómenos
mentales, uno puede polarizar su mente en el grado que quiera, obteniendo así
un perfecto dominio y contralor sobre sus estados mentales. De la misma manera,
podrá afectar las mentes de los demás, produciendo en ellos los requeridos
estados mentales. En una palabra, podrá producir en el Plano Mental lo que la
ciencia produce en el físico, o sea las vibraciones a voluntad. Este poder, por
supuesto, puede adquirirse únicamente mediante las instrucciones, ejercicios y
prácticas apropiadas, siendo la ciencia que las enseña, la de la
"transmutación mental", una de la rama de la Filosofía Hermética.
Un poco de
reflexión sobre lo que hemos dicho mostrará que el Principio de Vibración está
oculto tras todos los maravillosos fenómenos de los poderes manifestados por
los Maestros y Adeptos, quienes pueden aparentemente eludir las leyes de la
Naturaleza, pero que, realmente, no hacen más que emplear una ley contra otra,
un principio contra otros, y que llevan a cabo sus resultados modificando las
vibraciones de las cosas materiales o de las energías, realizando así lo que
comúnmente llamamos milagros.
Como dijo
una de las más antiguas autoridades herméticas: "Aquel que ha comprendido
el Principio de Vibración, ha alcanzado el cetro del Poder".
Capitulo X -
Polaridad
"Todo
es dual, todo tiene polos; todo su par de opuestos; los semejantes y
desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza,
difiriendo solo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades, son
semi-verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse''.
EL Kybalión.
El Cuarto
Gran Principio Hermético - el Principio de polaridad - encierra la verdad de
que todas las cosas manifestadas tienen dos lados, dos aspectos, dos polos; un
par de opuestos con innumerables grados entre ambos extremos. Las antiguas
paradojas, que siempre han confundido la mente de los hombres, quedan
explicadas si se comprende este principio. El hombre siempre ha reconocido algo
semejante a este principio y ha tratado de expresarlas con dichos, máximas o
aforismos como los siguientes: "Todo es y no es al mismo tiempo";
"todas las verdades no son más que semi-verdades"; "toda verdad
es medio falsa"; "Todas las cosas tienen dos lados";
"siempre hay un reverso para cada anverso", etc.
Las
enseñanzas herméticas opinan sobre la diferencia que existe entre cosas
aparentemente opuestas diametralmente, que es solo cuestión de grado. Y afirma
que todo par de opuestos puede conciliarse y que la tesis y la antítesis son
idénticas en naturaleza, difiriendo solo en grado. La conciliación universal de
los opuestos se efectúa reconociendo este Principio de Polaridad. Ejemplo de
este principio pueden encontrarse en todas partes, después de un examen de la
naturaleza real de las cosas.
El espíritu
y la materia no son más que polos de las mismas cosas, siendo los planos
intermediarios cuestión de grados vibratorios meramente. El TODO y los muchos
son los mismos, residiendo la diferencia solamente en el grado de manifestación
mental. De manera, pues, que la LEY y las leyes son los dos polos de una sola y
misma cosa. E igual sucede con el PRINCIPIO y los principios, con la MENTE
infinita y la mente finita.
Si pasamos
al plano físico encontramos que el Calor y el Frío son de naturaleza idéntica,
siendo la diferencia simple cuestión de grados. El termómetro indica los grados
de temperatura, siendo el polo inferior el llamado "frío" y el
superior "calor". Entre ambos hay muchos grados de calor y frío, pues
cualquier nombre que se les dé es correcto. De dos grados, el superior es
siempre más caliente en comparación con el inferior, que es más frío. No hay
absolutamente un tipo fijo: todo es cuestión de grado. No hay ningún sitio en
el termómetro en el que cese el calor y comience el frío absolutamente. Todo se
reduce a vibraciones más o menos elevadas o bajas. Las mismas palabras
"elevado" y "bajo" que nos vemos obligados a usar, no son
más que polos de la misma cosa: los términos son relativos. Así sucede
igualmente con el "Este" y el "Oeste". Si viajamos
alrededor del mundo en dirección al oriente, llegaremos a un punto que se llama
occidente, considerándolo desde el punto de partida. Marchemos suficientemente
lejos hacia el Norte y pronto nos encontraremos viajando hacia el sur y
viceversa.
La Luz y la
oscuridad son polos de la misma cosa, con muchos grados entre ambos. La escala
musical es la misma. Partiendo del sí en adelante llegaremos a encontrar otro
sí y así sucesivamente, siendo las diferencias entre los extremos también
cuestión de grados. En la escala del color sucede otro tanto, siendo la
intensidad vibratoria la única diferencia que existe entre el rojo y el
violeta. Lo grande y lo pequeño son cosas relativas. Igualmente lo es el ruido
y la quietud, lo duro y lo blando, lo afilado y lo romo. Positivo y negativo
son los dos polos de una misma cosa, con innumerables gradaciones entre ambos.
Bueno y malo
no son cosas absolutas; A un extremo lo llamamos bueno y al otro malo, o Bien
al uno y Mal al otro, de acuerdo con el sentido que queramos darle. Una cosa es
menos buena que la que le es superior en la escala, pero esa cosa menos buena,
a su vez, es mejor comparada con la que tenga el más o el menos regido por la
posición que tenga en la escala.
Igual cosa
sucede en el plano mental. El amor y el odio son considerados como
diametralmente opuestos, completamente diferentes e irreconciliables. Pero si
aplicamos el Principio de Polaridad, encontraremos que no existe un amor
absoluto o un odio absoluto, diferentes uno de otro. Los dos no son más que
términos aplicados a los dos polos de la misma cosa. Empezando en cualquier
punto de la escala, encontramos "más amor" o "menos odio",
si ascendemos por ella, o "menos amor" si por ella descendemos, y
esto es cierto, sin importar nada el punto, alto y bajo, que tomemos como
partida.
Hay muchos
grados de amor y de odio, y existe también un punto medio donde el agrado y el
desagrado se mezclan en tal forma que es imposible distinguirlos. El valor y el
miedo quedan también bajo la misma regla. Los pares de opuestos existen por
doquier. Donde encontremos una cosa, encontraremos también su opuesta: los dos
polos.
Este hecho
es el que permite al hermético transmutar un estado mental en otro, siguiendo
las líneas de polarización. Las cosas de diferente clase no pueden transmutarse
unas en otras, pero sí las de igual clase. Así, pues, el Amor no podrá
convertirse en Este u Oeste, o Rojo o Violeta, pero puede tornarse en Odio, e
igualmente el Odio puede tornarse en Amor cambiando su polaridad. El valor puede
transmutarse en miedo y viceversa. Las cosas duras pueden tornarse blandas, las
calientes, frías, y así sucesivamente, efectuándose siempre la transmutación
entre cosas de la misma clase, pero de grado diferente. Tratándose de un hombre
cobarde, si se elevan sus vibraciones mentales a lo largo de la línea
Miedo-valor, se llenará de valentía y desprecio por el peligro. E igualmente el
perezoso puede hacerse activo y enérgico, polarizándose simplemente a lo largo
de las líneas de la deseada cualidad.
Los
discípulos familiarizados con los procedimientos mediante los cuales producen
las diversas escuelas de ciencia mental cambios en los estados mentales de sus
seguidores, quizás, no comprendan fácilmente cuál es el principio que se oculta
tras esos cambios. Pero, no obstante, una vez que se ha entendido el Principio
de Polaridad, se ve inmediatamente que esos cambios mentales son ocasionados
por un cambio de polaridad, por un deslizamiento a lo largo de la misma escala.
Este cambio no es de la naturaleza de transmutar una cosa en otra completamente
diferente, sino que se reduce a un simple cambio de grado de la misma cosa, lo
que es una diferencia importantísima. Por ejemplo, y sacando un ejemplo del
Mundo Físico, es imposible cambiar el calor en agudeza o filosidad, pesadez,
elevación, etc., pero puede ser fácilmente transmutado en frío, con solo
amortiguar la vibración. De la misma manera el odio y el amor son
recíprocamente transmutables, así como el miedo y el valor. Pero el Miedo no
puede transformarse en Amor, ni el Valor en Odio. Los estados mentales
pertenecen a innumerables clases, cada una de las cuales tienen sus polos
opuestos, a lo largo de los cuales es posible la transmutación.
Se
comprenderá fácilmente que, tanto en los estados mentales como en los fenómenos
del plano físico, los dos polos pueden ser clasificados como positivo y
negativo, respectivamente. Así, pues, el amor es positivo respecto al odio; el
valor respecto al miedo; la actividad respecto de la inercia, etc. Y también se
notará, aun desconociendo el principio de vibración, que el polo positivo
parece ser de grado superior que el negativo, pudiendo aquel dominar fácilmente
a este. La tendencia de la Naturaleza es en dirección a la actividad dominante
del polo positivo.
