jueves, 30 de abril de 2015

CREADOR DEL UNIVERSO: PAN GU - 盘古开天辟地





 
 





Pan Gu · ´creador del universo´ y vencedor del caos original

Muchos son los mitos que envuelven más de 15000 años de cultura china sin embargo los más antiguos todavía siguen vigentes que son los mitos sobre el origen del universo, los orígenes humanos, la creatividad cultural y las guerras tribales.

Una historia que todo padre le ha contado a su niño es que el universo fue creado por Pan Gu conocido como el ´Dios de la Creación´.

El creador del mundo fue Pan Gu el cual se creó así mismo teniendo forma de un huevo de gallina. Según los relatos de la creación las partes de dicho huevo se separaron. Por una parte la yema que simboliza el yin ´sombra u oscuridad´ y por otra parte la clara que viene a ser el yang ´sol o luz´. El ´yin´ y el ´yang´ a su vez representa la Tierra y el Cielo así como también el movimiento de la armonía, del equilibro y del orden cósmico.

Mucho tiempo antes que fuera creado el universo no tenía forma y el cielo y la tierra no existían. No hubo izquierda ni derecha, no hubo arriba ni abajo, ni hubo el este, el sur, el oeste ni el norte. Era como un ´huevo primordial´ redondo en el cual no había luz, ni sonido ni movimiento. En el huevo universal yacía un ser dormido llamado Pan Gu.

En el gran huevo primordial gestaba un grandioso héroe llamado Pan Gu quien precisamente separó el cielo de la tierra. Concebido 18 mil años en el huevo Pan Gu se despertó finalmente de su sueño profundo. Abrió los ojos y sintió una oscuridad además de tanto calor que casi estaba sofocado. Quiso ponerse de pie pero la cáscara de huevo le envolvía fuertemente todo su cuerpo que no podía relajarse ni las manos y los pies. Pan Gu echó a enfadarse, tomó una hacha innata y se esforzó por blandirla. Después sólo se oyó un ruido atronador. El gran huevo se rajó súbitamente.

El puro, liviano y claro qi ´yang´ se levantó y formó el cielo azul. Por otro lado el denso, pesado y turbio qi ´yin´ se hundió y formo la expansiva tierra. Desde entonces el universo tuvo cielo y tierra.

Pan Gu y la creación del mundo · 盘古开天辟地  Pán Gǔ kāi tiān pì dì

 Pan Gu se puso de pie entre el cielo y la tierra. Desde entonces día a día el cielo era más alto y la tierra estaba más abajo y se volvía más pesada y densa. De esta forma Pan Gu se volvió cada vez más alto. Tomó otros dieciocho mil años para que el cielo dejara de subir y la tierra de bajar. Por consiguiente Pan Gu se volvió un gigante para sostener el cielo y la tierra y de esta forma el universo permanecía en un estado perfecto de orden y armonía.

Pan Gu separó el cielo de la tierra y se puso muy alegre. Preocupado de que se volvieran a unir el cielo y la tierra soportaba con la cabeza el cielo y pisaba con los pies la tierra. Lució las habilidades y cambiaba muchísimas veces al día. Creció diariamente 3,3 metros separándose a este mismo ritmo el cielo y la tierra. Pan Gu había llegado a ser un coloso de espíritu indomable y tenía una estatura de 45 mil kilómetros. Transcurridos miles de años el cielo y la tierra se establecieron por fin y no se unirían nunca jamás..  ..permitiendo así el espacio intermedio llamado ´vida´.

Pan Gu se transformaba nueve veces cada día: ya como Dios en el Cielo o Santo en la Tierra. Cada día el cielo se elevaba 3,3 metros y la Tierra se espesaba otro tanto. Así fue durante dieciocho mil años. Entonces el Cielo alcanzó su altitud infinita, la Tierra su profundidad absoluta y Pan Gu su extensión total. Pan Gu había llegado a ser un coloso de espíritu indomable y tenía una estatura de 45 mil kilómetros.

Los seres vivos empezaron con Pan Gu ´el antepasado de los diez mil seres´. No obstante este héroe quien separó el cielo de la tierra estaba muy agotado y no tenía fuerza para soportar a sí mismo. Su gigantesco cuerpo cayó a la tierra estruendosamente.

Sin embargo Pan Gu era el único hombre entre el cielo y la tierra. Su estado emocional podía cambiar el universo. Cuando estaba complacido el cielo se encontraba despejado y cuando estaba enojado el clima era sombrío. Su llanto traería lluvia y su suspiro fuertes vientos. Al pestañear el cielo relampagueaba y si roncaba los truenos rugían.

Viendo que el cielo y la tierra estaban bien formados y establecidos, Pan Gu murió. Su cabeza se convirtió en un gran pico sagrado, sus miembros se convirtieron en montañas, su sangre dio origen a los ríos y los lagos, sus músculos formaron los campos y las tierras fértiles y su piel y pelo se convirtieron en miríadas de plantas, hierbas y vegetales.  Su pelo y la barba se convirtieron en estrellas brillantes. Sus manos y pies dieron principio a los cuatro puntos cardinales y a las montañas altas.

Sus tendones se transformaron en caminos y sus cabellos se transformaron en árboles y otros vegetales. Sus dientes y sus huesos se transmutaron en oro, plata, bronce, hierro, jade y reservas minerales. El aire que él exhaló formó el viento y las nubes y el sonido de su voz llegó a ser el rugido de truenos. Su ojo izquierdo se convirtió en el sol y el ojo derecho se convirtió en la luna, su sudor se transformó en el rocío dulce de la mañana y la nutritiva lluvia. Y por último las pulgas que vivían en su cuerpo se convirtieron en la humanidad. Usando su cuerpo Pan Gu creó un mundo prodigo y hermoso.

La tradición taoísta suele representar a Pan Gu como un ser primitivo velludo que lleva un gran martillo con el cual rompe la roca primigenia o ´huevo primordial´ negro. Hay zonas del sur de China donde el culto a Pan Gu todavía pervive levantándose multitud de templos y pabellones en su honor. Entre esos pueblos es representado como un ser con cuerpo de hombre y cabeza de perro y se le conoce con el nombre de ´rey Pan´. En una de esas leyendas se cuenta que Pan Gu se casó con una princesa como recompensa por traer la cabeza del rey Fang al rey Gao Xin quien había prometido la mano de su hija a quien le trajese la cabeza de su enemigo y fue Pan Gu quien realizó tal empresa. Pero la princesa no quería ser vista con aquel ser con cuerpo de hombre y cabeza de perro y se mudaron a las lejanas montañas del sur de China.

 Al principio de los tiempos, el universo era un huevo. Un día el huevo se rompió. Dos mitades resultaron. La parte superior se hizo bóveda y surgió el Cielo, la parte inferior, ocupada por el barro, formó la Tierra. Del centro del huevo nación P’an Ku que empezó a crecer y a crecer. Crecía más de tres metros por día. Al mismo tiempo el cielo se hacía tres metros más alto y la tierra adquiría tres metros de espesor.

 Pasadas dieciocho mil lunas, P’an Ku murió. El gran gigante, al morir se dividió en cientos de pedazos: El sol y la luna surgieron de sus ojos. Los ríos, las quebradas, los riachuelos y el mar brotaron de su sangre. De su frondoso cabello salieron los árboles. De su sudor, las gotas de lluvia. De su aliento, un golpe de viento. El resonar del trueno salió de su voz.

 ..de sus pulgares salieron los antecesores de la humanidad..

 Fu Xi · ´mensajero celestial´ fue enviado por los dioses a impartir la cultura china

Se dice que llegó a la tierra para enriquecer las habilidades del pueblo chino, mejorar la conciencia de la naturaleza y enseñarle a la gente comportamientos básicos y modos de vida en forma de ´cultura de la vida´

Según la historia china ´los dioses vinieron de los cielos´ para impartir la cultura directamente a los chinos creados por Nu Wa. Los dos seres divinos más conocidos son Fu Xi y Shen Nong quienes fueron enviados a la tierra para enriquecer las habilidades del pueblo chino, mejorar su conciencia de la naturaleza y enseñarle a la gente comportamientos básicos y modos de vida en forma de desarrollar y transmitir una amplia y elevada ´cultura de la vida´.

Durante cierto período los dioses coexistieron con los seres humanos por eso China era llamada la ´tierra divina´. En ese tiempo los chinos pensaron que era muy simple. Buscar comida cuando se tenía hambre y botar lo que quedaba cuando estaban satisfechos. Fu Xi enseñó a los antiguos chinos cómo hacer redes para captar peces y de esta forma la gente mejoró su productividad inmensamente. Fu Xi también enseñó cómo domesticar animales y este fue el origen del ganado. Además Fu Xi trajo el sistema del matrimonio a la sociedad china. Mucho antes de que Fu Xi viniera a la Tierra la gente se unía con familiares cercanos y los niños vivían con su madre sin conocer a su padre. Fu Xi cambió completamente la forma de relacionarse e institucionalizó el sistema del matrimonio y la etiqueta en las bodas.

 Aparte de las enseñanzas arriba mencionadas Fu Xi creó el "Shu Qi" para reemplazar el anterior "conteo Quipu" que contaba objetos con nudos (utilizados en Bolivia, Perú y Ecuador por los anteriores habitantes a los Incas). También estableció las leyes de los humanos y el sistema de gobierno geográfico y nombró oficiales para que estuvieran a cargo de la administración pública y el gobierno. Este ha sido el modelo de referencia para futuras generaciones.

Fu Xi es considerado el fundador de los trigramas por los cuales la gente china entiende los fenómenos celestiales y establece la ´filosofía de obediencia´ a los arreglos de los dioses. En cuanto a esto último la gente en China venera al cielo y a la naturaleza con absoluto respeto porque creen que su cultura fue otorgada por los dioses y manifiesta la adaptación de forma y contenido de la cultura divina.

Según la tradición fue Shen Nong quien enseñó a los chinos cómo hacer implementos para las fincas, reclamar la tierra y cultivar los campos. Con la ´asistencia de los dioses´ la calidad de vida de la antigua gente china se mejoró y fueron capaces de lidiar con la naturaleza y establecer normas básicas de comportamiento humano. Gradualmente la sociedad se transformó hacia una civilización primigenia.

· Fu Xi y el ´Ba Gua´

Los tres emperadores de la antigua China fueron Fu Xi, Shen Nong y el Emperador Amarillo ´Huang Di´..

Fu Xi, emperador legendario que vivió hace unos cinco milenios también era llamado ´Tai Hao´ fue uno de los tres grandes emperadores de la antigua China. Vivió hasta la venerable edad de 175 años y gobernó China durante 116 años. Su fecha de nacimiento y muerte se desconocen.

Fu Xi era experto en la observación y la interpretación de los movimientos del sol, la luna y las constelaciones así como los cambios del clima y las estaciones. No dejó nada fuera de su estudio de la naturaleza incluyendo las montañas, ríos, animales y vegetación.

Los tres emperadores de la antigua China fueron Fu Xi, Shen Nong y el emperador Amarillo (Huang Di). Todas las formas de vida de la tierra las incluyó en sus estudios. Examinó los patrones en el pelaje de los animales y plumas de aves y no pasó nada por alto. En esta pintura del siglo XIII aparece el mítico personaje con los 8 Trigramas dispuestos en círculo según un esquema centrífugo para formar un octógono.

Esos ´ocho trigramas´ originales serían la base de la escritura china cuya invención también se le atribuye a Fu Xi. Sus extensas observaciones y la investigación le permitieron ganar gran prestigio en el mundo que le rodeaba. Analizó y clasificó todo desde el cuerpo humano al entorno cercano de acuerdo a sus características y lo clasificó en ocho construcciones diferentes.