Además del
cambio de los polos de los propios estados mentales mediante la aplicación del
arte de la polarización, el fenómeno de la influencia mental, en sus múltiples
fases, demuestra que el principio puede extenderse hasta abarcar los fenómenos
de la influencia de una mente sobre otra, de lo que tanto ha sido escrito en
los últimos años. Cuando se comprende que la inducción mental es posible, esto
es, que los estados mentales pueden producirse por inducción de los demás,
entonces se verá como puede comunicarse a otra cierta clase de vibración o
polaridad, cambiándose así la polarización de la mente entera. La mayoría de
los resultados obtenidos mediante los "tratamientos mentales" se
obtienen según ese principio. Por ejemplo, una persona está triste, melancólica
y temerosa. Un científico de la mente eleva su propia mentalidad al deseado
grado de vibración, mediante su voluntad previamente ejercitada, y de esta
manera obtiene la polarización requerida en su propia mentalidad. Entonces por
inducción, produce un estado mental análogo en el otro, siendo el resultado que
las vibraciones de éste se intensifican y el paciente se polariza hacia el polo
positivo de la escala, en vez de polarizarse hacia el negativo, y sus temores,
melancolía, etc., se transforman en valor, contento y parecidos estados
internos. Un poco de meditación sobre el asunto demostrará que esos cambios
mentales se efectúan casi todos a lo largo de las líneas de polarización,
siendo el cambio más bien cuestión que de clase.
El
conocimiento de este gran principio hermético permitirá comprender mejor los
propios estados mentales, así como los de los demás. Y se verá que esos estados
son puramente cuestión de grados, y al comprobar el hecho podrá elevar las
vibraciones interiores a voluntad, cambiando su polaridad, haciéndose dueño de
sus pensamientos, en vez de ser su esclavo y servidor. Este conocimiento le
permitirá además ayudar a otros inteligentemente, cambiando, mediante los
métodos apropiados, su polaridad. Es muy conveniente familiarizarse con este
principio, porque su comprensión correcta arrojará muchísima luz sobre
problemas difíciles y oscuros.
Capitulo XI
- Ritmo
"Todo
fluye y refluye, todo asciende y desciende; la oscilación pendular se
manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la
misma que el de la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la
compensación."
EL Kybalión.
El Quinto
Gran Principio Hermético - El Principio del Ritmo - encierra la verdad de que
en todos se manifiesta una oscilación medida, movimiento de ida y vuelta, un
flujo y reflujo, un movimiento semejante al del péndulo, una marea con suba y
baja, manifestándose siempre entre los dos polos los planos físico, mental y
espiritual. El principio del Ritmo está estrechamente relacionado con el
principio de polaridad, descrito en el capítulo anterior. El ritmo se
manifiesta entre los dos polos establecidos por el principio de polaridad. Esto
no significa, sin embargo, que la oscilación rítmica vaya hasta los extremos de
cada polo, pues esto sucede rarísimas veces. En realidad, es muy difícil
establecer los opuestos polares extremos en la mayoría de los casos.
Pero la
oscilación es siempre "hacia" un polo primero, y después
"hacia" el otro. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y
un retroceso, una elevación y una caída, manifestándose en todas las cosas y
fenómenos del universo. Moles, mundos, hombres, animales, vegetales, minerales,
energías, fuerzas, mente, y materia, y hasta el mismo espíritu manifiestan este
principio. El principio se manifiesta en la creación y destrucción de los
mundos, en la elevación y caída de las naciones, en la historia de la vida de
todas las cosas y, finalmente, en los estados mentales del hombre.
Empezando
por las manifestaciones del Espíritu - el TODO -se verá que siempre hay una
Emanación, seguida de Absorción, "la respiración y la aspiración de
Brahm", según dicen los brahmines. Los universos se crean, alcanzan el
punto más bajo de maternidad y entonces comienzan la oscilación de vuelta. Los
soles nacen, alcanzan la cumbre de su poder, empieza el progreso de su
retrogresión y después de eones sin cuento se convierten en muertas masas de
materia, esperando otro impulso que imparta en ellos nuevas energías internas y
que los lleve a un nuevo ciclo de vida solar. Y así sucede con todos los
mundos: nacen, crecen y mueren, sólo para renacer de nuevo. E igualmente sucede
con todas las cosas de cuerpo o forma: oscilan de la acción a la reacción, del
nacimiento a la muerte, de la actividad a la inactividad, y de nuevo comienza
el ciclo. Lo mismo pasa con todos los grandes movimientos filosóficos, credos
de cualquier clase, gobiernos, naciones, etc.: nacen, crecen, llegan a su
madurez, decaen, mueren, sólo para renacer de nuevo.
La
oscilación pendular es evidente por doquiera. La noche sigue al día y el día a
la noche. El péndulo oscila del verano al invierno y de éste a aquél. Los
corpúsculos, átomos y moléculas y todas las masas de materia, oscilan en torno
del círculo que corresponde a su naturaleza. No hay tal reposo absoluto o
cesación de movimiento. Todo movimiento participa del Ritmo. Este principio es
de aplicación universal. Puede ser aplicado a cualquier cuestión o fenómeno de
las muchas fases de la vida. Puede aplicarse a todas las fases de la humana
actividad. Siempre existe la oscilación rítmica de un polo a otro. El Péndulo
Universal está siempre en movimiento. Las mareas de la vida fluyen y refluyen
de acuerdo con la Ley. La ciencia moderna reconoce el principio del Ritmo, y lo
considera de aplicación universal en cuanto se refiere a las cosas materiales.
Pero los herméticos llevan el principio mucho más allá y saben que sus
manifestaciones se extienden a las actividades mentales del hombre, y que él
solo explica la gran sucesión de sus modalidades, sentimientos y otros cambios
contundentes que notamos en nosotros mismos. Pero los herméticos, al estudiar
la operación de este principio, han descubierto el modo de substraerse a las
actividades mediante la Transmutación.
Los Maestros
Herméticos descubrieron que en tanto que el principio del Ritmo era invariable,
y evidente en todos los fenómenos mentales, había dos planos de manifestación
en lo que a los fenómenos mentales concernía. Descubrieron que había dos planos
generales de conciencia, el Inferior y el Superior, y este descubrimiento les
permitió elevarse al plano superior, escapando a la oscilación del péndulo rítmico,
que se manifestaba en el plano inferior. En otras palabras, la oscilación del
péndulo se produce en el plano inconsciente y la conciencia no queda, por
consiguiente, afectada. A esta ley la llamaron la Ley de la Neutralización. Su
operación consiste en elevar al Ego sobre las vibraciones del plano
inconsciente de la actividad mental, de manera que la oscilación negativa del
péndulo no se manifieste en la conciencia y no quede uno afectado por ella. Es
lo mismo que levantarse por encima de una cosa y dejar que pase esta por debajo
de uno. El instructor o discípulo hermético se polariza a sí mismo en el polo
requerido, y por un procedimiento semejante a "rehusar" el participar
en la oscilación retrógrada, o si se prefiere, "negando" su
influencia sobre él, se mantiene firmemente en su posición polarizada, y
permite al péndulo mental oscilar hacia atrás en el plano inconsciente. Todo
hombre, que en mayor o menor grado, ha adquirido cierto dominio de sí mismo,
realiza esto más o menos conscientemente, impidiendo que sus modalidades o
estados mentales negativos lo afecten, mediante la aplicación de la ley de la
neutralización. El maestro, sin embargo, lleva esto hasta un grado muchísimo
mayor de eficacia y proficiencia, y, mediante su voluntad, llega a un grado de
equilibrio e inflexibilidad mental casi imposible de concebir por aquellos que
se dejan llevar y traer por el péndulo mental de sus sentimientos y
modalidades.
Todo
pensador apreciará debidamente la gran importancia del asunto con solo
considerar lo esclavo que, en su mayoría, la gente es de su propio estado de
ánimo, sentimientos y emociones y el poco dominio de sí mismo que tienen. A
poco que se medite el asunto se comprenderá cuanto nos han afectado en nuestra
vida esas oscilaciones del ritmo; como a un período de entusiasmo ha seguido un
correspondiente período de depresión.
Igualmente,
tenemos períodos de valor, que son seguidos de períodos de desaliento y miedo.
Y así sucede con todos o la mayoría por lo menos: marea de sentimientos y
emociones se elevan y caen, pero nunca sospechan la causa de ese fenómeno. Si
se comprende la operación de este principio, se obtendrá la clave para dominar
esas oscilaciones y uno podrá conocerse a sí mismo mucho mejor, evitando además
el dejarse llevar por esos flujos y reflujos. La voluntad es muy superior a la
manifestación consciente de este principio, por más que el principio mismo
nunca puede ser destruido. Podremos sustraernos a sus efectos, pero, no
obstante, el principio obrará. El péndulo siempre oscila, si bien podemos
evitar el ser arrastrados por su oscilación.
Existen,
además, otras particularidades en la operación de este Principio del Ritmo, de
las que vamos a hablar ahora. Dentro de su operación entra lo que se conoce
como ley de compensación. Una de las definiciones o significados de la palabra
compensación es "contrabalancear", "equilibrar", y en este
sentido se emplea dicho término en la Filosofía Hermética. A esta ley de
compensación se refiere "El Kybalión" cuando dice: "La medida de
la oscilación hacia la derecha es la misma que la de la oscilación a la
izquierda; el ritmo es la compensación".
La ley de
compensación es la que hace que la oscilación en una dirección determine otra
oscilación en sentido contrario, y así se equilibran mutuamente. En el Plano
Físico vemos muchos ejemplos de esta ley. El péndulo de un reloj oscila hasta
cierto punto hacia la derecha y de allí vuelve a oscilar hacia la izquierda
otro tanto. Las estaciones se equilibran unas a otras de la misma manera. Las
mareas obedecen a la misma ley. Y la misma ley se manifiesta en todos los
fenómenos del Ritmo. El péndulo que solo hace una oscilación corta hacia la
derecha, hace otra oscilación corta hacia la izquierda. Si la oscilación hacia
la derecha es grande, la oscilación hacia la izquierda lo es igualmente, un
objeto cualquiera arrojado hacia arriba, tiene que recorrer exactamente el
mismo camino de vuelta. La fuerza con que se lanza un proyectil hacia arriba se
reproduce cuando el proyectil vuelve a la tierra. Esta ley es constante en el
Plano Físico, como cualquier referencia a la mayor autoridad científica lo
corroborará.
Pero el
hermético lo lleva aun más allá. Y afirma que los estados mentales están
sujetos a la misma ley. El hombre capaz de gozar agudamente, es también capaz
de sufrir en igual grado. El que solo es capaz de escaso dolor, tampoco puede
gozar más que escaso placer. El cerdo sufre mentalmente muy poco; pero, en
cambio, tampoco puede gozar gran cosa: está compensado. Por otra parte, hay
animales que gozan extraordinariamente, pero también su sistema nervioso y
temperamento los hacen sufrir extremos grados de dolor. Igualmente sucede con
el hombre. Hay temperamentos que solo son capaces de muy poco goce, pero
entonces solo existe, como compensación, una capacidad para soportar muy poco
dolor, en tanto que otros hombres pueden gozar intensamente sufren en igual
grado. La regla es que la capacidad para el placer y el dolor en cada individuo
está equilibrada. La ley de compensación opera ampliamente aquí también. Pero
el hermético va más allá aun en esta materia, y afirma que antes de que uno
pueda gozar de cierto grado de placer es necesario que haya oscilado
proporcionalmente otro tanto hacia el otro polo del sentimiento o sensación. El
negativo en esta materia precede al positivo; es decir, que al experimentar
cierto grado de placer no se seguirá que "haya que pagarlo" con un
correspondiente grado de dolor; por el contrario, el placer es la oscilación
rítmica, de acuerdo con la ley de compensación, originada por un grado de dolor
experimentado previamente, bien en la vida actual o en encarnaciones
anteriores.
Y esto
arroja una nueva luz sobre el problema del dolor. Los herméticos consideran la
cadena de vidas como continua, como simples puertas de una sola vida del
individuo, de suerte que la oscilación rítmica es considerada en esta forma,
mientras que no tendría significado alguno si no se admitiera la doctrina de la
reencarnación. Pero, además, el hermético sostiene que el maestro o el
discípulo avanzado es capaz, en grado superlativo, de rehuir la oscilación
hacia el dolor, realizando el proceso de neutralización a que aludiéramos
anteriormente. Ascendiendo al plano superior del Ego, se evitan muchas de las
experiencias que llegan a los que habitan en planos inferiores.
La ley de
compensación desempeña una parte importante en la vida de los hombres, pues se
verá que uno generalmente paga el precio de lo que tiene o le falta. Si se
posee una cosa, falta otra, y así se equilibra la balanza. Nadie puede guardarse
su centavo y tener al mismo tiempo la torta, todo tiene su lado agradable y
desagradable. Las cosas que uno obtiene siempre las paga con las que pierde. El
rico posee mucho de lo que al pobre le falta, mientras que el pobre posee cosas
que frecuentemente están fuera del alcance del rico. El millonario que gusta de
los festines, y que tiene la fortuna necesaria para satisfacer sus deseos y
asegurarse la satisfacción de su gula, carece del apetito necesario para
gustarlos, y envidia el apetito y la digestión del obrero a quien le falta la
fortuna y la inclinación del millonario, gozando más de su sencillo alimento
que el millonario sin apetito y con el estómago arruinado. Y así sucede con
todo en la vida. La ley de compensación está siempre obrando, equilibrando y
contrabalanceando las cosas continuamente, en la sucesión del tiempo, aunque la
oscilación del ritmo tarde vidas enteras.
Capitulo XII
- Causación
«Toda causa
tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley;
la casualidad no es sino un nombre para la ley no reconocida; hay muchos planos
de causación, pero nada se escapa a la ley.»
EL Kybalión.
EL gran
sexto principio hermético - el principio de Causa y Efecto - encierra la verdad
de que nada sucede casualmente; que la casualidad es solo un término que indica
la existencia de una causa no reconocida o percibida; que el fenómeno es
continuo, sin soluciones de continuidad.
El Principio
de Causa y Efecto está tras todo pensamiento científico, antiguo o moderno, y
fue enunciado por los Instructores Herméticos de los tiempos primitivos.
Y si bien
han surgido muchas discusiones y disputas entre las varias escuelas de
pensamiento, esas disputas han versado especialmente sobre los detalles de la
operación del citado principio, y también sobre el significado de determinadas
palabras. El inmanente principio de Causa y Efecto ha sido aceptado como correcto
por todos los pensadores del mundo que merecen realmente tal calificativo.
Pensar de otra manera sería sacar el fenómeno del universo del dominio de la
ley y del orden, relegándolo a ese algo imaginario al que el hombre ha dado el
nombre de casualidad.
Un poco de
meditación evidenciaría que no existe absolutamente tal casualidad. Webster
define la palabra casualidad diciendo que: " es un supuesto agente o modo
de actividad diferente de una fuerza ley o propósito; la operación o actividad
de dicho agente; el efecto supuesto de tal agente; un suceso, una cosa
fortuita, una casualidad, etc." Pero un poco de meditación demostrará que
no puede existir dicho agente casual, en el sentido de algo externo y fuera de
la ley, algo aparte de la causa y del efecto.
¿Cómo podría
existir algo actuando en el universo fenomenal, independiente de las leyes, del
orden y de la continuidad del último? Tal agente sería algo completamente
independiente del tren coordinado del universo, y, por consiguiente, sería
superior a él. No podemos imaginar nada fuera del TODO, más allá de la ley, y
esto porque el TODO es precisamente la ley en sí mismo. No hay sitio en el
universo para nada externo o independiente de la ley. La existencia de algo
semejante convertiría a todas las leyes naturales en inefectivas, y sumergiría
al universo todo en el desorden más caótico.
Un examen
cuidadoso demostrará que lo que llamamos casualidad es meramente una expresión
concerniente a causas oscuras, causas que no podemos percibir, causas que no
podemos comprender. La palabra causa se deriva de una frase que significa
"echar los dados", siendo la idea encerrada que la caída es meramente
una ocurrencia, sin relación con causa alguna. Y en este sentido suele
emplearse la palabra en cuestión. Pero cuando se examina el asunto
detalladamente se verá que no hay tal casualidad absolutamente en la caída de
un dado. Cada vez que cae el dado mostrando cierto número, obedece a una ley
tan infalible como la que gobierna la revolución de los planetas en torno del Sol.
Tras la caída del dado existen causas, o cadenas de causas, eslabones en
ininterrumpida sucesión, hasta donde la mente no puede alcanzar. La posición
del dado en la capa, la suma de energía muscular empleada al arrojarlo, el
estado de la mesa, etc., son otras tantas causas cuyo efecto puede verse. Pero,
tras éstas, hay encadenamiento de causas invisibles precedentes, todas las
cuales obran sobre el número que el dado debe mostrar en su cara superior.
Si se
arrojan los dados un gran número de veces, se verá que los puntos marcados son
casi iguales, esto es, que habrá igual número de unos, de dos, etc. Arrójese
una moneda al aire, y al caer dará cara o cruz. Pero si se arroja un número de
veces suficiente, las caras y las cruces se igualarán. Pero todo cae bajo la
operación de la Ley de Causa y Efecto, y si pudiéramos examinar todo el
eslabonamiento de causas veríamos claramente que era sencillamente imposible
que el dado cayera en otra forma que en la que cayó, bajo las mismas
circunstancias y al mismo tiempo. Siendo las mismas causas, se produce siempre
el mismo resultado. Toda ocurrencia tiene su causa y su porqué. Nada ocurre sin
causa, o, mejor dicho, sin una cadena de causas.