Luego utilizó los ocho símbolos para etiquetarlo todo y creó el “Ba Gua” en su forma de “Ocho Trigramas”. Mediante el estudio del Ba Gua uno puede entender la ´voluntad del Cielo´ y de la ´interrelación´ entre todas las cosas.

En los tiempos antiguos la gente hacía nudos en cuerdas para comunicarse entre sí y guardar cosas de importancia. Fu Xi inventó el sistema de escritura que permitió el mantenimiento de registros y descripciones de todo y de ideas más detalladas y precisas. Esto  mejoró mucho la comunicación y las directivas a los subordinados y fue de gran ayuda para la gente común.

El historiador de la dinastía Song Fan Zuyu dijo que el carácter moral Fu Xi estaba en armonía con el Cielo y la Tierra y que comprendía los mensajes de los dioses.

 Así fue capaz de concebir el ´Ba Gua´ que explica la verdad de toda la materia y la relación armoniosa entre el hombre y su medio ambiente. El sistema de gobierno y los códigos morales se formaron en la época de Fu Xi y se perfeccionaron durante el reinado de Tang Yao. Sin ninguno de los dos la propiedad y la justicia no hubieran sido establecidas y es por ello que los emperadores de China siguieron las enseñanzas de Fu Xi.

· Los ´cinco tonos celestiales´ del universo

La música tradicional china está basada sobre el antiguo sistema pentatónico o ´escala de cinco tonos´. Los cinco tonos son Kung · TI, Shang · ME, Chio · MA, Chih · FU y Yue · AG..

KUNG - Emperador - fa#

SHANG - Ministro - sol#

CHIO – Servicios Públicos - la#

YUE - Población Urbana - re#

CHIH - Población Rural - do#

 Según la teoría de los cinco elementos los tonos están conectados tanto con una miríada de conceptos cosmológicos como con las funciones internas del hombre.

 Los chinos creen que todo tiene una perfecta razón de ser por ejemplo que los seres humanos tengan cinco órganos internos: corazón, hígado, pulmones, riñones y bazo, cinco órganos sensoriales: boca, nariz, ojos, oídos y lengua y cinco dedos en cada mano.

Según la tradición china cualquiera de esos cinco tonos pueden afectar los órganos internos del ser humano y ´actuar como un perfecto mecanismo regulador´.

La música puede incrementar el metabolismo, iniciar cambios de los procesos de pensamiento y regular el corazón. Debido a que cada uno es diferente los órganos internos no son iguales en todas las personas y por eso cada uno percibe la música de diferentes maneras. En base a los cinco tonos básicos uno puede detectar diferentes influencias en el cuerpo humano.

 Por ejemplo las melodías basadas en KUNG son nobles, están relacionadas con la Tierra e influyen en el bazo. Escuchar tal música frecuentemente lo vuelve a uno amable, equilibrado y tolerante. Las melodías SHANG son pesadas como el metal, inflexibles. Esta música influye en los pulmones. Oírla frecuentemente lo hace a uno amistoso, bien intencionado y recto. La música basada en CHIO anuncia la llegada de la primavera y revive toda la vida. Este tipo de música influye en el hígado y escucharla lo pone a uno amable y conciliatorio. La música CHIH es sumamente emocional como el fuego. Influye en el corazón y escucharla lo hace a uno generoso.

Las melodías basadas en YUE son melancólicas como agua que fluye plácidamente. Estas influyen en los riñones y escucharlas nos equilibra tanto mental como emocionalmente como dicen los antiguos dichos chinos: “triste pero no herido” y “contento pero no en exceso”.

Me encuentro fascinado por la profundidad de conocimientos de nuestros ancestros y su contenido extraordinario de sabiduría al escrito presentado para vuestro conocimiento......



 

miércoles, 29 de abril de 2015

LAS 8 PALABRAS DEL ESPIRITU XIN YI











 
 
 
 


..el Arte Interno Taoísta debe profundizar en estas 8 palabras o principios, sintiéndolos y viviéndolos para llegar así a la esencia del significado de la Unión Verdadera además de ser una herramienta más que permita alcanzar una forma de vida natural en paz con el entorno y en plenitud interior, un modo de comportamiento en constante búsqueda de armonía vital que se alcanza con la práctica regular y sostenida como Arte Interior que permite hacer las cosas de la forma clara y correcta y así desarrollar, cultivar y mantener esa armonía existencial en consonancia con toda naturaleza..

..Los principios fundamentales del estilo ´Xin Yi´ se resumen simplemente en las ocho palabras llamadas "el espíritu Xin Yi" que están íntimamente ligadas ya que no puede cultivarse una sin las otras..

    1 - Xiao: piedad, respeto, devoción y obediencia: la enseñanza del  Arte Taoísta exige un ambiente de mutuo respeto entre el maestro/instructor y sus discípulos. el instructor transmite su saber y se esfuerza para que avancen y mejoren, sabe lo que tiene que enseñar y cómo debe hacerlo, cuidando de sus alumnos; éstos deben seguir sus indicaciones con atención y respeto..

    2 - Xin: fe, confianza, fidelidad y lealtad: para avanzar en el camino del Arte Interno hay que tener fe y confianza en uno mismo. Habrá armonía interna al poner fe en lo que se hace. La persona rica en ´Xin´ hace las cosas a conciencia entregada a ello y cuidando los detalles. ´Xin´ alude también a la fidelidad y lealtad, fidelidad al estilo elegido, manteniendo la pureza del estilo, lealtad para conseguir dominar los secretos del arte..

    3 - Jie: pureza, limpieza interior, rectitud, honestidad, sinceridad y sencillez: una persona es lo que piensa. ´Jie´ significa erradicar cualquier impulso agresivo, los malos instintos y la mala voluntad desarrollando una mente limpia, pacífica y benévola. ´Jie´ también alude a la sinceridad y honestidad con uno mismo y con todo el mundo y a la idea de sencillez, modestia y humildad, sentido de la responsabilidad e igualdad de ánimo..

    4 - Zhong: lealtad, entrega y devoción a lo que se pertenece o es propio: hace referencia al cultivo de una activa lealtad o devoción al grupo, a la comunidad, en definitiva al género humano, interés por las grandes causas que afectan a la humanidad, búsqueda del bien común de la sociedad humana con entrega generosa y desinteresada a su servicio con actitud de leal y noble esfuerzo para lograr el mayor bien posible..

    5 - Yi: amistad, camaradería, compañerismo, lealtad a los amigos y compañeros: ´Yi´ es bondad puesta en acción dentro del círculo en que uno se mueve a diario y abarca todo lo que se engloba bajo el concepto de compañerismo. se trata de mantener una actitud directa y abierta con los compañeros y amigos, de darles atención y procurar siempre cumplir con lo acordado, estar cuando nos necesitan y cuidar de los amigos con lealtad..

  6 - Chi: arrepentimiento, vergüenza, reconocimiento y aplicación de la recta conducta: se refiere a algo que hay que evitar o eludir; se debe evitar hacer el mal y si alguna vez se comete un error o se hace algo incorrecto, se debe saber avergonzarse de ello, reconocer el error cometido y procurar rectificarlo. Hay que comportarse siempre con nobleza, dignidad y rectitud..

7- Li: cortesía, amabilidad, delicadeza, buenos modales, finura de trato: se debe ser atento y amable con los demás, tener siempre una palabra grata y reconfortante. Se trata de hacer todo de manera cuidada y ordenada, tratar y ser tratado con consideración. La cortesía es básica para establecer buenas relaciones entre las personas..

8 - Yu: unión, solidaridad, espíritu de cooperación, trabajo en equipo: significa unidad, concordia, colaboración. Se trata de adoptar un ánimo integrador, un temple colaborador y solidario. Trabajando unidos se alcanzan las metas más difíciles, los esfuerzos de espíritu integrador suelen ser nutritivos para todos y servir para el desarrollo de una mayor confianza tanto en el otro como en uno mismo..




 

 

sábado, 25 de abril de 2015

SINDROME DEL TUNEL CARPIANO EN ACUPUNTURA









Está trabajando en su escritorio, intentando ignorar el hormigueo o el entumecimiento que ha sentido por algún tiempo en la mano y la muñeca. De repente, un dolor agudo y punzante se dispara desde la muñeca hasta el brazo. ¿Será solamente un calambre? Lo más probable es que usted tenga síndrome del túnel carpiano.

El túnel carpiano es un paso estrecho de ligamentos y huesos en la base de la mano que contiene nervios y tendones. Algunas veces, el engrosamiento de los tendones irritados u otras estructuras hinchadas estrechan el túnel y causan compresión de los nervios. Los síntomas suelen comenzar gradualmente. A medida que empeoran, sostener objetos puede tornarse difícil. 
 
¿Cuál es la causa del problema? Algunas personas tienen túneles carpianos más pequeños que otras. Otras causas incluyen el trabajo en líneas de ensamblaje, las lesiones en la muñeca o la hinchazón debido a determinadas enfermedades, tales como la artritis reumatoide. Las mujeres son tres veces más propensas a tener síndrome del túnel carpiano que los hombres. 
 
La detección y tratamiento tempranos son importantes para prevenir daño permanente a los nervios. La manera de diagnosticarlo es a través de un examen físico y exámenes específicos de los nervios. El tratamiento incluye reposo de las manos, uso de férulas, medicinas para el dolor y la inflamación, acupuntura y, a veces, cirugía

Diariamente, sea en el trabajo o en casa, realizamos durante mucho tiempo movimientos repetitivos que, aunque a simple vista parece que son leves, con el paso del tiempo y la frecuencia de repetición pueden llegar a causarnos problemas.

El túnel carpiano es un orificio formado por varias estructuras de la zona de la muñeca por donde pasa el nervio mediano. Este espacio suele ser bastante estrecho y cuando hay alguna inflamación de los tendones o ligamentos que forman el túnel carpiano debido a mucha carga de trabajo, una presión continua o un golpe muy fuerte, se produce un rozamiento con el nervio mediano, lo que puede causar la sensación de hormigueo o el dolor tipo eléctrico e incluso la pérdida de fuerza de la mano.

La sintomatología es debida al mal funcionamiento del nervio, puesto que este se encarga de dar sensibilidad y movilidad a gran parte de la mano (una parte de la palma, pulgar, dedos índice, corazón y media parte del dedo anular), por eso cuando existe una afectación del nervio se siente un entumecimiento o se puede llegar a perder fuerza al hacer determinados movimientos, como por ejemplo al cerrar el puño.

Suele afectar más a hombres que a mujeres y en edades comprendidas entre los 30 y 60 años.

Manifestaciones del trastorno

  • Dificultad al coger cosas con la mano.
  • Hormigueo en la palma y en los 4 dedos pulgar, índice, corazón y la mitad del dedo anular.
  • Dolor que se extiende hacia el codo.
  • Dolor tipo punzante o eléctrico en la muñeca.
  • Imposibilidad de coger bolsas (manifestación muy habitual).
  • Problemas con la coordinación de los dedos.
En primer lugar debe acudir a un especialista que evalué la lesión, así como la realización   radiografías, resonancias o TAC.

Existen unas pruebas muy sencillas para determinar si hay compresión en la zona, comprimiendo o agrandando la zona de la muñeca.

La Medicina Tradicional China (MTC) tiene a su disposición muchas herramientas para poder tratar la lesión. Primero se deberá buscar la causa y el origen del trastorno y, una vez planteadas las opciones más validas, se iniciará el tratamiento conjunto entre:

Tui Na (masaje chino, con utilización de aceites de plantas chinas) para ablandar toda las estructuras de la muñeca y sus alrededores, utilizando aceites de frío o de calor dependiendo de cada caso.