Al
considerar este principio muchos se quedan confusos, porque no pueden explicar
como una cosa puede ser causa de otra, esto es, ser la primera creadora de la
segunda. En realidad, ninguna cosa puede producir o crear otra. La causa y el
efecto residen meramente en los sucesos. Un suceso o acontecimiento es lo que
viene, llega u ocurre como consecuencia o resultado de un acontecimiento o
evento anterior. Ningún acontecimiento crea otro, sino que no es nada más que
el eslabón precedente en la gran cadena coordenada de sucesos que fluyen de la
energía creadora del TODO. Hay una continuidad de solución entre todos los
acontecimientos precedentes, consecuentes y subsecuentes. Existe siempre una
relación entre todo lo que ha pasado y todo lo que sigue. Una piedra se
desprende de la montaña y se aplasta contra el tejado de una granja situada en
el valle vecino. A primera vista parece obra de la casualidad; pero si se
examina la materia se encontrará una gran cadena de causas tras ese
acontecimiento. En primer lugar estaba la lluvia que ablandó la tierra que
sostenía a la piedra, permitiéndole así caer; antes de esa causa estaba la
influencia precedente del Sol y de otras lluvias, las que gradualmente fueron
desintegrando la piedra de la roca; antes aun, estaban las causas que
contribuyeron o produjeron la formación de la montaña y su elevación sucesiva
por medio de las convulsiones de la Naturaleza, y así ad infinitum.
Además
podemos revisar las causas de la lluvia, podemos considerar la existencia del
tejado. En una palabra, pronto nos encontraríamos envueltos en un laberinto de
causas y efectos del que pronto tendríamos que luchar para escaparnos.
Así como un
hombre tiene dos padres y cuatro abuelos y ocho bisabuelos, y dieciséis
tatarabuelos y así sucesivamente, de manera que al cabo de cuarenta
generaciones se calcula el número de antecesores en muchos millones, así
también suceden con el número de causas que subyacen tras el suceso o fenómeno
más nimio, tal como el paso de un liviano trocito de carbón llevado por el
viento. No es nada fácil seguir la pista de esa partícula de hollín hasta los
primitivos períodos de la historia del mundo, cuando formaba parte de un macizo
tronco, que más tarde se convirtió en carbón, y así sucesivamente, hasta el
momento en que pasaba volando ante nosotros en busca de otras muchas aventuras.
Y una poderosísima cadena de acontecimientos, de causas y efectos, la llevó
hasta su actual condición, y ésta no es más que uno de los tantos sucesos de la
cadena, y que seguirán produciendo más y más eventos durante centenares y
centenares de años a contar desde ahora. Una de las series de acontecimientos
originados por esa partícula de hollín flotante ha sido el escribir estas
líneas, lo que ha obligado a un tipógrafo a realizar cierto trabajo; esto
despertará en vuestras mentes ciertos pensamientos, así como en las de los
demás, los que a su vez afectarán a otros, y así sucesivamente, hasta donde la
mente no puede alcanzar, y todo por el simplismo vuelito de una partícula de
hollín, todo lo cual muestra la relatividad y asociación de las cosas y la
deducción consiguiente de que nada hay grande ni pequeño en la mente que todo
lo creó.
Meditemos un
momento. Si cierto hombre no hubiera encontrado a cierta mujer en la obscura
Edad de Piedra, vos, que estáis ahora leyendo estas líneas, no estaríais ahora
aquí. Y si, quizá, la misma pareja no se hubiera encontrado, los que escribimos
estas líneas tampoco estaríamos aquí. Y el mismo hecho de que nosotros, por
nuestra parte, escribamos, y de que vos leáis por la vuestra, afectará no
solamente nuestras propias vidas, sino que también tendrá un efecto directo o
indirecto sobre muchas otras personas que viven actualmente o que vivirán en
las edades por venir. Todo pensamiento generado en nuestra mente, todo acto
realizado, tiene sus resultados directos e indirectos, que se eslabonan
coordinadamente en la gran cadena de Causas y Efectos.
No deseamos
entrar a discutir sobre el libre albedrío y el determinismo, en esta obra, por
múltiples razones. entre otras muchas, la principal es que ningún lado del
asunto es completamente exacto, siendo en realidad ambos parcialmente verdad,
de acuerdo con las enseñanzas herméticas. El Principio de Polaridad demuestra
que ambos aspectos son semi-verdades: los opuestos polos de la verdad. La
verdad es que el hombre puede ser a la vez libre y limitado por la necesidad,
dependiendo todo del significado de los términos y de la altura de la verdad
desde la cual se examine el asunto. Los antiguos escritores expresaban el punto
diciendo que: "Cuanto más lejana está la creación del Centro, tanto más limitada
está. Cuanto más próxima está del Centro, tanto más libre está".
Los hombres
en su mayoría, son más o menos esclavos de la herencia, del medio ambiente,
etc., y manifiestan muy poco libre albedrío. Se ven arrastrados por las
opiniones, costumbres y pensamientos del mundo externo, así como también por
sus emociones, sentimientos y modalidades. No manifiestan el menor dominio de
sí mismo que merezca ese nombre. Y con indignación rechazan esa afirmación
diciendo: "Yo puedo obrar ciertamente con plena libertad y hacer lo que se
me dé la gana; hago precisamente lo que quiero hacer". Pero no pueden
explicar por qué o de donde viene el "necesito" y me
"gusta". ¿Qué es lo que les hace querer una cosa con preferencia a
otra? ¿Qué es lo que les hace "gustar" una cosa y no otra? ¿No hay
ninguna "razón" para sus "gustos" y
"necesidades"? el maestro puede transformar los "agrados y
"necesidades" en otros en el extremo opuesto de su polo mental. Puede
y tiene la capacidad de "querer, querer" en vez de querer porque
algún sentimiento, modalidad, emoción o sugestión del medio ambiente despierte
en él una tendencia o deseo de hacer tal o cual cosa.
La mayoría
de los hombres es arrastrada como si fuera una piedra, obedeciendo al medio
ambiente, a las influencias externas y a las modalidades, deseos y emociones
internas, etc., por no hablar de los deseos y voluntades de los demás que son
más fuertes. La herencia, el medio ambiente y las sugestiones los arrastran sin
la menor resistencia por su parte, sin que ejerciten en modo alguno su
voluntad. Movidos como las fichas en el tablero de ajedrez de la vida,
desempeñan su parte y se quedan a un lado después del juego. Pero los Maestros,
que conocen las reglas del juego, se elevan por encima del plano de la vida
material, y colocándose en contacto con los poderes superiores de sus
naturalezas dominan sus propias modalidades, caracteres, cualidades y
polaridades, así como el medio ambiente que los rodee, haciéndose en esta forma
directores del juego en vez de meras fichas: Causas en vez de Efectos. Los
Maestros no se libran de la causación en los planos superiores, sino que están
bajo el contralor de esas más elevadas leyes, y haciendo uso de estas se hacen
dueños de las circunstancias en los planos inferiores. De esta manera forman
una parte consciente de la Ley, en vez de ser sus ciegos instrumentos. Mientras
obedecen y sirven en los Planos Superiores, dominan y son dueños del plano
material.
Pero, tanto
arriba como abajo, la Ley está siempre en operación. No existe tal casualidad o
azar. La ciega diosa ha sido abolida por la razón. Ahora podemos ver, con ojos
iluminados por el conocimiento, que todo está gobernado por la ley universal y
que el infinito número de leyes no es más que manifestaciones de la Única Gran
Ley: la Ley que es el TODO. Es, pues, muy cierto que ni siquiera un gorrión
deja de estar presente en la Mente del TODO, que hasta los cabellos de nuestra
cabeza están contados, según dicen las escrituras. Nada hay fuera de la ley;
nada ocurre en contra de ella. Pero, a pesar de ello, no se vaya a caer en el
error de que el hombre es un autómata ciego, al contrario. La doctrina
hermética dice que el hombre puede emplear la Ley contra las leyes, que lo
superior siempre prevalecerá contra lo inferior, hasta que el hombre haya
alcanzado aquel estado en el que buscará refugio en la LEY misma y podrá
evadirse de todas las leyes fenomenales. ¿Se puede comprender el significado
íntimo, interno, de esto?.
Capitulo
XIII - Genero
"El
género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se
manifiesta en todos los planos".
EL Kybalión.
EL Séptimo
Gran Principio Hermético - el Principio de Género - encierra la verdad de que
el género se manifiesta en todas las cosas, de que los principios masculinos y
femeninos están siempre presentes en plena actividad en todos los fenómenos y
en cada uno de los planos de la vida. En este punto es bueno llamar la atención
sobre el hecho de que el Género, en su sentido hermético, y el sexo, en la
acepción ordinariamente aceptada del término, no son lo mismos. La palabra
"género" deriva de la raíz latina que significa "concebir,
procrear, generar, crear, producir". Un momento de consideración sobre el
asunto demostrará que esa palabra tiene un significado mucho más amplio y
general que el término "sexo", pues este se refiere a las
distinciones físicas entre los seres machos y hembras. El sexo no es más que
una mera manifestación del Género en cierto plano del Gran Plano Físico: el de
la vida orgánica. Es necesario que esta distinción se imprima en la mente,
porque ciertos escritores que han adquirido algunas nociones de filosofía
hermética han tratado de identificar este séptimo principio con estúpidas y a
veces reprensibles teorías y enseñanzas concernientes al sexo.