Acupuntura, herramienta principal para esta lesión, se insertan agujas por las zonas más dolorosas, así como en puntos específicos de los meridianos, con ellos buscamos calmar el dolor y desinflamar la zona. Se puede acompañar con electroacupuntura.

Fitoterapia China, se puede utilizar de forma tópica con emplastes o bien hacer un alcohol con las plantas y con la técnica de la toalla de fuego hacer que las propiedades de las plantas penetren en el interior.

Con la acupuntura y utilizando las técnicas más indicadas para cada caso, podemos llegar a eliminar la compresión del nervio mediano dependiendo del motivo y/o evitar que las crisis de dolor aparezcan con tanta frecuencia y con menos intensidad y así evitar la cirugía siempre que se pueda.

Recomendaciones

  • Evitar realizar movimientos repetitivos.
  • No coger mucho peso.
  • Evitar hacer movimientos exagerados (no flexionar demasiado la mano).
  • Aplicar calor pasado las 24 horas del inicio del dolor.
 
Referencias

Síndrome del túnel carpiano. [Internet] MedlinePlus. Consultado: 22/01/14. Disponible en: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000433.htm

ZUO YAN FU et AL. (2002) A newly Compiled Practical English-Chinese Library of Traditional Chinese Medicine. Ed. Shanghai Publish House



miércoles, 22 de abril de 2015

LOS TRES TESOROS EN ACUPUNTURA











El concepto de los Tres Tesoros, es una filosofía y un pilar fundamental en la Medicina Tradicional China.

Los Tres Tesoros (三宝, San Bao) están formados por:
  • El Shen (Espíritu) 神
  • El Qi (Energía) 氣
  • El Jing (Esencia) 精
Es muy importante recalcar que los tres son diferentes estados de condensación del Qi.

El Jing es la energía más densa, es lo que podemos ver y palpar, el Qi es la energía que nos mueve, la que nos da fuerza y el Shen es la energía más etérea y sutil.

Para entender aun más el concepto y ver hasta que punto tiene influencia esta idea en la cultura china, el propio carácter tradicional de Qi 氣 está compuesto por dos caracteres simples, por un lado el de Vapor 气 y por otro el de Arroz 米.

El Qi puede ser tan inmaterial como el vapor y a la vez tan sólido y denso como el arroz.

El Jing

El Jing o Esencia, se debe dividir en dos ideas, por un lado abarca todas las sustancias fundamentales de nuestro cuerpo, sangre, sudor, saliva, semen y todo el grupo de líquidos orgánicos; y por otro, hace mención al Jing de Riñón que provienen de la teoría del Cielo anterior y Cielo posterior.

El Cielo anterior es la energía ancestral, nuestro material genético.

El Cielo posterior son las sustancias obtenidas después de la metabolización de los alimentos y del aire, y que sirve para recargar el Jing Anterior.

En clínica, una deficiencia de Jing de Riñón puede causar trastornos óseos, enfermedades reproductivas y relacionadas con la sexualidad, retrasos en el crecimiento o trastornos en la pubertad, por otro lado todas las malformaciones congénitas suponen una insuficiencia de Jing.

El Qi

Como hemos mencionado antes, el Qi es todo y todo es Qi, todas las manifestaciones de la naturaleza son expresiones de energía.

En Medicina Tradicional China se reduce su significado, diferenciándolo un poco del resto de manifestaciones, para poder realizar una práctica clínica más eficiente.

Las manifestaciones del concepto de Qi que más se utilizan en Medicina Tradicional China son:
  • Controlar las funciones de cada órgano
  • La energía que circula por los meridianos
  • Las diferentes capas de energía
  • Los agentes climáticos externos

El Shen

El Shen es la salud espiritual y emocional, se ocupa de una parte de nuestras actitudes y moldea nuestra personalidad, influyendo directamente en nuestra salud física.

Se divide en 5 “almas”, una para cada órgano de la teoría Zang Fu de la Medicina Tradicional China y tienen mucha relación con el estado de cada órgano.

Las manifestaciones clínicas para saber si hay falta de Shen aparecen en forma de enfermedad mental o física, retraso en la comprensión, falta de personalidad, habla incoherente, tez pálida, ojos sin brillo, sequedad en el pelo, siendo el Corazón el principal órgano de regulación.

El Shen es la manifestación del equilibrio con el todo, cuanto mejor estemos mentalmente mejor estaremos físicamente.

La relación entre ellos

Los tres no pueden ser sin la existencia de los otros dos, se necesitan entre ellos, el Shen promueve el Qi, el Qi carga cada día el Jing y el Jing ancla y nutre al Shen.

Desde la Medicina Tradicional China se busca el equilibrio de los Tres Tesoros para asegurar una correcta relación entre ellas y por ende el bienestar físico y mental.


 

 

CONEXION AZTECA - LOS ANUNNAKI

















   Oscar Mercado

Octubre 2011

  
 
 

 
 

"La toma de Teocalli por Cortés y sus tropas"
Emanuel Leutze.
 

Los extraterrestres Annunaki podrían haber estado en contacto con la civilización azteca.
 
Cuando los españoles llegaron a América, no sólo se sorprendieron por la gran cantidad de habitantes que había en el "nuevo mundo" (en ese tiempo América Central), sino también por el desarrollo científico y tecnológico que ciertas culturas autóctonas mostraban.

Imagínese usted como tomaron en Europa la noticia del descubrimiento de una ciudad como Tenochtitlán, al otro lado del mundo, que solo podía ser comparada con la Venecia de los ricos duques renacentistas, o cuál seria la sorpresa de los primeros conquistadores al contemplar las alucinantes pirámides mayas y años después el templo del Coricancha en el Cuzco.

El problema que esto planteó para la más importante institución de la época, la Iglesia Católica, es que según su visión del mundo estos indios no debían estar ahí. La Biblia no decía nada al respecto y los miembros del clero no sabían de donde habían salido estos indígenas y menos aún si eran hijos de Dios.

Hubo entonces una intensa polémica.

Si los nativos habían recibido alguna vez la palabra de Dios y no la habían aceptado eran herejes y merecían castigo, si por el contrario nunca la habían conocido entonces debían ser adoctrinados en la fe.
 
Esta ultima posición, defendida por Bartolomé de las Casas (1484-1566), fue la que predominó aunque en la práctica fuese ignorada por los conquistadores españoles quienes terminaron esclavizando a los indios.

La iglesia tuvo que inventar una serie de historias para explicar la presencia de los nativos de América. Una de ellas fue la de considerar que un descendiente de Noé, cruzó el mundo y vino a poblar esta tierra que fue identificada como la "Ophir" bíblica (según las crónicas de Gregorio García, Cabello de Balboa y Fernando de Montesinos).
 
Pero la más difundida de todas, fue aquella que convirtió a los indios americanos en descendientes de una de las tribus perdidas de Israel que llegó hasta estas tierras huyendo de la conquista Asiria alrededor del año 722 a.C.

 
Ilustración del Codíce Borbónico (Siglo XVI)
donde se explica como se le leía la suerte a los recién nacidos.
 

La historia que inventó la Iglesia Católica tenia algo de cierto pues los mitos de creación de los aztecas, recogidos en lengua náhuatl, son muy similares a algunos mitos de creación bíblicos.

Según los mitos aztecas, Dios primero creó el cielo y la tierra, luego con el barro hizo un hombre y una mujer, como en el génesis bíblico, pero estos no duraron. Luego de muchos esfuerzos, Dios cogió unas cenizas de metal y creó un par de humanos.
 
A partir de ellos se pobló la tierra, así como sucedió con Adán. Pero casi todos estos seres fueron destruidos en un diluvio como el de la Biblia. Unos pocos fueron salvados por un sacerdote, que podría ser Noé, que se sobrevivió flotando en un tronco hueco llevando semillas y animales.

Esta breve comparación parece confirmar las teorías de la Iglesia Católica sobre el origen de los nativos americanos pero existe un detalle que la iglesia no conocía o no quiso considerar.

Hoy en día, cualquier historiador serio sabe que muchas de las historias contadas en el Génesis bíblico fueron inspiradas en los mitos de creación de los sumerios, escritos por lo menos 3,000 años antes que el Antiguo Testamento.

Los rastros son evidentes:
  • el paraíso sumerio es parecido al Edén bíblico con ríos y árboles de frutas
  • el primer hombre es creado de barro como en la Biblia
  • existe una Eva sumeria llamada "la dama de la costilla"
  • un árbol del conocimiento
  • una serpiente como en los relatos del Génesis
  • un Noé que se salvo de un diluvio, y que para los sumerios se llama Ziusudra
Esto son algunas semejanzas notables sobre las que volveremos en detalle en otro artículo.

Vemos pues que los mitos de creación aztecas no fueron inspirados en los mitos del génesis bíblico sino en los mitos de creación sumerios que son mucho más antiguos.

 
"La torre de Babel"
Pieter Bruegel, el viejo.
 

Pero ¿qué otras pistas apuntan en esta dirección o apoyan esta hipótesis?

Los nativos tenían sus propias versiones sobre sus orígenes.

El cronista Diego Durán (1537-1588) en su "Historia de las Indias de Nueva España" refiere una tradición oral que le contaron los nativos.
…aparecieron en ella unos hombres gigantes de deforme estatura y poseyeron esta tierra… no hallando remedio para poder llegar al sol, enamorados de su luz y hermosura, determinaron de edificar una torre tan alta que llegase su cumbre al cielo… y habiéndola subido lo más que pudieron, que dicen parecía llegar al cielo, enojado el Señor de las alturas dijo a los moradores del cielo:
"¿Habéis notado como los de la Tierra han edificado una alta y soberbia torre para subirse acá, enamorados de la luz del sol y de su hermosura? vengan y confundámoslos, porque no es justo que los de la Tierra, viviendo en la carne, se mezclen con nosotros."
Luego en aquel punto salieron los moradores del cielo por las cuatro partes del mundo, así como rayos, y les derribaron el edificio que habían edificado.
Esta historia parece extraída directamente del relato sumerio titulado "Enmerkar y el Señor de Aratta" en el que Enmerkar construye una torre gigante para pedirle a sus dioses que unan a todas las regiones bajo un mismo idioma.
…deja que la gente de Aratta baje para mí las piedras de su Montaña, que construya un gran santuario para mí, que erijan un gran morada para mí... que hagan la gran morada, la morada de los dioses… todo el universo, los bien cuidados, que todos se dirijan a Enlil, juntos en el mismo idioma…
Para Zecharia Sitchin las tablillas de barro sumerias narran la llegada de una raza de extraterrestres llamada los Anunnaki.
 
Esta raza alienígena provenía del planeta Nibiru y llegó a la Tierra hace cientos de miles de años buscando oro. Según Sitchin, los Anunnaki plantaron la semilla de la vida en nuestro planeta, y luego modificaron el ADN de los simios para crear a los hombres como los conocemos ahora. Sus hazañas pasaron de generación en generación por tradición oral y por eso son recordados como dioses en las tradiciones sumerias.
 
Pero no se limitaron sólo al medio oriente, en algún momento se desplazaron hacia América….

¿Era Quetzalcóatl, aquel que les enseño a medir el tiempo a los aztecas, uno de los Anunnaki?

 

Fuentes:
- Diego Durán (1867-1880). Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme
- Gregorio García (1607). Origen de los indios de el Nuevo Mundo e Indias Occidentales
- Zecharia Sitchin. (2007). Crónicas de la Tierra 4 -
Los Reinos Perdidos
- Samuel Noah Kramer. (1968). The Babel of Tongues, a sumerian version - Journal of The American Oriental Society.

 
9 Octubre 2011
 

 
Fray Bernardino de Sahagún,
cronista de la conquista de México
considerado para muchos como el padre de la antropología moderna.
 

El fraile franciscano Bernardino de Sahagún (1499-1590), uno de los cronistas más importantes de la conquista de los aztecas, llegó a México pocos años después de la epopeya de Cortez.
 
Hablaba la lengua local, el náhuatl, y dedicó más de 30 años al estudio de las tradiciones de los indígenas.
 
Su trabajo histórico antropológico titulado "Historia General de las cosas de la Nueva España" o "Codíce Florentino" nunca fue publicado por la corona española pues esta no veía con buenos ojos las investigaciones de Sahagún sobre el mundo indígena considerado pagano para los europeos.

Algunas copias fueron preservadas en la biblioteca del Palacio Real de España y así llegaron hasta nosotros.
 
Ellas constituyen una fuente invalorable para acercarnos a la civilización azteca, respetando el punto de vista de los vencidos. Es decir, preservando sus mitos, creencias y costumbres, tal y como ellos las relataron entonces.

En esa época el dios principal de los aztecas era Quetzalcóatl, representado a veces como una serpiente emplumada, y a veces como un hombre barbudo y con túnica blanca.
 
Era venerado como el que les enseño la escritura, la observación de los astros, y más importante aún como el que les dejó su misterioso calendario.

Para los aztecas, Quetzalcóatl realmente vivió entre ellos en un tiempo pasado. Esta tradición estaba tan enraizada en los indígenas que algunos cronistas españoles lo identificaron como el apóstol Santo Tomás.
 
 
Sahagún aporta detalles interesante
sobre el legado de Quetzalcóatl.
 

El observó que los niños aztecas de ascendencia noble eran entregados a un escuela llamada calmecac, de la cual era patrono Quetzalcóatl.
 
Allí los estudiantes aprendían sobre astronomía, interpretación de los sueños y eran instruidos en como contar los días y los años. En pocas palabras, aprendían a medir el tiempo como Quetzalcóatl le había enseñado a sus ancestros.

¿Qué tan importante fue este legado y qué tiene que ver con los Anunnaki?

El calendario Azteca, que no es simplemente un instrumento de medición del tiempo, divide la historia de la humanidad en 5 eras. El fin de la primera era es provocado por un diluvio, las siguientes tres eras terminan a causa de una catástrofe y en la quinta aparecen los aztecas.

Según la cronología del calendario azteca, el diluvio universal sucedió alrededor del año 11,000 a.C. Sorprendentemente, esta es la misma fecha que los estudios científicos han determinado para el diluvio.

¿Cómo podían saber los aztecas en ese entonces, hace más de 3,000 años, la fecha del diluvio universal?

Si el calendario realmente marca con precisión la época en la que sucedió el diluvio porque no creerle en sus demás afirmaciones.
 
 
El Calendario azteca no sólo es un instrumento de medición del tiempo
sino un registro de la historia de la humanidad.
(Foto por andrellv)
 

Sitchin nos cuenta que según este calendario, en la primera o segunda era existieron unos gigantes de pelo blanco, en la tercera era existió gente de cabello rojo y fue en la cuarta era donde apareció Quetzalcóatl vestido con una túnica blanca y con barba.

Estos son indicios de que quizás la historia de la humanidad es mucho más complicada de lo que creemos.

Al parecer Quetzalcóatl les había transmitido este conocimiento a los aztecas. Pero ¿de dónde lo podría haber obtenido?

Zecharia Sitchin tiene una respuesta convincente. Según sus interpretaciones de las tablillas sumerias Quetzalcóatl es uno de los extraterrestres Anunnaki que decidió expandirse hacia América en su afán por encontrar más oro para proteger la atmosfera del planeta Nibiru.
 
Su nombre es Ningishzida y su padre es Enki, a quien los sumerios inmortalizaron en sus tablillas como el dios sumerio del conocimiento. Ningishzida conocía bien la historia de la Tierra pues su raza llevaba medio millón de años visitándonos de manera continua.

Las investigaciones de Sitchin cuentan que el Anunnaki Enki era un experto en ciencia, ingeniería, arquitectura, y genética y que podría haberle transmitido todo este conocimiento a su hijo Ningishzida quien lo compartió con algunas culturas nativas del continente americano.

 
A la izquierda una representación sumeria de Ningishzida
y a la derecha una representación azteca de Quetzalcóatl.
Las dos deidades son siempre representadas
como una serpiente o con formas de reptil.
 

Según Sitchin, en algún momento alrededor del 3,500 a.C. el Anunnaki Enki y su hijo Ningishzida, en su afán por encontrar más oro, llegaron al otro lado del mundo.
 
El hijo de Enki lideró un grupo formado por hombres africanos y hombres barbudos del medio oriente en una travesía intercontinental hasta el Golfo de México. Llegaron usando las mismas corrientes marinas que los españoles usarían años después.
 
La teoría de Sitchin explicaría todas las coincidencias que hemos revisado en este artículo y algunas más.

Un detalle que refuerza esta teoría es el hecho de que los olmecas, una de las culturas más antiguas de la región, tuvieron una población con rasgos netamente africanos.
 
Las estatuas olmecas son una muestra evidente de esta conexión, y hay varios estudios que corroboran la presencia africana en América mucho tiempo antes de la llegada de los españoles como el del historiador mexicano Vicente Riva Palacio, quien escribió en 1870,
"es indiscutible que en tiempos muy antiguos la raza negra ocupó nuestro territorio".
Estos olmecas con distintivos rasgos africanos serían aquellos que vinieron con el Anunnaki Ningishzida desde el Medio Oriente y África, o en todo caso, sus descendientes.
 
 
Zecharia Stichin
posando al lado de unas cabezas olmeca.
 

La similitud entre las pirámides aztecas, las pirámides egipcias y los mucho más antiguos zigurats sumerios es tan evidente que no es necesario realizar un análisis en detalle.

¿Cómo explicar todo lo antes visto sin un contacto previo entre la civilización sumeria y la azteca cientos de años antes de la llegada de los españoles?

Podemos dudar de las explicaciones que nos da Sitchin, podemos discrepar con él, pero no podemos negar que hay suficiente evidencia para sustentar su hipótesis, o para al menos considerar que la historia que conocemos no es la única.
 
 

Fuentes
  • Bernardino de Sahagun (1892). Historia General de las cosas de la Nueva España
  • Zecharia Sitchin. (2007). Crónicas de la Tierra 4 - Los Reinos Perdidos
  • Samuel Noah Kramer. (1968). The Babel of Tongues, a sumerian version - Journal of The American Oriental Society.


jueves, 16 de abril de 2015

LA CREACION DEL HOMBRE













La serie CRÓNICAS DE LA TIERRA se basa en premisas tales como: que la mitología no es una extravagancia, sino la depositaria de recuerdos ancestrales; que la Biblia debe leerse literalmente como un documento histórico-científico; y que las antiguas civilizaciones (mucho más antiguas y esplendorosas de lo que suele creerse) fueron el producto del conocimiento que trajeron a la Tierra los Anunnaki, es decir, «los que descendieron del Cielo a la Tierra».

Este primer título de la serie, El 12° Planeta, presenta pruebas antiquísimas de la existencia de otro planeta dentro del sistema solar. Se trata del planeta natal de los Anunnaki. De hecho, los datos recientes procedentes de naves espaciales no pilotadas, confirman estas pruebas y ello ha impulsado a los astrónomos a buscar activamente lo que viene denominándose como «el planeta X»

El segundo título de la serie, La Escalera al Cielo sigue el rastro de la inacabada búsqueda de la inmortalidad del hombre hasta llegar a un puerto espacial situado en la Península del Sinaí y las pirámides de Gizé que sirvieron como balizas de aterrizaje refutándose así la teoría según la cual las pirámides fueron obra de faraones humanos. Recientemente el testimonio de quien vio una inscripción falsa del faraón Khufu en el interior de la Gran Pirámide corrobora las conclusiones del libro.

La Guerra De Los Dioses Y Los Hombres narra los hechos acaecidos en los tiempos más cercanos a la actualidad y concluye que el puesto espacial del Sinaí fue destruido hace 4.000 años con misiles nucleares. De hecho, las fotografías de la Tierra tomadas desde el espacio demuestran claramente que se produjo dicha explosión.

Esta gratificante confirmación de audaces conclusiones ha sido todavía más rápida en el cuarto título, Los Reinos Perdidos. En el corto espacio de tiempo comprendido entre la finalización del manuscrito y su publicación, arqueólogos, lingüistas y otros científicos han sustituido la llamada «Teoría de la caminata por los hielos» por la «Teoría de la Costa» para explicar la llegada en barco del hombre a las Américas de modo que todos estos científicos han llegado a coincidir con las mismas conclusiones a las que llega este cuarto título de la serie.
 
Parece que los científicos, «han descubierto -como afirma un doctor de la Universidad de Yale- de repente 2000 años de civilización perdida» de modo que han corroborado las conclusiones de este libro. Los científicos, además, están empezando a relacionar los inicios de esas civilizaciones con los inicios del Viejo Mundo, tal y como se desprende de los textos sumerios y los versos bíblicos.

Confío en que la ciencia moderna seguirá confirmando el conocimiento de los tiempos antiguos.

ZECHARIA SITCHIN
Nueva York, Julio de 1960
 
 



   La afirmación, registrada y transmitida por los sumerios, de que el «Hombre» fue creado por los nefilim, parece entrar en conflicto, a primera vista, tanto con la teoría de la evolución como con los dogmas judeo-cristianos basados en la Biblia.
 
Pero, de hecho, la información contenida en los textos sumerios -y sólo esa información-puede afirmar tanto la validez de la teoría de la evolución como la verdad del relato bíblico, y demostrar que, en realidad, no existe conflicto alguno entre ambas.
 
En la epopeya «Cuando los dioses como hombres», en otros textos concretos y en referencias de pasada, los sumerios describieron al Hombre no sólo como una creación deliberada de los dioses, sino también como un eslabón en la cadena evolutiva que comenzó con los acontecimientos celestes descritos en «La Epopeya de la Creación». Sosteniendo la firme creencia de que la creación del Hombre fue precedida por una era durante la cual sólo los nefilim estaban en la Tierra, los textos sumerios registraron, caso por caso (por ejemplo, el incidente entre Enlil y Ninlil), los acontecimientos que tuvieron lugar «cuando el Hombre aún no había sido creado, cuando Nippur estaba habitado sólo por los dioses». Al mismo tiempo, los textos también describieron la creación de la Tierra y la evolución de la vida de plantas y animales en ella, y lo hicieron en unos términos que se conforman a las actuales teorías evolucionistas.

Los textos sumerios afirman que, cuando llegaron los nefilim a la Tierra, aún no se habían extendido por ésta las artes del cultivo de cereales y frutales, así como la del cuidado del ganado. Del mismo modo, el relato bíblico sitúa la creación del Hombre en el sexto «día» o fase del proceso evolutivo. El Libro del Génesis afirma también que, en un estadio evolutivo anterior:
Ninguna planta de campo abierto había aún sobre la Tierra,
ninguna hierba que es plantada había germinado todavía...
Y el Hombre no estaba todavía allí para trabajar el suelo.
Todos los textos sumerios afirman que los dioses crearon al Hombre para que hiciera el trabajo de ellos. Explicado en boca de Marduk, la epopeya de la Creación da cuenta de la decisión:
Engendraré un Primitivo humilde;
«Hombre» será su nombre.
Crearé un Trabajador Primitivo;
él se hará cargo del servicio de los dioses,
para que ellos puedan estar cómodos.
Los términos que sumerios y acadios utilizaban para designar al «Hombre» hablan a las claras de su estatus y de su propósito: el Hombre era un Mu (primitivo), un Mu amelu (trabajador primitivo), un awilum (obrero). Que el Hombre hubiera sido creado para servir a los dioses no resultaba en absoluto una idea chocante o extraña para los pueblos antiguos. En los tiempos bíblicos, la divinidad era «Señor», «Soberano», «Rey», «Amo». La palabra que, normalmente, se traduce como «culto» era, en realidad, avod (trabajo). El Hombre antiguo y bíblico no daba «culto» a su dios; trabajaba para él.
Pero, en cuanto la deidad bíblica (al igual que los dioses de los relatos sumerios) creó al Hombre, plantó un jardín y puso al Hombre a trabajar en él:
Y el Señor Dios tomó al «Hombre»
y lo puso en el Jardín del Edén
para que lo labrase y cuidase.
Más adelante, la Biblia describe a la Divinidad «paseando por el jardín a la hora de la brisa», ahora que el nuevo ser estaba allí para cuidar del Jardín del Edén. ¿Tan lejos se encuentra esta versión de aquello que dicen los textos sumerios acerca de que los dioses exigieron trabajadores para, así, poder ellos descansar y relajarse?