El oficio
del género es solamente el de crear, producir, generar, etc., y sus
manifestaciones son visibles en todos los planos fenomenales. Es un tanto
difícil aportar pruebas de esto siguiendo las líneas científicas, porque la
ciencia no ha reconocido todavía a este principio como de aplicación universal.
Pero, así y todo, van produciéndose algunas pruebas provenientes de fuentes
científicas. En primer lugar, encontramos una manifestación distinta del
Principio del Género entre los corpúsculos, iones o electrones, que constituyen
las bases de la materia como la ciencia lo reconoce actualmente, y que, al
constituir determinadas combinaciones, forman el átomo, que anteriormente se
consideraba como el punto final e indivisible. La última palabra de la ciencia es
que el átomo está compuesto por una multitud de corpúsculos, electrones o iones
(diversos nombres de la misma cosa), que giran unos en torno de otros y vibran
con un elevado grado de intensidad. Pero se postula además que la formación del
átomo se debe realmente a que los corpúsculos negativos se pongan a girar en
torno de uno positivo. Los corpúsculos positivos parecen ejercer cierta
influencia sobre los negativos, impulsando a estos a constituir ciertas
combinaciones que dan como resultado la "creación" o
"generación" de un átomo. Y esto está perfectamente de acuerdo con
las más
antiguas enseñanzas herméticas, que han identificado siempre al principio
masculino del género con lo "positivo" y al femenino con lo
"negativo", como en la electricidad, por ejemplo. Puédase agregar
ahora que la mente pública se ha formulado una impresión completamente errónea
sobre las cualidades del llamado "polo negativo" de la materia
electrizada o magnetizada. Los términos positivos y negativos han sido pésimamente
aplicados a este fenómeno. La palabra "positivo" significa algo real
y fuerte en comparación con la irrealidad o debilidad del negativo. Pero nada
está más lejos de los hechos reales de los fenómenos eléctricos. El polo
negativo de la batería es realmente el polo en y por el cual se manifiesta la
generación o producción de formas y energías nuevas. Nada hay de
"negativo" en él. Los hombres de ciencia de mayor autoridad están
actualmente empleando la palabra "cátodo" en vez de "negativo",
derivando cátodo de una raíz griega que significa "desciende, el recorrido
o camino de la generación", etc. Del cátodo emerge el torbellino de
electrones o corpúsculos; del mismo polo surgen esos maravillosos
"rayos" que han revolucionado las concepciones científicas durante la
pasada década. El polo catódico es la madre de todos los extraños fenómenos que
han convertido en inútiles a los antiguos libros de texto y que han hecho que
teorías mucho tiempo aceptadas hayan sido relegadas al montón de los desechos
de las especulaciones científicas. El cátodo, o polo negativo, es el principio
madre de los Fenómenos Eléctricos y de las más sutiles formas de materia que la
ciencia conoce actualmente. De manera, pues, que existen poderosas razones que
impulsan a rechazar el término "negativo", insistiendo en sustituirlo
por la palabra "femenino" en vez del término antiguo. Los hechos nos
conducen a esto, sin tener en cuenta para nada la doctrina hermética, y, por
consiguiente, emplearemos la palabra "femenino" en vez de "negativo"
al hablar de dicho polo de actividad.
Las últimas
enseñanzas científicas dicen que los corpúsculos o electrones creadores son
femeninos. (La ciencia dice que "están compuestos por electricidad
negativa" y nosotros que están compuestos por energía femenina). Un corpúsculo
femenino se destaca, o mejor dicho, deja a un corpúsculo masculino y comienza
una nueva carrera. Activamente busca una unión con un corpúsculo masculino,
animado por el impulso natural a crear nuevas formas de materia o energía.
Cierto autor va aun más lejos y dice que "enseguida busca, por su propia
voluntad, una unión"... este desprendimiento y unificamiento forman la
base de la mayor parte de las actividades en el mundo químico. Cuando un
corpúsculo femenino se une a otro masculino, empieza determinado proceso. Las
partículas femeninas vibran más intensamente bajo la influencia de la energía
masculina y giran rápidamente en torno de esta última. El resultado es el
nacimiento de un nuevo átomo. Este nuevo átomo está compuesto realmente por una
unión de electrones masculinos y femeninos, pero cuando la unión se efectúa el
átomo es una cosa separada, que posee ciertas propiedades, pero que ya no
manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad. El proceso del
desprendimiento o separación de los electrones femeninos se llama
"ionización.
Estos
electrones o corpúsculos son los obreros más activos en el campo de la
Naturaleza. De sus uniones o combinaciones surgen las diversas manifestaciones
de la luz, del calor, de la electricidad, del magnetismo, de la atracción, de
la repulsión, de las afinidades químicas y sus contrarios, así como otros
fenómenos de índole similar. Y todo surge de la operación del principio de
género en el plano de la energía.
El papel del
principio masculino parece ser el de dirigir a cierta energía inherente hacia
el principio femenino, poniendo así en actividad el proceso creador. Pero el
principio femenino es el único que ejecuta siempre el trabajo activo creador en
todos los planos absolutamente. Pero, sin embargo, cada principio es incapaz de
energía operadora sin la ayuda del otro. En algunas de las formas de la vida
los dos principios se combinan en un solo organismo. Por esta razón, todo en el
mundo orgánico manifiesta ambos géneros: siempre está el principio masculino presente
en la forma femenina. Las enseñanzas herméticas comprenden en gran parte la
operación de los dos principios del género en la producción y manifestación de
las diversas formas de energía, etc., pero no es necesario entrar en detalles
sobre el mismo en este asunto, pues no es posible endosarlas momentáneamente
con pruebas científicas que aun no existen, debido a que la ciencia no ha
progresado todavía suficientemente. Pero el ejemplo expuesto sobre los
fenómenos de los electrones o corpúsculos demuestra que la ciencia está en el
verdadero camino y también da una idea general sobre los principios
subyacentes.
Algunos
investigadores científicos han anunciado su creencia de que, en la formación de
los cristales, se encuentra algo que corresponde a una especie de actividad
sexual, lo que es una prueba más de la dirección de donde sopla el viento
actualmente sobre el campo de la ciencia.
Y cada año
que pasa aportará nuevos hechos que corroborarán la exactitud del Principio
Hermético de Género. Se encontrará que el género está en operación constante,
manifestándose en todo el campo de la materia inorgánica, así como en el campo
de la energía o fuerza. La electricidad se considera actualmente como
"algo" en lo que todas las demás formas de energía se mezclan o
disuelven. La Teoría Eléctrica del Universo es la última doctrina científica
emitida, y está adquiriendo rápidamente gran popularidad y aceptación. Y de
esto se deduce que, si hemos podido descubrir en el fenómeno de la
electricidad, en la misma raíz o fuente de sus manifestaciones, una evidencia
clara e inequívoca de la presencia del género y de sus actividades, se puede
afirmar sin miedo que la ciencia llegará, últimamente, a ofrecer pruebas de la
existencia, en todos los fenómenos del universo, de ese gran principio
hermético: el Principio de Género.
No es
necesario perder el tiempo hablando del conocido fenómeno de la "atracción
y de la repulsión" de los átomos, de la afinidad química, de los amores y
odios de las moléculas, de la atracción o cohesión entre las partículas de la
materia. Esos hechos son harto conocidos como para exigir mayores comentarios.
Pero, ¿ se ha pensado alguna vez en que todas esas cosas no son más que
manifestaciones del principio de Género? ¿No se ve claramente que el fenómeno
es general, trátese de corpúsculos, moléculas o electrones? Y todavía más: ¿no
es enteramente razonable y lógica la enseñanza hermética que afirma que la
misma ley de la gravitación - esa extraña atracción por la cual todas las
partículas y cuerpos en el universo tienden unos hacia otros - no es sino otra
manera de manifestarse del principio del género, que opera en la dirección de
atraer las energías masculinas hacia las femeninas y viceversa? No es posible
ofrecer pruebas científicas por el momento, pero si se examinan los fenómenos a
la luz de las doctrinas herméticas sobre el asunto se verá que no existe
hipótesis alguna mejor que la actual, que explique los problemas. Sométanse
todos los fenómenos físicos a la prueba, y se verá que el principio del género
se hace evidente. Pasemos ahora a considerar la operación de este principio en
el plano mental.
Muchos
hechos interesantes están esperando nuestro examen.
Capitulo XIV
- Genero Mental
Los
estudiantes de psicología que han seguido atentamente el tren del pensamiento
moderno en lo que respecta a los fenómenos mentales habrán quedado extrañados
de la rara insistencia de la idea o concepto de la dualidad mental que se ha
manifestado tan fuertemente durante los diez o quince años últimos, y que ha
dado origen a gran número de plausibles teorías concernientes a la naturaleza
y constitución de esa "doble mente". El difunto Thomson J. Hudson
alcanzó gran popularidad en 1983 al enunciar su conocida teoría sobre las
"mentes objetiva y subjetiva", que, según sostenía, existían en cada
individuo.