En las versiones sumerias, la decisión de crear al Hombre se, adoptó en la Asamblea de los dioses. De manera significativa, el libro del Génesis, que, supuestamente, ensalza los logros de una sola Deidad, utiliza el plural Elohim (literalmente «deidadej») para denotar a «Dios», y nos hace un sorprendente "comentario:
Y Elohim dijo:
«Hagamos al Hombre a nuestra imagen,
como semejanza nuestra»"
¿De quiénes está hablando no la singular, sino la plural deidad, y quiénes eran esos «nosotros» en cuya plural imagen y plural semejanza había que hacer al Hombre? El libro del Génesis no nos da la respuesta. Después, cuando Adán y Eva comieron del fruto del Árbol del Conocimiento, Elohim hace una advertencia a los mismos colegas anónimos: «He aquí que el Hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal».

Dado que el relato bíblico de la Creación, al igual que otros relatos de los comienzos en el Génesis, proviene de fuentes sumerias, la respuesta es obvia. Al condensar los muchos dioses en una única Deidad Suprema, el relato bíblico no es más que una versión revisada de los informes sumerios sobre las discusiones en la Asamblea de los Dioses.

El Antiguo Testamento se esfuerza por dejar claro que el Hombre no era un dios ni era de los cielos. «Los Cielos son los Cielos del Señor, a la Humanidad la Tierra Él le ha dado». El nuevo ser fue llamado «el Adán» porque fue creado del adama, de la tierra, del suelo de la Tierra. En otras palabras, el Adán era «el Terrestre».

Careciendo sólo de cierto «conocimiento», así como de un período de vida divino, el Adán fue creado en todos los demás aspectos a imagen (selem) y semejanza (dmut) de su(s) Creador (es). El uso de ambos términos en el texto se hizo para no dejar duda de que el Hombre era similar a (los) Dios(es) tanto en lo físico como en lo emocional, en lo externo y en lo interno.

En todas las antiguas representaciones artísticas de dioses y hombres, la semejanza física es evidente. Aunque la advertencia bíblica en contra de la adoración de imágenes paganas diera pie a la idea de que el Dios hebreo no tenía imagen ni semejanza, el Génesis, al igual que otros informes bíblicos, atestigua todo lo contrario. El Dios de los antiguos hebreos se podía ver cara a cara, se podía luchar con él, se le podía escuchar y hablar; tenía cabeza y pies, manos y dedos, incluso cintura. El Dios bíblico y sus emisarios parecían hombres y actuaban como hombres, porque los hombres fueron creados a semejanza de los dioses y actuaban como los dioses.

Pero en esta cosa tan simple subyace un gran misterio. ¿De qué manera una nueva criatura pudo ser, física, mental y emocionalmente, una réplica virtual de los nefilim? Realmente, ¿cómo fue creado el Hombre?

El mundo occidental hacía tiempo que estaba entregado a la idea de que, creado deliberadamente, el Hombre había sido puesto en la Tierra para someterla y ejercer su dominio sobre todas las demás criaturas. Después, en noviembre de 1859, un naturalista inglés llamado Charles Darwin publicó un tratado llamado On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favou-red Races in the Struggle for Life. Resumiendo cerca de treinta años de investigación, el libro añadía, a los conceptos previos sobre la evolución natural, la idea de una selección natural como consecuencia de la lucha de todas las especies -tanto de plantas como de animales- por la existencia.

El mundo cristiano ya se había llevado un golpe cuando, desde 1788 en adelante, destacados geólogos habían comenzado a expresar su creencia de que la Tierra tenía una gran antigüedad, mucho mayor que la de los más o menos 5.500 años del calendario hebreo. Pero lo explosivo del caso no fue el concepto de evolución como tal; estudiosos anteriores ya habían observado este proceso, y los eruditos griegos del siglo iv a.C. ya habían recopilado datos sobre la evolución de la vida animal y vegetal.

El terrible bombazo de Darwin consistió en la conclusión de que todos los seres vivos -incluido el Hombre- eran producto de la evolución. El Hombre, en contra de la creencia sostenida entonces, no había sido generado espontáneamente.

La reacción inicial de la Iglesia fue violenta. Pero, a medida que los hechos científicos concernientes a la verdadera edad de la Tierra, la evolución, la genética y otros estudios biológicos y antropológicos salían a la luz, las críticas de la Iglesia iban enmudeciendo. Parecía que, al final, las mismísimas palabras del Antiguo Testamento hacían indefendible el relato del Antiguo Testamento; pues, ¿cómo iba a decir un Dios que no tiene cuerpo y que está universalmente solo: «Hagamos al Hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra»"?

Pero, realmente, ¿no somos más que «simios desnudos»? ¿Es que el mono no está más allá de la distancia de un brazo, evolutivamente hablando? ¿Es que la musaraña arborícola es un ser humano que aún no se pone de pie ni ha perdido la cola?

Como ya mostramos al comienzo de este libro, los científicos modernos van a tener que cuestionarse las teorías simples. La evolución puede explicar el curso general de los acontecimientos que han hecho que la vida y las formas de vida se desarrollen en la Tierra, desde la más simple criatura unicelular hasta el Hombre. Pero la evolución no puede dar cuenta de la aparición del Homo sapiens, que tuvo lugar de la noche a la mañana, en los términos de millones de años que la evolución requiere, y sin ninguna evidencia de estadios previos que pudieran indicar un cambio gradual desde el Homo erectus.

El homínido del género Homo es un producto de la evolución. Pero el Homo sapiens es el producto de un acontecimiento repentino, revolucionario. Apareció inexplicablemente hace unos 300.000 años, millones de años demasiado pronto.
Los expertos no tienen explicación para esto. Pero nosotros sí. Los textos sumerios y babilonios sí que la tienen. Y el Antiguo Testamento también.

El Homo sapiens -el Hombre moderno- fue creado por los antiguos dioses.

Afortunadamente, los textos mesopotámicos hacen una clara exposición del momento en que fue creado el Hombre. El relato de las fatigas y el posterior motín de los anunnaki nos dice que. «durante 40 períodos sufrieron el trabajo, día y noche»; los largos años de su duro trabajo los dramatizó el poeta con la repetición de versos.
Durante 10 períodos sufrieron el duro trabajo;
durante 20 períodos sufrieron el duro trabajo;
durante 30 períodos sufrieron el duro trabajo;
durante 40 períodos sufrieron el duro trabajo.
El antiguo texto usa el término ma para decir «período», y la mayoría de los expertos lo han traducido por «año». Pero el término connotaba «algo que se completa y, después, se repite». Para los hombres de la Tierra, un año equivale a una órbita completa de la Tierra alrededor del Sol. Pero, como ya hemos demostrado, la órbita del planeta de los nefilim equivalía a un shar, o 3.600 años terrestres.

Cuarenta shar, o 144.000 años terrestres, después de .su, llegada, fue cuando los anunaki dijeron: «¡Basta!». Si los nefilim llegaron a la Tierra, tal como hemos concluido, hace alrededor de 450.000 años, ¡la creación del Hombre debió tener lugar hace unos 300.000 años!

Los nefilim no crearon a los mamíferos, a los primates o a los homínidos. «El Adán» de la Biblia no era el género Homo, sino el ser que es nuestro antepasado, el primer Homo sapiens. Lo que los nefilim crearon es el Hombre moderno, tal como lo conocemos.

La clave para comprender este hecho crucial se encuentra en el relato en el que despiertan a Enki para informarle que los dioses han decidido formar un adamu, y que su tarea consiste en buscar la forma de hacerlo. A todo esto, responde Enki:
«La criatura cuyo nombre pronunciáis
¡EXISTE!»
y añade: «Sujetad sobre ella» -sobre la criatura que ya existe- «la imagen de los dioses».

Aquí, por tanto, se encuentra la respuesta al enigma: los nefilim no «crearon» al Hombre de la nada; más bien, tomaron una criatura que ya existía y la manipularon para «sujetar sobre ella» la «imagen de los dioses».

El Hombre es el producto de la evolución; pero el Hombre moderno, el Homo sapiens, es el producto de los «dioses». Pues, en algún momento, hace alrededor de 300.000 años, los nefilim cogieron a un hombre-simio (Homo erectus) y le implantaron su propia imagen y semejanza.

No hay ningún conflicto entre la evolución y los relatos de la creación del Hombre de Oriente Próximo. Más bien, se explican y se complementan uno a otro. Pues, sin la creatividad de los nefilim, el hombre moderno se encontraría aún a millones de años de distancia en su árbol evolutivo.

Remontémonos en el tiempo e intentemos visualizar las circunstancias y los acontecimientos, tal como se revelaron.
La gran etapa interglacial, que comenzó hace alrededor de 435.000 años, y su clima cálido hicieron que proliferara el alimento y los animales. También aceleró la aparición y la expansión de un avanzado simio de aspecto humano el Homo erectus.

Cuando los nefilim observaran toda ésta fauna, no sólo verían a los mamíferos predominantes sino también a los primates, entre los cuales estarían esos simios de aspecto humano. Y existe la indudable posibilidad de que algunas de esas bandas de Homo erectus que iban de aquí para allí se sintieran fascinadas y se acercaran a observar los objetos ígneos que se elevaban en el cielo. Incluso es muy posible que los nefilim observaran, encontraran e, incluso, capturaran a algunos de estos interesantes primates.

Que los nefilim y los simios de aspecto humano se conocieron es algo que viene atestiguado por varios textos antiguos. Un relato sumerio, que trata de los tiempos primordiales, afirma:
Cuando la Humanidad fue creada,
no sabían nada sobre comer pan,
i no sabían nada sobre ponerse prendas de vestir;
comían plantas con la boca, como la oveja;
bebían agua de una zanja.
En La Epopeya de Gilgamesh se describe también a este ser «humano» medio animal. Aquí se nos dice el aspecto que tenía Enkidu, el «nacido en las estepas», antes de civilizarse:
Peludo es todo su cuerpo,
dotado en la cabeza con una melena como la de una mujer...
No sabe nada de gente ni de tierra;
su atuendo es como el de uno de los campos verdes;
come hierba con las gacelas; con las bestias salvajes se codea
en el abrevadero;
con las prolíficas criaturas en el agua
su corazón se deleita.
El texto acadio no sólo describe a un hombre de aspecto animal; también habla de un encuentro con tal ser:
Entonces, un cazador, uno que pone trampas,
se puso frente a él en el abrevadero.
Cuando el cazador lo vio,
su cara se quedó inmóvil...
La inquietud tocó su corazón, su rostro se ensombreció,
pues la angustia había entrado en su vientre.
En el cazador había algo más que temor, tras contemplar «al salvaje», a ese «bárbaro de las profundidades de la estepa»; pues ese «salvaje» se entrometía también en los asuntos del cazador:
Él rellenaba los hoyos que yo había cavado,
desmontaba las trampas que yo había puesto;
las bestias y las criaturas de la estepa
había hecho que se me escaparan de entre las manos.
No podemos pedir una descripción mejor de un hombre-simio: un nómada vagabundo peludo que «ni sabe de gente ni de tierra», vestido con hojas, «como uno de los campos verdes», comiendo hierba y viviendo entre animales. Sin embargo, no carece de cierta inteligencia, pues sabe cómo desmontar las trampas y rellenar los hoyos del cazador. En otras palabras, protegía a sus amigos animales, evitaba que fueran capturados por los cazadores alienígenas. Se han encontrado muchos sellos cilíndricos que representan a este hombre-simio peludo entre sus amigos animales. (Fig. 149)
Entonces, ante la necesidad de mano de obra, y resueltos a conseguir un Trabajador Primitivo, los nefilim pensaron en una solución a la medida: domesticar al animal adecuado.

El «animal» estaba disponible, pero el Homo erectus planteaba un problema. Por una parte, era demasiado inteligente y salvaje como para convertirse, así, por las buenas, en una dócil bestia de trabajo. Por otra parte, no se adecuaba realmente al trabajo requerido. Precisaría de algunos cambios físicos. Tenía que ser capaz de agarrar y usar las herramientas de los nefilim, caminar y doblarse como ellos para poder sustituir a los dioses en campos y minas. Tenía que disponer de un «cerebro» mejor -no como el de los dioses, pero sí lo suficientemente bueno como para comprender las palabras, las órdenes y las tareas que se le asignaran. Necesitaba la suficiente inteligencia y comprensión como para ser un obediente y útil amelu -un siervo.

Si, como las evidencias: de la antigüedad y la ciencia moderna parecen confirmar, la vida en la Tierra germinó de la vida en el Duodécimo Planeta, la evolución en la Tierra debió avanzar del mismo modo en que lo hizo en el Duodécimo Planeta. Indudablemente, tuvo que haber mutaciones, variaciones, aceleraciones y retrasos provocados por las diferentes situaciones locales; pero los mismos códigos genéticos, la misma «química de la vida» que se encuentra en todos los seres vivos de la Tierra tuvo que guiar el desarrollo de las formas de vida terrestres en la misma dirección general que siguió en el Duodécimo Planeta.

Al observar las distintas formas de vida de la Tierra, los nefilim y su científico jefe, Ea, no debieron tardar demasiado en darse cuenta de lo que sucedía: durante la colisión celeste, su planeta había inseminado la Tierra con su propia vida. De ahí, que el ser que pretendían convertir en trabajador era, ciertamente, similar a los nefilim, aunque en una forma menos evolucionada.

Lo que necesitaban no era un proceso gradual de domesticación a través de generaciones de cría y selección, sino un proceso rápido que permitiera la «producción masiva» de nuevos trabajadores. Así pues, se le planteó el problema a Ea, que vio la respuesta de inmediato: «imprimir» la imagen de los dioses sobre el ser que ya existía.

El proceso que Ea recomendó para conseguir un avance evolutivo rápido del Homo erectus era, según creemos, la manipulación genética.

Ahora sabemos que el complejo proceso biológico por el cual un organismo vivo se reproduce, creando una progenie que se parece a sus padres, se realiza a través del código genético. Todos los organismos vivos -desde la lombriz hasta el helecho arborescente o el Hombre- disponen, en el interior de cada célula, de una serie de cromosomas, unos cuerpecillos diminutos con forma de vara, que conservan toda la información hereditaria de ese organismo en particular. Cuando la célula masculina (el polen, el esperma) fertiliza la célula femenina, los dos grupos de cromosomas se combinan y, luego, se dividen para formar nuevas células que tienen todas las características hereditarias de las células de los dos progenitores.

En la actualidad, es posible la inseminación artificial, incluso la de un huevo humano femenino. Pero el desafío se encuentra en la fertilización cruzada entre diferentes familias dentro de la misma especie, e, incluso, entre especies diferentes. La ciencia moderna ha hecho un largo camino desde el desarrollo de los primeros cereales híbridos, el cruce de perros de Alaska con lobos o la «creación» de la muía (el apareamiento artificial de una yegua con un burro), hasta la capacidad para manipular la propia reproducción del Hombre.

El proceso llamado clonación (del griego klon -ramita) aplica a los animales el mismo principio que se sigue cuando se corta uno de los tallos de una planta para, con él, reproducir otras plantas similares. Esta técnica, aplicada a los animales, se demostró viable por primera vez en Inglaterra, cuando el Dr. John Gordon sustituyó el núcleo de un huevo fertilizado de rana por el material nuclear de otra célula de la misma rana. La generación de renacuajos normales demostró que el huevo procedía a desarrollar, subdividir y crear progenie sin importar de dónde se obtuviera el grupo de cromosomas a emparejar.
 
Los experimentos del Institute of Society, Ethics and Life Sciences de Hastings-on-Hudson, Nueva York, han demostrado que ya se dispone de las técnicas necesarias para la clonación de seres humanos. En estos momentos, es posible tomar el material nuclear de cualquier célula humana (no necesariamente de los órganos sexuales) e, introduciendo sus 23 pares de cromosomas completos en el óvulo femenino, concebir y dar a luz a una persona «predeterminada». En la concepción normal, los cromosomas del «padre» y de la «madre» se mezclan para, después, dividirse y concluir en los 23 pares de cromosomas, en un proceso de combinaciones fortuitas. Pero, en la clonación, la descendencia es una réplica exacta de un grupo de cromosomas que no se ha dividido. Poseemos ya, según el Dr. W. Gaylin, «el tremendo conocimiento para hacer copias exactas de seres humanos» -un número ilimitado de Hitlers, Mozarts o Einsteins (si hubiéramos preservado sus núcleos celulares).

Pero el arte de la ingeniería genética no se limita a un proceso. Investigadores de muchos países han perfeccionado un proceso llamado «fusión celular» que hace posible fundir células en vez de combinar cromosomas dentro de una única célula. Como resultado de este proceso, células de diferentes procedencias se pueden fundir en una «supercélula», conservando dentro de sí misma los dos núcleos y una doble serie de cromosomas emparejados. Cuando esta célula se divide, la mezcla de núcleos y cromosomas se puede escindir según un modelo diferente al de cada célula antes de la fusión. El resultado puede ser el de dos nuevas células, cada una de ellas genéticamente completa, pero cada una con una nueva serie de códigos genéticos, completamente trastocados con relación a los que había en las células de los progenitores.

Esto significa que las células de lo que, hasta ahora, eran organismos vivos incompatibles -por ejemplo, las de un pollo y las de un ratón- se pueden fundir para formar células nuevas con nuevas mezclas genéticas que producirán animales nuevos, que no serán ni pollos ni ratones, tal como los conocemos. Aun más refinado, el proceso nos puede permitir también la selección de las características o rasgos de una forma de vida que se pretenden impartir a la célula combinada o «fusionada».

Esto está llevando al desarrollo del amplio campo de los «trasplantes genéticos». Ahora es posible extraer de determinadas bacterias un gen específico e introducirlo en una célula animal o humana, dándole a la descendencia una característica añadida.

Deberíamos suponer que los nefilim, que eran capaces de realizar viajes espaciales hace 450.000 años, debían de estar igualmente avanzados en el campo de las ciencias de la vida, si comparamos su situación con la nuestra de hoy en día. También deberíamos suponer que conocían las distintas alternativas por las cuales combinar dos grupos de cromosomas preseleccionados para obtener un resultado genético predeterminado; y que, si los procesos eran similares a la clonación, a la fusión celular, al trasplante genético u otro método desconocido para nosotros todavía, ellos debían conocer estos procesos y podrían llevarlos a cabo no sólo en la probeta del laboratorio, sino también en organismos vivos.

Existe una referencia a estas mezclas de dos fuentes de vida en los textos antiguos. Según Beroso, la deidad Belo (señor) -llamado también Deo (dios)- engendró a varios «Seres espantosos, que fueron generados a partir de un principio doble».

Aparecían hombres con dos alas, algunos con cuatro y dos caras. Tenían un cuerpo, pero dos cabezas, una de hombre, otra de mujer. Del mismo modo, tenían tanto órganos masculinos como femeninos.

Otras figuras humanas se veían con patas y cuernos de cabra. Unos tenían pies de caballo; otros tenían extremidades de caballo detrás, pero por delante tenían forma como de hombres, pareciendo hipocentauros. Del mismo modo, se creaban allí toros con cabeza de hombre; y perros con cuerpos cuádruples, y colas de peces. También caballos con cabeza de perro; hombres también, y otros animales, con cabeza y cuerpo de caballo y cola de pez. En resumen, había criaturas con extremidades de cada una de las especies animales...

De todo esto se conservaron imágenes en el templo de Belo en Babilonia.

Los desconcertantes detalles de este relato pueden conservar una importante verdad. Es bastante probable que, antes de recurrir a la creación de un ser con su propia imagen, los nefilim intentaran resolver el problema con un «sirviente manufacturado», experimentando con otras alternativas, como la creación de un híbrido animal-hombre-simio. Algunas de estas criaturas artificiales quizás sobrevivieron por un tiempo, pero, ciertamente, debieron ser incapaces de reproducirse. Es posible que los enigmáticos hombres-toro y hombres-león (esfinges) que adornaban los templos del Oriente Próximo de la antigüedad no fueran sólo el producto de la imaginación de un artista, sino criaturas reales que salieran de los laboratorios biológicos de los nefilim -experimentos fallidos, conmemorados en el arte y en forma de estatuas.
(Fig. 150)
Los textos sumerios también hablan de seres humanos deformes creados por Enki y la Diosa Madre (Ninhursag) durante el transcurso de sus esfuerzos por dar forma a un Trabajador Primitivo perfecto. En uno de los textos se dice que Ninhursag, cuya tarea era «sujetar sobre la mezcla el molde de los dioses», se emborrachó y «fue a ver a Enki»,
«¿Cuán bueno y cuán malo es el cuerpo del Hombre?
Según me dicta el corazón,
puedo hacer su destino bueno o malo».
Entonces, picaramente, según este texto -pero, probablemente, sin poderlo evitar, como parte del proceso de ensayo-error-, Ninhursag creó a un Hombre que no podía retener la orina, una mujer que no podía tener hijos, un ser que no tenía órganos masculinos ni femeninos. En conjunto, Ninhursag engendró seis seres humanos deformes o deficientes. A Enki se le consideró responsable de la creación imperfecta de un hombre de ojos débiles y manos temblorosas, enfermo del hígado y con deficiencias cardiacas; así como de otro con enfermedades relacionadas con la vejez, etc.

Pero, por fin, se logró el Hombre perfecto -al que Enki llamó Adapa; la Biblia, Adán; y nuestros expertos, Homo sapiens. Este ser era tan similar a los dioses que, en un texto, se llega incluso al punto de decir que la Diosa Madre le dio a su criatura, el Hombre, «una piel como la piel de un dios» -un cuerpo suave y sin pelo, bastante diferente del peludo hombre-simio.

Con este producto final, los nefilim fueron genéticamente compatibles con las hijas del Hombre, y pudieron casarse con ellas y tener hijos de ellas. Pero tal compatibilidad sólo podría darse si el Hombre se hubiera desarrollado a partir de la misma «simiente de vida», como los nefilim. Y, ciertamente, esto es lo que los antiguos textos intentaban decir.
 