Otros
autores han llamado igualmente la atención con sus teorías referentes a las
mentes "consciente y subconsciente", mentes voluntaria e involuntaria,
mente activa y pasiva, etc. Esas teorías podrán diferir según cada autor, pero
siempre queda el principio básico que es el de la dualidad mental. El
estudiante de la filosofía hermética se siente tentado por la sonrisa cuando
lee y oye hablar de esas numerosas teorías nuevas, respecto a la dualidad de la
mente, adhiriéndose cada escuela tenazmente a su propia doctrina, proclamando
cada una con empeño que ha sido ella la que ha descubierto la verdad. El
estudiante que hojee el libro de la historia oculta encontrará en su mismo
principio referencias a las antiguas enseñanzas herméticas sobre el principio
del género. Y si prosigue su examen, encontrará que esa antigua filosofía
conoció el fenómeno de la dualidad mental y la explicó mediante la teoría del género
en la mente. Este concepto del género mental puede ser explicado en pocas
palabras a los estudiantes que ya se han familiarizado con las teorías
modernas que aluden al mismo. El principio masculino de la mente corresponde a
la llamada mente objetiva, mente consciente, mente voluntaria o activa, etc.,
en tanto que el principio femenino corresponde a la llamada mente subjetiva,
subconsciente, involuntaria, pasiva, etc.
Por
supuesto, la enseñanza hermética no concuerda con las muchas teorías modernas concernientes
a las dos fases de la mente, ni admite muchos de los hechos proclamados por
esas escuelas en apoyo de ese doble aspecto. Si indicamos la base de la
concordancia es para facilitar al estudiante la asimilación de los
conocimientos adquiridos con anterioridad sobre la filosofía hermética. Los
estudiantes de Hudson conocerán la proposición que se hace en el principio del
segundo capítulo de su obra "The Law of Psychic Phenomena" (la Ley de
los Fenómenos Psíquicos), que dice: "la jerigonza mística de los filósofos
herméticos expresa la misma idea general"... o sea la dualidad de la
mente. Si el doctor Hudson se hubiera tomado el trabajo de descifrar algo más
"la jerigonza mística de la Filosofía Hermética" hubiera recibido
mucha luz sobre el punto de la dualidad de la mente; pero entonces, quizás, su
obra más interesante no hubiera sido escrita. Consideremos ahora las enseñanzas
herméticas concernientes al género mental.
Los
instructores herméticos imparten enseñanzas concernientes a este punto, pidiendo
a sus discípulos que se atengan al proceso de su propia conciencia, a su propio
yo. El discípulo fija entonces su atención internamente sobre el ego que está
en cada uno de nosotros. Cada estudiante ve que su propia conciencia le da como
primer resultante de la existencia de su yo: "Yo Soy". Esto, al
principio, parece ser la palabra final de la conciencia, pero un examen
ulterior desprende el hecho de que esto "yo soy" puede separarse en
dos partes distintas o aspectos que, si bien trabajan al unísono y en
conjunción, sin embargo puede ser separadas en la conciencia.
Si bien al
principio parece que solo existe un único Yo, un examen más cuidadoso revela
que existe un "yo" y un "mí". Este par mental difiere en
características y naturaleza, y el examen de esta, así como de los fenómenos
que surgen de la misma, arrojan gran luz sobre muchos de los problemas de la
influencia mental.
Comencemos
considerando el "mí", que generalmente se confunde con el
"yo", si no se profundiza mucho en los recesos de la conciencia. El
hombre piensa de sí mismo (en su aspecto de "mí" o "me")
como si estuvieran compuesto por ciertos sentimientos, agrados, gustos, y
disgustos, hábitos, lazos especiales, características, etc., todo lo cual forma
su personalidad, o el ser que conoce él mismo y los demás. El hombre sabe que
estas emociones y sentimientos cambian, que nacen y mueren, que están sujetos
al principio del Ritmo y al de la Polaridad, cuyos principios lo llevan de un
extremo a otro. También piensa de sí mismo como cierta suma de conocimientos
agrupados en su mente, que forman así una parte de él.
Este es el
"mí" o "me" del hombre. Pero quizás hemos precedido
demasiado aprisa. El "mí" de muchos hombres está compuesto en gran
parte de la conciencia que tiene de su propio cuerpo y de sus apetitos físicos,
etc. Y, estando su conciencia limitadas en alto grado a su naturaleza corporal,
prácticamente "viven allí. Algunos hombres van tan allá en esto que
consideran su apariencia personal como parte de su "mí", y realmente
la consideran parte de sí mismo. Un escritor dijo con mucho humorismo en una
oportunidad que el hombre se compone de tres partes: "Alma, cuerpo y
vestidos". Y esto haría que muchos perdieran su personalidad si se les
despojara de sus vestidos. Pero, aun aquellos que no están tan estrechamente
esclavizados con la idea de su apariencia personal, lo están por la conciencia
de sus cuerpos. No pueden concebirse sin él. Su mente les parece que es algo
"que pertenece" a su cuerpo, lo que, en muchos casos, es realmente
cierto.
Pero
conforme el hombre adelanta en la escala de la conciencia, va adquiriendo el
poder de desprender a su "mí" de esa idea corporal, y puede pensar de
su cuerpo que es algo "que pertenece" a su propia parte mental. Pero
aun entonces es muy capaz de identificar el "mí" completamente con
sus estados mentales, sensaciones, etc., que siente existen dentro de él. E
identificará esos estados consigo mismo, en vez de estimarlos como simples
"cosas" producidas por su mentalidad, existentes en él, dentro de él
y proviniendo de él, pero que, sin embargo, no son él mismo. Puede comprobar
también que esos estados cambian mediante un esfuerzo volitivo, y que es capaz
de producir una sensación o estado de naturaleza completamente opuesta de la
misma manera, y, sin embargo, sigue existiendo siempre el mismo "mí".
Después de un tiempo, podrá así dejar a un lado esos diversos estados mentales,
emociones, sentimientos, hábitos, cualidades, características y otras
posesiones personales, considerándolas como una colección de cualidades,
curiosidades o valiosas posesiones del "no mí". Esto exige mucha
concentración mental y poder de análisis de parte del estudiante. Pero ese
trabajo es posible, y hasta los que no están muy adelantados pueden ver, en su
imaginación, como se realiza el proceso descrito.
Después de
realizado ese ejercicio el discípulo se encontrará en posesión consciente de un
"Ser" que puede ser considerado bajo su doble aspecto del
"yo" y de "mí". El "mí" se sentirá como algo
mental en lo que pueden producirse los pensamientos, ideas, emociones,
sentimientos y otros estados mentales. Puede ser considerado como si fuera la
"matriz mental", según decían los antiguos, capaz de generar
mentalmente. Este "mí" se denuncia a la conciencia poseyendo poderes
de creación y generación latentes, de todas clases. Su poder de energía
creadora es enorme, según puede sentirlo uno mismo. Pero, a pesar de todo, se
tiene la conciencia de que debe recibir alguna forma de energía, bien del mismo
"yo", inseparable compañero, o bien de algún otro "yo", a
fin de que así pueda producir sus creaciones mentales. Esta conciencia aporta
consigo una realización de la enorme capacidad de trabajo mental y de poder
creador que encierra.
El
estudiante encuentra pronto que no es todo lo que hay en conciencia íntima,
pues ve que existe un algo mental que puede "querer" que el
"mí" obre de acuerdo con cierta línea creadora y que, sin embargo,
permanece aparte, como testigo de esa creación mental. A esta parte de sí mismo
se le da el nombre del "yo". Y puede reposar en su conciencia a
voluntad. Allí se encuentra, no una conciencia de una capacidad de generar y
crear activamente en el sentido del proceso gradual común a las operaciones
mentales, sino más bien de la conciencia de una capacidad de proyectar una
energía del "yo" al "mí": "Querer" que la
creación mental comience y proceda.
También se
experimenta que el "yo" puede permanecer aparte, testigo de las
operaciones o creaciones mentales del "mí". Este doble aspecto existe
en la mente de toda persona, el "yo" representa al Principio
Masculino del género mental, y el "mí" al Principio Femenino. El
"yo" representa el aspecto de Ser; el "mí" el aspecto de
"devenir". Se notará que el principio de correspondencia opera en
este plano lo mismo que en el que se realiza la creación del Universo. Los dos
son parecidos, si bien difieren enormemente de grado. "Como arriba es
abajo, como abajo es arriba".
Estos
aspectos de la mente - los principios masculinos y femeninos - el
"yo" y el "mí" - considerados en relación con los fenómenos
psíquicos y mentales ya conocidos, dan la clave maestra para dilucidar la
operación y manifestación de esas nebulosas regiones de la mente. El principio
del género mental aporta la verdad que se encierra en todo el campo de los
fenómenos de influencia mental.
La tendencia
del principio femenino es siempre la de recibir impresiones, mientras que la
tendencia del masculino es a darlas o a expresarlas. El principio femenino
tiene un campo de acción mucho más variado que el masculino. El principio
femenino conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos, conceptos, ideas,
incluso la obra de la imaginación. El masculino se contenta con el acto de
"querer" en sus varias fases. Sin embargo, sin la ayuda activa de la
voluntad del principio masculino, el femenino puede contentarse con generar
imágenes mentales que son el resultado de impresiones recibidas del exterior,
en vez de producir creaciones mentales originales.
Las personas
que pueden prestar continuada atención a un sujeto emplean activamente ambos
principios mentales: el femenino, en el trabajo activo de la generación mental,
y el masculino en estimular y dar energía a la porción creadora de la mente. La
mayoría apenas hace uso del principio masculino, y se contenta con vivir de
acuerdo con los pensamientos e ideas que se filtran en su "mí" y
provienen del "yo" de otras mentalidades. Pero no es nuestro
propósito detenernos en esta faz del asunto, cosa que puede estudiarse en
cualquier tratado bueno de psicología, con la clave ya indicada sobre el género
mental.
El
estudiante de los fenómenos psíquicos conoce la realidad de los maravillosos
fenómenos clasificados como telepatía, influencia mental, sugestión,
hipnotismo, etc. Muchos han buscado explicación a estas diversas fases de los
fenómenos, siguiendo las teorías de dualidad mental promulgadas por los
diferentes instructores. Y, hasta cierto punto, están en lo cierto, porque,
realmente existe una manifestación clara y definida de dos fases distintas de
actividad mental. Pero si esos estudiantes consideran esa dualidad a la luz de
las enseñanzas herméticas concernientes a la vibración y al género mental,
verían que la clave tan buscada la tienen al alcance de la mano.
En los
fenómenos telepáticos se ve que la energía vibratoria del principio masculino
se proyecta hacia el principio femenino de otra persona, y que esta última
absorbe ese pensamiento y le permite desarrollarlo y madurarlo. En la misma
forma obra la sugestión y el hipnotismo. El principio masculino de una persona
da la sugestión dirigiendo una corriente de energía o poder vibratorio hacia el
principio femenino de otra, y ésta, al aceptarla, la hace suya y piensa en
consecuencia. Una idea así alojada en la mente de otra persona crece y se
desenvuelve, y a su tiempo es considerada como una verdadera creación mental
del individuo, mientras que en realidad no es más que el huevo de un cuco
puesto en el nido del gorrión, pues aquel pájaro pone sus huevos en un nido
ajeno. El proceso normal es que el principio masculino y el femenino de una
persona obren coordinada y armoniosamente conjuntamente. Pero,
desgraciadamente, el principio masculino del hombre corriente es demasiado
inerte y perezoso para obrar y el y el despliegue de poder volitivo es muy
ligero, y, en consecuencia, la mayoría está dirigida por las mentes y
voluntades de los demás a quienes se permite querer y pensar por uno mismo.
Cuántos pensamientos u obras originales hace el hombre corriente? No es la
mayoría de los hombres simple sombra o eco de los que tienen una mente o
voluntad más fuerte que la suya? La perturbación proviene de que el hombre
corriente descansa casi completamente en su conciencia del "mí" y no
comprende que, realmente tiene un "yo". Está polarizado en su principio
femenino mental, y su principio masculino, en el que reside la voluntad, está
inactivo e inerte.
El hombre
fuerte del mundo manifiesta invariablemente el principio masculino de voluntad,
y su fuerza depende materialmente de este hecho. Y en vez de vivir en las
impresiones que le producen otras mentalidades, domina su propia mente,
mediante su voluntad, obteniendo así la clase de imágenes mentales que quiere
y domina y dominando así también las mentes ajenas de la misma manera.
Contémplese
un hombre fuerte y véase como se las arregla para implantar sus gérmenes
mentales en la mente de las masas, obligándolas así a pensar de acuerdo con sus
deseos. Este es el porqué las masas son como rebaños de carneros, que nunca
originan una idea propia ni emplean sus propios poderes y actividades mentales.
La
manifestación del género mental puede notarse en todas partes diariamente. Las
personas magnéticas son las que pueden emplear su principio masculino para
imprimir sus ideas sobre los demás. El actor que hace reír o llorar a la concurrencia
está haciendo uso de este principio. Igualmente sucede con el orador, político,
predicador o cualquier o cualquier otro que atraiga la atención pública. La
influencia peculiar que ejerce un hombre sobre otro es debido a la
manifestación del género mental según las líneas vibratorias ya indicadas. En
este principio está el secreto del magnetismo personal, de la fascinación,
etc., así como también de los fenómenos agrupados bajo el nombre de hipnotismo.
El
estudiante que se ha familiarizado con los fenómenos generalmente denominados
psíquicos habrá descubierto la importante parte que desempeña en los citados
fenómenos esa fuerza que la ciencia llama "sugestión", por cuyo
término se indica el proceso o método por el cual se transfiere una idea o se
imprime sobre la mente de otro, obligando así a la segunda mentalidad a obrar
concordantemente. Una verdadera comprensión de la sugestión es necesaria para
comprender inteligentemente los varios fenómenos psíquicos a que la sugestión
da origen. Pero aun es más necesario el conocimiento de la vibración y del
género mental, porque todo el principio sugestivo depende de estos.
Los
escritores sobre la materia de sugestión dicen que la mente objetiva o
voluntaria es la que hace la impresión mental, o sugestión, sobre la mente
subjetiva o involuntaria. Pero no describen el proceso ni indican alguna
analogía mediante la cual sea más fácil comprender la idea. Si se contempla el
asunto a la luz de las enseñanzas herméticas, se verá que la energización del
principio femenino por la energía vibratoria del masculino está de acuerdo con
las leyes universales de la naturaleza, y el mundo natural ofrece innumerables
analogías que facilitan la comprensión del principio. En realidad, la doctrina
hermética afirma que la misma creación del universo obedece a dicha ley y que
en todas las manifestaciones creadoras sobre los planos espiritual, mental, y
físico, siempre está en operación el principio de género: la expresión de los
principios masculino y femenino. "Como es arriba es abajo, como es abajo
es arriba". Y aun más que esto: cuando se comprende este principio se es
capaz de clasificar inteligentemente de inmediato los variados fenómenos
psicológicos, en vez de quedarse confuso ante ellos. El principio realmente trabaja
en la práctica, porque está basado sobre las leyes universales e inmutables de
la vida.
No
entraremos ahora en una dilucidación detallada de los diversos fenómenos
concernientes a la influencia mental o a la actividad psíquica. Hay muchos
libros, en su mayor parte muy buenos, que se han escrito últimamente sobre el
asunto. Los hechos principales señalados en esas obras son exactos, aunque los
diversos autores tratan de explicarlos por las diferentes teorías de su propia
cosecha. El estudiante puede familiarizarse con estas materias, y utilizando la
doctrina del género mental podrá coordinar convenientemente la masa caótica de
teorías y enseñanzas en conflicto, y podrá, además, adueñarse completamente del
asunto si a ello se sintiera inclinado. El objeto de esta obra no es el de dar
una explicación extensa de los fenómenos psíquicos, sino más bien el de indicar
sencillamente la clave maestra que abre las muchas puertas que conducen al
Templo del Saber, si se desea explorar su interior. Creemos que al examinar las
enseñanzas encerradas en el "Kybalión" es fácil encontrar la
explicación de muchas dificultades que confunden. De nada sirve entrar en
detalles referentes a las muchas características de los fenómenos psíquicos y
mentales si al estudiante le son dados los medios para comprender el asunto que
atrae su atención. Con la ayuda del "Kybalión" se puede entrar en
cualquier biblioteca, pues la antigua luz de Egipto iluminará las páginas
confusas y los problemas obscuros. Este es el verdadero objeto de esta obra. No
venimos a exponer una filosofía nueva, sino a suministrar las bases
fundamentales de la antigua enseñanza universal que esclarece todas las
doctrinas, y que servirá para conciliar todas las teorías, por diferentes u
opuestas que parezcan.
Capitulo XV -
Axiomas Herméticos
"La
posesión del conocimiento, si no va acompañada por una manifestación y
expresión en la práctica y en la obra, es lo mismo que el enterrar metales
preciosos: una cosa vana e inútil. El conocimiento, lo mismo que la fortuna,
deben emplearse. La ley del uso es universal, y el que la vida sufre por
haberse puesto en conflicto con las fuerzas naturales".
Las
enseñanzas herméticas han sido cuidadosamente mantenidas en secreto, en el
corazón de sus afortunados poseedores, por las razones ya expuestas, pero nunca
se pensó en mantenerlas siempre así. La ley del uso está encerrada en dichas
enseñanzas, como puede verse en el párrafo anterior. Si no se emplea y expresa,
el conocimiento es una cosa vana que no puede aportar el menor beneficio a su
poseedor ni a su raza. Guardémonos de toda avaricia mental, y expresemos en la
acción lo que hayamos aprendido. Estúdiense los axiomas y aforismos, pero
practíquenselos también.