El Hombre, tanto en el concepto mesopotámico como en el bíblico, estaba hecho de la mezcla de un elemento divino -la sangre de un dios o la «esencia» de su sangre- y de la «arcilla» de la Tierra. Y la verdad es que el término lulu que se le aplicaba al Hombre, aunque llevando el sentido de «primitivo», significaba literalmente «aquel que ha sido mezclado».
 
Habiéndole pedido que diera forma a un hombre, la Diosa Madre «se lavó las manos, tomó un pellizco de arcilla, lo mezcló en la estepa». (Resulta fascinante observar aquí las precauciones higiénicas que tomó la diosa. «Se lavó las manos.» Nos encontramos también estos procedimientos clínicos en otros textos de la creación.)

El uso de «arcilla» terrestre mezclada con «sangre» divina para crear el prototipo del Hombre está firmemente establecido en los textos mesopotámicos. En uno de ellos, donde se cuenta cómo se le pidió a Enki que «efectuara una gran obra de Sabiduría» -de «saber hacer» científico-, afirma que Enki no tuvo grandes problemas en llevar a cabo la tarea de «elaborar servidores para los dioses». «¡Se Puede hacer!», anunció. Y, después, dio estas instrucciones a la Diosa Madre:
«Mezcla a un corazón la arcilla
del Fundamento de la Tierra,
-justo por encima del Abzu-
y dale la forma de un corazón.
Yo proporcionaré buenos e inteligentes dioses jóvenes
que llevarán esa arcilla hasta el estado adecuado».
El segundo capítulo del Génesis ofrece esta versión técnica:
Y Yahveh, Elohim, formó el Adán
de la arcilla del suelo;
y Él sopló en sus narices el aliento de vida,
y el Adán se convirtió en una Alma viviente.
El término hebreo que se traduce, normalmente, como «alma» es nephesh, ese esquivo «espíritu» que anima a la criatura viva y que parece que la abandone cuando muere. No por casualidad, el Pentateuco (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento) exhorta una y otra vez contra el derramamiento de sangre humana y la ingestión de sangre animal «porque la sangre es el nephesh». La versiones bíblicas de la creación del Hombre equiparan, de este modo, nephesh («espíritu», «alma») y sangre.

El Antiguo Testamento ofrece otra pista sobre el papel de la sangre en la creación del Hombre. El término adama (del cual proviene el nombre de Adán) significa, originalmente, no sólo cualquier tierra o suelo, sino, específicamente, suelo rojo oscuro. Al igual que la palabra acadia homologa adamatu («tierra roja oscura»), el término hebreo adama y el nombre hebreo del color rojo (adom) provienen de las palabras empleadas para designar la sangre: adatnu, dam. Cuando el libro del Génesis nombra al ser creado por Dios «el Adán», emplea un juego de doble significado muy habitual en la lingüística sumeria. «El Adán» podía significar «el de la tierra» (terrestre), «el hecho de suelo rojo oscuro», y «el hecho de sangre».
 
La misma relación entre el elemento esencial de las criaturas vivas y la sangre existe en los relatos mesopotámicos de la creación del Hombre. Esa especie de hospital donde Ea y la Diosa Madre engendraron al Hombre recibía el nombre de Casa de Shimti. La mayoría de los expertos lo traducen como «la casa donde se determinan los destinos». Pero el término Shimti proviene, inequívocamente, del sumerio SHI.IM.TI, que, tomado sílaba a sílaba, significa «respirar-viento-vida». Así pues, Bit Shimti significaría, literalmente, «la casa donde el viento de la vida se insufla», lo cual es, virtualmente, idéntico a la afirmación bíblica.

Lo cierto es que la palabra acadia que se empleó en Meso-potamia para traducir el sumerio SHI.IM.TI fue napishtu -el homólogo exacto del término bíblico nephesh. Y el nephesh o napishtu era un «algo» esquivo en la sangre.

Aunque el Antiguo Testamento no ofrecía demasiadas pistas, los textos mesopotámicos eran bastante explícitos en el tema. No sólo afirmaban que hacía falta sangre para la mezcla de la cual se elaboró el Hombre, sino que también especificaban que tenía que ser la sangre de un dios, sangre divina.

Cuando los dioses decidieron crear al Hombre, su líder anunció: «Sangre amasaré, huesos nacerán». Sugiriendo que la sangre se tomaría de un dios específico, «Que los primitivos se forjen según su [de él] modelo», dijo Ea. Al elegir al dios,
De su [de él] sangre, ellos forjarán a la Humanidad;
imponiéndole el servicio, que libere a los dioses...
Fue un trabajo más allá de la comprensión.
Según el relato épico «Cuando los dioses», los dioses llamaron entonces a la Diosa del Nacimiento (la Diosa Madre, Ninhursag) y le pidieron que realizara el trabajo:
Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente,
que la Diosa del Nacimiento forje una descendencia.
Mientras la Madre de los Dioses esté presente,
que la Diosa del Nacimiento forje un Lulu;
que el trabajador lleve la carga de los dioses.
Que cree un Lulu Amelu,
que él lleve el yugo.
En un antiguo texto babilonio llamado «La Creación del Hombre por la Diosa Madre», los dioses llaman a «La Comadrona de los dioses, la Hábil Mari» y le dicen:
Tú eres el útero-madre,
la que puede crear a la Humanidad.
¡Crea, pues, a Lulu, que lleve él el yugo!
En este punto, el texto de «Cuando los dioses» y otros textos Paralelos se sumergen en una detallada descripción de la creación real del Hombre. Tras aceptar el «empleo», la diosa (llamada aquí NIN.TI -«dama que da vida») estableció unos cuantos requisitos, entre los que había algunos productos químicos («betunes del Abzu»), para usar en la «purificación», y «la arcilla del Abzu».

Fuesen lo que fuesen estos materiales, Ea no tuvo problemas en comprender los requisitos, y, aceptando, le dijo:
«Prepararé un baño purificador,
que un dios sea sangrado...
De su [de él] carne y sangre,
que Ninti mezcle la arcilla».
Pero, para dar forma al hombre a partir de la arcilla mezclada, también era necesaria alguna ayuda femenina, algo relativo al embarazo y al parto. Enki ofreció los servicios de su propia esposa:
Ninki, mi esposa-diosa
será la que afronte el parto.
Siete diosas-del-nacimiento
estarán cerca, para asistir.
Después de mezclar la «sangre» y la «arcilla», la fase de embarazo y parto completaría la dádiva de la «impresión» divina sobre la criatura.
El destino del recién nacido tú pronunciarás;
Ninki fijará sobre él la imagen de los dioses;
y lo que será él es «Hombre».
Algunas representaciones en sellos asirios bien pueden haberse inspirado en estos textos, mostrando a la Diosa Madre (su símbolo era el cortador del cordón umbilical) y a Ea (cuyo símbolo original era el creciente) mientras preparan las mezclas, recitan los ensalmos y se animan el uno al otro a proseguir. (Fig. 151,152)
La implicación de la esposa de Enki, Ninki, en la creación del primer espécimen no defectuoso del Hombre nos recuerda el relato de Adapa, del que ya hablamos en un capítulo anterior:
En aquellos días, en aquellos años,
el Sabio de Eridú, Ea,
lo creó como un modelo de hombres.
Los expertos han conjeturado que las referencias a Adapa como «hijo» de Ea implicaban que el dios amaba a este ser humano hasta el punto de adoptarlo. Pero, en el mismo texto, Anu se refiere a Adapa como «la descendencia humana de Enki». Parece que la implicación de la esposa de Enki en el proceso de creación de Adapa, el «Adán modelo», generó algún tipo de relación genealógica entre el nuevo Hombre y su dios: ¡pero era Ninki la que estaba embarazada de Adapa!
Ninti bendijo al nuevo ser y se lo presentó a Ea. Algunos sellos muestran a la diosa, flanqueada por el Árbol de la Vida y matraces de laboratorio, sosteniendo al ser recién nacido. (Fig. 153)
El ser así engendrado, al cual se refieren una y otra vez en los textos mesopotámicos como un «Hombre modelo» o un «molde», era, al parecer, la criatura adecuada, pues los dioses comenzaron entonces a exigir duplicados. Sin embargo, este detalle, que parece no tener importancia, no sólo arroja luz sobre el proceso mediante el cual se «creó» a la Humanidad, sino también sobre la información, de otro modo conflictiva, que aparece en la Biblia.

Según el primer capítulo del Génesis:
Elohim creó el Adán a Su imagen-
a la imagen de Elohim Él lo creó.
Macho y hembra Él los creó.
El capítulo 5, al cual se le llama el Libro de las Genealogías de Adán, afirma que:
El día en que Elohim creó a Adán,
a semejanza de Elohim Él lo hizo.
Macho y hembra Él los creó,
y los bendijo, y los llamó «Adán»
en el mismo día de su creación.
En la misma frase, se nos dice que la Deidad creó, a su imagen y semejanza, sólo un único ser, «el Adán», y luego se nos dice, en aparente contradicción, que ambos, macho y hembra, fueron creados simultáneamente. Y las contradicciones parecen agudizarse más en el segundo capítulo del Génesis, que es el que, concretamente, nos cuenta que Adán estuvo solo por un tiempo, hasta que la Deidad lo hizo dormir y elaboró una Mujer a partir de su costilla.

Esta contradicción, que ha confundido a eruditos y teólogos a lo largo de siglos, desaparece en el momento en que nos damos cuenta de que los textos bíblicos eran una condensación de las fuentes originales sumerias. Estas fuentes nos informan de que, después de intentar forjar un Trabajador Primitivo «mezclando» homínidos con animales, los dioses llegaron a la conclusión de que la única mezcla que funcionaría sería la de los homínidos con los mismos nefilim. Después de varios intentos infructuosos, se hizo un «modelo» -Adapa/Adán. Al principio, sólo había un Adán.

En el momento en que Adapa/Adán demostró ser la criatura adecuada, se le utilizó como modelo genético o «molde» para la creación de duplicados, y aquellos duplicados no eran sólo machos, sino machos y hembras. Corno ya dijimos, la «costilla» bíblica de la cual se forjó la Mujer era un juego de palabras sobre el término sumerio T| («costilla» y «vida») -confirmando que Eva fue hecha a partir de la «esencia vital» de Adán.

Los textos mesopotámicos nos proporcionan el informe de un testigo ocular acerca de la primera producción de los duplicados de Adán.

Se siguieron las instrucciones de Enki. En la Casa de Shimti -donde el aliento de la vida «se insuflaba»-, Enki, la Diosa Madre y catorce diosas del nacimiento se reunieron. Se obtuvo la «esencia» de un dios, se preparó el «baño purificador». «Ea limpió la arcilla en presencia de ella; él siguió recitando el ensalmo».
El dios que purifica el Napishtu, Ea, habló en voz alta.
Sentado delante de ella, él le daba indicaciones a ella.
Después de recitar su ensalmo,
ella quitó la mano de la arcilla.
Y ahora nos ponemos al tanto del detallado proceso de creación en masa del Hombre. Con catorce diosas del nacimiento presentes,
Ninti pellizcó catorce trozos de arcilla;
depositó siete a la derecha,
depositó siete a la izquierda.
Entre ellos puso el molde.
... el vello ella...
... el cortador del cordón umbilical.
Es evidente que las diosas del nacimiento se dividieron en dos grupos. «El Sabio y erudito, a dos veces siete diosas del nacimiento había reunido», sigue explicando el texto. En sus úteros la Diosa Madre depositó la «arcilla mezclada». Hay atisbos de una intervención quirúrgica -la eliminación o afeitado del vello, la preparación de un instrumento quirúrgico, un cortador. Ahora, no había más que esperar:
Las diosas del nacimiento se mantuvieron juntas.
Ninti se sentó a contar los meses.
El fatídico 10° mes se acercaba;
el 10° mes llegó;
el período para que se abriera el útero había transcurrido.
El rostro de ella irradiaba comprensión:
se cubrió la cabeza, llevó a cabo la obstetricia.
Se ciñó la cintura, pronunció la bendición.
Ella sacó una forma; en el molde había vida.
Parece ser que el drama de la creación del Hombre se compuso con un nacimiento posterior. La «mezcla» de «arcilla» y «sangre» se utilizó para provocar sendos embarazos en catorce diosas del nacimiento. Pero pasaron los nueve meses y el décimo mes comenzó. «El período para que se abriera el útero había transcurrido». Comprendiendo lo que había que hacer, la Diosa Madre «llevó a cabo la obstetricia». En un texto paralelo (a pesar de estar fragmentado) se ve con más claridad que la Diosa Madre tuvo que recurrir a algún tipo de operación quirúrgica:
Ninti... cuenta los meses...
Al destinado 10° mes llamaron;
la Dama Cuya Mano Abre llegó.
Con el... ella abrió el útero.
Su rostro brilló de alegría.
Su cabeza fue cubierta;
... hizo una abertura;
lo que estaba en el útero salió.
Abrumada de alegría, la Diosa Madre dejó escapar un grito.
«¡Yo he creado!
¡Mis manos lo han hecho!»
¿Cómo se logró la creación del Hombre?

En el texto de «Cuando los dioses» hay un pasaje cuyo objetivo era explicar por qué la «sangre» de un dios tenía que mezclarse con la «arcilla». El «divino» elemento requerido no era la goteante sangre de un dios, sino algo más básico y duradero. El dios que fue seleccionado, nos cuentan, tenía TE.E.MA -un término que las destacadas autoridades sobre este texto (W. G. Lambert y A. R. Millard de la Universidad de Oxford) traducen como «personalidad». Pero el término antiguo es mucho más específico, pues significa, literalmente, «aquello que alberga eso que ata la memoria». Y, lo que es más, el mismo término aparece en la versión acadia como etemu, que se traduce como «espíritu».

En ambos casos, se trata de «algo» en la sangre del dios que era el repositorio de su individualidad. Tenemos la certidumbre de que todo esto no eran más que distintas maneras de decir que lo que buscaba Ea, cuando sometió la sangre del dios a una serie de «baños purifica-dores», eran los genes del dios.

También se nos explica el propósito de la mezcla del elemento divino con el terrestre:
En la arcilla, el dios y el Hombre se atarán,
a la unidad llevados juntos;
de manera que, hasta el final de los días,
la Carne y el Alma
que en un dios ha madurado-
esa Alma en un parentesco de sangre está atada;
como su Señal la vida proclamará.
De manera que esto no se olvide,
que el «Alma» en un parentesco de sangre está atada.
Son palabras mayores, pero poco comprendidas por los estudiosos. El texto afirma que la sangre del dios se mezcló en la arcilla de manera que ató al dios y al Hombre genéticamente «hasta el final de los días», de modo que la carne («imagen») y el alma («semejanza») de los dioses quedaría impresa sobre el Hombre en un parentesco de sangre que nunca se podrá romper.

«La Epopeya de Gilgamesh» dice que, cuando los dioses decidieron crear un doble para el en parte divino Gilgamesh, la Diosa Madre mezcló «arcilla» con la «esencia» del dios Ninurta. Más tarde, en el texto, la mítica fuerza de Enkidu se atribuye a que tiene en él la «esencia de Anu», un elemento que adquirió a través de Ninurta, nieto de Anu.

La palabra acadia kisir se refiere a una «esencia», una «concentración» que poseían los dioses de los cielos. E. Ebeling resumió sus esfuerzos por comprender el significado exacto de kisir afirmando que como «esencia, o algún otro matiz del término, podía aplicarse bien a las deidades, así como a los proyectiles del Cielo». E. A. Speiser se mostró de acuerdo con que la palabra implicaba también «algo que bajó del Cielo», y dijo que llevaba una connotación «como si estuviese indicado utilizar el término en contextos relacionados con la medicina».

Volvemos a una simple y única palabra en la traducción: gen.

Las evidencias de los textos antiguos, tanto mesopotamicos como bíblicos, sugieren que el proceso adoptado para mezclar las dos series de genes -los de un dios y los del Homo erectus- implicaba el uso de genes masculinos como elemento divino y de genes femeninos como elemento terrestre.

Después de repetir una vez más que la Deidad creó a Adán a su imagen y semejanza, el Libro del Génesis relata después el nacimiento de Set, el hijo de Adán, con las siguientes palabras:
Y Adán vivió ciento treinta años,
y tuvo un descendiente
a su semejanza y según su imagen;
y le puso por nombre Set.
La terminología es idéntica a la usada para describir la creación de Adán por la Deidad. Pero Set fue, ciertamente, hijo de Adán según un proceso biológico -la fertilización de un huevo femenino con el esperma masculino de Adán, con la consiguiente concepción, embarazo y parto. Una terminología idéntica habla de un proceso idéntico, y la única conclusión plausible es que también Adán fuera engendrado por la Deidad a través del proceso de fertilización de un huevo femenino con el esperma de un dios.

Si la «arcilla», en la cual se mezcló el elemento divino, era un elemento terrestre -como todos los textos dicen-, entonces, la única conclusión posible es que el esperma masculino de un dios -su mate-rial genético- ¡se insertó en el ovulo de una mujer simio!

El termino acadio para la «arcilla» -o, más bien, «arcilla de moldear»- es tit. Pero su ortografía original era TI.IT («aquello que está con vida»). En hebreo, tit significa «barro»; pero su sinónimo es be, que comparte raíz con bia («pantano») y bea («huevo»).

La historia de la Creación está repleta de juegos de palabras. Ya hemos visto el doble y el triple significado de Adán-adama-adamtu-dam. El epíteto para la Diosa Madre, NIN.TI, que significa tanto «dama de la vida» como «dama de la costilla». ¿Por qué no, entonces, bo-bia-bea («arcilla-barro-huevo») como un juego de palabras para el óvulo femenino?

El óvulo de una hembra de Horno erectus, fertilizado con los genes de un dios, se implantó posteriormente en el útero de la esposa de Ea; y, después de obtenido el «modelo», se implantaron duplicados de esto en los úteros de las diosas del nacimiento, para someterse al proceso de embarazo y parto.
El Sabio y erudito,
a dos veces siete diosas del nacimiento había reunido;
siete engendraron varones,
siete engendraron hembras.
La Diosa del Nacimiento engendró
el Viento del Aliento de Vida.
En pares fueron completados,
en pares fueron completados en presencia de ella.
Las criaturas eran Personas-
Criaturas de la Diosa Madre.
El Homo sapiens había sido creado.

Las leyendas y los mitos antiguos, la información bíblica y la ciencia moderna también son compatibles en un aspecto más. Al igual que los descubrimientos de los antropólogos modernos -de que el Hombre evolucionó y emergió en el sudeste de África-, los texto-s mesopotamicos sugieren que la creación del Hombre tuvo lugar en el Apsu- en el Mundo Inferior, donde se encontraba el País de las Minas. Junto con Adapa, el «modelo» del Hombre, algunos textos mencionan a la «sagrada Amama, la mujer de la Tierra», cuya morada estaba en el Apsu.

En el texto de «La Creación del Hombre», Enki le da las siguientes instrucciones a la Diosa Madre: «Mezcla a un corazón la arcilla del Fundamento de la Tierra, justo por encima del Abzu». En un himno a las creaciones de Ea, que «el Apsu modeló como su morada», se dice:
El divino Ea en el Apsu
tomó un pellizco de arcilla,
creó a Kulla para restaurar los templos.
El himno prosigue haciendo una relación de los especialistas en la construcción, así como de los encargados de «los abundantes productos de la montaña y el mar» que fueron creados por Ea -todos, se infiere, a partir de trozos de «arcilla» pellizcadas en el Abzu- el País de las Minas, en el Mundo Inferior.

Los textos dejan suficientemente claro que, aunque Ea construyó una casa de ladrillo junto al agua en Eridú, en el Abzu construyó una casa adornada con plata y piedras preciosas. Fue allí donde su criatura, el Hombre, tuvo su origen:
El Señor del AB.ZU, el rey Enki...
construyó su casa de plata y lapislázuli;
de plata y lapislázuli, como luz centelleante,
el Padre forjó convenientemente en el AB.ZU.
Las Criaturas de semblante brillante,
surgiendo del AB.ZU,
puso en pie por todas partes el Señor Nudimmud.
Uno puede llegar a la conclusión, a partir de los distintos textos, de que la creación del Hombre provocó una escisión entre los dioses. Parece que, al menos al principio, los nuevos Trabajadores Primitivos se restringieron al País de las Minas. Como consecuencia de ello, a los anunnaki que estaban trabajando duramente en la misma Sumer se les negaron los beneficios de la nueva mano de obra. Un desconcertante texto al que estudiosos llaman «El Mito de la Piqueta» es, de hecho, la crónica de los acontecimientos por los cuales los anunnaki que estaban en Sumer bajo el mando de Enlil consiguieron su justa parte de Gente de Cabeza Negra.

Intentando restablecer «el orden normal», Enlil tomó una decisión extrema: la de cortar los contactos entre el «Cielo» (el Duodécimo Planeta o las naves espaciales) y la Tierra, y lanzó una acción drástica contra el lugar «donde la carne brotaba».
El Señor,
lo que es apropiado hizo que sucediera.
El Señor Enlil,
cuyas decisiones eran inalterables,
verdaderamente se apresuró a separar el Cielo de la Tierra
para que los Creados pudieran salir;
verdaderamente se apresuró a separar la Tierra del Cielo.
En el «Enlace Cielo-Tierra» hizo un corte,
para que los Creados pudieran subir
desde el Lugar-Donde-Carne-Brotaba.
Contra el «País de la Piqueta y la Cesta», Enlil forjó un arma maravillosa llamada AL.A.NI («hacha que genera poder»). Esta arma tenía un «diente» que, «como un buey de un solo cuerno», podía atacar y destruir grandes murallas. Según las descripciones, debió ser una especie de taladradora gigante, montada sobre una especie de buldózer, que aplastaba todo lo que se le ponía por delante:
La casa que se rebela contra el Señor,
la casa que no se somete al Señor,
el AL.A.NI la hace someterse al Señor.
Del mal..., las cabezas de sus plantas aplasta;
arranca hasta la raíz, rompe hasta la cúspide.
Armando su artefacto con un «rasgador de tierra», Enlil lanzó su ataque:
El Señor hizo sacar el AL.A.NI, le dio sus órdenes.
Puso el Rasgador de Tierra como corona en la cabeza,
y lo metió en el Lugar-Donde-Carne-Brotaba.
En el agujero estaba la cabeza de un hombre;
desde el suelo, la gente se abría paso hacia Enlil.
Él miró a sus Cabezas Negras con aspecto resuelto.
Agradecidos, los anunnaki hicieron sus solicitudes ante la llegada de los Trabajadores Primitivos y no perdieron tiempo en ponerlos a trabajar:
Los Anunnaki subieron hacia él,
levantaron las manos recibiéndolo,
aplacaron el corazón de Enlil con oraciones.
Cabezas Negras le pedían.
A las personas de Cabeza Negra,
les hicieron coger la piqueta.
Del mismo modo, el Libro del Génesis transmite la información de que «el Adán» fue creado en algún lugar al oeste de Mesopotamia para, después, ser llevado al este, a Mesopotamia, para trabajar en el jardín del Edén:
Y la Deidad Yahveh
plantó un huerto en Edén, en el este...
y tomó al Adán
y lo puso en el Jardín del Edén
para que lo trabajara y lo cuidara.




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