Damos a
continuación algunos de los más importantes axiomas herméticos, tomados de
"El Kybalión", con algunos comentarios agregados. Que cada uno los
haga suyos y los practique y emplee, porque nunca serán realmente una posesión
propia hasta que se los haya llevado a la práctica. "Para cambiar vuestra
característica o estado mental, cambiad vuestra vibración".
Uno puede
cambiar sus vibraciones mentales, mediante un esfuerzo de la voluntad, fijando
la atención deliberadamente sobre el estado deseado. La voluntad es la que
dirige a la atención, y ésta es la que cambia la vibración. Cultívese el arte
de estar atento, por medio de la voluntad y se habrá resuelto el problema de
dominar las propias modalidades y estados de la mente. "Para destruir un
grado de vibración no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y
concéntrese a la atención en le polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no
deseable se mata cambiando su polaridad". Esta es una de las más
importantes fórmulas herméticas y está basada sobre verdaderos principios
científicos.
Ya se indicó
que un estado mental y su opuesto eran sencillamente dos polos de una misma
cosa, y que mediante la transmutación mental esa polaridad podía ser invertida.
Los modernos psicólogos conocen ese principio y lo aplican para disolver los
hábitos no deseables, aconsejando a sus discípulos la concentración sobre la
opuesta cualidad. Si uno tiene miedo, es inútil que pierda su tiempo tratando
de matar el miedo, sino que debe cultivar el valor, y entonces el miedo
desaparecerá. Algunos autores han expresado esta idea, ilustrándola con el
ejemplo de una habitación oscura. No hay que perder el tiempo tratando de
arrojar afuera a la oscuridad, sino que es machismo mejor abrir las ventanas y
dejar entrar la luz, y la oscuridad desaparecerá por sí sola.
Para matar
una cualidad negativa es necesario concentrarse sobre el polo positivo de esa
misma cualidad, y las vibraciones cambiarán gradualmente de negativas en
positivas, hasta que finalmente se polarizará en el polo positivo, en vez de
estarlo en el negativo. La inversa es también verdad, porque muchos han
encontrado el dolor por haberse permitido vibrar demasiado constantemente en el
polo negativo de las cosas. Cambiando la polaridad pueden dominarse las
modalidades y estados mentales, rehaciendo toda la disposición propia y construyendo
así el carácter. Mucha parte del dominio que los herméticos avanzados poseen
sobre su mentalidad es debida a la inteligente aplicación de la polaridad, que
es uno de los más importantes aspectos de la transmutación mental. Recuérdese
el axioma hermético, citado anteriormente, que dice:
"La
mente, así como los metales y los elementos, puede transmutarse de grado en
grado, de condición, de polo a polo, de vibración en vibración".
Dominar la
polaridad significa dominar los principios de la transmutación o alquimia
mental; porque, salvo que se adquiera el arte de cambiar la propia polaridad,
no se podrá afectar el ambiente que nos rodea. Si comprendemos ese principio
podemos cambiar nuestra propia polaridad, así como la de los demás, siempre que
dediquemos a ello el tiempo, el cuidado, el estudio y la práctica necesarios
para dominar ese arte. El principio es verdad, pero los resultados que se
obtienen dependen de la persistente paciencia y práctica del estudiante.
"El ritmo puede neutralizarse mediante el arte de la polarización".
Como ya
explicamos en los capítulos anteriores, los herméticos sostienen que el
principio del Ritmo se manifiesta en el Plano Mental, así como en el Plano
Físico, y que la encadenada sucesión de modalidades, sentimientos, emociones y
otros estados mentales, son debida al movimiento oscilante del péndulo mental,
que nos arrastra de un extremo a otro. Los herméticos enseñan además que la ley
de la neutralización nos capacita, en gran extensión, a sobreponernos a la operación
del Ritmo en la conciencia. Como ya hemos explicado, existe un plano de
conciencia superior, así como uno inferior, y el maestro, elevándose
mentalmente al plano superior, hace que la oscilación del péndulo mental se
manifieste en el plano inferior, mientras él permanece en el otro, librando así
su conciencia de la oscilación contraria.
Esta se
efectúa polarizándose en él Yo Superior, elevando así las vibraciones mentales
del Ego sobre el plano de conciencia ordinario. Es lo mismo que levantarse por encima
de una cosa y permitir que ésta pase por debajo. El hermético avanzado se
polariza en el polo positivo de su ser, él YO SOY, más bien que en el polo de
su personalidad, y, rehusando y negando la operación del Ritmo, se eleva sobre
su plano de conciencia, permaneciendo firme en su afirmación de ser, y la
oscilación pasa en el plano inferior, sin cambiar para nada su propia
polaridad. Esto lo realizan todos los individuos que han alcanzado cualquier
grado de dominio propio, comprendan o no la ley. Esas personas rehúsan
sencillamente el dejarse arrastrar por la oscilación, y afirmando resueltamente
su superioridad permanecen polarizados positivamente. El maestro por supuesto,
alcanza un mayor grado de perfeccionamiento porque comprende perfectamente la ley
que está dominando con la ayuda de una ley Superior, y mediante su voluntad
adquiere un grado de equilibrio y firmeza casi imposible de concebir por los
que se dejan llevar de un lado a otro por las oscilaciones de la emotividad.
Recuérdese
siempre, sin embargo, que el principio del Ritmo no puede ser destruido, porque
es indestructible. Sólo es posible sobreponerse a una ley equilibrándola con
otra, manteniéndose así el equilibrio. Las leyes del equilibrio operan tanto en
el plano mental como en el físico, y la comprensión de esas leyes le permiten a
uno sobreponerse a ellas, contrabalanceándolas. "Nada escapa al principio
de causa y efecto, pero hay muchos planos de Causación y uno puede emplear las
leyes del plano superior para dominar a las del inferior".
Comprendiendo
la práctica de la polarización, el hermético se eleva al plano superior de
causación, equilibrando así las leyes de los planos inferiores. Elevándose
sobre el plano de las causas ordinarias se convierte uno, hasta cierto punto,
en una causa, en vez de ser un simple efecto. Pudiendo dominar los sentimientos
y modalidades propias, y neutralizando el ritmo, se puede rehuir gran parte de
las operaciones de la ley de causa y efecto en el plano ordinario. Las masas se
dejan arrastrar, obedeciendo al ambiente que las rodea, a las voluntades y
deseos de algunos hombres más fuertes que ellas, a los efectos de las
tendencias heredades o a las sugestiones u otras causas exteriores, no siendo
más que simples fichas en el tablero de ajedrez de la vida. Elevándose sobre
esas causas, los herméticos avanzados buscan un plano de acción mental
superior, y dominando sus propias cualidades, se crean un nuevo carácter,
cualidades y poderes, mediante los cuales se sobreponen a su ambiente
ordinario, haciéndose así directores en vez de dirigidos. Esos individuos
ayudan a la realización del juego de la vida conscientemente, en vez de dejarse
mover por influencias, poderes o voluntades externas. Emplean el principio de
causa y efecto en vez de dejarse dominar por él. Por supuesto, aun los seres
más elevados están sujetos a este principio según se manifiesta en los planos
superiores, pero en los inferiores son señores y no esclavos. Según dice
"El Kybalión"
"El
sabio sirve en lo superior, pero rige en lo inferior. Obedece a las leyes que
están por encima de él, pero en su propio plano y en las que están por debajo
de él, rige y ordena. Sin embargo. Al hacerlo, forma parte del principio en vez
de oponerse al mismo. El sabio se sumerge en la Ley, y comprendiendo sus
movimientos, opera en ella en vez de ser su ciego esclavo. Semejantemente al
buen nadador, va de aquí para allá, según su propia voluntad, en vez de dejarse
arrastrar como el madero que flota en la corriente. Sin embargo el nadador, el
sabio y el ignorante, están todos sujetos a la ley. Aquél que esto comprenda va
en el buen camino que conduce al Adeptado"
Para
concluir, recordamos nuevamente el axioma hermético que dice que: "La
verdadera transmutación hermética es un arte mental".
En dicho
axioma el hermético indica que el ambiente externo se influencia mediante el
poder de la mente. El Universo, que es totalmente mental, puede ser solamente
dominado mediante la mentalidad.
En esta
verdad se encontrará la explicación de todos los fenómenos y manifestaciones de
los diversos poderes mentales que tanto están atrayendo la atención
actualmente, en pleno siglo XX.
Tras toda la
enseñanza dada por las diversas escuelas o religiones, yace siempre
constantemente el principio de la sustancialidad mental del Universo. Si éste
es mental, en su naturaleza intrínseca, fácilmente se deduce que la
transmutación mental debe modificar y transformar las condiciones y los
fenómenos del Universo, y que la mente debe ser el mayor poder que pueda
afectar sus fenómenos. Si se comprende esta verdad, todos los llamados milagros
y maravillas dejarán de tener punto alguno oscuro, porque la explicación es por
demás clara y sencilla.
"El
todo es mente; el Universo es mental"